Me guía la noche a la realidad,

de pronto todo se ha roto y la magia ha terminado ya,

hoy el tiempo transcurre eterno,

los días vuelven a ser apacibles,

los muelles están cubiertos de gaviotas que revolotean,

el mar está en calma después de haberse airado,

el viento pregona prosperidad,

esta mañana habrá buena pesca,

esta mañana sacaremos el pez de la suerte,

aquel en el que se esconden dos denarios

para así pagar tu amor,

al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Me temo que el tributo no es amor, mientras que

el amor se suele entregar como tributo a su Majestad.

Está madrugada pronostica redes llenas

que hunden nuestras barcas en la mar,

está madrugada no hay excusas para al otro lado cruzar,

a la mañana nos encontraremos

en el banco de los impuestos,

dos denarios por tu amor ofrezco,

por llevarte a la orilla de mis redes

en la profundidad del salado hueco

que se hundió en mi mirada la última vez

que te vi pasar.

Dos denarios por olvidarte,

por que te quedarás en la boca de un pez,

dos denarios por hundirte en el mar,

dos denarios fueron el precio de mi paz...