2: Diva
Ashley
— ¡Tú no eres una diva, yo lo soy! —gritó el chico de ojos verdes molesto. Solté una carcajada.
—No eres una diva —dije ganándome una mirada de desaprobación —no seas ridículo.
—No necesito tu aprobación.
—No lo digo yo, lo dice Juanmasaurus.
— ¿Quién? —abrí mi boca ofendida.
—Voy a pretender que no dijiste eso —negué con mi cabeza sin poder creer que el chico que decía ser una diva no había leído 10 pasos para ser una diva.
—No sé qué tiene que ver Juana en la conversación. Estás cambiando el tema para que yo lo deje atrás, pero no será tan fácil. El caso es que sí soy una diva —rodé los ojos.
Alguien golpee a este chico por favor.
—Bien —suspiré fastidiada —si eres una diva, dime —hice una mueca tratando de pensar en una pregunta — ¿qué es un boho?
— ¿Un búho?
— ¿Sabes qué? No sé para qué pierdo mi tiempo con incompetentes como tú. No eres una diva y nunca lo serás, ni siquiera sabes lo básico para serlo. No tienes potencial y eres un completo imbécil pensando que podrías algún día llegar a ser una diva —rodé los ojos.
Salí de la cocina sin esperar su respuesta, ya había perdido mucho tiempo con personas inútiles, no iba a perder más. Cuando estuve dentro de mi habitación trate de encender mi celular, pero recordé que se había quedado sin batería por culpa de la tonta vaca.
—Vaca del demonio —murmuré.
Tomé el cargador y lo conecté a mi celular.
Caminé hacia mi ordenador. Y abrí mi cuenta de twitter, entré en mi perfil. Mi foto de portada era una con mis amigos (obviamente), estábamos todos al lado del letrero de Hollywood, la de perfil era de la fiesta de Tom, tenía un hermoso vestido blanco y detrás de mí se podía observar el gran paisaje de la mansión. Me dirigí a las fotos que había publicado y empecé a ver una por una.
Una horas después
Por fin llegué a la primera foto que había publicado y no pude evitar sonreír.
Era una foto con mi mejor amiga. En la foto de arriba estábamos ambas sonriendo y en la de abajo ambas hacíamos caras extrañas.
Recuerdo ese día, había peleado con mi padre y estaba muy molesta, llamé a Lila para desahogarme y en cuanto colgué la llamada apareció en mi puerta invitándome a ir de compras, y ahí fue cuando me di cuenta que siempre estaría para mí. Ambas fuimos de compras, y después fuimos por un helado; todo era tan simple en ese entonces.
Sonreí con nostalgia, cerré la computadora y camine hacia la cama, quería hablar con mi mejor amiga. Primero haría lo más importante, entre en el juego de la granja y vendí la vaca ¡en tu cara vaca! Y en segundo lugar busque en mis contactos hasta dar con el de Lila.
Después de algunos pitidos, mi amiga por fin contestó.
— ¿Hola?
— ¿Quién habla? —preguntó confundida. Para este punto la confundida soy yo.
—Soy yo, Ashley —respondí frunciendo el ceño.
—Oh, hola.
— ¿Cómo estás? No vas a creer lo que pasó, mi padre... —me interrumpió.
—Esto es incómodo —la escuché susurrar —no creerás que seguimos siendo amigas ¿verdad?
— ¿A qué te refieres?
—No me tomes a mal, fue lindo mientras duró. Amigas desde el jardín de niños y todo eso, pero, Ashley... ahora eres una don nadie, no puedo ser amiga de personas como tú.
— ¿Una persona como yo?
—Sí, ya sabes. Que no tienen relevancia —me quedé en silencio ¿me estaba hablando enserio? —ahora que no tienes nada, ahora que no eres nada. No eres una persona de mi interés, y por ende, tampoco de mi círculo social.
—Pero... nosotras éramos mejores amigas —escuché una carcajada de su parte.
—Por Dios, cariño, no habrás creído ese teátrico ¿o sí? —La escuché suspirar —linda, nos conveníamos la una a la otra, eras famosa, tenías dinero, una reputación, pero ahora tú... No eres nadie y cuando la prensa se entere no quiero ser yo quien recoja los pedazos de tu rota reputación. Nuestra amistad siempre fue un fraude, espero que lo entiendas.
Me hubiera gustado decirle que era una perra, decirle que podía irse al infierno, decirle que de todas formas siempre había sido una amiga horrible y que no me importaba en absoluto si era mi amiga o no. Pero no dije nada de eso, lo único que salió de mis labios fue un adiós entrecortado.
Mis ojos se cristalizaron. Estaba molesta, mi mejor amiga me acaba de terminar la amistad porque no soy suficiente. Traté de contener el sollozo que se avecinaba, pero fue imposible. No quería llorar, ella no lo merecía y aunque no lo mereciera incontrolables sollozos comenzaron a salir de mi boca.
—Ashley quera decirte que... —escuche la voz de Liam callarse. Lo observé por un segundo y limpié mis lágrimas con fuerza.
— ¿Acaso no sabes tocar? —pregunté groseramente tratando de pasar desapercibido la tristeza de mi voz.
—Lo siento pero... ¿estás bien? —se sentó frente a mí.
—Sí.
— ¿Por qué... —lo interrumpí.
—Mira Liam, no eres exactamente la persona con la que quiero hablar en este momento.
—Bien... eh, vine a decirte que si quieres hacer algo abajo estamos abajo Chloe, los chicos y yo haciendo tonterías. Incluso ordenamos pizza, si quieres puedes bajar —se encogió de hombros.
—Prefiero clavarme un alfiler cien veces en mis ojos.
—Está bien, si cambias de opinión estamos abajo —camino hacia la puerta —por cierto... si tardas no esperes comer pizza porque posiblemente no habrá —levante una ceja —adiós.
Suspiré y caminé hasta el baño, al ver mi rostro en el espejo me sobresalté, mi delineador y pestañina estaban corridos hacia abajo igual que mi rubor y mis polvos haciéndome ver como una bruja con la cara derretida.
Me lave el rostro, al acabar me observé en el espejo, mi cara estaba libre de maquillaje y mis mejillas estaban levemente rosadas por el agua fría
'Siempre serás hermosa con y sin maquillaje, pero eres un desastre y nadie ama los desastres'
Repasé las palabras de mi hermana una y otra vez, sentía la necesidad de probarles que no era cierto, de probarle a Lila que si soy alguien. No quería estar sola, la soledad es demasiada carga para cualquier persona. Por eso, sin pensarlo demasiado decidí aceptar la invitación de Liam.
—Hola —salude entrando a la sala de estar.
—Hola —respondieron todos los hombres en la sala amigablemente, incluso 'la diva' me sonrió. Pero no pude pasar por alto como Chloe rodaba los ojos.
—Me tengo que ir —anunció poniéndose de pie y subiendo las escaleras.
—Iré a hablar con ella —dijo 'la diva' siguiendo a la rubia.
—Chicos ella es Ashley — dijo Liam incomodo —Ashley, él es Louis, Niall y Zayn —escuchamos pasos de las escaleras —y él es Harry.
—No lo logré — suspiró el antes nombrado —nunca había actuado así desde S... —se calló dejándome confundida mientras que los demás intercambiaban miradas.
— Ya vuelvo —me puse de pie y camine hacia la última puerta del pasillo, la cual estaba segura de que era la habitación de Chloe. Toqué suavemente.
—Ya te dije que te fueras, Harry —escuché a la rubia del otro lado molesta.
—No soy Harry —escuché un suspiro y la puerta se abrió. Fue más fácil de lo que creí.
— ¿Qué?
—Necesitamos hablar —entré en su habitación.
—Nadie te invito a pasar —dijo Chloe cerrando la puerta.
— ¿Por qué me odias?
—No te odio, solo... no me agradas —se encogió de hombros sentándose frente a mí.
— ¿Por qué? —fruncí el ceño.
—Me recuerdas a alguien... —asentí.
—Lo entiendo —me miró enseguida.
— ¿Enserio?
—Sí, te recuerdo a alguien que te hizo daño en el pasado. Pero Chloe, no soy esa persona y por lo menos merezco una oportunidad para demostrarlo.
—Tienes razón —dijo después de un largo rato en silencio
—Podemos conocernos mejor, la gente puede llegar a sorprenderte ¿sabes? —Chloe me sonrió.
— ¿Sabes, Ashley? no eres tan tonta como creí.
— ¿Gracias? —Pregunté haciendo una mueca y Chloe soltó una carcajada —mira voy a serte sincera. Eres la única chica de esta casa aparte de mí y no creo poder convivir solo con chicos así que... ¿amigas? —Chloe asintió.
—Amigas.
Nos dispusimos a salir, pero en cuanto abrimos la puerta los cinco chicos, que parecían haber estado recargados en la puerta para escuchar nuestra conversación, cayeron al piso. Al vernos se pusieron de pie.
—Es... estábamos por tocar —dijo Niall nervioso.
—Haremos como que les creemos —dijo Chloe.
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