Cap. 21
Si la actualización te trajo para acá, ve hacia la parte 1 del maratón
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Maratón: (3/3)
Revelaciones
(Nina)
—¿Qué pasó con él después?—pregunté inquieta por lo que acababa de escuchar. Era algo irreal, ¿Dioses y demonios? No lograba encontrarle la lógica a lo que me estaba diciendo.
—Lo encerraron en la organización. No podríamos dejarlo libre sabiendo lo que era.
—¿Y qué pasó con Lester? Si lo poseyeron…
—Lester está muerto—dijo con pesar—, aquel al cual llamé hermano alguna vez fue reemplazado a lo más cercano que he visto a un monstruo. Tenebrios, o como se hace llamar ahora, «Sonrisas» es alguien infame y su único propósito es conquistar a la humanidad.
—¿Cómo?
—Creando al ser humano perfecto, perfeccionando lo que sería la conciencia. Solo quiere volvernos soldados dóciles que no puedan revelarse, para que su «amo» nos domine sin problemas. Por lo que he visto en estos días, el ataque a la base y en medio del entrenamiento, puedo darme cuenta que lo está logrando.
—Pero…si lo encerraron, ¿Por qué está libre ahora?
—Un mes después de todo lo sucedido, hubo un accidente en la prisión de la organización. Una fuga masiva que desencadenó un caos. Aunque yo no estaba presente, me pasaron toda la información sobre ello. Los últimos testigos dijeron que cuando ya todos los presidiarios iban a escapar hubo una enorme explosión que destruyó todos los cimientos. Según informaron, hubo cero sobrevivientes.
—¿Pero? Siempre hay un «pero» en estás partes.
—Pero cuando hicieron el recuento de víctimas, jamás encontraron el cuerpo de Sonrisas. De alguna forma que desconozco, logró escapar con vida.
—Dios…
—Es su búsqueda, me di cuenta que siempre aparecía en un lugar del mundo para después desaparecer, no sin antes dejar muertos detrás. Siempre seguía el mismo patrón: familias, padre, madre e hijo varón.
—¿Por qué?
—La razón la desconozco, pero si sé que no había parado en su patrón…al menos hasta que llegó a una familia en particular; esta familia no era nada más, y nada menos que los…
—Jhonson—completé y él asintió—. ¿Por qué fue diferente? Sigue el patrón.
—Si, lo seguiría. Un padre, una madre y un hijo varón, pero hay una variante que no estaba en los casos anteriores.
—¿Cuál variante?
—Tú, Nina—respondió y abrí más los ojos—; al dejarte con vida, Sonrisas cambió completamente su patrón. Cuando me llegó tu caso, supe que algo había pasado que impidió que murieras— Se levantó, mirándome fijamente—, ahora la pregunta es…¿Por qué?
—No tengo la menor idea, pudo matarme, pero no lo hizo.
—Tengo una teoría. Creo que no te asesinó porque no estabas fuera de sus planes, y ahora te está buscando no porque te necesita, sino porque tú tienes algo que a él le da miedo.
—¿Por qué yo le daría miedo?, solo soy una chica común y corriente.
—Tal vez no lo eres, Nina. Solo piénsalo, has sobrevivido todo este tiempo, has pasado por tantas cosas, y sigues cuerda, ¿Crees que es mera coincidencia?
—La verdad, si.
El Jefe se reclinó en su silla y negó con la cabeza riendo.
—Me recuerdas a mi ex esposa cuando era joven. Era terca como una mula, y por eso conseguía siempre lo que quería.
Su mirada era nostálgica. El Jefe parecía ser un tempano de hielo, pero había pasado por tanto que no dudaba que le dolía todo esto.
—¿Qué pasó con su esposa?— Le pregunté.
—Después de la fuga me obsesioné con encontrar a Sonrisas, y mi ausencia obviamente afectó la relación. Me pidió el divorcio y tuve que alejarme. Supongo que fue lo mejor.
—Usted la amaba, ¿Cierto?
—Más que nada, pero ella fue feliz cuando me fuí. Consiguió a un esposo que la amó como yo no pude, y el cual crió a mi propio hijo como suyo.
—¿Nunca vió a su hijo de nuevo?
—Si, pero fue demasiado tarde. La maldición igual lo afectó a él, solo que no me vió morir a mi, sino a alguien que amaba con el corazón.
—¿Maldición?
—Soy alguien exceptico, pero no tengo dudas de que cuando Sonrisas dijo que nos maldijo a todos nosotros, tenía razón. Uno a uno, todos los que estábamos en esa sala han muerto excepto yo. Ese fue mi castigo, vivir con la culpa de haberlos condenado.
—Señor…
—¿Si?
—¿Cómo murieron los demás?
Él se quedó viendo al vacío por un momento y tomó un trago de su vaso, el cual lo había rellenado por cuarta vez desde que llegué.
—Ashley Castle de Murphy, asesinada en un tiroteo; Leia Montés de Montero, cáncer terminal; y Gabriel Rodríguez, se suicidio cuando estaba solo en su casa.
—Esos apellidos…se parecen a los de…
—Si. Ellos son los padres de Reed, Tobi y Helen. Esa fue la verdadera razón por la que fundé a los Jinetes, Nina, no porque quisiera volverlos asesinos, sino que quería protegerlos como una forma de honrar la memoria de sus padres.
Tenía demasiada información en un pequeño lapso de tiempo, puse mis codos en la mesa y me tapé la cara. Sin palabras miré al Jefe el cual se quedaba viendo al vacío.
—¿De qué los quería salvar?— Me vió de nuevo.
—Cada uno, después de la muerte de sus padres, sufrieron hasta llegar a un punto máximo. Me imagino que Reed ya te contó que cayó en la cárcel; Tobías, asesinó a su padre a sangre fría después de años de maltrato y cuando en un ataque de ira mató a su hermana mayor.
—¿Qué?, ¿El padre de Tobi…?
—Si, asesino a su propia hija e iba a obligar a Tobías a enterrar el cuerpo. Tobi dice que no se acuerda de lo que pasó, solo que despertó después de un tiempo inconsciente y tenía una hacha ensangrentada en la mano y el cuerpo de su padre frente a él, desmembrado.
—Dios mío…no, no pensé que…no sabía que Tobi era capaz…
—Fue un ataque de supervivencia, solo se defendió. Cuando lo encontré, estaba temblando de miedo y gritaba mientras lloraba de dolor. No por su padre, sino por su hermana.
—¿Y Helen?
—Helen asesinó a un grupo de chicos de su escuela, los colgó frente a la escuela en dónde estudiaba y se volvió fugitiva. Cuando la encontré, ya tenía una ficha de aprehensión.
—¿Y por qué la protegió?
—Porque la que mató a esos chicos, no era ella— Lo miré confundida—. Helen sufre de un trastorno de identidad disociativa, la cual divide su personalidad en dos. Aquella Helen que mató a esos muchachos, nació después de años de traumas y dolor psicológico que llevaron al cerebro de ella a crear una manera de protegerse a si misma.
»Esa personalidad era muy peligrosa, por eso fue difícil traer de vuelta a la Helen original. Más bien, aún no lo logro en su totalidad. La Helen que conoces solo es una amalgama de la Helen original y la personalidad psicópata que la dominó por tanto tiempo.
—Señor…se que me está diciendo la verdad pero aún así, debe entender que todo esto es demasiada información para mí.
—Lo sé, señorita Jhonson, pero aún así creo que es importante que lo sepa. Será una nueva integrante en este equipo, y necesita saber a que se va a enfrentar.
—Estoy demasiado impactada.
—Lo sé, es comprensible viendo su situación, pero entenderá que necesito saber qué tan fuerte puede llegar a ser usted.
—No le entiendo.
—Señorita Jhonson, necesito saber si usted puede ser una Jinete verdaderamente. Sonrisas la está buscando, y habrá notado que los Jinetes no pudieron protegerla cuando fue necesario. No podemos esperar a que los muchachos se vuelvan más fuertes, hay que prepararla a usted.
—¿Entonces?
—Le voy a hacer una pregunta, ¿Qué tan lejos está dispuesta a llegar para salvar a alguien?
—Bueno, usualmente depende de la persona. Si lo que pregunta es que si estoy dispuesta a matar le digo de una vez que lo dudo mucho. El solo pensar que le estoy arrebatando la vida a alguien me hace sentir mal.
—¿Incluso si es alguien que va a lastimar a alguien que amas?
Me quedé pensando por unos momentos. ¿Lo haría?, para defender a alguien que quería podría poner su vida sobre la de cualquier otro, pero la cuestión es que esa persona que «amaba» no existía. Todos estaban muertos, todos estaban lejos de mi, ¿Por quién arriesgaría mi vida?
—No lo sé.
—Bueno, entonces averigüemos eso.
El Jefe se levantó, dándole la vuelta a la mesa y parándose frente a mi.
—Va a tener su primera misión.
—¿M-Misión?—tartamudeé—, ¿Dice que tengo que matar a alguien?
—La muerte no siempre es la solución, hay más salidas en todas las situaciones. Queda de usted si las busca o se va al camino fácil.
—¿Y qué tendría que hacer?
—Hacer una investigación de un lugar, anotarás cada detalle, incluso los más insignificantes, y después de ello veremos si actuamos con toda la caballería.
—¿Lo haré sola?
—¿Si va acompañada sería difícil?
—No.
—Entonces irá sola.
Asentí. No me sentía preparada para algo así. Había entrenado, si, pero no había servido de nada mi entrenamiento la última vez. Era débil, no sabía pelear bien ni tampoco manejar el arma con destreza. Sería carnada libre para cualquiera que se pusiera en mi camino a la hora de cumplir la misión.
—No eres débil, Nina—dijo el Jefe, como si estuviera leyendo los pensamientos—. Cada uno es tan débil como su voluntad se lo permite. La cuestión no es cuánto entrenamiento tengas, sino la voluntad que haya en tu corazón en la hora de la verdad— Me levanté de la silla, realmente solo quería descansar—. Me imagino que debe estar fatigada por tanta información, puede ir a descansar.
—Gracias, señor.
Me levanté y pase por su lado. Caminé hacia la puerta sin decir palabra alguna, pero cuando ya iba a salir una duda cruzó por mi mente.
—Señor…—dije y él volteó a verme—, si todos los que estaban aquella noche eran los padres de los Jinetes, ¿Qué hay con Jack?, ninguno se apellidaba Miller.
—Si, uno tenía ese apellido, solo que prefiere mantenerlo en secreto.
—¿Quién?
Me vió con una sonrisa débil y suspiró.
—Mi nombre, señorita Jhonson, es Richard Alexander Miller.
—¿Usted es el padre de Jack?
—Si. Él fue el primero al cual fui a buscar, pero tristemente como con todos…llegué demasiado tarde como para protegerlo.
—Dice que él vió morir a alguien que amaba, ¿De quién se trata?
—Supongo que no es decisión mía contarte sobre ello. ¿Por qué no le preguntas directamente?
—Porque siento que no me lo va a decir.
—Ese periodo de tiempo es uno de los más oscuros en la vida de Jack, señorita, no es fácil para él hablar sobre ello. Estoy seguro que cuando esté listo, te contará. Por ahora, solo concéntrate en la misión que va a cumplir.
—Okey, señor, lo haré.
—Puede retirarse.
Y sin decir más, salí de la habitación. Al salir por la puerta me encontré con Jack, parecía apurado en llegar y deseoso de no dejarme sola de nuevo. Sonreí apenas lo ví, abrazándolo con fuerza.
—Eh...¿Nina?, ¿Estás bien?
—Ahora si.
—¿El Jefe te dijo algo malo?
—Solo la verdad.
—Dejame entrar, hablaré con él.
—¡No!—dije casi gritando—. Quédate conmigo, al menos ahora. Tengo muchas cosas en mi mente, por ahora solo quiero un abrazo.
Sé que se sintió incómodo, que no estaba acostumbrado, lo supe por la rigidez de su cuerpo cuando lo abracé; aún así, me rodeó con sus brazos y coloco su barbilla en mi cabeza. Con su mano acarició mi cabello delicadamente, haciendo sonidos suaves con la boca parecidos a silbidos.
—Todo estará bien, Bambi. Estoy aquí, contigo.
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