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La niña con aroma a flores

Tener un par de amigos locos. Despreocupados. Pero geniales en si mismos, puede ser un aprendizaje para Souichi. Algo inesperado. Que lo saca de su individualidad y por ratos lo hace ser parte de algo. Y hasta involucrarse con alguien mas allá de la mera amistad.

Esta hermosa mañana Kuma se había despertado mas temprano que nunca. Se alistó y bajó a la cocina donde desayunaba su familia.

_ Hijo! Es temprano. Desayuna tranquilo. El chofer te llevará a la escuela. No queremos que tengas problemas de nuevo __

Le dijo su madre sirviendo el jugo de naranja.

__ No mamá. Por favor! Ellos ya no me molestarán. Y si lo hacen Souchi y yo les daremos otra paliza _

La sonrisa en la cara de quinceañero era sincera y esperanzadora. Aunque su madre insistió, su padre entendió los deseos de su hijo y accedió orgulloso a dejarlo partir solo.

Todo el camino estuvo buscando en vano entre los escolares que se cruzaban, a su amigo. Hoy su mochila pesaba un poco más. Había empacado almuerzo para dos y algunos juegos y un enorme libro que creía le gustaría a su amigo.

También lo buscó al llegar a clases. Pero Souichi no apareció. No fue sino hasta la hora de la clase de ciencias que lo vió sentado como siempre en su pupitre. Leyendo concentrado y sin importarle el bullicio de los demás mientras llegaba el profesor.

__ Hola Souichi! Como has estado? Te traje...! __

__ Callate idiota! No ves que debo ponerme al dia. Por ti culpa voy dos semanas retrasado y además tengo el expediente manchado. Ahora debo trabajar el doble si quiero ir a una buena universidad. Algunos no somos ricos como tú! __

__ Yo... lo siento... mucho. __

El jovencito apagó su sonrisa y se dirigió a su lugar al final del salón. Al terminar la clase solo vio a su "amigo" abandonar a toda prisa el salón en busca de su siguiente clase.

A la hora del almuerzo fue igual. Souichi lo ignoró todo el rato. El muchacho tomó su mochila al terminar y se dirigió a los jardines, muy apesadumbrado.

Se tendió en la hierba a escuchar las risas de los que jugaban a lo lejos. Casi se quedaba dormido cuando sintió un leve puntapié en su mochila que servía de almohada.

__ Ya tienes todos los apuntes...?__

Al abrir los ojos al cielo apareció la silueta delgada de cabellos rubios desmarañados y semblante recio.

__ Este... s-si. Casi todo... Necesitas algo?__

Dijo nervioso inmediatamente buscando en su mochila.

__ Bien! Dámelos.__

El chico sacó sus cuadernos perfectamente nuevos y ordenados y los cedió sin chistar. El recién llegado los tomó y ojeó con detalle mientras se sentaba a su lado. Al rato le propinó un golpe en la nuca sin previo aviso.

__ Están mal aquí... y aquí. Eres un flojo. Debes actualizarlos si no quieres ser un burro toda tu vida.__

__ Si si. Gracias.__ Balbuceó sacando una lonchera con dulces.

__ Yo... traje esto. Para los dos...__

__ No me gustan los dulces...__

__ Ah no??? Que raro. Nunca conocí un chico que no le gusten...__

__ Yo no soy como los otros.__

__ No. ya veo. Pero aquí hay otras cosas...__

El muchacho coreano sacó algunos bocadillos y se los ofreció. Luego le mostró el libro de enciclopedia pesadísimo. A lo que Tatsumi comió alegremente mientras ojeaba el libro. Deteniéndose a leerle en voz alta algunos de los párrafos que creía interesantes.

Asi pasaron un rato hasta que el timbre anunció que debían volver a clases.

Kuma tenía un gancho para su amigo. Libros y comida. Y en su casa habían muchos.

Al salir de clases Kuna invitó a Souichi a su casa. Este accedió simplemente por los títulos que le describía con entusiasmo.
De camino todo era muy distinto a lo que Kuma había imaginado. Souichi no hablaba de nada. Ni le interesaba nada de lo que él de pelo negro contaba.
Al llegar a casa de Kuma se dirigieron a la biblioteca y el rubio se sumergió en los anaqueles como si hubiese llegado a Disneylandia.
Kuma intentaba interrumpir la lectura pero una mirada matadora era lo único que recibía de cuando en cuando.
Hasta que un tomo al final del estante atrajo su atención.

__ Qué es ese enorme libro de allá?__

__ Es un libro de historia. De mi pueblo. De mi país. __

__ Es un libro de guerra? Las guerras son estúpidas. Mi padre dice que por ellas la humanidad retrocede cientos de años.__

__ Ahh? No. Es un libro de historia y cultura. Mira. Aquí habla de los orígenes de mi pueblo.__

Ambos niños se enfrascaron en el libro y sus historias emocionantes y algunas divertidas. Kuma conoció las risas de Souichi y este la verdadera historia de los antepasados de Kuma. Un dulce y sutil aroma floral entró en la biblioteca.
De pronto la niña de cabellos negros irrumpió en la habitación. Anunciando la hora de cenar. Kuma invitó a su amigo que fue casi agasajado por la familia. Cosa que a Souichi se le hacía muy raro.
Alli continuaron la conversación con los padres de Kuma sobre su país y sus costumbre. Mostrándole en los platillos tan parecidos a los japoneses y a la vez tan diferentes.

De cuando en cuando el invitado se sentía observado. Pero no se atrevía a mirar al otro extremos de la mesa a la niña hermosa que era la hermana menor de su amigo. Sin embargo cada tanto, alzaba la vista con ganas de mirar sus grandes ojos negro y su radiante sonrisa.

Ya muy de noche kuma le ofreció a su amigo posada y que no se fuera a casa tan tarde. Pero este no quiso. Al dirigirse a la puerta a despedirse Souichi agradeció con una reverencia

__ Tu familia es muy amable. Los coreanos no son para nada lo que algunos piensan. Gracias por los dulces para mi madre. __

Luego se despidió y corrió a su casa.

Al llegar contó a sus padres la tarde que había pasado y estos le escuchaban sonriendo, no por sus relatos, sino por verle tan animado por su nueva amistad.

El fin de semana llegó pronto. Y Souichi se vió incluido en los planes de paseo de la familia de Kuma. A regañadientes iría con ellos al lago. Su madre había ido de compras. Un bañador y ropa de verano le parecían innecesarios, pero no quería contrariarla. Estaba débil y enfermiza y sabía que esas tonterías la hacían feliz.

El camino fue ameno. Los padres de Kuma se desvivían por sus hijos y su invitado. Pero Souichi de vez en cuando se descubría embelesado admirando la belleza de la hermanita de su amigo.

Ya en el lago, Souichi se vio obligado a vestir la ropa estúpida que compró su madre. El bañador no le sentaba bien. Era un flaco blancucho al lado de los bronceados coreanos.

__ Vamos Souichi. No me digas que no sabes nadar _

Le gritaba su amigo chapoteando en el agua.

__ No me jodas idiota! Debe estar helada!__ Le respondía sentado en el pequeño muelle con un libro en la mano.

__ Seguro nadas muy bien__ le dijo una voz dulce. Era la muchacha de pie a su lado. No la sintió llegar.

__ Nado... bien. En la escuela nos dan natación obligatoriamente. __ Dijo torpemente mientras se sonrojaba al verla en su traje de baño. Era aún más bella en esa pequeña prenda.

__ Entonces... entra!__

La niña arrebató el libro de sus manos y lo empujó al agua. Luego ella misma hizo un clavado de seguido. El rubio salió a la superficie muy enfadado y confundido cuando sintió el chapoteo a su lado. Era la chica nadando a su alrededor.

__ Jaja eso no te lo esperabas... ella es asi de traviesa!__ Rió su hermano mayor. __ Vamos Tatsumi! Hay que ahogarla!__

De inmediato los dos chicos hacían bromas y molestaban a la niña que reía a más no poder coqueteandole al rubio de forma inocente.

A souichi le parecía adorable. Secretamente la miraba cada vez que podía y de vez en cuando se descubría jugando al caballero con ella. Ya fuera ayudándole a salir del agua o tomando su mano para que no cayera al caminar en la piedritas del trillo hacia la tienda de campaña. Ella correspondía con sonrisas y bromas. Entre sonrojos y miradas.

   Souichi no era alguien que supiera sentir lastima de si mismo. Mas bien era algo egocéntrico y obstinado. Si perdía en un juego se proponía superarlo la próxima. No importa cuantas veces perdiera en genga o en las carreras. O trepando a los árboles. Siempre lo seguía intentando aunque todas las veces llegara de último.
Aunque todas las veces era Ha-Yun quien llegara primero. O ganara los mas tontos juegos.

__  Somos como los tres mosqueteros _ Decía Kuma en la copa del árbol. Empuñando una vara al aire.
__ Lo leíste? __

__. Claro que lo leí!  Tonto! Pero prefiero a Julio Verne __

__ Yo tambien prefiero a Verne. Pero me gusta mas Allan Poe. El terror es lo mio!__
Interrumpió la chica balanceándose boca abajo en una rama. Dejándose caer de cabeza al lago en forma despreocupada.

__ Tu hermana está muy loca...__

__ No deberíamos dejarla andar suelta jajaja __

__ Hace cosas de hombres...__

__ Ella es la mas hombre de los tres...__
Y se lanzó de clavado al agua.

__ Si... es valiente... __  y se dejó caer entre sus dos amigos.

__ Nos vas a ahogar !__

__ Eso haré. Par de idiotas __

__ Ha-Yun! Vamos! Deja a los chicos con sus juegos de hombres. !_ Le gritaba su madre sin lograr separarla de los muchachos.

A Souichi ese nombre le parecía una canción. __ Ha-Yun... significa Luz de Sol de Verano. Había dicho ella misma cuando su hermano la presentó aquella tarde en la biblioteca de su casa. Era luz y calor de verano, con un ligero aroma a flores. Alegrando todo cuando ella estaba.
La fogata esa noche no calentaba ni brillaba tanto como la pequeña coreanita. Sus miradas fortuitas hacían al japonés sentirse casi guapo. No era que le importara su apariencia. Pero a veces la niña se acercaba picarona y le dejaba un cumplido secreto.
__ Eres más fuerte y alto que mi hermano y los chicos de tu edad. __

Entonces el chico henchía sus pequeños músculos queriendo deslumbrarla al abrir un tarro de malvaviscos para la fogata

__ Deja de molestar a Souichi, hermana! Él ni siquiera come dulce.__

__ Ah sí? A ver prueba esto... __ y la picarona chica en su traslucido vestido le acercaba el palillo con un malvavisco humeante a la boca. El chico sin poder negarse abría la boca mansamente. Comiendo aquel pedazo de azúcar calcinado, intentando ocultar el asco y lo ardido de su lengua.

__ Ves? Simplemente nunca los había probado __ Sonreía dejando ver sus hermosos camanances en las mejillas sonrosadas.

Luego una música de las islas filipinas se escuchó en la tienda de los padres. Quienes bailaban y reían invitando a sus hijos a unirse a los extraños movimientos.

   Todo aquello al invitado le parecía algo tonto y fascinante a la vez. Sus padres eran personas alegres y divertidas. Pero no bailaban ni hacían locuras como los de Kuma.

De pronto la chica le tironeaba de las muñecas  moviendo sus caderas. El chico muy sonrojado se negaba enérgicamente. Pero ella optó por bailar por bailar con su brazo de todos modos. Ella misma se hacia dar vueltas tomada de su mano. Mientras el cielo se desbordaba de estrellas que encendían su pelo como luciérnagas.
Los juegos y bailes fueron apagándose como la fogata. Pero las mejillas de los chicos seguían encendidas a la luz de la luna. Sentados a la orilla del lago contaban historias de terror inventadas, lo mas cliché que se les ocurría. Riendo a carcajadas con cada ocurrencia. O recostados dejaban que Souichi les contara de las estrellas y dibujara las constelaciones con un dedo al cielo. Hasta que fue Kuma quien se rindió primero al sueño.

Los otros dos quedaron en un silencio incómodo bajo el cielo. Hasta que Ha-Yun quien rompió el hielo.

__ Vamos a nadar! Vamos __

__ Eh? En la oscuridad? Y si hay sanguijuelas? Salen de noche sabes? __

__ Ay no seas niña! Vamos __

Un chapuzón fue lo que se escuchó en la penumbra. Seguido de otro muy cerca del primero. La luna iluminaba apenas la superficie del lago.

Souichi nadaba cerca de la chica jugando a la sirena. Tirándole los pies de vez en cuando como broma.

__ Ya verás, loca! __

Le decía el chico sumergiéndola de su cabeza para jugar a ahogarla.

Roces y cuerpos mojados hacían al chico sentirse incómodamente feliz. Con un deseo enorme de besar los labios rojos de la pequeña belleza oriental.

De pronto se escucharon los gritos de Kuma

__ Hey hay bichos. Me están devorando vivo! Mamá el repelente! __

__ Ya voy... amor! Ha-Yun... Souichi! Vengan les pondré a ustedes tambien _

Los dos nadadores pasaron a ser un bodoque de crema antimosquitos. Y luego a dormir. Souichi entró en la tienda con su amigo. Lanzando una última mirada a la niña en la otra tienda con sus padres.

   El fin de semana terminó igual de divertido. Los amigos dejaron a Souichi en su casa. Despidiéndose amigablemente. Quien entró alegremente sin darse cuenta de la sonrisa pintada en sus labios.

__ Qué bueno que llegas Soui-Kun.__

__ Tía Matsuda! Qué haces aquí?__

__ Vine a cuidar a tus hermanitos. Tu madre se ha puesto enferma. Tu padre la llevó al hospital....__

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