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💛 ABRIL - PRIMER ENCUENTRO 💛

Abril es la tipo de novia que...

Su primer encuentro seria algo así...

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April O'Neil no estaba segura de lo que había visto la primera vez que las Tortugas le revelaron su existencia. Tortugas mutantes gigantes, criadas en las alcantarillas de Nueva York, entrenadas como ninjas... era demasiado surrealista. Pero después de lo que había vivido con ellas, ya no le sorprendía nada. Sin embargo, lo que no esperaba era encontrarse con alguien más en esa peculiar familia.

La primera vez que April entró al escondite subterráneo de las Tortugas, se encontró con algo que la dejó sin palabras. En una esquina del lugar, sentada con una computadora en el regazo y unas gafas puestas, estaba T/N. Parecía completamente normal, lo que contrastaba con el extraño entorno que la rodeaba.

April arqueó una ceja, mirando a Leonardo, quien la estaba guiando por el lugar.

¿Y ella quién es? —preguntó, intrigada.

Leonardo sonrió bajo su máscara. —Ah, ella es T/N. Es como nuestra hermana adoptiva. Splinter la encontró cuando era pequeña, y ha estado con nosotros desde entonces. Es una de los nuestros.

April se acercó a T/N con curiosidad, mientras ella alzaba la vista de su computadora.

Oh, hola, ¿tú eres April? —dijo T/N, sonriendo ampliamente, como si no fuera nada fuera de lo común conocer a una reportera en una guarida subterránea.

April asintió lentamente, aún asimilando la situación. —Sí... tú debes ser... ¿la hermana adoptiva de las Tortugas? —preguntó con una mezcla de sorpresa y diversión.

T/N soltó una pequeña risa y cerró su computadora. —Es complicado, pero sí, algo así. Splinter me acogió cuando era muy joven. Desde entonces, he sido parte de esta loca familia. —Su tono era ligero, pero había una calidez genuina en sus palabras.

¿Cómo es que nunca había escuchado de ti? —preguntó April, cruzándose de brazos, observando cómo las Tortugas seguían entrenando al fondo del escondite.

Bueno, soy más de mantenerme en las sombras —dijo T/N, encogiéndose de hombros—. No soy como ellos en cuanto a habilidades físicas, pero ayudo de otras formas. Tech, inteligencia... cosas de nerd. —Hizo una pausa y luego añadió con una sonrisa—. Pero también sé cómo patear traseros si hace falta.

April no pudo evitar sonreír ante eso. Había algo en la forma en que T/N hablaba, en su actitud relajada y segura, que la hacía sentir inmediatamente conectada con ella. Se notaba que, a pesar de no tener la misma formación de ninja, T/N era igual de valiente.

Bueno, me alegra que no esté sola en esto. Aunque, admito, aún me cuesta procesar todo lo que está pasando —confesó April, soltando una risa nerviosa.

Créeme, yo estuve en tu lugar. Cuesta acostumbrarse al principio, pero después de un tiempo, te das cuenta de que son una familia increíble. Diferente, pero increíble —respondió T/N con una sonrisa tranquilizadora.

En ese momento, Michelangelo, que había estado observando la interacción desde lejos, se acercó rápidamente, poniendo un brazo alrededor de ambas.

¡Hey, chicas! ¡No me digan que están conspirando contra mí! —bromeó, haciendo que ambas soltaran una carcajada.

April miró a T/N, y en ese momento supo que, al igual que con las Tortugas, había encontrado una aliada en ella.

April O'Neil había visto muchas cosas extrañas desde que se cruzó con las Tortugas Ninja. Mutantes, tecnología alienígena, batallas épicas en las alcantarillas... pero nada la había preparado para la sorpresa que le esperaba esa tarde.

Había llegado al escondite bajo la ciudad para entrenar con Splinter, como solía hacer desde que las Tortugas la rescataron de los Kraang. Pero cuando entró en el dojo, se detuvo en seco. Frente a ella, de pie con una postura serena, estaba una chica que jamás había visto. Sus movimientos eran elegantes y precisos, mientras practicaba con un bō similar al de Donatello.

April frunció el ceño, confundida. ¿Quién era ella?

Splinter, que estaba sentado observando el entrenamiento, la notó y sonrió suavemente. —April, hay alguien a quien quiero que conozcas. Esta es T/N, mi hija.

April abrió los ojos con sorpresa. —¿Tu hija?

T/N bajó su arma y se volvió hacia April con una sonrisa cálida. —Hola, April. Mi padre me ha hablado mucho de ti.

La joven aún estaba procesando lo que acababa de escuchar. No tenía idea de que Splinter tenía una hija. Aunque, al pensarlo bien, si él había criado a las Tortugas, no parecía tan descabellado.

Espera, ¿Cómo es que no te había visto antes? —preguntó April, aún incrédula.

T/N se encogió de hombros ligeramente. —He estado entrenando por mi cuenta, explorando otras partes de la ciudad, pero siempre regreso aquí para estar con mi familia. Papá quería mantenerme segura y fuera de la vista... por un tiempo. —Le dirigió una mirada cómplice a Splinter, quien asintió en silencio.

April se sintió un poco desconcertada, pero al mismo tiempo, intrigada. Había algo en la forma en que T/N se movía y hablaba, una mezcla de disciplina y suavidad que le recordaba a Splinter. Y sin embargo, también parecía más relajada, más abierta que las Tortugas, quizás por haber vivido en un mundo menos oculto.

Es un placer conocerte. No sabía que Splinter tenía una hija —dijo April, sonriendo finalmente.

T/N se río suavemente. —No te culpo, papá puede ser muy reservado cuando quiere.

En ese momento, Michelangelo apareció corriendo desde el pasillo, deslizándose dramáticamente entre ellas. —¡Chicas, chicas! ¡No pueden estar charlando sin mí! —exclamó con una gran sonrisa, antes de inclinarse hacia April y susurrar exageradamente—. ¿Sabías que T/N es como la versión femenina más genial de Splinter?

April soltó una carcajada ante el comentario de Mikey. A pesar de lo extraño que había sido conocer a la hija de Splinter de la nada, se sentía inmediatamente bienvenida en su presencia. Era como si T/N hubiera estado ahí todo el tiempo, siendo parte de la familia, solo que escondida en las sombras, protegiéndose al igual que ellos.

Bueno, creo que encajarás perfectamente en este grupo de locos —bromeó April, con una sonrisa más relajada ahora.

T/N sonrió y miró a Mikey, quien ya estaba haciendo alguna tontería en el fondo. —Sí, creo que me las arreglaré.

April O'Neil no podía sacarse de la cabeza las aventuras que había tenido recientemente con las Tortugas. Tras las épicas batallas y el descubrimiento de un mundo subterráneo lleno de mutantes, regresar a la escuela se sentía irreal. Mientras se movía por los pasillos con su cámara colgando del cuello, apenas escuchaba las voces y risas de los demás estudiantes a su alrededor. Estaba perdida en sus propios pensamientos, hasta que chocó de frente con alguien.

¡Oh! Lo siento, no te vi —dijo April, mientras levantaba la vista.

Frente a ella estaba una chica de su misma edad, con el pelo recogido en una coleta y una mochila de aspecto gastado. La chica sonrió de forma amigable.

Tranquila, no fue nada. Me pasa todo el tiempo. Soy T/N, por cierto. —T/N le tendió la mano, mostrando un aire relajado y simpático.

April se la estrechó con una sonrisa. —April. ¿Eres nueva aquí? Nunca te había visto antes.

—Sí, me mudé hace poco con mi familia... bueno, con mis hermanos. Las cosas han sido un poco caóticas, pero ya me estoy acostumbrando. ¿Tú eres la chica que siempre está grabando, verdad?

April asintió, sin poder evitar sonreír. —Así es. Periodismo, aventuras, ya sabes. —Hizo un gesto con su cámara—. Siempre buscando la próxima gran historia.

Eso suena genial. Yo también soy fan de lo inesperado —respondió T/N, caminando junto a ella mientras hablaban.

Durante el resto del día, se volvieron a encontrar en varias clases. La conexión entre ambas fue instantánea; T/N era alguien despreocupada, pero también parecía esconder algo más profundo bajo su carácter relajado. Cada vez que mencionaba a sus "hermanos", lo hacía con un tono divertido, pero sin dar demasiados detalles. April, curiosa por naturaleza, quiso saber más, pero no insistió... al menos por el momento.

Al final del día, mientras se despedían en los casilleros, April se dio cuenta de que había hecho una nueva amiga. Pero algo la seguía molestando.

¿Así que tienes hermanos? —preguntó April, intentando sonar casual.

T/N asintió, sonriendo. —Sí, aunque son... un poco especiales. Nos cuidamos mutuamente, ya sabes. Aunque a veces son unos completos desastres.

April rió, reconociendo en esas palabras algo extrañamente familiar. —Entiendo. Yo también tengo amigos que son un caos.

Más tarde, esa misma tarde, cuando April bajó a las alcantarillas para visitar a las Tortugas, lo que encontró la dejó completamente boquiabierta. Ahí, en medio del dojo, T/N estaba de pie junto a Leonardo, Donatello, Rafael y Michelangelo, sonriendo como si nada.

¡April! —gritó Mikey con entusiasmo—. ¡Conoce a nuestra hermana adoptiva, T/N!

April abrió la boca, completamente sorprendida. —¿¡T/N es su hermana!?

T/N se encogió de hombros con una sonrisa. —Sorpresa.

April O'Neil estaba acostumbrada a los lugares oscuros y peligrosos. Después de todo, trabajar para una empresa de antigüedades y estar relacionada con las Tortugas Ninja la había llevado a lugares que pocas personas siquiera imaginarían. Pero ese día, mientras caminaba por las alcantarillas hacia la guarida de las Tortugas, no podía evitar sentir una extraña vibración en el aire, como si algo importante estuviera a punto de suceder.

Con su linterna en mano, avanzó por el túnel hasta llegar a la entrada secreta que los chicos habían creado. Cuando se acercó, una sombra rápida pasó a su lado, haciendo que April se detuviera en seco.

¿Raph? ¿Mikey? —preguntó, con la voz algo baja pero curiosa. Sabía que a veces le gustaba a las Tortugas bromear y asustarla.

No hubo respuesta.

Intrigada, April empujó la puerta de la guarida y entró. El lugar estaba más silencioso de lo habitual. La cocina seguía teniendo el caos de siempre: pizza a medio comer, bebidas esparcidas, pero ni rastro de los chicos.

¿April? —una voz femenina resonó en la sala de entrenamiento.

April dio un respingo, su linterna iluminando una figura que no reconocía. Frente a ella estaba una chica de su edad, con una postura confiada pero relajada, como si ya perteneciera allí. Llevaba ropa cómoda, y aunque no tenía el aspecto de una ninja, había algo en su presencia que gritaba "familia".

¿Quién eres tú? —preguntó April, sorprendida pero también intrigada.

La chica sonrió, acercándose lentamente. —Soy T/N. La hermana adoptiva de los chicos. Creo que ya habrás oído de mí.

April la miró, desconcertada. —¿Hermana? ¿Adoptiva? —De repente, todo encajó—. ¡Oh, claro! Me hablaron un poco de ti, pero... no pensé que te vería tan pronto.

T/N se cruzó de brazos, claramente acostumbrada a las sorpresas. —No suelo estar aquí cuando traen visitas, pero hoy me quedé para ayudar a Donnie con uno de sus proyectos. —Señaló una esquina donde el laboratorio de Donatello estaba lleno de partes de robots y equipos electrónicos.

April bajó su linterna, ahora más tranquila. —Supongo que has aprendido a moverte con bastante sigilo, ¿eh? Casi me haces saltar del susto.

T/N soltó una risita. —Es una de las cosas que aprendes siendo hermana de ninjas. Si no puedo moverme en silencio, me convierto en blanco fácil para sus bromas.

April no pudo evitar reír también. Esa dinámica encajaba perfectamente con lo que conocía de las Tortugas. Había oído hablar de T/N en alguna que otra ocasión, pero siempre parecía que era más reservada, y rara vez la veía con ellos. Ahora que la tenía enfrente, le quedaba claro que T/N compartía el mismo sentido de camaradería y confianza que sus hermanos.

Es un gusto conocerte, T/N. Supongo que si eres parte de esta familia, eres de los buenos —dijo April, tendiéndole la mano.

T/N la estrechó con una sonrisa. —Lo mismo digo. He oído hablar mucho de ti, April. Eres como una hermana mayor para ellos.

April sintió una oleada de calidez ante ese comentario. —Bueno, supongo que una familia siempre puede tener más de una hermana.

Ambas compartieron una mirada de complicidad, sabiendo que, aunque el mundo de las Tortugas era peligroso y complicado, siempre había espacio para la familia, ya fuera biológica o no.

April O'Neil había visto de todo en los últimos meses desde que se hizo amiga de las Tortugas Ninja. Batallas contra mutantes, secretos escondidos en las sombras de Nueva York, y la constante amenaza del Clan del Pie. Pero nada la había preparado para lo que iba a descubrir esa tarde.

Mientras bajaba por las alcantarillas hacia la guarida de las Tortugas, escuchó unas voces nuevas que no reconocía. Sabía que no era tan raro que otros mutantes aparecieran de vez en cuando, pero esta voz tenía un tono familiar, y sin embargo, diferente.

¿Quién estará por aquí? —se preguntó en voz baja mientras cruzaba la puerta de la guarida.

Las Tortugas estaban reunidas en su habitual desorden, entrenando y discutiendo, pero había alguien más. Al otro lado de la sala, junto a Splinter, estaba una joven con una postura tranquila pero firme, observando todo con ojos atentos. Su cabello estaba recogido en un estilo sencillo, y llevaba ropa que le permitía moverse con facilidad. April sintió que la chica desprendía una energía especial, una mezcla de serenidad y fuerza.

¡April! —gritó Mikey emocionado, interrumpiendo el entrenamiento—. ¡Tienes que conocer a alguien nuevo!

Leo asintió, acercándose a ella con una sonrisa. —April, esta es nuestra hermana. Su nombre es T/N.

April parpadeó, sorprendida. —¿Hermana?

T/N se adelantó con una sonrisa suave, pero algo tímida. —Bueno, en realidad soy la hija de Splinter —dijo, echando un vistazo al maestro rata con una expresión llena de respeto y cariño—. Crecí aquí, pero he estado viajando y entrenando fuera por un tiempo.

April tardó unos segundos en procesar lo que había oído. Sabía que Splinter había sido un maestro en todo sentido, no solo para las Tortugas, pero la idea de que tuviera una hija biológica le sorprendía.

Es un placer conocerte, T/N —dijo April finalmente, extendiendo la mano.

T/N la estrechó con una leve sonrisa. —Lo mismo digo. He oído hablar mucho de ti por parte de mis hermanos. Ellos siempre hablan de cómo eres parte de esta... peculiar familia.

April se rió, un poco aliviada. —Bueno, sí, eso parece. Aunque no sabía que la familia era más grande de lo que pensaba.

T/N asintió. —He estado ausente bastante tiempo, pero ahora que he vuelto, estoy aquí para ayudar. Aunque creo que mis hermanos ya se manejan bastante bien.

Mikey se interpuso con una sonrisa amplia. —¡Claro que sí! Pero siempre es mejor tener a nuestra hermana mayor ayudando a patear traseros. ¡Tú también, April!

April sonrió, sintiendo que había algo especial en T/N. A pesar de ser hija de Splinter, parecía compartir tanto la serenidad de su padre como la energía intrépida de las Tortugas. Sabía que, al igual que con las Tortugas, se iba a sentir en casa con ella también.

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