A veces el mundo se inclina de un lado o de otro, de blanco o negro. Nadie podría entender los motivos por el cual había acabado por elegir. Ninguno de los Cullen la entenderían, nadie la entendería.

—Ojalá fuese tan fácil hacer que los vampiros sean padres. Ojalá fuera real y seguro. —empezó a decir la pequeña niña Inmortal.

Su mirada rojiza con su rostro tan neutral, tan petrificada al escuchar eso, le había dejado un sabor amargo.

—¿Porqué crees que es imposible? —susurra afectada Rosalie.

—Un vampiro mató a un niño para convertirnos en lo que somos hoy, niños inmortales. Petrificados en cuerpo y mente, ninguno sabe lo que es familia, ¡por la especie inicial! —exclama enojada y dolida, parecía que nadie más podía ver el dolor del sacrilegio que hacían con ellos.

—Solo estas envidiosa. Los niños ya nos consideran sus padres, ¿porque no quieres su felicidad? —pregunta Emmett, le era irónico ver aquello, una niña molesta por otros.

Sin embargo, un Clan y dos personas podrían entender algo de lo que por la mente de la niña pasaba. Carlisle dolido por lo que vendría y Garret interesado en saber como el Clan Cullen reaccionaría, los Denali sabían el motivo por cual no podía concebir esa idea.

Mientras los niños ya estaban cabizbajos al sentir la molestia de la niña en su voz.

—¿Envidia? Veo que mente es cuadrada, se muy bien que vos otros dos ven perfectamente que los niños inmortales no pueden estar por ahí con un vampiro, los Vulturi tienen sus motivos. Ellos dos no podrían contenerse aunque se les enseñara, realmente ninguno sabe manejar a los niños inmortales. —advierte con una voz frívola.

—¿Porque no los dejas ser feliz?

—¿Porque no podemos ser felices? —pregunta Aida.

—Contigo no son desobedientes, haz la misma magia que haces, para que podamos al menos intentar darle la felicidad que buscan. —dice Emmett olvidando El motivo principal por el cual la niña estaba allí.

—No voy a fijar mi rumbo por deseos egoístas de desconocidos. No son de mi interes—advierte empezando a marcharse, sin embargo siente una sombra y un niño que se abalanzan hacia ella—No soy la enemiga.

—¡Si lo eres! ¿Porque hermana? ¿Porque no nos dejas tener papás? —pregunta Eien enojado con esos ojos rojos usando su don de sombras.

Mientras que Aida se dedicó a sentarse en el suelo y abrazarse a sí misma. Rosalie no entendía las acciones de las niñas y del niño.—T-te quise mucho hermanito.

Edward al escuchar eso, obligó con la mirada a Jacob que se llevara a Reneesme lejos. Logrando lo justo a tiempo.

—¿Qué? —preguntó confundido Eien.

Sin embargo, su cabeza rodó por el suelo y su cuerpo cayó al suelo sin vida, Rosalie y Esme sufren por el horror de la escena.

—Aida... —la pequeña pelirroja de ojos rojos la mira—¿quieres descansar con él?

La pequeña niña de ojos rojos de siete años tenía los ojos cristalizados por las ganas de llorar.

—N-no te quiero dejar sola. P-pero duele —gimió la niña al haber perdido a su gemelo.

—Entiendo... No te preocupes, descansa tranquila y muchas gracias. —agradeció la niña Inmortal tras un pestañeo y decapitar a la niña que cerró los ojos. Luego de ello ambos cuerpos se prendieron fuego.

—¿Porquê eres así? —dijo Emmett aferrando a su esposa entre sus brazos, Rosalie lloraba por no haber hecho nada por ellos.

—¿Por qué no serlo? —pregunta Garret bastante inconforme—Si ella dejaba salir a los niños, matarían a Nesie. Los niños sin su control serían sólo un desastre, destrucción.

La niña se había quedado en cuclillas mirando aquellos lugares que ya nadie quedó.

—Ah, gracias vampiros. Por adelantar mis decisiones. —suspira con una aire condescendiente. La niña se levantó y sopló su mano derecha, la cual minutos antes se veían de color y en cuanto vino el fresco desaparecieron.

—¿Acaso no te duele haber matado a esos niños? Eran tus iguales —dice horrizada Bella.

—Me duele, si. Pero prefiero que descansen a que los vampiro un día nos quieran y otro día nos miren con desprecio por no saber controlar nuestro juegos. —dice despectivamente objetiva.

—Eres un monstruo. Si te doliera no los habrías matado. —sisea Bella, preocupada por el peligro que está niña podría traer a su hija.

—No te equivocas. Todos aquí lo somos, igual que los que nos crearon. ¿Quién convertiría a un niño en algo como esto? —sonríe amarga la niña Inmortal acercándose en un pestañeo a la neofita.

Bella jadea nerviosa, Edward la atrae hacia él, protector.

—Basta, por favor, no te lo tomes en cuenta —pide Edward.

—La imprudencia trae destrucción. Moderen su estilo de vida o todo será caos. —sentenció la niña Inmortal saliendo de la casa, y saltó hacia un árbol volviendo a ser invisible a todos.

—No somos quienes para juzgar sus actos, hijos míos —expresa Carlisle. No era que le gustase ver extinguidos a alguien de su especie, pero no estaba apoyando a la violencia hecha.

Esme lo siguió dolida y perturbada por lo visto.

Mientras que el Clan Denali observó todo sin decir nada. Sabían y entendían los motivos por el cual todo había ocurrido así.