El Clan Cullen temía por sus vidas, Irina Denali había malinterpretado sus observaciones en su visita prometida a su clan, pudiendo ver la presencia de lo que parecía una niña Inmortal cerca de la pareja e integrante recién acoplada a ellos, Bella Swan. Por lo que se dirige sin retraso alguno a reportar dicha infracción a su ley, sin saber la verdadera situación tras esa imagen observada.

Una carta llega a manos de una persona de manos extremendamente tiernas, delgadas y pequeñas cual si fuera la de un niño, en esta se expresa una información interesante para el lector que lo toma en manos:

"Hubo un avistamento de un niño Inmortal en Forks, si no lo resuelves antes que la nieve se congele en dicho lugar, nos encargaremos nosotros. Los responsables acusados son el Clan liderado por Carlisle Cullen, tienen su residencia en Forks. Atte. Clan Vulturi"

El lector de dicha información se encamina a velocidad sobrehumana hacia un rayo de luz que choca contra una superficie vidriosa, dejando bajo este la nota y poco después de aquellas propias manos un dedo de la mano derecha, se pinta de color amarillo, controlando la luz y su ráfaga, quemando dicho pedazo de papel con cierta cautela.

—¿Hermanita?—una voz de un niño pequeño se logra escuchar tras la silueta entretenida en eliminar dicha nota con el sol.

—¿Uh? ¿Ya es hora del almuerzo? —pregunta la figura con una voz deleitable de niña pequeña también, volteando a mirar curiosa.

—No... Pero creo que no falta mucho. —el niño de cabello blanco y ojos rojos vino le corresponde con el ceño fruncido junto con un puchero. —Fue raro, te quedaste mirando eso. —apunta como cualquier niño con su dedo tan pálido como la cal en dirección a la nota.

—Ah. —responde totalmente despistada la niña sin saber muy bien de buenas a primeras como contraatacar a lo dicho por lo que solo se resigna a decir: — Me perdí entre mis pensamientos.

—¿Por qué?—pregunta curioso el pequeño niño albino de una apariencia de 8 años.

—Por qué los Vulturi me contaron algo interesante. Me tiene algo pensativa.

—¿Y por qué? —vuelve a preguntar curioso el niño.

—Por qué no creo que sea conveniente llevarlos.

—¿Por qué? —vuelve a decir.

—Por qué puede causar más nervios, pero ustedes sin mi, son un caos.

—¿Por qué?

Ya para este minúsculo instante un pequeño tic de arrugar su nariz en molestia se hizo presente en la niña.

—Por qué son niños inmortales y sin mi control, los tendré que eliminar. —sentencia con una expresión neutral.

Cortando por unos segundos la manía de preguntar que tienen los niños. Pero nota cómo al niño le tiembla los labios pareciendo que va a llorar pero, lo que pasa es que ni siquiera eso lo detiene en el capricho de preguntar:

—¿Para qué?

Siendo así como de un tajo, sin sentimientos ligados ni palabras correspondidas lo decapitó dejándolo al merced del sol iracundo. Los demás niños que habían visto el enojo y molestia de la niña, enseguida cedieron al miedo, queriendo escapar; siendo así como del grupo de diez niños que acompañaba a la niña, eran reducidos a dos pequeñas personitas de 7 años años, unos gemelos/mellizos de cabellos pelirrojos y ojos rojos.

Estos habían sido los más prudentes de la camada, quedando sentados y con la cabeza en sumisión ante la niña, respetuosos y sin reprochar nada ante lo sucedido.

—Aida, Eien... —la niña con voz angelical pero prudente los nombra.

—¿Shi, hedmana? —preguntaron levantando el rostro con cierta timidez y torpeza.

—Iremos a comer, y luego en un auto viejo iremos de paseo.

—¡Si! ¡si! ¡si! —exclamaron al par ambos hermanos: niña y niño, levantándose con emoción del suelo.

Siendo así como la única niña quedó observándose en el reflejo de aquel espejo, notándose su cabello marrón rojizo, piel y mejillas regordetas, como aquella piel blanca como la nieve, al igual que aquellos ojos rojos que por más que cambiará de dieta nunca cambiarían de color. Después de todo era una niña Inmortal.