Era doloroso.

Naho estaba triste, miraba al cielo estrellado, era hermoso y aún así solo lágrimas de dolor derraman sus ojos.

A sus 18 años aun está en la finca de mariposa, después de todo decidió quedarse para atender a los cazadores, siempre le agradecían ella sonreía porque podía salvar una vida.

Pero aún así esta tristeza seguía en ella.

Suspiro, ya era bastante tarde y aún sí seguía aquí afuera, fría es la noche pero no se molestó en buscar algo para cubrirse.

Entonces sintió algo en sus hombros, un haori que le cubrió, levantó un poco la vista.

Un pequeño niño azabache le sonreía. —No te vayas a resfriar.—La Takada al principio lo vio en silencio pero después sonrió agradecida. —¿Porque estás aquí sola?.—El niño curioso le pregunto.

—Me gusta estarlo, eso creo...—Respondio dudosa, y el niño de lindos ojos morados esperaba escuchar más. —Me gusta ver al cielo, buscando algo que perdí.—Confeso.

—¿Que perdiste?.—

—No lo recuerdo, solo se que hay un hueco en mi corazón que no me hace sentir bien, pero tengo miedo de obtenerlo y eso me haga más daño.—Naho sonrió con dolor, bastante avergonzada de decir esas cosas frente a un niño. —¿Estoy un poco loca no?.—Pero el niño en ningún momento se ha burlado.

En cambio le dio una sonrisa comprensiva, y después en sus manos había una pequeña flor blanca. —No lo estás para nada... Tienes miedo eso está bien, es lo que nos hace humanos.—Quedo sorprendida por las palabras dichas. —Lo siento...—Dijo agachando la cabeza, Naho no comprendió bien el porque, el niño le entrego esa flor.

—¿Porque lo sientes?... Eres muy sabio de verdad, gracias por escucharme y no juzgarme.—La Takada tomo esa pequeña flor, entonces los recuerdos vinieron de golpe en su cabeza.

Kiriya estaba muriendo, nadie entendía el porque, se supone que aún la enfermedad no debía alcanzarlo, pero estaba empeorando, no podía levantarse de la cama, la maldición hizo estragos en su rostro.

Naho decidió quedarse a su lado para atenderlo, Aoi y Kanao le dijeron que esto era muy serio, y la pequeña lo entendía. —No te preocupes Kiriya, sin duda yo te salvaré.—Dijo la ingenua niña.

El menor Ubuyashiki no tenía el valor de decirle que el esfuerzo sería en vano, cerró los ojos, quería hablar pero se sentía muy cansado, además no quería mentirle a Naho.

Así pasaron crueles semanas en donde Kiriya debía vivir con el dolor en su cuerpo, ya casi no podía ver, el moverse era una tortura para su cuerpo, quería recuperarse. —¡Respondan!.—Golpeo sus piernas con fuerza, el caminar ya no podría hacerlo. —¿Porque?...—El niño gruño con dolor, mientras sangre salía de su nariz. —¿Porque debo ser tan débil, porque debo de perecer?.—Por supuesto que sabía todas esas respuestas, solo desea desahogarse. —Por favor... Te lo ruego, no dejes que el esfuerzo de Naho sea en vano.—Lloro mirando hacia el techo, llamando a dios, mientras levantaba su brazo con pesadez. —Quiero vivir, quiero verla sonreír.—Empezo a toser sangre, en ese instante llegó la Takada quién lo miró con preocupación.

—¡Esta bien Kiriya estoy aquí!.—Y el niño rompió en llanto.

—¡Basta!.—No le gritaba a Naho, jamás haría tal cosa. —¡Te lo ruego, te lo ruego por favor!...—Aun seguía llamando a Dios, pero no recibió ninguna respuesta.

Aunque un abrazo cálido lo hizo calmarse, Naho lo sostuvo entre sus brazos. —Lo siento, debe ser muy duro ¿No?...—La niña cerro sus ojos mientras se aferra a Kiriya, él no puede pronunciar ninguna palabra, sus débiles brazos la abrazan. —No te preocupes Kiriya no te dejaré, verás que saldremos de esto adelante.—La niña aún se aferra a que ocurra un milagro, mientras da todo su esfuerzo para que él pueda sanar. —Cuando estés mejor vayamos a recoger flores juntos ¿Si?.—Kiriya no podía responder, no podía simplemente decir que moriría, que ese era su destino.

El día fatídico llegó, el corazón del niño ya no latió, Naho sostenía la mano fría de Kiriya se aferra a ella, le da calor con sus manos y suspiros, desesperada quiere que el vuelva a la vida. —No... No te vayas.—Se sentía tan egoísta al pedirle a él que se quedará a sufrir. —Lo siento no pude salvarte lo siento...—Aun cuando se esforzó tanto no logro nada.

La Naho mayor empezó a derramar lágrimas, mientras veía al niño, a Kiriya. —¿Lo has recordado todo?.—Pregunto lo obvio.

—Yo...—Acerco su mano al Ubuyashiki. —Lo siento, nunca quise olvidarte.—

—Esta bien, debió ser muy duro, debí ser sincero contigo desde el principio.—Pero Naho negó.

—Eramos solo niños... Que nos aferramos a la esperanza.—

—Naho... Gracias por todo.—Kiriya dijo, y ella vio como el se desvanecía poco. —Siempre quise decirte eso.—El se apresuró en sostener las manos de la Takada. —Yo realmente fui muy feliz esos últimos días de mi vida.—Por supuesto hubieron momentos amargos, de desesperación, pero fueron más los alegres y bellos en donde estaba con Naho, su vida fue muy corta, pero tuvo una feliz vida antes de irse gracias a ella.

Naho sonrió con amargura. —¿Nos volveremos a ver, no?.—

—En mi próxima vida quiero estar a tu lado y entonces iremos a recoger flores.—Kiriya se había desvanecido, y lo que  quedó fue esa hermosa flor blanca, Naho le dio un beso a esta para después abrazarla.

La tristeza fue liberada y el hueco ya no estaba.

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Habemus actualización uwu, perdón si está triste, digamos que este es un futuro alterno en donde no pudieron vencer a Muzan. u.u
Prepárense que a mejor traigo más de esto (?) (Pero con otra parejita uwu).