Cap. 27
El mensaje del Pastor Sonriente
(Nina)
Impactada, así quedé ante la historia que me acababa de contar Jack. Él tenía la cabeza agacha, en silencio. Por experiencia propia, bien sabía que los recuerdos podían doler tanto como el corte de una navaja, pero esta clase de recuerdos…estos no eran una navaja, sino algo más horrendo aún.
No me esperaba algo tan oscuro en el pasado de Jack. De Helen tal vez, y puede que de Reed, pero…¿de Jack? Él se veía normal (aunque, ¿qué tan normal puede ser un asesino a sueldo?), pero ya veo que realmente tenía mucho peso detrás de aquella máscara.
Pero nada de lo que había sucedido era su culpa. El peso que había en su alma, esa culpa, había sido infundada por alguien más. Él no tenía culpa de lo que le pasó a su hermanita, tampoco lo que sucedió con su madre; y lo que había pasado con aquel sujeto…cualquiera hibiera hecho lo mismo. El único pecado de Jack fue ser humano.
—Yo no tuve moral aquel día, no tuve compasión con aquel hombre porque no se la merecía. Tampoco tuve con aquellos hombres que trabajaban con él, porque sabían lo que hacía y aún así lo dejaron vivir— Me dijo con las manos en sus bolsillos. Su mirada era sombría, vacía, tan siniestra como lo eran sus palabras—. En ese momento no fui humano, y creo que jamás lo volví a ser. Me dejaron de importar las cosas, solo vivía para este trabajo.
—Jack…
—No soy amigo de nadie, no me fijo en ninguna mujer. Ayudo a los Jinetes porque son mi familia, solo eso; pero si me lo preguntas no sé decirte que es lo que siento por ellos. A veces pienso que…el Jack se antes murió aquel día.
—No. Él no ha muerto—caminé hacia él, tanto que pude poner mi mano en su pecho, sentir su corazón y ver sus ojos más de cerca—. Sigue aquí, palpitando, solo que es tímido y tiene miedo.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque me pasa lo mismo que a ti. Tengo miedo de sentir cualquier cosa, y por eso pienso a veces que ya no puedo sentir, pero me he dado cuenta que sigo siendo humana. ¿Quién dice que ser humano es lo puro de nuestro corazón? El humano no es puro, Jack, ninguno lo es. Por eso mismo no te juzgo, porque también he pensado en matar a aquel que mató a mi familia. Es más, no he pensado en hacerlo, he fantasiado con ello, que es peor.
Su corazón empezó a latir cada vez más rápido, su pecho subía y bajaba dándole un suave movimiento a mi brazo que se apoyaba en él.
—Lo que nos hace humanos es el sentir que debemos ayudar a los demás, la compasión que tenemos, no por los culpables, sino por los inocentes—seguí diciendo—. Somos humanos, Jack, rotos por la vida y abandonados por la felicidad, pero seguimos teniendo corazón.
—No me siento con corazón, Nina.
—¿Qué pasa cuando recuerdas a Rachel?, ignora el dolor, la ira, la culpa. Recuerda sus sonrisas, sus palabras, sus dibujos y sus comentarios. No recuerdes la sombra que dejó la oscuridad, recuerda el brillo que ella soltaba al caminar—recosté mi cabeza sobre él, escuchando los latidos que aceleraban—. ¿Qué pasa cuando la recuerdas?
—Yo…yo…
—¿Sientes felicidad?, ¿nostalgia?
—Paz— Jack tenía los ojos cerrados mientras decía eso. Sonreía, era raro verle así de relajado—. Siento mucha paz cuando la recuerdo.
—¿Ves? Sigues siendo humano, ya que aún eres capaz de sentir lo que sentías cuando ella estaba contigo. Ese amor que le tenias, no, que le tienes, eso es lo que te hace humano. Lo que nos hace verdaderamente humanos en esta sociedad tan asquerosa es simplemente nuestra capacidad de amar.
Había tardado en darme cuenta de ello. Trataba de parar ese sentimiento por miedo a que la vida me volviera a arrebatar todo de nuevo, así de golpe, como lo hacía siempre. Pero allá en el departamento me di cuenta que el amor no es algo que debíamos ocultar, sino hacer crecer en nuestro interior. El amor es la verdadera esencia de la humanidad, y cuando lo apagamos solo nos queda odio y dolor. Nos volvemos demonios que vagan por la vida consumiendo almas ajenas solo para tener algo de euforia que sentir.
Allí es que nos volvemos realmente demonios.
—Siempre le encuentras algo de bondad a todo, ¿no?—preguntó. La oscuridad de sus ojos brillaban con el reflejo de algunas lágrimas que habían aparecido—. Cualquiera nos vería como monstruos después de todo lo que has oído y visto, ¿por qué tú no?
—¿Sabes? Si los consideraba monstruos. Creía que por el simple hecho de que asesinaban personas era suficiente para juzgarlos pero…si lo pienso bien, no puedo. Son héroes, no como los que pintan en las películas y así, pero lo son. Tú me salvaste en aquel puente, Tobi en aquella cabaña, tanto Helen como Reed se sacrificaron para que yo pudiera escapar de aquel maniático en el día de la prueba. El solo sacrificarse para salvar a alguien que no le da ni le quita nada a sus vidas, eso muestra lo desinteresados que son a la hora de salvar a los demás. Puede que mi vida no haya terminado tan bien como esperaba, pero no me arrepiento de haber estado aquí, con ustedes.
—¿Por qué?
—Porque…al menos ustedes me han dado un verdadero propósito para vivir. Quiero ayudar a los demás, quiero salvar vidas así como hice con Jane. Se sintió bien protegerla, saber que puedo seguir haciéndolo es una buena manera de existir y mantenerme con vida.
—¿En serio quieres seguir viviendo arriesgando tu vida por personas que no conoces?
—Si. Así como lo hacen ustedes.
Sentí como me abrazaba de vuelta. Me gustó ese abrazo ya que lo sentí sincero, cálido. Me empezó a acariciar el pelo y reposó su barbilla en mi cabeza. Se sentía tan natural esta acción que me daba algo de nervios, pero no me quité.
—Gracias, Nina.
—¿Por qué?
—Por darme esperanzas.
Nos quedamos así un rato. No lo quería soltar, y estaba segura de que él tampoco quería solarme a mí; así que nos quedamos allí abrazados, parecía que el tiempo se hubiera detenido. El aura que Jack había estado emanando llena de ira y tristeza ahora solo era una suave brisa confortable.
—Eh…¿interrumpo?
Maldita sea, ¿ese muchacho no tiene nada más que hacer?
Iba a darme la vuelta pero Jack me sostuvo fuerte, impidiendo que pudiera siquiera moverme. Sonreí, espera, ¿cuántas veces he sonreído en los últimos minutos?
—¿Qué es lo que quieres, Tobi?—preguntó Jack, sentí su barbilla en mi cabeza.
—Eh…recibimos una señal de auxilio de un pueblo cercano, creemos que puede tener relación con Sonrisas…
—Ya vamos, esperenos allá.
—Pero Jack, es importante, yo creo…
—Me importa una mierda. Ya vamos.
Acaricié su espalda para calmarlo y pareció funcionar, ya que mantuvo silencio.
—Ahora vamos, Tobi, danos unos minutos—dije casi riéndome de la situación.
—Okey…
Escuché como sus pasos se alejaban y subí el rostro para ver a Jack. Estaba serio, pero aún así no podía ocultar la enorme sonrisa que le iluminaba su semblante.
—No tenías que ser tan duro con él.
—Estoy cansado de que nos interrumpa.
—¿Nos interrumpa? Solo estamos abrazados.
—Para mí no solo es un abrazo.
Sentí ternura. Me puse de puntillas y con mi mano acerqué su cara, así le di un sencillo beso en la mejilla. Cuando me puse de nuevo a mi altura normal, me relamí los labios por los nervios.
—Gracias—dije.
—¿Por qué?
Abrí mi sonrisa dejando ver mis dientes.
—Por darme un significado.
Llegamos a una clase de habitación llena de computadoras, y cuando hablo de que estaba llena es porque había computadoras en cada esquina del lugar. En una de ellas estaba Tobi sentado tecleando algo que era ajeno a mi conocimiento mientras Helen y Reed lo veían a una corta distancia.
Captaron nuestra presencia apenas entramos y voltearon con caras, como siempre, muy diferentes cada uno. Helen nos veía con diversión, Reed con indiferencia y Tobi…pues, estoy segura que estaba incómodo por la escena que vió allá.
Aunque tampoco es que sea algo del otro mundo, solo se abrazaron.
Tobi es un niño, y está rodeado de asesinos. Creo que ver algo así es comparable con ver a sus padres coger.
—¡Pero miren quienes llegaron!, ¿los tortolitos ya dejaron sus abrazitos?
Los dos miramos a Tobi, yo con la cara más roja que un tomate y Jack fuminandolo con la mirada, mientras que el pequeño chismoso no despegó sus ojos de la pantalla.
—¿Qué es lo que pasó?—preguntó Jack, desviando obviamente el tema—. Me dijeron algo de una señal de auxilio.
—Es un vídeo—dijo Reed—. De alguna manera lo mandaron hasta nuestro sistema y no sabemos realmente si origen.
—Reproducelo— Fue lo que dijo Jack acercándose a Tobi. Yo también me acerqué para ver de cerca, una extraña sensación atacó mi estómago.
Tobi ya tenía el vídeo en pantalla, solo que en pausa, así que le dió a reproducir y empezamos a verlo. Era un chico, parecía no pasar de los diecisiete años, pelinegro y con ojos tristes. Tenía varias heridas y en sus ojos se notaba una horrible desesperación. Vestía una bata de hospital, como si fuera un paciente, y está a rodeado de un ambiente frío e insípido, como el de una sala de quirófano.
El chico veía a todos lados, como si estuviera al pendiente por si alguien lo pudiera ver. De inmediato miró directo a la cámara e inició el video como tal.
—No sé quién va a escuchar este mensaje, pero sea quien sea, es de vida o muerte que manden ayuda— El chico respiraba con dificultad—. Hace un tiempo un extraño hombre llegó a nuestro pueblo. Se veía agradable, aunque tenía una apariencia algo inquietante, al menos para mí. Nos ofrecía una clase de medicina que podía curar todas las enfermedades, cosa que claramente tomé como una estafa; lo raro es que cuando la probaban otras personas… si funcionaba.
Todos escuchábamos al muchacho atentamente, su historia parecía sacada de una serie de televisión, pero el miedo que mostraba era algo que no podíamos ignorar. No mentira, lo sabía, por ello tenía miedo de lo que seguiría en su historia.
—Dolor de cabeza, de huesos, gripas, fiebre, heridas, incluso el insomnio, todo se iba cuando la gente ingeria el líquido de aquella botella. A pesar de que realmente parecía un milagro, aún no ganaba mi atención completa. Nunca tomé de ella, no me convencía. Supongo que es por eso que aún no me he vuelto como ellos…
—¿Como ellos?, ¿a qué se refiere?—preguntó Helen desde su lugar.
La imágen del sujeto que interrumpió a mitad de entrenamiento vino a mi mente. ¿Como ellos? También pensé en el hombre de ojos dorados que me secuestró junto a Ivana.
—Mi mamá si tomó, ya que había presentado unos problemas en los huesos y por arte de magia se le fueron todos los males. Me alegré por ella, pero aún así no pude estar tranquilo sabiendo que eso estaba en su organismo— Lágrimas empezaron a caer de sus ojos, él las limpió con su brazo—. Debí haberla detenido, pero es que se veía tan feliz…
—Tobi, ¿este video es en vivo?—preguntó Jack.
—No, es pregrabado.
—¿Puedes saber desde hace cuánto fue grabado?
—Si, dame unos minutos—contestó Tobi mientras tecleaba en su teclado. Un cuadro negro salió en la pantalla, pero sin cubrir por completo el vídeo, el cual seguía reproduciéndose.
—Un día de esos, un chico desapareció. Habían dicho que se había mudado a la ciudad para tener una mejor vida, la mayoría creyó esa historia ya que bueno, mi pueblo no es el más avanzado y cualquiera querría salir de aquí si tuviera la oportunidad; pero no fue hasta que ya no estaban ocho personas cuando notamos que había algo raro. La gente desaparecía de sus trabajos, de la escuela, de las calles. Parecía que nos tomaban uno a uno y nadie sabia por qué.
—Parece que fue grabado hace unos seis meses—dijo Tobi viendo a Jack.
—¿Seis meses?, ¿y se envía hasta ahora?
—Tal vez llegó retardado o lo envío alguien que lo había recibido antes que nosotros.
—Tal vez, pero, ¿por qué ahora?, ¿y por qué a nosotros? El único que debería saber de nuestra existencia es El Jefe, y dudo mucho que lo hubiera enviado él.
Yo analizaba todo lo que decían los muchachos, pero sin dejar de oir al chico del vídeo.
—Aquel día, después de meses de desapariciones sin respuestas, apareció uno de los desaparecidos. Se llamaba Percy, estudiaba en el mismo salón que yo, habíamos hablado solo un par de veces. Usaba muletas, creo que tenía una enfermedad o algo así, pero cuando lo vimos de nuevo tenía un aspecto tan diferente que casi no lo reconocieron. Tenía mucha musculatura y parecía más alto. Según lo que escuché (porque no estaba allí), su mirada brillaba de forma muy siniestra. Aún se me pone la piel de gallina al hablar sobre ello.
Parecía ser que aquellos ojos amarillos eran la conexión que tenían todos esos individuos. Tenía curiosidad de saber por qué tenían los ojos de esa manera, ¿eran lentes de contacto? No, parecían muy reales. ¿Familia? Tal vez. La verdad es que no sabría decir cuál era la realidad del asunto. Las teorías flotaban en mi mente sin algún orden claro.
—La que lo reconoció, obviamente, fue su madre. Según los que estaban allí, la madre corrió directo hacia él, con lágrimas en sus ojos, dispuesta a rodearlo con un abrazo, pero él no se lo permitió. Con solo una mano, la tomó por el cuello y se lo rompió. Todos entraron en pánico, desde mi casa empecé a escuchar los gritos de la gente, y allí fue que empecé a ver el humo entrar por mi ventana— Se quedó en silencio por un momento, y después continuó su relato—. Todos al inhalar el humo quedamos dormidos, si no me equivoco nadie se salvó. Cuando despertamos estábamos encerrados en una habitación todos juntos…o bueno, no todos. Faltaban varios.
—¿Secuestró a un pueblo entero? Esto suena irreal—escuché que dijo Reed con duda.
—Hace unas semanas peleamos contra un super soldado, ¿crees en serio que esto puede ser imposible?— Le contestó Helen sin despegar la mirada de la pantalla.
Reed se calló. No había argumentos que nos ayudaran en estos momentos. Es decir, casi los había asesinado un sujeto que rompía las paredes con sus puños y que podía seguir peleando sin un brazo. La conversación que tuve con El Jefe me dió muchas dudas y aunque parecía una locura pensar que seres como lo era aquel Tenebrios si existieran, cada día me convencía más que…todo era posible.
Hay veces que la realidad no siempre es tan real como pensamos.
—Intentamos escapar, pero Percy siempre aparecía para castigarnos. Era nuestra niñera, pero también nuestro verdugo. No sabiamos cuando iba a volver, no tenía algún patrón que pudiéramos seguir, solo aparecía de repente y se llevaba a uno de nosotros. Jamás volvíamos a ver a esa persona. Primero me alejaron de mi madre, después, de mi mejor amigo. A todos los perdí. Estoy solo. Moriré solo—empezó a llorar con desespero—. No sé cómo lo logré, tal vez fuera mi instinto de supervivencia, ¿quien sabe? Pero pude salir de esas celdas. Aunque tal vez hubiera preferido no salir. Vi a mi madre y a mi amigo como zombies en una cámara. Los llamé, grité sus nombres, ellos no reaccionaron. Fue allí que ese tal Sonrisas me vió.
—Bingo. Así que si estan conectados—dijo Tobi.
—Corrí lo más que pude, pero sé muy bien que no saldré de aquí con vida. Él sabe que estoy aquí, no tengo escapatoria. Grabo esto, no para que me salven a mi, sino a todas esas personas que aún están encerradas. Ellos están igual que yo. Les quitaron sus familias, a sus madres, a sus hijos, a sus parejas; no los abandonen, por favor. ¡Vengan por ellos, se los suplico!
Allí se escuchó un sonido en el vídeo. El chico vió hacia un lado de la habitación y empezó a retroceder, negando, con cara de terror.
—Ya está aquí…— Vió por última vez a la cámara. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, en sus pupilas ya se podía ver la aceptación que tenía hacia su muerte. Empecé a llorar, mi corazón se puso pesado al solo verlo desesperado. Iba a morir, no tenía escapatoria, el solo saberlo me estaba derrumbando por dentro—. No me iré sin antes luchar un poco más. Si me mata será mientras corro, tal vez así tenga más impulso a la hora de ir al más allá—elevó una pequeña sonrisa—. Soy Dorian Hamlet, no me olviden, por favor.
Dorian. Ese era su nombre.
Apenas pude asimilar la información cuando salió corriendo en dirección contraria, dejando un desastre a su paso. Creí que allí iba a terminar el vídeo, pero de repente en la pantalla apareció otra silueta. Una bata de médico, eso era lo que se veía en su mayoría, pero se podía ver qué el que la tenía puesta también tenía un traje elegante.
—Vaya, vaya, vaya— Esa voz…—. Parece que el chico quiso dejar su huella. Tal vez esto me sirva para un futuro.
Apenas lo escuché hablar empecé a retroceder, y cuando ví sus dedos pálidos acercarse a la pantalla haciendo que el vídeo terminara, caí al suelo. Jack y los chicos voltearon a verme, pero yo estaba ausente en esos momentos. Sentí que mi cuerpo temblaba sin control. ¿Esto era un ataque de pánico?
—¡Nina!— Jack se arrodilló frente a mi, me tomó por los hombros, me imagino que para calmarme, pero yo apoyé mi cabeza en mis rodillas y escondí mi rostro.
—Es él…— Fué lo único que dije—. Es él…
—¿Él es quien?, ¿Sonrisas?, ¿estás segura?
—Jamás olvidaré esa maldita voz.
Jack asintió con la mirada. Me dió la mano, la cual tomé y me levanté del suelo. Sacudí el polvo que tenía en mi ropa (deberían limpiar más estos lugares), y volví a dónde estaban los muchachos todos juntos.
—Tobi— Él se dió la vuelta y miró a Jack—. ¿Será posible que puedas localizar de dónde fue enviado el vídeo?
—Eso ya está hecho—contestó tecleando de nuevo y haciendo que apareciera un mapa en la pantalla; en él se mostraba un punto rojo que titilaba—. Como te había dicho, el vídeo fue enviado desde un pueblo remoto a unos kilómetros de aquí. Sus mapas coinciden con la descripción del chico.
—Pero el vídeo fue enviado meses después de haber sido grabado, y dudo mucho que este chico siga con vida, así que, ¿quien lo envió?
—Fue el mismo Sonrisas, como una especie de trampa—dijo Reed convencido, pero en su cara no se veia tan seguro—. Pero me inquieta el simple hecho de que es demasiado obvio, ¿por qué se descuida tanto?
—No debemos subestimarlo, debe haber algo detrás de esto—continuó diciendo Jack.
—Tal vez no quiere que vayamos en realidad, o nos cree tan estúpido como para seguirle el juego—dijo Helen—. Pero él sería el estúpido entonces.
—Cosa que no es— Tobi dijo—. Vimos la forma en que ha estado jugando con nosotros y lo que ha hecho con sus soldados. ¿De verdad creen que alguien capaz de manipular el sistema genético de un ser humano a esos niveles es así de estúpido? No lo sé, no lo veo lógico.
—Entonces, ¿cuál es el propósito del vídeo…?
—Quería que yo lo viera—dije y todos me voltearon a ver—. Está dispuesto a hacer lo que sea con el fin de que yo termine sufriendo.
—¿Y como iba a saber que tú estarías viendo el vídeo con nosotros?
—No lo sé, pero no hay otra razón probable, ¿o si?
No dijo nada, porque tenía razón.
—Jack…— La voz de Tobi nos hizo devolver la mirada a la pantalla—. Creo que encontré algo.
—¿Qué cosa?
—Pues al igual que todos, estaba confundido con la cuestión del vídeo, así que decidí entrar en el código fuente y por alguna razón…había un enlace hacía una página externa.
—¿Entraste en el enlace?
—Si. Por un momento supuse que me llegaría a una clase de página pirata llena de virus que me destruirían el computador pero solo me llevo a un sitio de drive.
—¿Drive?
—Un lugar en la web que sirve para guardar archivos. La mayoría de los que hay aquí son datos basura o imágenes en blanco, pero encontré uno que parece ser “normal”.
—A ver, ponlo en pantalla.
Tobi fue hacia el archivo, todos veíamos atentos a lo que sucedería, pero cuando le dió clic, era una página completamente en blanco.
—Que raro…—Tobi parecía confundido, al igual que todos, ya que esperábamos algo más importante.
—Si no hay nada—habló Helen—, ¿por qué escondieron esto en el vídeo entonces?
—No lo sé, debe haber…
Tobi se calló cuando le puse una mano en el hombro, señalando la pantalla. Por arte de magia, en la página había escrita una frase.
Cuatro Jinetes, cuatro señales, cuatro pruebas que han de superar.
—¿Pruebas?, esto no me está gustando para nada— Helen parecía desconfiada.
—Esperen, están apareciendo más palabras—dijo Tobi, y efectivamente letras seguían apareciendo en la página en blanco. Era como si alguien estuviera escribiendo mientras veíamos—. Bendecidos son los cazadores que buscan a los lobos en la oscuridad, ya que salvan a los rebaños de aquellos pastores que al cielo dan plegarias…
—Pero los pastores no solo crían ovejas, sino que un pastor cuidaba a un ciervo bebé para salvarlo de las garras de otros cazadores—sigió leyendo Helen—. Un día este pequeño ciervo se perdió en el bosque, y los cazadores le dieron asilo, pero amenazando su seguridad con cada paso que daban.
—El pastor sonriendo les animó a devolverle su amado ciervo, pero ellos se negaron, ya que le habían agarrado alguna clase de cariño— La voz de Reed continuó—. Por esto el pastor tomó medidas con la ayuda del señor, y ahora irá por todos ustedes.
—Yo soy el buen pastor con sonrisa infinita, el cual limpiará al mundo de sus impurezas, usando la muerte y el renacimiento como herramientas del todopoderoso, señor de la vida—. Jack puso una cara de incomodidad al continuar el escrito—. Hoy reclamo lo que es mi propiedad, y les insto a devolver a mi persona lo que me pertenece. Mi pequeño ciervo al cual busqué por años.
—Si me la entregan, no los lastimaré. Podrán seguir con sus vidas, les aseguro que no volverán a ver mi rostro otra vez— Tragué grueso al terminar de leer—. Pero si se oponen a mis deseos, dejarán de ser cazadores para ser cazados, y verán realmente quien es el depredador entre nosotros. Son presas, no querrán enfrentarse a una bestia y a sus cachorros. Los espero con ansias en la tumba del querido Dorian.
Y así sin más, el archivo se cerró y desapareció por completo de la pantalla. Los cinco nos quedamos en completo silencio, sin vernos el uno al otro, solo veíamos la pantalla que permanecía en blanco. Yo, por mi parte, estaba impactada. Había entendido el mensaje y estoy segura que los Jinetes también. Quería que me entregaran a él, a cambio de no volverlos a molestar.
Me quedé pensando en lo que dijo de “sus cachorros”, ya que eso significaba que tenía a personas consigo. No estaba solo. Y por lo que había dicho Dorian en su vídeo, podía transformar a las personas, ¿cómo? No lo sé, pero de que podía, podía.
—Yo…—empecé a hablar rompiendo el silencio, pero Jack me interrumpió antes de que pudiera decir algo.
—No— Simplemente dijo eso, lo miré subiendo una de mis cejas—. Ni siquiera lo consideres.
—Ni siquiera he dicho nada.
—No tienes que hacerlo, ya es obvio lo que quieres hacer. Quieres ir hacia allá y buscarlo.
—Es nuestra oportunidad—le dije acercándome—. Hace años que lo han buscado y nada ha dado frutos, pero ahora él estará allí esperándonos, es un blanco fácil.
—No lo es—dijo Reed, voltee a verlo y me veía con rostro serio—. Vimos lo que puede hacerle a un ser humano, prácticamente convirtió a ese tal Percy en una máquina de matar, porque no dudo que el sujeto con el cual peleamos en los entrenamientos sea el mismo del cual hablo el chico del vídeo. No estará solo, eso es seguro. Iríamos solo nosotros en contra de un ejército. Es una trampa obviamente, y tú quieres ir directo hacia ella.
—¡Podemos luchar contra ellos! Ustedes están entrenados para eso, para matar, solo tenemos que…
—Nina— Ahora fue Tobi quien habló—. No hay un “tenemos”. Lo que él quiere es que te llevemos hacia allá, por lo tanto, no irás a ningún lado.
—Pero…¡No pueden dejarme aquí!, ¡Yo tengo que estar ahí!
—Es riesgoso— Miré a Jack detrás de mi—. No vamos a correr el riesgo de que vayas y te atrapen.
—Pero…¡Ya no soy indefensa!, ¡Ya soy una Jinete!—giré para ver a Helen que sorpresivamente estaba ausente de todo, y no estaba tan risueña como usualmente estaba—. Helen…¿verdad?
Ella levantó la mirada, pero rápidamente la desvió. Estaba evitando el contacto visual, ella no hacía eso.
—Niña…usualmente no digo esto pero el mandamás tiene razón. Es mucho riesgo y como pudimos ver la otra vez, no somos capaces de protegerte completamente. Aquella vez tuvimos suerte pero puede que en la próxima no sea igual.
—¿Entonces?— Empecé a verlos a todos. El único que mantenía su mirada fija en mi era Reed, el cual no parecía intimidado o dudoso de sus palabras—. ¿Simplemente pasarán de largo todo esto?, ¿se quedarán sentados viendo como vienen por nosotros?, ¿no piensan hacer nada?
—Claro que haremos algo—dijo Jack—. Haremos nuestro trabajo, lo cazaremos, pero tú no estarás ahí—. Negué con la cabeza, no, él no podia hacerme esto—. Lo siento, Bambi, pero no me arriesgaré a perderte.
—Pudrete, Jack, ¡no puedes hacerme esto! Tú bien sabes que es mi derecho estar ahí, ¡él mató a mis padres, carajo!
—¡Eso es lo que él quiere! Que vayas, para tomarte y llevarte a no sé dónde. Quiere que te dejes llevar por tus sentimientos y vayas directo a su trampa. ¡Date cuenta, por favor!
Tenía ganas de llorar. Le veía el sentido a sus palabras, porque tenía razón. Tal vez estaba siendo estúpida, tal vez no estaba pensando con claridad, pero aún así todo esto, el entrenamiento y el convertirme en Jinete, todo eso lo había hecho con un solo propósito: Matar a ese hijo de puta.
Me acerqué a él, sentía como el labio me temblaba de la rabia. Lo tomé por la chaqueta que traía puesta y lo miré. Pude ver mi reflejo en sus ojos, curiosamente.
—Por favor, Jack, no me dejes ser una inútil esta vez. Necesito hacer esto, te lo suplico.
—No puedo, Nina. Ya me pasó una vez que me descuidé y otros pagaron las consecuencias, no volverá a pasar.
—Por favor…
—Reed— Llamó Jack. Escuché los pasos del susodicho acercarse a mi pero aún así no aparte la vista de él. Cuando sentí la mano áspera de Reed tomar mi brazo, lágrimas salieron de mis ojos—. Llévala a su habitación, manten la puerta bajo llave.
—No hagas esto, Jack, por favor…
—¿Seguro?—preguntó Reed. Si parecía inseguro de hacer lo que le mandaban.
—Muy seguro— Le contestó Jack, para después mirarme a mí—. Perdón, pero te amo demasiado como para ponerte en riesgo así de fácil.
Me quedé congelada cuando escuché su “te amo”. No le dije nada, estaba congelada. Reed me jaló por el brazo, y aunque traté de resistirme, él era más fuerte. Me arrastró al pasillo y yo los ví a los tres que se quedaron, los cuales me veían con pena y dolor. Solo era una víctima, en realidad, no era parte de ellos.
Deje de resistirme cuando los perdí de vista, solo seguí a Reed hasta mi habitación. Cuando llegamos, me detuve un momento al frente de la puerta.
—Lo siento mucho— Ví a Reed que estaba al lado mío recostado de la pared. Se veía impotente, cabe admitir, pero el aura que transmitía era confortable—. Sé que quieres ir pero Jack tiene razón, es riesgoso.
—Lo sé—dije volviendo mi mirada a la puerta—. Lo sé bien, de igual manera solo sería un peso para ustedes, ¿no? Un simple daño colateral en la situación que sea.
—Yo no dije…
—Encierrame y ya, Reed, déjate de rodeos.
Él no dijo nada más. Entré al cuarto y escuché la puerta cerrarse detrás de mi. El sonido de las mil cerraduras (o bueno, solo fue una) sonó indicando que ya no podria salir de alli por cuenta propia. Miré a todos lados, ausente de todo.
¿Estaba en alguna clase de shock emocional? Es muy probable. Pero en mi mente solo había una frase.
No quería volver a ser la damisela en peligro, lo quería matar y vengar la muerte de mis padres. Si podía, de verdad podría, yo sé que si.
Fui hacia uno de los cajones, en dónde guardaba las cosas que me traía Tobi para entretenerme cuando no era libre de salir; entre todas esas cosas, habían unas tijeras para niños, de esas que no tenían punta. No servían como arma, pero eran perfectas para mí.
No las usaría como arma en realidad, pero serían mi llave para ir sin que lo notaran; porque eso sí era algo claro, no iba a quedarme encerrada allí mientras los demás limpiaban aquella parte de mi pasado.
No podía y no lo haré.
Tal vez muera, pero no lo haré como una simple presa, sino como lo que soy ahora.
Una cazadora.
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