6 Alejandola por su bien
Está acostada mirando al techo de esa habitación desnuda, mientras la mujer de cabello castaño duerme a su lado con un brazo sobre ella. Ve la ropa de ambas tirada, la peluca de ella tirada, se levanta despacio sacando el brazo de su cuerpo y comienza a vestirse en silencio, le deja una nota y se marcha.
Mañana el contrato firmado en mi oficina por ambos.
Le deja los papeles bajo la nota y se marcha. Llega a su casa se baña rápidamente y se acuesta, la alarma sonará en 3 horas.
—Acostarme con alguien para salvar mi empresa, que tan bajo he caído.
Se restriega el rostro y suspira, se quiebra y se rompe, se siente sucia. Si bien antes había tenido encuentros causales, jamás había hecho algo así con otros fines. Llora quedándose dormida, ahora puede entender a Griselda y el cómo se sintió ella cada vez que hacía esto, que definitivamente no es fácil.
—Buenos días —saluda a todos saliendo de su oficina—. Miranda por favor ven un momento —la joven entra, ella cierra la puerta y ambas se sientan cara a cara—. Llegará un contrato, es el proyecto de un hotel casino, quiero que Audry y tú lo tomen ¿Cómo vienen con las obras?
En todo el tiempo que lleva sentada Miranda frente ella no ha dejado de hacer anotaciones a los papeles que tiene mientras conversa con ella, casi no la ha mirado y no lo hace porque no quiera, no lo hace porque cada vez que la ve, no puede apartar la mirada de ella.
—Bien, pero depende la magnitud del proyecto vamos a tener que pasarle algunas obras a los demás.
—Perfecto, me avisan y reorganizamos el trabajo.
La joven se levanta y toma el pomo de la puerta, abre pero vuelve a cerrar y se de la vuelta dirigiéndose a Nina de nuevo.
—¿Por qué me tratas así?
—¿Así cómo?
Responde la pelirroja levantando la vista de sus papeles y cómo sabía que pasaría, ahora no puede dejar de verla.
—Distante, seca ¿He hecho algo mal? Sé que paré por un café ayer en mi horario y ruta laboral, te juro que fue la primera vez y la última que lo hago ¿Tan grave ha sido o hice algo más?
—No.
—Entonces es injusto, estás siendo injusta conmigo. Pueden decir muchas cosas de ti y las dicen ¿Sabés cuál es la palabra que más usan para referirse a ti?
—¿Bruja o arpía? —dice en tono de burla con una media sonrisa.
—Justa, esa es la palabra que por excelencia te define —Nina se pone seria, jamás había esperado eso—. Pero ahora conmigo no lo estás siendo, no sé que pasó, que ha cambiado o que hice, o si hice algo. Pero... —A punto de responderle golpean la puerta y Miranda abre.
—Nina la reunión está a punto de arrancar en 20.
—Voy. Miranda te quedas —él sale y Audrielle golpea la puerta.
—¿Lista? Te necesito para ver unos planos —ella mira a su jefa.
—Ve, pero retomamos desde dónde lo dejamos, más tarde.
Las dos comparten una mirada, Nina se dirige a la reunión y al pasar por los escritorios, vuelve a mirar a Miranda. El día es algo caótico, hay uno solo impas breve, le mande un mensaje a la joven y ella no tarda mucho en entrar a la oficina de su jefa, que la espera para verla directamente, se sienta frente a ella y se siente cómo en la universidad a punto de rendir el final más importante de su vida.
—Primero quiero decirte y aclararte algunas cosas. Me puedes agradar mucho, me encanta tu trabajo y tu manera de trabajar, eres eficiente, rápida y resolutiva. Pero sigo siendo tu jefa, Miranda, y este sigue siendo un ambiente laboral, y lo que yo haga adentro y fuera de mi empresa, me compete a mí y solo a mí, tú trabajas para mí y lo que hagas en el ambiente laboral, si me compete.
A Miranda se le encoje el corazón, y siente una presión en la garganta. Quizás solo confundió su amabilidad y ahora se siente estúpida ante el planteo anterior que le hizo. Pero ¿ella lleva a todos sus empleados hasta su casa? ¿Tiene detalles con todos? No, claro que no.
—¿Llevas a todos tus empleados a su casa en tu auto? ¿Les traes café? ¿Les mandas mensajes preguntando si llegaron bien?
Nina se queda callada, claro que sabe la respuesta, y no se había dado cuenta de ese detalle hasta que Miranda lo trae a colación. No ha sido así nunca, con ningún empleado, ella quiere mantener una línea de distancia, y no porque los crea inferiores, no, sino porque luego las líneas se desdibujan a veces una de las partes se toma más confianza de la habitual, cómo Jeremy en su momento.
—Pero entiendo perfectamente, disculpe mi impertinencia —la joven se levanta—. Desde este momento, me queda bien claro que no debo desdibujar esa línea, así que voy a ser profesional y solo me abocare a mi trabajo y conservaré la distancia ¿Puedo retirarme?
—Sí.
La joven sale y Nina siente unas inmensas ganas de llorar, siente que cavó un profundo hueco entre ambas. Va a su mini heladera y saca la bolsa que ella le entregó con el café ayer, abre la bolsa y adentro encuentra una versión pequeña de su pastel favorito, con una nota escrita a mano por ella.
Disculpa si hice algo que te molestara, me gustaría reparar las cosas y poder charlar contigo cómo lo hacíamos al inicio, me siento mal por no saber si hice algo. Dame una oportunidad, por favor.
«"Dame una oportunidad" ¿acaso no sabes a la clase de persona que le pides esto? Es mejor que te mantengas lejos de mí, aunque me duela»
La jornada laboral termina, Nina instintivamente mira el escritorio de Miranda, ella apaga la computadora tomando sus cosas. Es la primera vez que se va a horario, baja con el resto de sus compañeros, afuera está su novio esperándola en el auto, Nina se topa con ellos saludándose con un beso de frente y una molestia la invade. Deja el sobre que venía con el contrato, se prepara mentalmente para lo que tiene que hacer mañana.
Hotel "Impala" habitación 203, 8 pm.
Ven solo con un tapado y un conjunto de encaje negro con portaligas, más tu cabello recogido. Avisa que no llegas a casa, porque esta vez no voy a dejar que te escabullas en madrugada.
Nina suspira, y cierra los ojos.
—Lo hago por mi empresa, lo hago por mi empresa, lo hago por mi empresa.
Prefiere hacer esto que pedirle ayuda a su padre, que terminará con él pidiéndole el favor a cambio que conozca al hijo de algún amigo, o al sobrino, o al nieto, y se le recordará cada vez que pueda como le prestó el dinero para salvar su empresa, aunque ella se lo devuelva, también le dirá que no tendría que trabajar tanto con un hombre que se haga cargo a su lado, mientras ella podría quedarse en casa y críar a sus hijos. Porque él aún no asume que su hija es gay, que según él no va a poder tener nunca una familia, como si la homosexualidad te inhabilitada la capacidad de concebir o criar hijos, con una mujer a su lado.
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