—¿Qué hay entre tú y Nina? —pregunta Audry mientras van en la camioneta rumbo a la obra— no intentes negarmelo —la mira con sus ojos grises.

   —¿Se nota tanto?

   —Hasta Rebeca me ha preguntado sobre ustedes.

   —No pasa nada, me dejó bien en claro que es mi jefa y yo soy su empleada.

   —Entonces la expresión de ambas en la empresa y los suspiros que se dan cuándo se ven sin devolverse la mirada ¿Es la relación de una jefa y empleada? Porque Nina no mira a ningún empleado cómo te mira a ti.

   —¿Qué quieres que te diga? Tal vez estás alucinando, ella me dejó bien en claro que es mi jefa, sino pregúntale a ella que hay entre nosotras.

   —¿Te gusta? —la castaña mira al frente y se queda callada.

   —Estoy en pareja, no puede gustarme...

   —Te estás justificando, pero no me has respondido lo que te pregunté. Te gusta.

   La camioneta para y Miranda casi salta para evitar el cuestionario de Audry. Caminan por la obra haciendo la inspección del lugar, ambas separadas. Paul ya se lo dijo antes y ella misma lo ha pensando, pero quizás en realidad... no cree que su jefa sienta lo mismo y ella confundió su amabilidad con algo más.

   En la camioneta de vuelta, agradece que Audry no intente otra vez hurgar en el tema, ella misma ya se siente conflictuada y echarle más leña al fuego, solo aviva el pensamiento en bucle que dispara su ansiedad.

   —Miranda ¿Puedes venir un momento? —la llama la pelirroja y comparte una mirada con Audry.

  —Claro.

   —Tengo aquí unas observaciones para hacerte con respecto a unos planos. Mirá —le da vuelta la pantalla de su computadora— aquí —le señala—, aquí y —busca— aquí.

   —Disculpe pero esa obra no es nuestra. Es de Malec ¿Puedo retirarme?

   —Miranda —suspira y endereza la pantalla— ¿Quieres un café?

   —Tengo en la cocina —Nina la mira, la castaña le devuelve una mirada algo hostil—. De verdad que tengo mucho trabajo ¿Puedo retirarme?

   —Ve.

   —Gracias, jefa.

    Nina exhala el aire que estuvo conteniendo en cuánto ella cierra la puerta. Extraña demasiado a la joven de mirada risueña y sonrisa fácil. Tocan la puerta y entra Audry.

   —Necesito que veamos unos puntos ¿Tienes tiempo? —ella asiente.

   —¿Puedo hacerte una pregunta? Sé que no somos amigas, cercanas o conocidas, pero no veo bien a Miranda desde hace unos días ¿Todo bien entre ustedes?

   —Sí —aprieta los labios en una delgada línea y traga despacio— ¿Ella te ha dicho algo?

   —No, pero se les nota —la pelirroja levanta la mirada viendo a la de ojos grises "se les nota"

   —Avísame si necesitan algo, no es necesario que ella sepa —Audrielle se levanta— Audry —voltea a verla— ¿Puedes cuidarla? Yo no sé cómo hacerlo bien.

   —Está bien Nina.

   Sale de la oficina y ella se queda mirando la taza que le regaló Miranda, simplemente porque le recordó a ella, la toma entre sus manos agarrándola fuerte. Golpean y pasan.

   —Perdón, Audry me pidió que le trajera estos papeles —los deja en su escritorio y mira cómo sostiene la taza que le regaló, una sonrisa fugaz cruza su rostro, pero la borra de inmediato—. Bueno me voy.

   Hay reunión en la sala de juntas, Nina se sienta al lado de Miranda que no parece reparar en ella, ni siquiera la mira, sigue tomando notas en su libreta y mira una carpeta con papeles, la pelirroja se cruza de piernas y con su pie roza la pierna de la castaña, ella levanta la mirada y la observa, la otra le devuelve la mirada, la castaña suspira deja su cuaderno de anotaciones en la mesa, ve que todos están sentados, conversando o prácticamente en la suya. Miranda sonríe de manera maliciosa, la mira fijo, se agacha un poco, la acaricia desde su pie subiendo por su pierna, mientras los ojos de Nina se abren, llega a la rodilla la empuja para alejarla de ella suavemente, y se mete más adentro en la mesa para seguir tomando notas, Nina se queda congelada y Audry al otro lado de la mesa viendo la secuencia de ellas dos, trata de reunir la información con la boca aún abierta.

   —Buenos días —entra la persona invitada para dar la reunion—, espero que todos estén bien...

   Miranda se voltea dándole ligeramente la espalda a su jefa, mira al otro extremo de la mesa a su amiga que le dice sin emitir sonido WTF, y ella solo se limita a encogerse de hombros de manera exagerada, sabiendo lo mucho que le molesta a Nina esa expresión.

   De la reunión en la cual Nina logró captar algo a los 20 min desde que habían empezado a hablar, ya que seguía viéndose la pierna y recordando la mano de Miranda subir desde su pie hasta su rodilla y empujarla para alejarla de ella, definitivamente esta tensión sexual entre ellas es cada vez más notoria.

   —Ven —Audry la toma del brazo y se la lleva prácticamente a rastras una ves terminada la junta— ¿Qué fue todo eso?

   —No quiere que este cerca de ella, pero busca la manera de tenerme cerca o permanecer en contacto. Estoy algo cansada del tira y afloje.

   —Miranda, odio tener que ser quien te lo diga, pero estás en pareja. No me agrada tu novio, pero sino quieres estar con él sé clara y ambas déjense de joder con esta tensión sexual entre ustedes, créeme sé por experiencia que sino pones un freno y te ordenas, las cosas terminan mal. No digo que alguno de ellos sea cómo mi loca ex de Ainhoa, pero sino te ordenas esto va a terminar mal, para uno o los tres.

   Se va y deja a Miranda pensando, ve a Nina conversar desde la sala de reuniones con la mujer invitada que la dio, que parece ser muy cercana a su jefa, la pelirroja está de brazos cruzados y la otra mujer tiene una mano sobre sus brazos sin sacarla y le da una caricia de vez en cuándo, Miranda suspira y levanta una ceja, Nina la mira hacer ese gesto, descruza los brazos y se aleja un poco de la otra mujer.

   —Me voy —le dice la castaña de rulos se Audry— ¿Te espero?

   —Ve, tengo que —se suena al cuello— ver unos números y ya me voy.

   —Te veo mañana entonces —le aprieta el hombro.

   Miranda se pone una alarma, para no irse junto a Nina, la oficina se va vaciando de a poco y ella avanza lo más rápido posible, termina y se tira hacia atrás en su silla mientras la computadora se apaga, suspira y al abrir los ojos, unos ojos chocolate están clavados en ella, hace la silla hacia atrás y en silencio comienza a juntar sus cosas.

   —¿Te vas?

   —Sí.

  —¿Te buscan?

   —Sí —sigue parada a su lado— ¿Le puedo ayudar en algo más, jefa? —ella niega con la cabeza—. La veo mañana, permiso —se corre— ¿Es buena amiga de la mujer que dió la reunión?

   —Somos conocidas.

  —Ah, se notaban muy cercanas. Que tenga buena tarde.

   —Miranda. No éstoy con nadie, solo la conozco.

   —Está bien, no tiene que darme explicaciones, solo soy su empleada.

   —Miranda —suspira y ella vuelve a frenar volteando a verla— ¿Puedes? —muerde su labio inferior— Deja de decirme jefa, solo dime Nina.

   —Mmmm no, me pagas el sueldo y soy tu empleada, eres mi jefa —se encoje de hombros, Nina suspira frustrada—, me lo dejo claro ¿No es así? Adiós... jefa.

   Miranda se da la vuelta y Nina entra a su oficina tomándose la cabeza exasperada. Quería mantener las cosas en el plano laboral, la castaña lo cumplirá a raja tabla.