26 Nina y Miranda
Nina.
Jamás creí que pudiera llegar a ser tan feliz como lo soy ahora, al lado de mi esposa, que es la mujer que amo. Es impresionante que ella llegara a mí, de la mano de mi ex y que me enamorara de ella como jamás me enamoré de alguien en mi vida, que la amara y ame con todas mis fuerzas, pero ahora amo así de mucho a alguien más, sí, estoy aún más enamorada de ella que de Miranda, claro que un tipo diferente de amor.
—¿Cómo te sientes hoy? —le pregunto besando su cuello, dejando que su cabeza descansé hacía atrás mientras se apoya en mí y llevo ambas manos a su vientre para cargarlo un momento y que ella descanse.
—Ella se porta bien, pero tu hijo está dele patear.
—¿Cómo sabes que es él?
—¿Instinto de madre? —me río.
—Deja de culparlo —la beso—, él es un santo —reímos ambas.
—Parece que fue ayer que dábamos el sí en la iglesia y veíamos la prueba de embarazo —ella suspira—. El próximo podrás llevarlo tú.
—No tengo apuro, quiero disfrutar de estos dos primeros y de nosotras como mamás. Llámame si necesitas algo o sientes dolor, sé que la cesárea es en tres días, pero el doctor nos dijo que hay que...
—Lo sé, ve tranquila yo te llamo si me siento mal —me besa y a regañadientes me voy.
No ha pasado un solo día en el que no la mire y me enamoré de ella, en el que no sepa que la voy a amar cada día, a veces miro mi alianza de casada y la toco porque no puedo creer que me case con la mujer más hermosa, amable, cariñosa y buena persona que la vida puso en mi camino. Nos costó quedarnos embarazadas y no fue después del cuarto intento que lo logramos, bueno ella, con mis óvulos quedarse embarazada sin perderlo y nada más y nada menos que de gemelos, ahora nuestros hijos están por nacer y pese a que el embarazo también fue complicado, logramos pasar las semanas y los meses que casi los perdemos, para llegar ahora casi al final del embarazo con ellos sanos y salvos.
La única persona que nos falta es el Nono, que falleció el año pasado. Durante los cuatro años que estuvimos casadas sin los niños e intentado, él siempre nos apoyó y ánimo a no rendirnos en la búsqueda de nuestros hijos, meses después de su fallecimiento recibimos la noticia de nuestros hijos en camino y por supuesto que acordamos que uno de nuestros hijos llevaría su nombre, Batista y nuestra hija se llamará Ava. Sé que no llegó a enterarse de sus bisnietos en camino, pero donde quiera que esté, sabe que ellos ya estarán con nosotras dentro de muy poco.
Miranda
Miro mi vientre hinchado que sostiene la vida de nuestros hijos, tomo la foto de nuestra boda y veo como vamos en el auto y nos vemos con amor y una gran sonrisa. No he dejado de amarla un solo día, y eso que hemos tenido nuestras discusiones porque ambas tenemos carácter fuerte, pero nuestro amor jamás estuvo en duda, sé que siempre encontramos la manera de volver a reconciliarnos, y mucho más luego de la peor etapa que pasamos en la búsqueda de nuestros hijos cuándo perdimos cuatro embarazos, bueno Nina perdió los que iban más avanzados de 3 meses y cuatro meses fue el último, que pensamos que estarían a salvo luego del tercer mes, pero no fue tan así.
Fue difícil para ambas, pero me partió el alma ver llorar a mi esposa y lamentarse tanto por no poder hacer que nuestros hijos se quedaran con nosotras, por eso es que decidí intentarlo yo mientras su cuerpo descansaba, por salud mental no quise que ella pasara por algo tan duro así de nuevo, y aunque este embarazo no fue fácil, logramos que los bebés se quedaran con nosotras y ahora falta poco para tenerlos en nuestros brazos.
—Hola mamá —ella y Melanie son las que están más atentas y pendientes de mí—, sí está todo bien. Mamá, puedo hacer el almuerzo, estoy embarazada, no minusválida ¿Qué? ¿Cómo que...? —abro la puerta— ¿Qué hacen acá?
—Dejame pasar que están pesadas las bolsas —dejo pasar a mi madre—. Compré algunas cosas para ellos, porque fuimos a comprar el almuerzo con tu tía y en cuánto los ví, dije para mis nietos.
—Ay mamá ¿Qué has comprado? Siempre exagerando.
—No es nada, pero te va a encantar —dice emocionada y saca dos caballitos de madera que se mecen— ¿Qué? ¿Qué tienen, están rotos?
—Mamá son para cuándo tengan como dos o tres años.
—Bueno ya van a tener tiempo de usarlos.
—Le dije que no los trajera, que no iban a usarlos de inmediato, pero nunca escucha —dice mi tía abrazandome— ¿Cómo están estos diablitos?
—Bien, pero tu sobrino cree que juga la champion league en mi vientre —suspiro agotada—. Menos mal que en tres días más me los sacan —ella se ríe y me abraza besando mi frente, para pasar con más bolsas— ¿No les parece demasiada comida para cuatro personas? Osea está bien que como por tres, pero aún así es mucho —ellas se miran.
—Bueno en realidad es porque viene Preston y quería presentarte a su hijo que viene de vacaciones con su novia —dice mi madre algo avergonzada. Ella y Preston comenzaron a salir y es la primera pareja que le conozco formalmente—, como se quedan pocos días me gustaría que los conocieras ¿Hice mal en invitarlos? Puedo... —le tomo la mano y la tranquilizo.
—Mamá, está bien, calma. Si necesitamos algo de postre le pido a Nina que pase a comprar algo ¿Te parece? —ella sonríe y suspira aliviada— Ahora voy a guardar esto y sentarme estoy demasiado embarazada para estar parada por tanto tiempo —ambas ríen.
Luego de un descanso, entro a la habitación de nuestros hijos, veo sus nombres pegados arriba de sus cunas, paso la mano por cada cuna con una gran sonrisa, huelo el perfume de bebé en los peluches y las frazadas dobladas, miro los chupetes y abrazo los stichs rosa y celeste, que una vez Nina sacó en una máquina de peluches y ahora son de ellos. Creo que siempre estuvimos destinadas a estar juntas.
En cuanto a nuestros hijos, sé que los tengo adentro y los siento, pero me parece increíble que vayamos a ser mamás.
—¿Estás nerviosa? —pregunta mi tía con una gran sonrisa.
—Mas bien diría ansiosa —ella se acerca y acaricia las mantitas de apego de cada uno.
—Lo harán bien —acaricia mi rostro— ¿En qué momento creciste tan rápido? Si parece que fue ayer que te llevaba de la mano al jardín, que estuve en tu acto de talentos, que te lleve a tu baile de graduación y te ví recibir tu diploma en la universidad —suspira y sonríe—. Te ví llegar al altar y ahora serán mamás —acaricia mi vientre—, no sabes lo afortunada que me siento de haberte visto crecer y haber sido parte de tu vida. Te amo, Miranda, eres la hija que no tuve y estoy muy orgullosa de todo lo que has logrado.
Lloro y ella me abraza fuerte, malditas hormonas, mi madre entra y se une al abrazo. Mis mujeres fuertes, mi primera red de apoyo, sin ellas yo no sería nada, sin su apoyo constante, sin su empuje, sin la valentía de mi madre para criarme sola, bueno con la ayuda de mi tía, las amo a ellas, a mi esposa, a mi hija e hijo en camino, son mi todo.
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