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12. Sé sincero.

Quil había ido con delicadeza y timido a la cocina, en cuanto su madre cayó en su presencia las lagrimas no se hicieron esperar en hacer presencia. Esta soltó la taza de café que iba en sus manos para ir corriendo hacia su hijo. Realmente lo había extrañado, sentía como los brazos de su madre lo tenían bien sujeto, la abrumada sensación de tenerla con él, de verla bien y saber que no estaba enojada al parecer, lo aliviaron bastante.

—Mamá perdón por todo ... Realmente no quise preocuparte.

La madre no respondía, solo lo dejaba explicarse, no tenía palabras que decir. Aunque sabía que su niño habia cambiado, su complexión era distinta. Ella se aparta un poco de su hijo y lo mira profundamente, Quil seguía siendo él, solo un poco mas maduro fisicamente hablando.

—Me tuviste en vela mucho tiempo jovencito —dijo con un tono bastante amargo la madre.

—Fui despreocupado ma'... No fui conciente del tiempo que se me fue.

—¿Fue el grupo de malechores de Sam lo que te alejó de casa?—preguntó acusatoriamente la madre.

—Al principio fue por problemas que tuve con... Problemas que como chico no podía preguntar solo al abuelo, ellos me ayudaron un tiempo. Pero... Solo fue una semana que estuve con ellos, luego...—se calló Quil precipitadamente al no saber como explicar su situación sin exponer a su madre al peligro.

—¿Problemas de chicos...? Acaso... Es una chica? O son chicos de la tribu?—pregunta la madre entre confundida y preocupada, no entendiendolo.

—Al principio el abuelo me instruyó a ser un mejor hombre... —dijo Quil aunque en su mente se decía: «podría decirse así a la transformación lobuna en idioma de persona normal...¿Verdad?»se autoanima personalmente.—Pero luego tuve momentos complicados que solo Sam y el abuelo entendían. Solo... Puedo decirte que vencí mis problemas de autoestima, me peleé muy fuerte con Jacob y sin querer conocí a una persona especial.

—¿Y porque no le avisaste a tu abuelo para que me dijera que estabas bien?—pregunta cruzada de brazos, sospechando la madre.

—Tuve complicaciones mamá. El abuelo te puede explicar mas adelante lo que me ha ocurrido. Pero no tengo tiempo para ello. Tengo una noticia buena para ti y para mi. —dice cambiando de tema, a una emoción medio fingida de felicidad.

Si bien, Quil iba a viajar mucho, eso si era real, pero no la excusa por la que se iba, y mentir a su madre no era justo según su pensar, pero no había de otra.

—Ya hablaré con el Senior. —suspira resignada al verlo y buscar una mirada compinche de sacar la mentira a la luz, pero no encontraba esa clase de mirada en su hijo, sino que una de seriedad y responsabilidad, camuflada con un brillo especial en sus ojos.—¿De que se trata la noticia, Quil?

—Me gané una beca para estudiar en el extranjero mamá. Una vez termine las clases de este año, podré ir y aprender mejores cosas que lo que puedo conseguir aquí. ¡Mi sueño se hará realidad!—dijo Quil ya lo último pensando en la realidad.

—Viajaras por el mundo. Eso es lo que siempre has querido, pero nunca vi un motivo para que estirara tanto de ti para llegar a realizarlo. —dice tras un puchero suave en su madre, mordiendo su labio en preocupación pero sus ojos veían una alegría por los sueños de sus hijos haciendose realidad.— Sé sincero, tambien es por la chica que te vas, ¿No?

Una madre nunca se equivocaba al leer las intenciones de un hijo, por mas que dijera verdad a medias, esta siempre sabría las intenciones ocultas en su hijo. Por que, una madre incondicionalmente siempre llega a conocer un punto resaltante y dominante del hijo, aun cuando no pareciera ser así.

Quil la miró sorprendido, al mismo par que escuchaba como la niña y Kehe salían del baño, habían acabado. Sin embargo, escuchó un pequeño susurro: ¿Necesitas ayuda, cachorrito?-la voz de la niña había sonado especialmente suave y comprensible para él, que había emocionado a su corazón tonto.

Con esa misma mirada de ternura por lo escuchado, y la emoción de sentirse apoyado al completo, miró a su madre, y sonrió nervioso.

—Es difícil decirlo, no se como explicartelo... Sé que siempre fui raro...lo se... Pero... No quiero que odies mamá. —empieza a decir Quil.

La madre va frunciendo el ceño al no comprender que es lo que estaba pasando. Por lo aue no puede evitar preguntar en cuanto ve como dos personitas van bajando por sus escaleras.

—¿Quiénes son estas personas?—pregunta totalmente sorprendida. Aunque el chico de ojos verdes era similar a los de su tribu, pero nunca lo había visto antes.

—Perdone las molestias señora, no quisimos romper su privacidad en su humilde morada. —dice Kehe con toda la delicadeza del mundo.

La madre notaba a la niña muy palida con ojos grises, tan hermoso color que la mujer quedó maravillada por el color, pero ambos no podían ser parientes, lo unico que podría ser la característica igual era el cabello pero el resto era todo diferente. Esta tenía su pequeña manito aferrada en el muchacho desconocido, que tenía un aspecto de tal vez, unos 28 años le aproximaba la mujer.

—Soy Eien, un gusto. —dijo con una sonrisa muy tierna la niña inmortal. Y luego señaló al mayor con el que compartía mano unida a la suya— El es mi papi, se llama Kehe.

Kehe al escuchar aquello resiste un jadeo completo y un gruñido se estanca en su garganta, tosiendo fingidamente para entonar la mirada hacia la niña, quien lo mira muy inocentemente.

—Hola pequeña, el gusto también es mío. —dice cariñosa la madre ante la ternura de la niña. Pero luego entorna la mirada hacia Quil— ¿Que significa esto, hijo?

La niña es quien se apresura a decir, emocionada e improvisando una respuesta muy loca.

—Quil ahora es mi otro papi. Y tu ... Debes ser mi abuelita, por favor no odies a mis papis, se quieren mucho y los quiero mucho para verlos tristes. —dice con tanta inocencia.

Que el shock en que la madre entra es tan impresionante como la incredulidad que no puede evitar recostarse en uno de los muebles y darae aire.

Mientras internamente la niña estaba consiguiendo un ambiente neutro, tal vez uno muy disgustante para ambos varones pero tras la mirada amenazante de la impronta para ambos, no le queda de otra que fingir nerviosismo y amor entre ellos.

«Me las pagarás pequeña Eien...sabes lo que produce en mi decirme "papi"»pensó receloso Kehe.

«¡Oh no! Mi madre parece que le va a dar un patatus!»piensa preocupado Quil.

—Mama yo...en verdad ...

—No. —le corta su madre tras un jadeo.—Seré su abuelita, y espero que el viaje les vaya bien. No necesito saber nada mas, solo traigan a la niña cada cierto tiempo... Al menos me haz hecho abuela, no como pensaba pero igual me siento... Satisfecha.

La madre había aceptado la excusa. Un humor neutral había optado por aceptar, al igual que un ambiente neutral y tranquilo se había hecho alrededor de los tres.

—Gracias Señora, perdone en verdad invomodarla, mi...mi hija es muy inocente y no tiene la delicadeza al anunciar las cosas.—dice preocupado Kehe por la supuesta suegra.

—Nada de señora, que me siento vieja, soy la madre de tu... De Quil, así que tuteame, me llamo Kiona. —dice la madre de Quil.

Quil se asombra al ver la evolución neutral con la que su madre va actuando, pero aun mas lo es al tomar en cuenta que los ojos de la niña eran grises y no rojizos. «¿Será esto algo relacionado con la niña inmortal?»pensó.

—Señ... Digo, muchas gracias Kiona. Es placer es mutuo. —dice Kehe aliviado de no haber tenido un problema como el suyo en esta tribu.

—¿Podemos irnos a la playa, papi?—pregunta interrumpiendo el ambiente la niña inmortal.

—Si os estan demorando por mi, despreocupeis entonces. Ya todo esta resuelto, ve a disfrutar el día. Iré a hablar con tu abuelo. —dice Kiona, la madre de Quil.

Y sin mas los empieza a guiar por la puerta, hasta tenerlos fuera.

Los tres escuchan como la mujer se desliza sobre la puerta, y solloza. La mujer solo fingía ser fuerte pero ahora se derrumbaba oculta ante toda la revelación escuchada. No era un tema que pudiera digerir tan fácil.

Siendo así como la niña pudo mover sus hilos, e ir a la playa.

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