Cap. 28 Las cosas son malas
Narra: Anti
La criatura empezó a dar vueltas con el dichoso "Conciencia", quien en realidad se ve muy cómodo y no hizo ni el ademán de alejarse, dejando a la mujer hacer lo que quisiera en este mundo en blanco, nuevamente.
Era extraña, como ver a una chica con los ojos muy achinados, no, como ver a una serpiente en realidad, de un tono de piel azul, cabello turquesa que le llegaba muy por debajo de la cintura, realtandolas de una manera descarada.
Esos cuernos de carnero que llevaba en la cabeza no eran tan vistosos como deberían, nisiquiera su distintiva nariz del mismo color lila que su astas. No, todo lo que podía llamarme la atención de ella era su cuerpo desnudo, esbelto, delicado y delgado que tenía bien detallada su anatomía femenina. Me incomodaba mirarla más de cinco segundos, no debería, ella se supone era un deseo, el deseo carnal sexual.
Y me mortificaba de sobre manera que algo como eso estuviera en mi mente, fue inesperado y loco.
Anti: ¿Ok? -Fué lo único que pude decir ante la situación, ella dejó de dar vueltas y de apretujarlo contra sus senos luego de unos segundos más, lo veía recomponerse en el piso y acomodarse su camisa.
Conciencia: Lamento eso, ella es...bueno, muy cariñosa -Me explicó, caminando a mi lado. Escuché como ella soltó un resoplido, como si contuviera una risa, pero su mirada solo podía lanzarte las intensiones menos puras, lo que si, me daba escalofrios- Por no decir descarada.
Lujuria: Huy, pero bien que te encanta, yo lo se, tú lo sabes -Caminó hacia nosotros de repente, dejando que su cuerpo sea apreciado si ninguna pena, en realidad, parece orgullosa- Sabes lo sola que e estado ultimamente, todo por ese idiota -Frunció los labios, descontenta.
Conciencia: Bueno, tu no eres quien esta siendo cazado como animal de bosque verdad -Realmente no sabia que aportar a la conversación, asi que solo escuché y observé su interacción, a ella no parecía importarle mi presencia en lo absoluto - Necesitan proteger sus territorios y reforzarlas para que él no los destrulla tambien.
Lujuria: Bien sabes que nada de esto hubiera pasado si solo lo hubieran dejado actuar desde el principio, ya sabes, todas las emociones aportan algo, y si él existe, entonces tambien es importante -Su mirada pasaba a una persuasiva, sonriendo como una encantadora serpiente- Pero bueno, solo es mi opinión, despues de todo, yo solo guardo los deseos carnales más profundos de este lugar -Alzó los hombros, restando importancia a su existencia con un movimiento de su mano, no parecía importarle en verdad, como si fuera y aceptara eso.
El papel que tomaba y no parecia molestarla...me incomodaba todavía más, no sabía porque, era como si esa sentencia estuviera escrita en ella y ella simplemente no le viera nada de malo, pero cada cosa en mi mente tiene un papel, ellas son la imagen encarnada de dichas emociones y deseos, no podía molestarme tal cosa.
¿Verdad?
Conciencia: Muy graciosa
Lujuria: Oye, ver distintos escenarios eroticos aqui te hace ver el humor en todo sabes jaja...-Y con eso, este espacio en blanco, comenzó a deformarse al instante, veíamos como el entorno cambiaba y se moldeaba como si fuera plastilina, hasta tomar una forma que parecía sólida- Hablando de eso, a comenzado de nuevo mmmm~
Ese sonido sugerente, no hizo más que ponerme los nervios de punta, y ella lo notó, pero no hizo más que guiñarme el ojo y sentarse en un sofa de forma extraña que se habia moldeado de igual manera, siendo seguida por él.
Anti: ¿Debería preocuparme? -Pregunté un poco alarmado a Conciencia en cuanto vi que el escenario que se creaba pareció una habitacion con una gran cama, pronto dos figuras empezaban a surgir, una encima de la otra.
Conciencia: Te diría que no pero mejor ven aquí, cierra tus ojos y tapate los oidos -Me recomendó y no dude en acatar la sugerencia.
Inmediatamente me senté a su lado con las rodillas en la cara, tape mis oidos y antes de cerrar mis ojos por completo ví unas cuerdas...
Lo siguientes minutos estuve pensando en muchas otras cosas que no fueran los sonidos amortiguados que se arrastraban entre mis oidos por más que apretara mis manos contra ellas.
Sabía muy bien lo que estaba pasando delante de mi, sabía que eran esos vagos sonidos que lograban llegar a mi, pero no quería verlo ni escucharlos por completo. Me asquearia a más no poder, lo sabía. Por lo que pensé en Alastor, como estaría él, si estará preocupado por mi o si siquiera sabe que estoy acá, probablemente no.
Y Joseph...esperaba que lo hubiera recogido de su escuela, deseaba que no se olvide, aún cuando sentía pena por lo que pasó en esa borrachera, quería que fuera un poco responsable con Alastor, despues de todo, me regañó por no ser cuidadoso con él.
Nose cuando regresaría, pero me preocupaba bastante en que estaría pasando en el exterior.
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Narrador:
Decir que la casa estaba en caos, era poco.
Bueno, quizas no la casa en si, el pelirrojo era el origen del caos. Se había pasado las últimas horas buscando respuestas, soluciones y explicaciones, lo único que tenía a la mano eran sus tres libros, pero los estuvo leyendo al derecho y al revez.
Se negaba a que no hubiera algo que sacara a Azael de su mente, debía haber algo que ayudara, algo que lo haga despertar.
Joseph: Vamos, vamos, vamos -Pasaba hoja tras hoja del libro que empezó todo, ya lo había leido un montón de veces antes, pero pensaba que pudo haber olvidado algo o pasado alguna nota importante- Debe haber algo...solo dame algo.
Le preocupaba bastante, demasiado, que Azael se quedara mucho tiempo ahí, porque las especificaciones del hechizo no eran otras más que la muerte si no se completaba correctamente.
Si hubiera algo parecido a un colapso mental, lo afectaría directamente y podría matarlo. Esto no era algo sencillo y facil, era una prueba, siempre pensó que este hechizo era destinado a un monje porque eran los únicos que buscaban la paz mental, pero ahora no estaba seguro cual era su propósito en realidad.
¿Porque existía?
Desvió un momento su mirada hacia el pelinegro, lo había llevado a su habitación nuevamente y acomodado de tal forma que pareciera que estuviera descansando con las sabanas cubriendolo, se sentía mal todo esto, esperaba que Alastor no notara que su padre no estaba despertando con el paso de los días...
En ese momento su cabeza hizo click, se acordó de Alastor, el pequeño niño que justamente alguien debía recoger de su escuela porque Azael obviamente no podría hacerlo. Se rascó la cabeza levemente y decidió hacerlo él, no debía preocuparlo más, porque no quería que eso afectara su ruta de vuelta a casa.
Suspiró y se levantó de la cama, caminando por el pasillo y antes de bajar las escaleras, vió al gato de la casa entrar a la habitación de su dueño. Ese gato no hacía más que aparecer cuando tenía hambre o le molestaba tu existencia y decidía castigarte con sus dientes
Negó con la cabeza y continuó su camino, primero revisó sus ollas de comida, notando que comenzaban a enfriarce, lo que le extrañó porque se supone que estarían aún bien cuando sea hora de almorzar, se puso rígido un instanto y revisó el reloj encima de la puerta de la cocina, de inmediato soltó una maldición.
Joseph: Joder...-Ahí decía que eran las una de la tarde, dejó todo de lado y salió por la puerta de manera brusca, alargando sus pasos- Demonios, demonios, demonios, demonios.
Este definitivamente era el peor día.
Al llegar a toda prisa a las puertas del colegio, esperaba encontrar al niño ahí, molesto por el retraso y quizas le lanzara a su gato al llegar a su casa.
Pero no había nadie, las puertas ya estaban cerradas y ninguna persona o niño había a la vista inmediata.
Alastor no estaba...
Joseph: Oh...mierda -Fue lo único que pudo decir, giraba la cabeza a todas direcciones para buscarlo en los alrededores, sin exito- No.
Estaba jodido, esto sin duda era su error más horrible...Quizas era momento de abandonar el país nuevamente.
Y se le salió el aire de los pulmones cuando alguien le punzó la espalda con el dedo, buscando su atención, al voltear a ver a un Alastor bastante tranquilo con una paleta de helado lo mirada como lo más normal del mundo hasta que sus cejas se fruncieron un momento al no ver a quien esperaba.
Alastor: ¿Y papá?
Toda la presión y el pánico del cuerpo se le escapó y quizo desplomarse del alivio al ver al pequeño sano y salvo, podía sentirse como una gelatina en ese momento, si, se sentía así.
Alastor: ¿Mi papá no pudo venir? -Alastor insistía con la mirada, esperando una respuesta que lo satisfaciera, estaba inquieto por no ver a su persona favorita por ningún lado, además que era muy tarde.
Joseph: ¿Donde te metiste? -Suspiró, dirijiendose a él luego de calmar su corazón- Me has dado un horrible susto ¿Nunca te han dicho que no te muevas de tu lugar para que te encuentren?
Alastor: Estaba esperando ahí adentro porque me cansé de esperar parado en la puerta cerrada - Apuntó a un local en frente, Joseph miró a la pintoresca heladería donde algunas madres con sus hijos estaban disfrutando sus helados. Habían tardado tanto que le cerraron la puerta de la escuela.
Joseph: Vaya...nose como no lo ví...-Suponía que estaba tan en pánico que no vio muchas cosas en realidad, como la anciana que atropelló por accidente de camino.
Viviria.
Joseph: Bueno, de todas formas debemos ir a tu casa, tu padre se encuentra un poco enfermo y esta descansando ahí.
La preocupación del niño se levantó como un resorte inmediatamente, preguntandole muchas veces qué le pasaba a su padre, lo único que logró conseguir fue un "Solo esta agotado" de parte de Joseph. Lo que no le respondía nada en realidad, pero de igual manera era una respuesta.
Alastor: ¿Se a enfermado?¿Como un adulto se puede cansar hasta el punto de caer en cama? ¿Tiene medicinas?¿Llamamos al Doctor?¿Le has dado algo para que se mejore?¿Le llevamos dulces para que se anime? -Hablaba sin pausa el pequeño, habiendo acabado su paleta y ahora solo llenaba de preguntas al pelirojo que no tenía idea de que responderle, sus sobrinitos no hacían tantas preguntas a esa edad y realmente no sabía como tratarlo, Alastor a veces no actuaba como un niño normal.
Este niño era un poco extraño, a veces lo veia observar a su padre por unos largos periodos de tiempo, si, podria ser normal, pero él se escondía detras o debajo de algo para que no lo descubra y podía estar hasta 1 hora solo mirándolo hacer sus cosas. Azael ni cuenta se daba aparentemente.
Tambien parecia que entrenaba a su condenado gato para morderlo, no pasó por alto que cada que pasaba por la entrada hacia la cocina, ese felino saltaba a morderle los pies.
Joseph sintió un pequeño extraño presentimiento hacia Alastor, si su padre no le daba límites respecto a algunas cosas, podía imaginarse al mocoso haciendo muchos desastres.
Bueno, no sería su problema, por lo que no le importaba mucho.
Joseph: Mira Alastor, a veces los adultos se cargan de tantos asuntos para resolver o pensar que se estresan y caen del agotamiento. Tu padre, por supuesto, estará bien con dormir unas horas extras -Evitó dicir "días" porque ni él estaba seguro de qué pasaría- Por lo que intentemos no despertarlo si, que recupere sus fuerzas.
Observó al pequeño con una expresión de realización, como si acabara de conocer algo realmente nuevo y asombroso.
Alastor: ¿Los adultos se pueden agotar tanto?
Joseph: ¡Por supuesto! No somos de hierro chico. A veces ni siquiera sabemos que estamos agotados hasta que, bueno, caen dormidos.
Pero esos adultos no fueron influenciados por un libro mágico.
Alastor: ¿Porqué mi papá estaria agotado? -No lo entendía en realidad, ser adulto no parecia algo realmente agotador, nunca lo vió quejandose o suspirando- ¿El tiene problemas?
Joseph: Más que problemas...diria que ser papá ya es agotador -Ni siquiera sabe como Azael sigue en pié, el hubiera desaparecido de la vida de la criatura, dejarlo en un orfanato y volver a sus viajes en busca de inspiración para sus libros.
Alastor: ¿Porque?
Joseph: Bueno...haber, imagina levantarte todos los días, a las 6 de la mañana para hacerte el desayuno -Alasto asintió, atento a sus palabras e imaginando dicho escenario- Despues, levantarte a ti, preparar tu materiales escolares, luego llevarte a tu escuela 1 hora antes porque viven literalmente en una mini montaña -Siguió el escenario imaginario- Vá al mercado cada día para conseguir alimentos para el almuerzo, subir con las compras hasta tu casa, cocinar, limpiar todo, atender sus flores, cuidar de tu gato, lavar tu ropa y su ropa para despues de todo eso deba volver a bajar para recogerte.
Alastor:...
Joseph: Y eso solo es en la mitad del día. Si incluyes a eso estar pendiente de un niño todo el tiempo -Porque si descuidas a uno por 2 segundos, puede matarse con cualquier cosa- Realmente tu padre no tiene mucho tiempo para si mismo, o al menos para que pueda disfrutar bajo sus terminos. Yo al menos le quite el peso de cocinar.
No era muy bueno en eso, lo notó, ahora al menos comen algo decente.
Espero la respuesta de Alastor unos segundos, pero cuando no escuchó nada, volteo a verlo, solo para comtemplar como este estaba perplejo. No se habían detenido de caminar en las calles, pero aún así él parecia estar en un trance con sus pensamientos y sus ojos no emitían una buena vibra.
Fue ahí cuando recordó que Azael, regando sus flores, le menciono que Alastor a veces exageraba bastante.
Vaya...ups?
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Vaya, pensaba hacer esto algo super largo, pero a medida que pasaba el tiempo y me iba calmando, me di cuenta que no tendría mucho impacto y que realmente era tonto alargar algo muy personal.
Quería hacer algo realmente largo, pero solo sería una cosa que yo entendería y no estoy dispuesto a escribir algo detallado por no querer recordar mucho esas cosas. Por lo que decidi ser breve con los próximos capitulos de esta pequeña saga.
Simplemente no quiero sumergirme tanto en viejos recuerdos cuando los actuales son mucho mejores y que valen la pena apreciar.
BAY BAY~
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