Cap. 17 (Parte I)
Rastreada y Localizada
(Narrador Omnisciente)
Después de dos semanas, el cuerpo de Nina se encontraba fatigado por el esfuerzo diario al que era sometida en entrenamientos. Aunque para los Jinetes parecía que ella lo sobrellevaba de la mejor forma, cuando ella llegaba a su habitación se lamentaba por el dolor en los moretones y en secreto se aplicaba hielo en sus nudillos.
Rápidamente aprendió a acostumbrarse al dolor, también a sobrellevar mentalmente las personalidades de los demás Jinetes para no caer en la locura. Cada noche, mirando hacia el techo se recordaba a sí misma que su propósito no era el matar, sino mantenerse con vida. Todo lo que estaba aprendiendo era para protegerse, no para infligir dolor.
Estaba sorprendida de la facilidad con que estaba aprendiendo todo lo que los Jinetes podían ofrecer. El manejo de la daga, el disparar y el combate cuerpo a cuerpo, cada día era más sencillo practicar y la fatiga era solo una consecuencia de algo que se volvió un hábito. Ella no sabía si preocuparse por estar acostumbrándose a esta vida, o peor aún, sentirse tan natural en dicho entorno.
Los Jinetes también la observaban y cada uno respondía diferente a su progreso. Tobías, se preocupaba, ya que ella no parecía estar hecha para ser una asesina, hablaba con ella todos los días con el propósito de preservar esa alma dulce que tenía…aquella que él había perdido hace tiempo.
Helen y Reed la observaban luchar contra los muñecos y manejar sus armas, quedando confundidos, ya que lo hacía como si no fuera un reto, sino un repaso de algo que ya entendía a la perfección. Se preguntaban si ella ya había entrenado en algún momento, o si tenía familiares que le hubieran enseñado a pelear, a lo que ella solo respondía que jugaba con su hermano mucho a los piratas.
Pero el más intrigado era Jack. Este veía a la chica desenvolverse en su mundo como si hubiera nacido allí, como si no necesitara ayuda para flotar entre la oscuridad. Esto lejos de agradarle, le preocupaba, porque sentirse cómodo en una vida como esta era sacrificar tu alma en cada suspiro, lo sabía muy bien y no quería eso para la pequeña Bambi.
Sabiendo muy bien que ella era la presa, se alegraba de que pudiera afilar mucho más sus garras para defenderse, pero tampoco quería que se volviera una depredadora, tal y como lo eran su equipo y él. Si pudiera, la alejaría de todo esto, le permitiría tener una vida alejada de la sangre y del olor nauseabundo de la muerte, pero tenía que seguir órdenes. El Jefe había dicho claramente que ella debía ser entrenada como una Jinete, pero que no debía enterarse del propósito de esto, el verdadero. No era para que ella se defendiera, sino para que ella fuera el sabueso para encontrar al monstruo que tenía tras ella.
Jack se negaba rotundamente a aceptar que ella solo estaba actuando como una liebre protegida por rejas de cartón, acechada por un lobo rapaz con el poder de despellejarla y vaciar su cuerpo dejando solo el cascarón vacío. La protegería, con su vida si era necesario, de todo lo que viniera contra ella.
Amanecía y los Jinetes no se encontraban en la base, sino en un pueblo abandonado conocido como «Sector 0». Pocos conocían la existencia de este lugar, y es porque ese era el propósito principal. El gobierno desalojó aquel pueblo con edificios y establecimientos ya que la infraestructura se estaba deteriorando, prometiendo a los habitantes que cuando estuviera lista la remodelación cada quien volvería a su hogar; como toda promesa del gobierno, eso nunca sucedió, así que el lugar quedó como el clásico pueblo fantasma.
No había rastros de algún ser vivo a la redonda, solo la silueta de una chica de cabellos castaños que se encontraba al pie de un edificio. Vestida con un top negro con un pantalón del mismo color que se amoldan a su figura, veía le entrada del lugar con sus ojos celestes.
La acompañaba un chico un tercio mal alto que ella, vestido completamente de negro también pero en vez de ver el edificio la veía a ella, solo a ella.
—Okey, veamos que tanto has aprendido en estas semanas— Dijo Jack viendola fijamente— Hoy jugaremos a tomar la bandera.
—¿Por qué siento que no es tan sencillo como suena?— Preguntó Nina, posando su vista en Jack.
—Porque no lo será. Es simple. Entras al edificio y tienes que llegar al último piso, en dónde encontrarás una pequeña bandera, para después regresar al sitio original.
—Suena sencillo…
—Lo es, si no fuera que, mientras vas subiendo piso por piso, serás cazada por uno de nosotros.
—No va a ser alguien sencillo, ¿Verdad?
—Helen.
—Carajo.
—Tienes que evitar caer en manos de tu cazadora y traer la bandera hasta la salida sin que ella te toque con su cuchillo.
Jack sacó de la funda de Nina un pequeño cuchillo de plástico, el cual al presionarlo sobre alguna superficie, la punta se hunde en el mango. Es decir, un juguetito.
—Si llega a tocarte, será tomado como muerte instantánea y habrás perdido.
—¿Y si llego a tocarla con el mío?
—¿Consideras que puedes llegar a tocar a Helen con un cuchillo?
No, no lo consideraba posible. Ella tomó el cuchillo falso y lo puso en su funda, viendo el tamaño del edificio que era enorme, era el más alto del lugar. Llegar a la cima sería algo complicado.
—Llegar al final sin ser atrapada, tomar la bandera, evitar que me maten y terminar el juego— Repitió Nina asintiendo—. Creo que sí entendí.
—Perfecto, ahora dame el brazo.
Nina, confundida, extendió su brazo derecho sin saber la razón de esta petición, no prediciendo el que Jack lo tomara y con un artefacto le inyectara algo en él. Al sentir el pinchazo, ella lo retiró rápidamente, obviamente, revisando y encontrando una pequeña marca de color rojo.
—¿Qué me inyectaste?— Preguntó.
—Un rastreador, para tenerte localizada— Guardó el artefacto en su bolsillo y se dió la vuelta para irse—. Buena suerte, cuando sea el momento se te dirá que empieces.
Nina asintió y entró en el edificio. Jack, por su parte, regresó a una pequeña camioneta que se encontraba cerca y en dónde estaban los demás Jinetes: Tobi y Reed, esperando y viendo una pantalla.
—¿Se ve a Nina en el monitor?— Preguntó Jack, a lo que Tobi contestó:
—Si, el localizador funciona.
—¿Saben si Helen ya está dentro?— Jack soltó la pregunta en el aire, pero ninguno contestó— ¿No ha dicho nada?
—Dijo que iba a estar temprano en el edificio para estar preparada— Tobi respondió mientras tecleaba algo en los monitores—, lo más probable es que esté allá.
—¿Tiene comunicador?
—No la he visto, así que es probable que no. Pero ya sabes cómo es Helen, Jack, ella prefiere hacer todo un show.
Mentira no era, así que se creyó bastante lo de que Helen haya preparado algo temprano para que Nina no pasara esta prueba tan fácilmente.
—Probando, probando— Tobi habló a un pequeño micrófono que tenía cerca, y de inmediato Nina escuchó su voz en el comunicador que tenía en el oido—, ¿Me escuchas?
—Fuerte y claro— Respondió Nina entrando al edificio. Se encontraba en el lobby. Estando completamente vacío, el espacio tenía un aspecto fantasmal que daba escalofríos.
—Perfecto. Te vemos en las pantallas, así que cualquier cosa solo tienes que pedirnos ayuda e iremos a dónde estás— Informó viendo el punto rojo en el monitor.
Nina asintió con la cabeza, a pesar de que nadie la fuera a ver. Siguió caminando por el lobby en busca de las escaleras para empezar a subir. La bandera estaba en el último piso, y algo le decía que Helen estaría en uno de los intermedios para poderla interceptar. Al encontrar las escaleras de emergencia, empezó a subirlas de prisa.
Mientras tanto, en dónde estaban los Jinetes, se podía apreciar como el punto rojo iniciaba su ascenso por el edificio, a una velocidad considerable.
—¿Y cómo sabremos que Helen está cerca de ella?— Preguntó Jack.
—Ademas del rastreador, el cuchillo de plástico que ella tiene es una clase de radar. Cualquier ser vivo que se le acerque a unos diez metros, será detectado y aparecerá en el monitor— Contestó Tobi sin despegar su mirada del monitor.
Ella sube las escaleras para llegar al primer piso. Va hacia un lado de las mismas para encontrarse con una pared. Claro, el lugar estaba diseñado para que las personas tuvieran que cruzar todo el piso hasta llegar a las siguientes escaleras, los Jinetes no habían elegido este lugar solo porque si.
Siguió caminando, pero una sensación muy extraña la tomó por sorpresa. Un mal presentimiento, un escalofrío en su piel que le indicaba que algo no andaba bien. ¿Serían los nervios? Ella no lo sabía, pero decidió ignorar tal presentimiento para seguir caminando sigilosamente.
Lo que no sabía es que ese mismo presentimiento lo sintió Jack en dónde estaba, dejándole un mal sabor de boca. De inmediato tomó su comunicador y empezó a mandarle mensajes a Helen para que se reportará, pero en vano, ya que los mensajes llegaban sin obtener respuesta.
Algo no iba bien, lo sabía, pero no podía actuar de forma impulsiva ya que al final Nina estaba en medio de una prueba, no podía intervenir si no era estrictamente necesario. Aún con esto en mente, tomó la pistola que había dejado en una mesa cercana y la colocó en su cintura.
Reed se dió cuenta de ello y se le acercó.
—¿Qué sucede?— Preguntó viendo a su compañero algo inquieto.
—Siento que algo anda mal— Contestó Jack sin mirarle el rostro, teniendo fijos los ojos en el monitor y en aquel punto rojo que ya estaba en el piso tres.
—La chica estará bien, Helen prometió que no iba a ser tan dura con ella.
—No es Helen quien me preocupa.
Helen podía ser despiadada, pero ella misma tenía sus límites. En realidad, lo que le preocupaba a Jack era que estuvieran en un sitio abierto, por lo que cualquiera podría estar allí. Estaban en una practica para ver cuanto había aprendido Nina, pero eso no significaba que estuviera lista para un combate real.
Todos los pisos del edificio eran iguales. Paredes pintadas de un color blanco, opacado por el tiempo y el descuido. Las esquinas llenas de telarañas y polvo en el suelo que era levantado por cada paso que daba la chica. Las puertas del lugar estaban desgastadas y algunas ya contaban con la presencia de alguna especie de moho, y en la bisagras un óxido considerable.
Se notaba de lejos que nadie había pisado este lugar en años, esto lo supo Nina también por las bombillas fundidas que se encontraban en el techo. Inspeccionó con escrutinio a su alrededor, algo le decía que tenía que estar preparada si tenía que bajar de nuevo huyendo. No sabía que era lo que tenía Helen preparado para ella, pero no sería como jugar a las muñecas.
Seria cazada, y tenía que saber cómo enfrentarse al cañón de la escopeta sin salir herida.
Por lo que había visto antes de entrar, el edificio tenía unos siete pisos aproximadamente. Subiendo las escaleras había llegado al piso cuatro. No sé escuchaba nada a excepción de sus propios pasos, aún así estaba al pendiente de todo su entorno, lista para cualquier cosa que se le viniera encima.
Llegó al piso cinco. Los Jinetes observaban remotamente, escuchando…nada, ya que ella no estaba hablando por el micrófono, solo seguía avanzando. Ella ignoraba la existencia de los demás, en ese momento solo importaba la que estaba en el edificio, que seguramente ya la estaba observando.
Un punto adicional apareció en el monitor.
—Ahí está— Tobi sonrió, pero Jack se quedó inexpresivo. Observó su comunicador, pero Helen aún no contestaba a ningún mensaje—, está en el piso seis, la va a emboscar cuando trate de subir.
—¿Hay alguna forma de asegurarnos de que es Helen?— Preguntó Jack, Tobi se volteó a verlo confundido.
—¿En qué piensas?
—Tengo una mala corazonada.
A lo mejor era solo preocupación sin fundamento lo que sentía Jack, eso pensaba Tobi, pero también recordaba cada misión a la que habían ido en los últimos dos años, por eso sabía que Jack no tenía matla corazonadas, sino que presentía el peligro de alguna manera.
—El sistema de seguridad del edificio es algo antiguo, pero creo que lo puedo hackear para tener acceso a las cámaras— Contestó Tobi empezando a teclear en su ordenador—, así vemos lo que está sucediendo a tiempo real.
—Hazlo— Jack ordenó.
Tobi empezó a violar la seguridad del edificio de antaño, lo cual no se le hizo muy dificultoso, ya que sus defensas eran prehistóricas; agradecido estaba también de que usaran una terminal de la nube y no solo grabaciones en VHS como se usaban en ese momento, porque le hubiera tumbado la operación. Al final logró entrar en el sistema y por defecto, al sistema de cámaras del lugar.
—Listo, tenemos vídeo— Dijo Tobi orgulloso de si mismo, mostrando en la pantalla lo que veían las cámaras del edificio.
—Pon las del piso siete— Dijo Jack de inmediato.
Tobi mostró en pantalla el vídeo de las cámaras en dicho piso. Seis cámaras en total eran las que había, dos en la entrada y salida de las escaleras, y cuatro en los pasillos. Las habitaciones tenían un sistema de cámaras a parte. Se podía ver por una de las cámaras a Nina llegando al piso, con semblante serio y ojos vigilantes, cuidadosa de cada uno de los pasos que daba.
Ella no sabía que la estaban viendo, más bien, se le había olvidado que estaba siendo rastreada; estaba concentrada en su tarea y se preguntaba por qué no había señales de Helen por ningún lugar. Algo olía mal, pero no solo era un presentimiento, sino que de verdad algo putrefacto llegó a sus fosas nasales. Un olor rancio, extrañamente conocido, la hizo detenerse en su lugar. Miró a todos lados confundida, ¿Qué olía así? Preguntaba dentro de si. Pensó en algún animal muerto en una de las habitaciones o tal vez el moho en las puertas botando esporas, entonces le restó importancia y siguió avanzando.
En los monitores habían dos puntos en el área del piso en dónde estaba Nina, y se estaban acercando cada vez más.
—¿Hay algún vídeo del sitio en dónde se encuentra Helen?— Preguntó Jack.
—Está en una habitación, es otro sistema aparte.
—Entra en ese sistema.
—¿No estás siendo algo…?
—Entra en el puto sistema, Tobi.
Levantando sus manos en señal de rendición, empezó a teclear rápidamente y logro entrar en el sistema de video de la habitaciones. Buscó el sector en dónde estaba Nina, pero cuando entró en la camara de ducha habitación, no se veía nada.
—¿Por qué no se ve?— Preguntó Jack mientras Tobi tecleaba, pero esta vez con cara de confusión.
—Algo está haciendo interferencia con las cámaras.
—¿El rastreador de Nina?— Esta vez preguntó Reed, quien ya estaba sintiendo que algo no andaba bien.
—Es demasiado pequeño para causar interferencia, además, ella está lejos de ese punto, no puede ser la que está causando esto.
—¿Y entonces? — Jack veía el monitor y el punto adicional se movía, curiosamente por dónde no se veían las cámaras, y cuando pasaba por ahí la imagen se cortaba. ¿Por qué estaba haciendo eso?— ¿Qué carajos está haciendo Helen?
Y en ese preciso momento, se abre la puerta de la camioneta. Los tres Jinetes voltean con los ojos entrecerrados a causa de la luz que entró de golpe. Jack enfocó su visión para ver mejor, pero abrió los ojos como platos cuando vió de quién se trataba.
—¡Llevo como una hora esperándolos allí frente al edificio!— Gritó Helen indignada— ¿Saben que llegar tarde a una prueba es de mala educación? ¿Qué pensará la niña si la hacemos esperar?
Los tres vieron a Helen con cara de susto, y ella lo notó.
—¿Qué pasa? Parece que acaban de ver un fantasma.
—Helen, ¿Que mierda haces aquí?— Reed preguntó y ella no entendía la situación para nada.
—Pues me tocaba probar a la niña el día de hoy, ¿No? Íbamos a jugar al gato y al ratón.
—¿No has entrado al edificio?— Preguntó Jack esta vez acercándose a la entrada.
—¿No estás escuchando que los he estado esperando por una hora en la entrada del edificio?— Helen veía la consternación en el rostro de sus compañeros y sintió que había algo que ella estaba ignorando— ¿Que sucede? ¿Dónde está la chica?
—Helen, empezamos hace como una hora la prueba— Respondió Reed, viendo de reojo a Jack, el cual estaba manteniendo la calma, pero sentía que iba a entrar en pánico.
—¿Cómo? Pero, ¿Con quién?
—Esa es la verdadera pregunta…—dijo Reed, viendo hacia la pantalla, en dónde el punto adicional se estaba acercando poco a poco a la posición de Nina—, si tú estás aquí, ¿Quien está allá con Nina?
Sin saber todo el drama que sucedía a lo lejos, ella se mantenía con la mente inmersa en su misión. Nina veía a todos lados, pendiente de cualquier trampa que pudiera haber puesto Helen en su camino.
De repente empezó a escuchar sonido en el auricular de su oído.
—Ni-…cu…nes…alir…intru…va…—Aunque ella reconoció la voz de Jack, no se le entendía nada, sino que un sonido de interferencia lo cortaba a cada rato.
—¿Qué? ¿Jack? No se entiende, ¿Hola?— Los auriculares quedaron en silencio y decidió quitárselos. A lo mejor se habrán dañado, pensó ella..
Siguió caminando hacia las escaleras para llegar al último piso, allí encontraría la bandera y así lograría salir de esto. Su estomago soltó un feroz rugido, indicando que el hambre ya estaba tomando control de su sistema digestivo. No había desayunado bien por los nervios que la habían atacado en la mañana.
Después de caminar algo de rato, encontró la entrada de las escaleras justo frente a ella. Perfecto, saldría de allí de una vez por todas.
Fue allí que empezó a escuchar pasos alrededor. Miró rápidamente al origen del sonido encontrándose con nada. Este piso en particular estaba a medio construir, por lo tanto se podían ver algunas paredes sin frizar y algunas columnas desnudas, o algunos cuartos sin puertas. De igual manera, el lugar era perfecto para esconderse.
Los pasos volvieron a sonar, Nina sacó el cuchillo de plástico de su funda. Tocó la punta de este y la hoja se hundió un poco en el mango, y al ver esto suspiró de frustración.
Siguió escuchando pasos acercándose, así que se puso en posición. Helen era rápida, así que huir pensando que podía escapar de ella era realmente una estupidez. Si la llegaba a tocar con su cuchillo sería tomado como que ella ya moría, así seguiría la misión sin problema alguno.
—¡Vamos, Helen, aparece!, ¡Terminemos con esto de una vez por todas! —gritó Nina con fuerza mientras empuñaba el cuchillo falso.
Caminaba de espaldas hacia la escalera, lista para «apuñalar» o salir corriendo, o las dos cosas en ese orden. Siguió así hasta que sintió que pisó algo y una escuchó el sonido de una campanita. Cuando bajó la mirada era una pequeña cuerda que atravesaba el pasillo.
—¿Es en serio?— Nina reía—, ¿En serio es lo mejor que tie…?
No pudo terminar la frase porque algo, de repente, se le vino encima logrando que cayera hacia atrás. El impacto con el piso la hizo perder el sentido de las cosas por un momento, pero cuando se dió cuenta de la situación intento moverse, solo que la fuerza de la persona que la tenía agarrada era realmente enorme.
Observó como su atacante tenía puesto un casco que cubria su rostro por completo, incluso ocultando sus ojos atrás de unos vidrios polarizados. La tenía agarrada por las muñecas y estaba encima de ella en horcadas. Nina estaba sorprendida por la fuerza que ejercía, ya que no había conocido a ninguna chica con esa fuerza, pero aún así sabía que Helen entrenaba, por lo que no debía ser tan raro, ¿No?
No permitiendo ser sometida, le dió una patada en la parte baja del cuerpo, lo cual hizo que soltara por un muy corto periodo de tiempo, pero lo suficiente para tomar el cuchillo de plástico que tenía a un lado de su cuerpo y «clavarselo» en el pecho.
—¡Ajá, te gané! — Dijo Nina eufórica— ¿Cómo se siente eso? ¿Eh, Helen?
—¿Cómo me llamaste?
La voz que salió desde atrás del casco no era de Helen, no era de mujer siquiera. Era de un hombre y Nina se dió cuenta rápido que justo en ese momento no estaba en un juego…
O al menos, no en el que había pensado.
—Tú no eres Helen…—dijo ella con los ojos muy abiertos.
—Que inteligente eres, Nina, ¿Cómo lo descubriste?
Antes de poder hacer algo, él desconocido ya la tenía agarrada por el cuello. Subiendo a la pobre muchacha mientras se ponía de pie, ella terminó parada pero unos centímetros más arriba del suelo, colgando por el agarre fuerte de ese sujeto.
—¿Q-Quien eres? — Sus ojos empezaron a ponerse llorosos por el agarre en su cuello.
—Solo soy un simple mensajero.
Cuando dijo eso un disparó sonó en el lugar y el desconocido soltó de golpe a Nina, dejando que esta cayera al suelo. El desconocido observó su hombro y una herida de bala estaba emanando sangre desde allí.
Vió hacía atrás y una chica de cabello negro y corto lo apuntaba con una pistola, con rostro serio pero soltando el ademán de una sonrisa dándole un aire macabro. Helen había entrado en escena.
—Disculpa caballero, pero hay pocas cosas que hacen que pierda la paciencia, y entre ellas está el hecho de que interrumpan una de mis clases.
El desconocido se dió la vuelta y saco una pistola de su cinturón, la apuntó hacia Helen para después disparar sin decir palabra alguna. Helen esquivó el disparo por poco, colocándose detrás de una de las columnas. Nina aprovechó la conmoción para escurrirse hacia otra columna y esconderse detrás de ella.
El desconocido volteó y al darse cuenta de que su objetivo no estaba maldijo en voz baja. Empezó a buscarla, pero un disparo le dió en el torso, justo en las costillas. Era demasiado peligroso quedarse así al descubierto, así que fue a una de las columnas para cubrirse también.
Nina fue pasando de columna en columna hasta llegar a dónde estaba Helen.
—¡Gracias a Dios llegaste! ¿Qué pasó?—dijo Nina escuchando como el desconocido disparaba hacia su posición.
—Parece que el que te está buscando tuvo la misma idea que nosotros y ahora quiere jugar al gato y al ratón, solo que está siendo algo hostil— Helen disparó de vuelta hacia el sujeto, pero dándole al aire, ya que él se cubrió con la columna—. Fui descuidada, lo siento.
—Lo importante es que llegaste— Contestó Nina cubriendo su cabeza al escuchar la otra ráfaga de disparos—. ¿Tienes algo con lo que me pueda defender?
—Solo mi navaja, pero no te vas a enfrentar a él.
—¿Qué? ¿Por qué?
—No estás lista.
—¿Y que voy a hacer?
—Ve hacia las escaleras, los muchachos están esperándonos abajo— Disparó un par de veces hacia el desconocido y después vió a Nina—, yo lo distraigo mientras.
Aunque Nina tenía el deseo de ayudar, tenía claro que solo sería un simple estorbo, así que haciéndole caso a la chica se fue corriendo hacia las escaleras. Helen vió como se alejaba la castaña y después suspiró, sonriendo, poniéndose de pie sin despegar su espalda de la columna.
Tres respiraciones profundas fueron suficientes para ella para sentirse preparada. Abrió los ojos y salió de atrás de la columna. Apenas vio que el sujeto se asomó empezó a disparar obligándolo a esconderse de nuevo, dandose a ella misma oportunidad para ir a la otra columna, después a la otra, y a la otra más cercana.
Cuando el desconocido salió para disparar, Helen se le vino encima. Antes de que él pudiera reaccionar, ella ya tenía su navaja en la mano y se la clavó en el pecho. Manchó sus manos de una sangre oscura que le parecía conocida de algún lado, pero ignorandola, volvió a sacar la navaja para rematar, pero el sujeto de abajo la empujó con fuerza, lanzandola hacia el pasillo en remodelación.
Él se levantó y se tocó la herida viendo que sangraba. Dolía, pero era soportable comparándose con otras cosas que había recibido. Vió como la pelinegra se levantaba y fue contra él con la navaja. La esquivó a tiempo, pero la chica era rápida, lo suficiente para alcanzarlo algunas veces y cortándole parte de su traje negro.
Pendiente de que su objetivo no se veía por ningún lado, se dijo a si mismo que no podía permitirse distracciones, así que cuando la chica lanzó otro corte, la tomó por el brazo y la lanzó a un lado sin nada de delicadeza.
Helen sintió como el sujeto la lanzó hacia una de las paredes, con una fuerza que jamás habia visto. Fue hacia la pared a una velocidad enorme y chocó contra ella cayendo en el piso. Fue tal el impacto que se quedó allí en el suelo…adolorida.
—Disculpa primor, se ve que eres una buena contrincante— Dijo el sujeto—, pero tengo prioridades que tengo que atender antes que nada, no sé si me entiendes.
Helen trató de levantarse, pero se había golpeado fuerte la cabeza y todo le estaba dando vueltas. ¿Tan fuerte la había lanzado? Pero si no se veía con la suficiente fuerza como para hacer algo así. El pitido que inundó sus oídos no impedía que escuchara la voz del idiota que tenía al frente, le entraron unas ganas de degollarlo y quitarle esa risa tan estúpida.
—Nos vemos, señorita Rodríguez.
Helen abrió los ojos como platos al escuchar su apellido, levantó la cabeza, pero se encontró con el pie del sujeto que golpeó su rostro, mandandola a dormir.
El sujeto tomó la navaja que estaba en la mano de la chica, guardando la misma en su cinturón. Ya tenía una, y mucho más grande, pero más que otra arma este era un trofeo. Sonrió detrás de su casco y después fue hacia las escaleras listo en busca de la pequeña ciervo que había venido a cazar.
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