Kai es  el tipo de novio que...

Está sería su reacción al saber que eres mitad criatura mitológica...

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Kai nunca había imaginado que T/N escondiera un secreto tan increíble. Desde que comenzaron a salir, siempre sintió que había algo especial en ella, pero jamás pensó que ese "algo" fuera tan asombroso. Era un día tranquilo en Ninjago, y Kai y T/N estaban caminando juntos por las montañas, disfrutando de la brisa cálida y la compañía mutua.

Mientras caminaban, T/N parecía más callada de lo habitual, como si estuviera distraída por algo. Kai, con su habitual actitud despreocupada, no lo notó al principio, pero finalmente, cuando se detuvieron en un mirador para contemplar el paisaje, decidió preguntarle.

—¿Está todo bien, T/N? Te noto... pensativa —dijo Kai, cruzando los brazos y mirándola con una sonrisa suave, pero sus ojos mostraban una genuina preocupación.

T/N lo miró, y aunque trató de ocultarlo, había un destello de duda en su mirada. Sabía que había llegado el momento de decirle la verdad. Kai siempre había sido sincero con ella, y ahora sentía que debía hacer lo mismo.

—Kai, hay algo que necesito decirte —empezó, su voz firme pero cargada de emociones—. Es algo que he estado ocultando porque no sabía cómo reaccionarías.

Kai frunció el ceño, confundido pero dispuesto a escuchar.

—¿Qué es? —preguntó, acercándose un poco más—. Sabes que puedes contarme cualquier cosa.

T/N tomó aire profundamente antes de soltarlo, como si lo que estaba a punto de decir requiriera de toda su valentía.

—Yo... no soy exactamente lo que crees. No soy completamente humana —confesó, sus palabras cayendo como una bomba en el tranquilo aire de la montaña.

Kai la miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Había pasado por tantas aventuras y enfrentado a tantas criaturas místicas que la idea de que T/N no fuera humana no le resultaba imposible. Pero lo que más le importaba era que ella confiara en él para decirle la verdad.

—¿No eres humana? —repitió, intentando procesar la información—. Entonces, ¿qué eres?

T/N se giró hacia él, decidida a ser completamente honesta.

—Soy un ave fénix. Una criatura de fuego y renacimiento. Mi linaje se remonta a los mitos más antiguos, y he vivido muchas vidas, resurgiendo de mis propias cenizas cada vez que es necesario.

Kai se quedó atónito, pero no asustado. En lugar de retroceder, dio un paso adelante, acercándose más a ella, con sus ojos brillando de fascinación.

—¡Un ave fénix! —exclamó, su voz llena de admiración—. Eso es... increíble. Pero, ¿por qué no me lo dijiste antes?

T/N sonrió suavemente, sintiendo cómo el alivio comenzaba a llenarla.

—Temía que no me aceptaras, o que pensaras que era peligrosa. Pero ahora, quiero ser completamente sincera contigo.

Kai soltó una risa ligera, aliviado de que no fuera algo peor. Para él, el hecho de que ella fuera una criatura tan mítica solo la hacía aún más asombrosa.

—¿Peligrosa? —Kai sacudió la cabeza—. T/N, soy el maestro del fuego. Si hay algo que puedo manejar, es el fuego, y si tú eres un fénix, ¡entonces somos perfectos el uno para el otro!

T/N lo miró sorprendida. No solo la aceptaba, sino que estaba entusiasmado con lo que ella realmente era. Decidida a mostrarle la verdad, dio un paso atrás y cerró los ojos. Un calor radiante comenzó a emanar de su cuerpo, y de repente, en un estallido de luz y fuego, T/N se transformó.

Frente a Kai, en lugar de su novia, ahora estaba un majestuoso fénix de brillantes plumas rojas, naranjas y doradas, con un aura de fuego que irradiaba poder y belleza. Sus alas se desplegaron con gracia, y el calor que emanaba no era abrasador, sino cálido y reconfortante.

Kai se quedó sin palabras por un momento, pero luego sonrió ampliamente, sintiendo una profunda conexión con ella.

—Eres... impresionante —dijo, su voz llena de admiración—. Sabía que eras especial, pero esto... esto es más de lo que podía imaginar.

T/N volvió a su forma humana, sonriendo mientras lo miraba.

—Gracias, Kai. Me alegra que lo entiendas. Ahora sabes todo de mí.

Kai la envolvió en un abrazo cálido, sin importarle nada más en ese momento que el hecho de que ambos compartían algo único.

—Somos un equipo de fuego, T/N. Y eso nunca cambiará.

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