19 Formalmente novias
Nina voltea a ver a Miranda que no para de hablar a su lado mientras maneja hacia la casa de su madre, está nerviosa y lo sabe.
—Estás demasiado nerviosa, todo saldrá bien —le toma la mano.
—Es que es tu madre.
—Y porque la conozco te digo que saldrá bien —sonríe y besa su mano para darle tranquilidad. Baja del auto y rápidamente lo rodea para abrirle la puerta y tomarla de la mano ayudándola a salir—. Estás hermosa y ella va amarte, en realidad yo debería preocuparme, tal vez seas su favorita —ella se ríe y la besa.
Tocan la puerta y una mujer algo regordeta, mayor, con el color del mismo cabello que Nina, pero de ojos color miel las recibe con una gran sonrisa. Se parece mucho a su hija, Miranda le aprieta la mano algo nerviosa a su novia y detrás de la mujer aparece un niño pelirrojo de unos cuatro años.
—Tía Nina —dice gritando pasando entre ambas mujeres para abrazar a su tía.
—¿Hannah está aquí?
—Sí, me aviso sobre la hora que vendría a almorzar y como tarde o temprano van a conocer a tu novia no le vi nada de malo.
—¿No se te ocurrió avisarme antes? Nos vamos.
—Ay Nina, no seas así con tu hermana.
—Ustedes dos juntas en un mismo lugar, no me conviene. Me voy, nos vemos otro día.
—¡Entra de una vez quejica! —grita alguien desde adentro— ¡O iré por ti y sabes que soy capaz de cargarte al hombro, no creo que quieras que tu novia vea eso! —Suspira frustrada.
—Mamá ella es Miranda, mi novia —la mira con una gran sonrisa—, amor ella es tu suegra, la mujer que no puede avisarme que vendría su demonio más chica para prepararme mentalmente —mira a su madre—. Judas.
—Es un gusto —la castaña le extiende la mano—. Trajimos algo para comer de postre, lo hice ayer en un ratito.
—De cuatro horas —comenta Nina—, así que más vale que se lo traguen y chupen el molde calladas —Miranda la codea.
—El gusto es mío —le estrecha la mano—. Que joven tan linda. Dime una cosa ¿cómo le haces para lidiar con el carácter de mi hija? —ambas se ríen mientras ella camina con su sobrino en brazos— Sé que Nina puede ser algo...
—Mandona —dice una mujer joven castaña que alimenta a una niña de unos dos años muy parecida a ella.
—Mal humorada —dice su madre.
—Cool —dice su sobrino.
—Amorosa y gentil —dice su novia.
—No la dejes ir, si te ve así no la dejes escapar, mamá trae las cuerdas —comienzan a reír.
—Muy graciosita, ves por eso quería lidiar con una de ustedes, las dos al mismo tiempo, esto termina en homicidio.
—Pues te jodiste hermanita —se levanta la mujer y la abraza fuerte, a lo que la pelirroja se queda inmóvil—. Sigue sin gustarte el contacto físico. Espero que contigo, cuñada, no sea igual —la toma de los hombros—. Soy Hannah, la hermana menor de la cosa con la que te has puesto de novia. No huyas, por favor.
—Hannah —le advierte su hermana.
—Es linda —le dice como si ella no estuviera ahí.
—Soy Miranda, un gusto, cuñada.
—Al fin —la abraza sin darle posibilidades a resistirse—. Lo siento me emocioné. Hace tanto que espero que alguien me diga cuñada.
—Tienes 3 cuñadas y 2 cuñados, por parte de tu marido —toma la mano de Miranda y la aparta de ella.
—Ya los he cansado —sonríe con picardía—. Aparte no es lo mismo, ellos no son mis hermanos, tú sí.
—Que suerte la mía.
—¿Tienes alguna idea de cuanto llevamos esperando que nos presente a alguien formalmente? —se dirige de nuevo hacia Miranda— ¿Cuánto má? —le pregunta a su madre.
—La ultima vez cuando iba a primaria y nos presento a su amiga que era su novia del recreo. Te estabas tardando ¿No crees? Hasta hijos tuve esperándote.
—¿Ya te están acosando estás dos? —pregunta un hombre corpulento y alto entrando por la puerta, dándole un abrazo a Nina, Hannah se ríe y se sienta nuevamente a hacer el avioncito para darle de comer a su hija— Tú debes ser la famosa Miranda, has creado un revuelo, cuando Hannah supo que vendrías tomó a los niños y se vino de inmediato —madre e hija han sido descubiertas.
—Supongo que no fue tan casualidad ¿no? —les dice Nina a ambas mirándolas con reproche, pero ninguna le presta atención.
—Bueno, quizás no —dice su madre sin prestarle mucha atención.
—Tía nueva vamos a jugar afuera —el pequeño toma su mano y sale al patio con ella —Nina aprovecha para amenazarlas.
—Escuchen no me avergüencen, no cuenten anécdotas vergonzosas, no hagan chistes estúpidos entre ustedes, no quiero que me la espanten.
—Uy de verdad te gusta —Nina blanquea los ojos ante el comentario divertido de su hermana— ¿Se están cuidando? Mira que quiero ser tía —su hermana le saca el dedo medio mientras le da la espalda dirigiéndose al patio y escucha sus risas— ¿Voy por el álbum de fotos familiar? —le cuestiona a su madre limpiando y bajando al suelo a su hija.
—Está en el placard, dónde siempre y trae el álbum de las anécdotas de campo.
—Ella va a matarlas —comenta el hombre.
—Sí, pero no hoy delante de su novia —Hannah hace una risa de villana y sube corriendo a buscar las fotos y dejarlas a mano.
Nina llega afuera y ve como Miranda empuja al niño con una gran sonrisa, se acerca a ella admirándola, se ve aún más hermosa con los rayos de sol bañándola por completo.
—Lo siento no sabía que mi hermana vendría, aunque debí haberlo imaginado —suspira.
—¿Soy la primera a la que traes? —Nina con una sonrisa asiente— Pero y tu ex, Griselda no...
—No, mi familia, yo si conocí la suya.
—¿Por qué?
—Son mi lugar seguro, mi refugio, aunque me exasperan, claramente. Aunque estaba con ella, no la sentía muy adentro de la relación, no estaba muy segura y supongo que esa era una clara señal que decidí ignorar —suspira.
—¿Conmigo si?
—¿Me siento segura? —la castaña asiente con una sonrisa— Sí, contigo siento que todo es más reciproco que no tengo que insistirte tanto, no siento ansiedad por perderte, ni me siento insegura —se encoje de hombros—. Contigo es la primera que me siento realmente cómoda en mi vida con alguien, que doy y recibo de la misma manera, que no tengo que mendigar amor —el niño da un salto y corre hacia adentro.
—Tengo unas ganas tremendas de comerte la boca ahora —se acerca a Nina mirando sus labios— ¿Acaso eres consciente de lo dulce y tierna que te ves diciendo estas cosas?
—Puedes besarme —la besa—, eres mi novia y es normal que las parejas se besen —la toma de la cintura.
—Sí, pero quiero hacer buena letra. Tengo una pregunta —se separa un poco—, Hannah...
—Es mi media hermana —entrelaza sus manos—, ella es hija del segundo mi madre y Claus, sí, por ridículo que suene sus padres le pusieron así porque nació en navidad —Miranda sonríe—. Él siempre ha sido una figura paterna más fuerte y mejor que mi propio padre, él me daba el amor y mi padre lo material —se encoje de hombros—, bueno al menos pude ir a una buena universidad sin preocuparme por pagarla ¿Vamos adentro? Dejarla mucho tiempo a solas, puede ser perjudicial... para mí.
Miranda sonríe y camina a su lado hacia adentro, respira y ve a Nina a su lado, la trae más hacia ella y besa su cuello mientras caminan juntas, por primera vez al voltear a su lado la pelirroja ve lo que tanto había deseado, su pareja la ve con ojos de amor, sí, esa mirada en la que alguien te ve como si fueras una de las maravillas del mundo, y le regala una sonrisa, besándola antes de entrar.
—Te quiero —le susurra.
—También te quiero y no sabes cuánto.
—¿Mucho?
—Muchisimo.
—Aaaaw, pero si hasta me empalagan. Déjala —su hermana toma a Miranda—, tengo muchas preguntas que hacerle, tú nunca cuentas nada.
—Mamá ¿Quieres mucho a Hannah? Porque estoy pensando seriamente en un homicidio y ser hija única.
—Y ya me encariñe un poco, aparte sinó ¿quién va a hacerse cargo de los niños?
—Buen punto.
Suspira toma una cerveza de la heladera para ella, otra para su novia la abre y se la da, también abre la suya, se la entrega con un beso y Hannah aprovecha para robarle la de ella de las manos y darle un trago, a lo que la pelirroja le toca la botella con otra que saca de la heladera y provoca que se derrame el contenido en su mano, sonriendo con malicia.
—¡Mamá! —grita Hannah.
—¡Niñas! No den la nota con nuestra invitada.
—Fuck you —le dice Nina mostrándole el dedo medio, mientras toma la mano de Miranda.
—¿Quieres ver algo? —dice con malicia Hannah— ¿Nina te contó sobre su ñoña etapa de brackets los primeros años de secundaria? —Miranda niega— ¿Quieres verla?
—¡Te voy a matar! —sale corriendo detrás de Hannah que se ríe— ¡Te mataré, lo juro!
A la hora de comer, se sientan a almorzar, Hannah tiene el cabello revuelto y Nina también, ambas un tirón de oreja de su madre y la ropa desarreglada, ambas hermanas se miran y se ríen, pero siguen comiendo mientras su madre frunce el ceño viéndolas y siguen comiendo calladas.
—¿Alguna vez...?
—Cierra la boca, Hannah —le dicen los tres al mismo tiempo.
—¿Mami están enojados contigo por pegarle a la tía Nina?
—Amor mío, yo le pegué a tu mami, por ser una...
—¡Nina! —dice su madre— Que vergüenza con ambas ¿Qué va a pensar Miranda? Que somos una familia de locos.
—Pienso que quiero venir cada fin de semana.
—Sí —dice su cuñada y suegra.
—No, ni loca me someto a esto cada fin de semana —sentencia Nina.
Miranda ríe y sigue comiendo, le da un beso y ella con una sonrisa sigue comiendo. El resto de las horas transcurre en paz, llega el esposo de Hannah y todos hablan más amenamente, Hannah es un poco más prudente con su esposo cerca, digamos que se calma, lo que su hermana agradece.
Inevitablemente los álbumes de fotos son mostrados y Nina se pone del color de su cabello tratando de ocultar su rostro, y aunque Miranda se divierte, no puede evitar verla con esa mirada de amor y una gran sonrisa.
Llegada la hora de irse, su hermana se acerca a ella y pueden hablar como dos adultas.
—Te ve con ojos de amor, Nina —acaricia su brazo—. Te tardaste, pero encontraste a la correcta, me alegro por ti, de verdad.
—Gracias —le sonríe—, sino me deja por todo lo que ha visto hoy... —suspira.
—¿Dejarte? Esa mujer —mira a Miranda jugando con los niños—, te ama, no va a dejarte —besa su frente—. Tengo que irme, hay que llegar a bañarlos y... —Nina la abraza.
—Gracias, idiota.
—De nada —la abraza aún más fuerte—. Ve a verme por casa y llévala, me cae bien y a los niños también les gusta ¡Al auto! —les grita y ellos corren.
Ellas también se despiden de la madre de Nina y su padrastro, se suben al auto de ella y Miranda toca su pierna mientras maneja la pelirroja, suspirando aliviada de haber terminado la reunión y presentación familiar.
—¿Qué dices? ¿Quieres huir? Esa familia de locos viene en el combo.
—¿Huir? Me divertí mucho, en mi familia cada que nos reunimos hablan de dinero, negocios, inversiones etc, es todo tan aburrido. Nunca me había reído tanto, son cálidos.
—A veces demasiado —Miranda acaricia su mejilla apartándo su cabello, Nina sonríe y atrapa su mano entre su rostro y su hombro—. Les has encantado, mi madre seguro va a querer que vamos seguido a comer con ella y Hannah ya me pidió llevarte a su casa —sonríe y Miranda se pega a ella mientras conduce.
—Gracias por mostrarme tu refugio —le besa en la mejilla—, no sabes lo mucho que significa para mí, un gesto así.
—Te lo mereces —le acaricia la mejilla—. Me has demostrado que puedo confiar en ti —van llegando a lo de Nina— ¿Te quedas?
«¿Te parece toda la vida? La verdad que no quiero irme de tu lado».
—Claro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro