Cap. 6
¡Buenas tardes, asesinos y asesinas!
(Nina)
Dicen que los de buen corazón son recompensados cuando hacen buenas obras, que sus corazones son pesados en la balanza de la vida y el pago por sus acciones es abundante y valioso. Lamentablemente este no es mi caso.
¿Por qué no me fui simplemente? ¿Por qué me quedé en esta casa?
Estaba amarrada a una silla, inmovilizada, mientras tipos con máscaras me veían y decidían que hacer conmigo. Bueno, dos de ellos tenían máscaras. Tobías estaba sin una y Jack se la había quitado desde hace un buen rato.
Observé a Jack con detenimiento y no pude evitar recordar a aquel chico que me salvó del puente, ese desconocido con conocimientos un tanto extraños sobre la muerte. ¿Este era el trabajo del cual me habia hablado aquella vez? ¿El que requería dichos conocimientos?
Se veía tan frío y sereno, como una sombra en medio de una noche fría. Nos mostraba ninguna emoción ante la situación, por otro lado Tobías parecía muy nervioso al verme atada a la silla. Los otros dos no podía saber cómo se sentían, ya que las máscaras cubrían cada parte de sus rostros.
El más alto de todos tenía puesta una máscara que cubría cada centímetro de su cabeza. Su postura me recordaba a la de un soldado, un militar serio y frío. Era demasiado musculoso, tanto que parecía que pudiera romperte los huesos con solo un golpe. Me fijé en las placas que colgaban de su cuello, pero no pude ver ningún nombre…
El otro sujeto, o mejor dicho, la sujeto, porque por la voz supe que era una mujer, tenía una postura más tranquila y relajada. Tenía ropa más holgada y en su sudadera habían pequeñas manchas negras…espera…¿Eso era sangre? La máscara que traía era atemorizante, me recordaba a las que traían los slashers de las películas de terror antiguas. Ella me miraba de vez en cuando, pero a diferencia de Tobías, ella no mostraba nerviosismo sino una clase de…¿Curiosidad?
Mientras ellos hablaban en voz baja, yo trataba de quitarme las cuerdas con los dedos, pero eran demasiado resistentes como para que se soltaran tan rápido. Con el movimiento me estaba lastimando las muñecas y creo que se terminaron pelando, porque me ardían.
—¡Ey! — Grité hacia el grupo de asesinos, ganándome su atención. — Si van a hablar de mi al menos metanme en la conversación, ¿No?
—Cállate la boca.— Dijo la chica de la máscara de slasher.
—Ven y callame.
¿Por qué siempre tienes que retar a la gente que te puede asesinar?
No lo sé, creo que es una mala maña.
La chica se acercó a mi con rapidez.
—Helen…—Dijo Jack al notar que ella se acercaba.
Ella lo ignoró. La ví con cara divertida mientras se acercaba, pero borré mi sonrisa cuando rápidamente de una funda sacó una navaja y sin darme cuenta lo puso en mi cuello. El fillo con solo entrar en contacto con mi piel logró abrir una herida y sentí aquel ardor característico de un corte superficial.
—Cierra la boca o te voy a degollar aquí mismo por quererte hacer la valiente. — Dijo la que identifiqué como Helen. Yo abrí los ojos con miedo. — ¿Entendiste, princesa?
Yo asentí con la cabeza y ella retiro la navaja, dejándome con la pequeña herida que me había dejado el filo. Tragué cuando ella se alejó medio metro de mi y me señaló con la misma arma.
—¿Por qué la dejaste viva, Tobi? — Preguntó. — Eso es lo que no entiendo.
—Es una víctima. — Dijo Tobías con semblante serio. — Nosotros no matamos inocentes.
—Pero te atacó, ¿No? Eso significa que tenías razón para clavarle una de tus hachas.
Yo lo miré, pero él no respondió a mi mirada, solo veía a la chica llamada Helen. No les había contado de Ivana. En parte eso me ponía más tranquila ya que ella también había visto su rostro, solo que se había ido antes de que él despertara.
—Lo hizo solo porque estaba asustada. — Dijo Tobías serenamente. — Fue secuestrada y casi violada por un hombre que tenía el doble de su tamaño. Obviamente no iba a confiar en alguien con un arma mortal en sus manos.
—Y tú no deberías confiar tampoco en una desconocida. — Contestó Helen. — ¿Qué te hace pensar que ella no es cómplice del difunto?
—¡Yo no soy…!— Iba a defenderme pero Helen me volvió a mostrar la navaja.
—Una palabra más y te corto la lengua.— Me dijo, y yo callé.
—Ella no es cómplice de nadie, es una víctima. — Dijo Tobías.
—¿Y por qué no sabíamos de su existencia? No hay ningún reporte con su desaparición, ningún policía la esta buscando. ¿Qué te hace pensar que fue secuestrada?
—Ella me lo dijo.
—Guau. — Dijo riéndose. — ¡Ella te lo dijo! Claro, porque ella tiene un trastorno que le impide mentirle a uno niño inocente como tú.
—¡No soy un niño inocente! — Dijo Tobías con molestia.
—¡Pues es lo que das aparentar!
—¡Si fuera inocente no estaría aquí!
—¡Solo estás aquí porque mataste…!
—¡Ya basta!
La voz de Jack hizo eco por todo el lugar, provocando que Helen y Tobías callarán de inmediato. Ella hizo un bufido molesto y se recostó sobre una de las columnas de la casa.
—Ya es suficiente. No son niños como para estar peleando de una forma tan infantil. Si se van a matar, los dos tienen armas y afuera hay un patio muy grande, matense afuera, no frente a mi. — Sus palabras parecían afectar a los otros dos, porque inmediatamente se volvieron más dóciles. Eso me dió miedo.— Yo interrogaré a la muchacha, y quiero que salgan ustedes dos.
—¿Qué? — Respondió Helen. — ¿Pero, por qué?
—Quiero paz para poder estudiarla, y ustedes me la quitan. — Dijo mirándola con furia. — ¡Dije que largo!
Ella fue hacia la puerta y salió dando reproches en voz baja. Tobías me miró, como diciéndome que todo estaría bien, y siguió a la chica de la máscara. Me quedé sola junto al hombre militar y Jack.
—Bueno Nina. — Empezó Jack a hablar mirándome a los ojos. — Empecemos a hablar.
—¿Se puede salir él también? — Pregunté viendo al tipo militar, el cual fijo su mirada hacia mi (me estaba mirando a través de esos goggles, lo sé). — Es que me pone nerviosa.
Jack miró al sujeto y él solo suspiró.
—Solamente no tardes mucho. — Dijo con voz ronca saliendo también de la sala. — Iré a tratar con el cuerpo.
Su voz se perdió a la distancia y regresé mi mirada hacia el chico que tenía al frente. Sus ojos oscuros me veían con serenidad, sin mostrar emociones. Su piel beige era tersa, pero no perfecta. Tenía algunas cicatrices, pequeñas, pero que alteraban la perfección de sus facciones. Diablos, el condenado era guapo.
—¿Ahora sí podemos hablar? — Me preguntó levantando una ceja.
—¿A qué se refiere al decir “tratar el cuerpo"?
—Eliminar todo rastro de nuestra presencia en el lugar.
—Pero…¿Cómo?
—Eso no importa ahora.
Yo trague hondo ante la severidad de sus palabras, por lo tanto no seguí con el tema. Tenía curiosidad, pero creo que no era el momento de dejarme llevar.
—Te haré unas cuantas preguntas, y quiero que me contestes con sinceridad cada una de ellas, ¿Okey? Tu vida depende de lo que digas en este lugar.
—Entiendo.
—¿Cómo llegaste aquí?
—Me secuestraron. — Él me miraba fijamente, y asintió con la cabeza.
—Bien. ¿Dónde fue?
—En mi trabajo.
—¿Dónde trabajas?
—En un restaurante de comida rápida. “Connors Burger”, ¿Lo conoces?
—Si, me gustan sus hamburguesas. — Dijo y yo me rei por lo bajo, aunque él siguiera sereno. — ¿Cómo te encontraste con el sujeto?
—Pues fue a comer con…
Me callé de golpe. Tobías no había hablado de Ivana por alguna razón, eso significa que si les hablaba de ella podría estar en peligro. No quería que ella saliera lastimada, así que preferí callarme la boca.
—…con un disfraz. — Dije al final, pero el semblante de Jack cambió completamente. Molestia, eso era lo que se veía en sus ojos.
—Primera mentira, Nina. ¿Qué ocultas?
—¿Qué? No miento.
—Se que estás mintiendo, así que no sigas.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Me entrenaron y tengo una habilidad. Puedo verificar por los pequeños gestos y movimientos del rostro cuando una persona miente. Siempre hay una señal, no existe la persona que mienta perfectamente, o al menos no la he encontrado.— Se oía tan sincero que no dude que dijera la verdad. — Me acabas de ocultar un detalle de la historia, y quiero que me seas completamente sincera si quieres salir viva de esta cabaña.
Trague hondo.
—Fue con una chica. — Él asintió con la cabeza y me instó que siguiera. — La chica se llama Ivana, se parece mucho a mi físicamente y…también la tenía secuestrada.
—La había llevado a comer.
—Si…
—¿Que hiciste cuando lo atendiste?
—Se veía sospechoso, y minutos antes había visto el informe de las desapariciones en la televisión, así que…lo atendí como atendería a cualquier cliente.
—¿Tuviste miedo?
—No quería salir lastimada. — Dije. — Fui hacia la cocina simulando que iba a hacer su pedido…y marqué a emergencias.
—Chica lista.
—Les dije que creia estar con el secuestrado en mi lugar de trabajo, que mandaran oficiales pero…
—¿Pero?
—A mitad de la llamada me atrapó por atrás y puso un trapo muy oloroso sobre mi nariz y boca.
—Cloroformo.
—Creo que si.
—¿Te desmayaste?
—Si.— Dije bajando un poco la cabeza. — Cuando desperté estaba en el sótano de esta cabaña.
—Bueno. Tu historia concuerda con un reporte policiaco de una llamada al 911 desde un restaurante de comida rápida. — Levanté la mirada sorprendida. — Se tomó como una llamada de broma, y el dueño de la cadena dijo que ese día nadie estaba trabajando.
Maldita sea.
—¡Te estoy diciendo la verdad!— Dije al escucharlo. — ¡Estaba trabajando!
—Se que dices la verdad, pero, ¿Por qué tu jefe dijo eso?
—Porque no tengo papeles. Mis últimos padres adoptivos me dejaron sin nada cuando me echaron de casa. Además, yo me quedé en el restaurante…
—¿Y?
—Él me cobraba el hospedaje. — Mire sus ojos y pude ver curiosidad en su mirar. — No me acosté con él si es lo que piensas, solamente le daba fotos mías desnuda.
—Que asqueroso.
—¿Me lo dices a mi? El idiota me comía con los ojos cada vez que hacía la inspección.
—¿Era la única opción que tenías?
—Intenta conseguir trabajo y hospedaje a mi edad, sin papeles o pertenencias las cuales vender.
El asintió con la cabeza. Parecía mi psiquiatra.
—¿Qué pasó cuando despertaste aquí?
—Conoci a Ivana y el idiota intento llevarme aquí arriba para violarme.
—¿Lo hizo?
—¿No deberías tener más tacto?
—No tengo tiempo para tener tacto. ¿Lo hizo?
—No. — Dije un poco molesta por su actitud fría.— Ivana lo molestó y lo insulto para que al final se la llevará a ella.
—¿Ivana tenía alguna atracción hacia su secuestrador?
—No. Lo repudiaba. Lo hizo para que mi primera noche no fuera un infierno.
—¿Cómo salieron del sótano?
—Ivana lo apuñaló con un pedazo de cerámica y lo dejamos encerrado al subir las escaleras. Tratamos de salir, pero todas las puertas tienen combinaciones y los vidrios son muy resistentes.
—No es vidrio, es un material mucho más fuerte.
—Lo que sea. Entonces se nos ocurrió salir por el garage.
—¿Y que se los impidió?
—Cuando encontramos la llave del portón el idiota apareció, golpeó muy fuerte a Ivana, ella se desmayó y después fue hacia mi.
—¿Te defendiste?
—Obvio que lo hice, pero por alguna razón no funcionó.
—¿Cómo?
—Lo golpee con un martillo en la cabeza.
Él abrió los ojos con sorpresa. ¿En serio eso lo había impresionado? Wow, en serio que me veía débil.
—¿Y por qué no funcionó? — Me preguntó.
—Porque nada en él cambio. El martillo atravesó su cráneo, estaba sangrando, pero sus ojos estaban fijos en mi, se reía. — Me dió un escalofrío al recordar ese momento exacto. — Me tomó por el cuello y tuve que soltar el martillo…
Lo miré y no mostraba ninguna emoción. ¿En serio lo único que lo hizo sorprenderse fue el hecho de que yo pudiera defenderme?
—¿Y que pasó después? — Dijo indiferente.
—Llego Tobías y le clavo un hacha en la cabeza. — Pude ver la señal de una muy sutil sonrisa que se aproximaba en sus labios, pero está se borró en un milisegundos. — Me salvó la vida.
—Bien. — Él se levantó con una sonrisa. ¿Estaba sonriendo en serio? Esto no era bueno, ¿O si? — Creo que ya tengo la información que necesitaba.
En ese momento vuelve el tipo enmascarado. Su postura era igual de recia que cuando se fue, como si tuviera algo metido por el culo. Dios, este tipo necesitaba un masaje urgente, o darse amor a si mismo, no se.
Espero que estés hablando de un día de spa.
¿Spa? Ah si, claro. Eso.
—El dispositivo ya está puesto. — Dijo el sujeto entregándole algo a Jack en sus manos. ¿Un interruptor? ¿De qué?
—¿Dispositivo? — Obviamente fui ignorada descaradamente por los dos sujetos que tenía al frente. ¿Cómo reacciones? Poniendo cara de niña regañada.
También entraron a la sala la chica de la máscara y Tobías, los cuales se acercaron a Jack apresurados.
—Ya casi nos vamos. Posiblemente la policía este viniendo para acá. — Jack miró a Tobías fijamente, y él solo bajo la cabeza. Mierda, lo había metido en problemas.
—¿Ya terminaste con la chica? — Preguntó Helen (la de la máscara).
—Si, pero…
—Bien, ¿Puedo hacer los honores? — Dijo mientras sacaba una pistola de su bolsillo y me apuntaba con ella.
Lo admito, me cagué.
—¡Helen! — Jack le gritó y ella lo vio confundida. — ¡Controlate Chama!
—Pero…— Bajó la pistola y yo suspiré de alivio. — ¡Pero hay que matarla!
—No tenemos que matarla. — Esta vez el que habló fue Tobías, pero al verla, se volvió de nuevo un niñito de preescolar.
—Claro que si. Es lo que dicta el protocolo.
—¿De que protocolo hablas? — Dijo Jack acercándose a ella sin miedo de que ella llevará una pistola.
Uhhhh, lucha de asesinos.
Mal momento para emocionarse, Nina.
Lo siento.
—El protocolo dice que debemos eliminar a todo sujeto que sepa nuestras identidades, y por si no te has dado cuenta, está niña conoce el rostro de dos de nosotros. — Dijo ella volteando hacia mi.
Okey, esa máscara daba miedo.
—Esa regla solo se aplica si son criminales o ayudantes del objetivo. — Dijo Jack con mirada severa. — Ella es inocente de todo, es una víctima.
—¿Y que propones? ¿Eh, capitán? ¿Que hacemos? — Preguntó la chica.
Él me miró, como pensando en como responder, con lastima o duda flotante, y no sé por qué esa mirada me hizo sentir incómoda en mi estado…porque sabía muy bien que mi vida dependía de las palabras de este chico desconocido, el cual tenía ojos profundos como una noche sin estrellas…
—Que sea el Jefe quien decida. — Dijo finalmente.
—¿¡Qué!? — Dijeron los otros tres impactados con la respuesta, como si hubiera nombrado al diablo.
—¿Vas a molestar al jefe con esta tontería?— Dijo Helen acercándose a Jack de forma amenazante.
Pero Jack no se dejaba intimidar, sino que se terminó de acercar y se mostró como el líder que es. Cómo todo un hombre, un macho, un...
Nina, cálmate.
Estoy calmada.
—Recuerdame quien es el líder aquí, Helen. — Dijo Jack viéndola desde arriba (era más alto que ella)
—Pero…
—Dime quién es.
Ella soltó un bufido de frustración y se alejó.
—Somos un equipo, no solo es decisión tuya. — Dijo cruzándose de brazos. En ese momento me dió curiosidad de saber cómo estaba su rostro en ese momento, pero su máscara me lo impedía.
—Okey. — Contestó Jack. — Tobi…—Tobias reaccionó y miro a su jefe. — …¿Que opinas que nos la llevemos?
La chica enmascarada y Jack lo miraron esperando una respuesta. El pobre chico tragó grueso y no podía parar de temblar. Puede que sea un asesino, pero me dió ternura en ese preciso momento.
—Y-Yo o-opino que el je-jefe tiene mejores cosas que hacer. — Dijo. — Pero no podemos matarla así nada más cuando ella no ha hecho nada.
Jack asintió.
—Eso lo tomaré como un voto a favor. — Después se volteó al tipo militar y le hizo la misma pregunta.
—Eres el líder de esta operación, haz lo que quieras. — Dijo mientras iba a la puerta. — Serás tú el que se enfrente con el jefe si termina molesto con tus decisiones. — Y salió de la casa.
—Entonces creo que he ganado por mayoría. — Dijo Jack mirando a la enmascarada. — Nos la llevaremos.
La chica solamente le apunto con su dedo y con tono amenazante le dijo:
—Ojalá la termines cagando con esto. — Dijo para después irse por la puerta.
Tobi se quedó viéndonos a nosotros dos y Jack estaba viendo algo en un aparato que saco de su bolsillo. ¿Y yo? Yo no estaba entendiendo completamente nada. ¿Que carajos estaba pasando? ¿Cuando había entrado en una novela de Stephen King? ¿Qué iba a pasar ahora? ¿Un payaso intergaláctico iba querer devorarme?
—Tobi, anda con los muchachos, yo me llevo a la chica en la moto. — Tobi asintió con la cabeza y se fue por la puerta también, quedándonos nosotros dos nada más.
Uy, que nervios.
Jack se acercó hacia mí y por alguna razón me sentí nerviosa con su presencia. ¿Que carajos me estaba pasando con él?
Se agachó detrás de mi y empezó a desanudar las cuerdas que me ataban.
—¿Puedes dejar de temblar? — Dijo. — Se me hace más difícil desanudar esto.
—No estoy temblando. —Dije molesta.
—Estas temblando más que un ciervo bebé.
—Te equivocas.
Oí como soltaba una pequeña risa cuando por fin liberó mis manos. Cuando las sentí libres me acaricié las muñecas, las cuales estaban un poco rojas. Mientras él seguía con las ataduras de los pies, yo le dije:
—¿De verdad era necesario atarme? No iba a escapar de cuatro asesinos entrenados.
—¿Cómo sabes que somos entrenados?
—Se les ve en todo. Parecen personajes de 007. Más el tipo que tiene un palo en el culo.
Jack se rió ante mi comentario y me miró fijamente. Sus ojos oscuros eran muy atrayentes y me atraían mucho. Apenas lo conocía y ya estaba enamorada de sus ojos.
¿Solo de sus ojos?
Si. Solo de sus ojos. Es un asesino, obviamente alguien tan cruel y tan frío como para matar no me iba a gustar jamás.
Claro, ya veremos eso.
—¿Un palo en el culo? — Preguntó Jack sonriente.
—Si. El que tenía toda la cara tapada.
—¿Reed? Él solo es serio.
—Parece una estatua.
—No voy a desmentir eso.
Ya liberados mis pies me dijo que lo siguiera. ¿Qué iba a hacer? No iba a desobedecer a estas alturas.
—¿A dónde me llevarán?— Pregunté.
—A un lugar seguro.
—¿Más seguro que aquí?
—Mucho más seguro.
—¿Por qué no me mataron? — Hice la pregunta del millón.
—No quiero ver morir a una inocente.
—¿De verdad me hubieran matado? —Ya habíamos salido de la cabaña y el exterior se sentía frío.
Estábamos en un bosque, con árboles en los cuatro puntos cardinales. Al frente mío había una camioneta donde se podía apreciar sutilmente la silueta del tal Reed en el lugar del conductor. También había una moto, a la cual se dirigía Jack.
—Helen si lo hubiera hecho. — Me contestó. — No es muy amigable con los extraños.
—Si, eso lo ví.
—Tranquila, nadie te va a hacer daño mientras yo esté al mando.
—¿Por qué?
—Porque estás bajo mi protección y eres mi responsabilidad, al menos por ahora.
No sabia como sentirme ante esas palabras, pero preferí no llevarle la contraria en nada.
Llegamos a la motocicleta. Era de color negro con detalles azules. Parecía nueva, o al menos bien cuidada. Combinaba a la perfección con el chico que tenía al frente.
—Toma. — Dijo entregando en mis manos un casco negro.
—No necesito casco.
—Claro que lo necesitas. — Dijo. — No quiero que te mueras si por los nervios te terminas cayendo, Bambi.
—¿Bambi?
—Si, Bambi.
—¿Por qué Bambi?
—Porque tiemblas como un ciervo bebé, así como Bambi.
—No me vuelvas a llamar Bambi en tu puta vida.
—¿Por qué? — Me preguntó el descarado. — Es adorable, como tú.
Eso fue…¿Coqueteo? ¿En serio me acaba de coquetear?
—No soy adorable, idiota. — Le contesté poniéndome el casco.
—Como digas, Bambi.
Me subí resignada a la parte trasera de la moto. Me agarré de la parrilla con rabia, ya que no quería estar tan cerca de Jack, pero el desgraciado aceleró la moto con fuerza y termine agarrándome nerviosamente de su torso.
—¿Que carajos te pasa? ¡Casi me caigo de la moto!
—Por eso mismo te di un casco.
Idiota.
Aceleró aún más la moto y empezamos a atravesar el bosque por un camino. La camioneta empezó a seguirnos. Yo solo me agarraba fuerte de Jack por miedo a caerme a esta velocidad. ¿Por qué conducía tan rápido?
—Me vas a terminar rompiendo una costilla si me sigues apretando así. — Dijo entre risas mientras conducía.
—¡Vete a la mierda! — Fue lo único que le contesté.
Yo solo miraba lo que podía en el camino, lo cual solo eran árboles y así.
De repente Jack saca un extraño aparato de uno de sus bolsillos, y solamente lo apretó. No supe para que lo había hecho hasta que escuche una fuerte explosión detrás de mi.
¿Que carajos?
Miré hacia atrás y pude ver una nube de humo salir desde el lugar, en dónde creo, estaba la cabaña.
Okey, ya entendía por qué dijo que ese sitio no era seguro, lo iban a volar en pedacitos.
—¿No es peligroso llamar la atención así? — Dije sin dejar de agárrame de su torso.
—Estamos en el medio de la nada, Bambi. — Me contestó y abrí los ojos como platos. —No hay nadie que nos pueda escuchar en mil quinientos kilómetros a la redonda.
Mierda…¿A dónde me había traído este tipo? ¿A dónde pudo ir Ivana? Ciertamente ella se llevó el auto del secuestrador pero…por alguna razón eso no me daba tranquilidad.
Salimos del bosque y llegamos a los que parecía una carretera desierta. No había completamente nada, solo la camioneta que nos seguía y nosotros. Estaba cien por ciento segura que en cualquier momento un tipo con motosierra nos iba a encontrar o un correcaminos nos rebasaría.
Debes dejar de ver tantas películas.
Disculpa pues, por tener cultura.
Seguramente al escuchar esto estarán pensando, ¿Cómo es posible que esta loca no esté muerta de miedo por los cuatros asesinos que la están llevando Dios sabrá dónde? Pues la pura verdad es que estaba aterrada. Salí de un secuestro para salir a otro, y mi vida dependía de la decisión de un tipo al que llamaban Jefe, el cual era el líder de una cuerda de asesinos.
Tengo miedo wey.
De repente nos paramos en medio del camino. Jack se estacionó a mitad de la calle y la camioneta lo hizo un poco atrás. No sabía cómo proceder hasta que Jack se bajó de la moto, y como buena rehén le seguí los pasos.
Miré a todos lados y efectivamente estábamos en el medio de la completa nada. No había ni un alma además de nosotros, solo faltaba la música de vaqueros para completar el asunto.
Miré a Jack y le dije:
—¿Este es el lugar seguro que me dijiste?
—No. —Me contestó con cara sería.
Sentí como dos personas me tomaban por detrás y me inmovilizaban con fuerza. Miré y no eran otros que el tal Reed con Tobi, los cuales me agarraban sin mirarme. Regresé mi mirada al idiota que tenía al frente.
Maldito, me había mentido.
—¡Mentiroso! ¡Me dijiste que nadie me iba a hacer daño!
—Y no he mentido. — Me contestó. —Lo entenderás cuando despiertes.
—¿Cuando despier…?
Fui callada por un pinchazo en el cuello. Una aguja. Mierda, lo que me faltaba.
—Noooooo.— Grite con las pocas fuerzas que me quedaban, pero mis ojos se empezaron a poner pesados.
No, esto no podía estar pasando, no de nuevo.
—Dulces sueños, querida Bambi.
Fue lo único que escuché antes de que todo se volviera negro.
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