Cap. 17.5
Este capítulo inicia unas doce horas antes de los sucesos del capítulo 17
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(L)
Abrí los ojos encontrándome con el concreto del techo. Me sentía aún algo mareado, aún así hice el esfuerzo de ponerme de pie. Observé hacia todos lados, encontrándome con la oscuridad que me rodeaba. Recordé en forma de destellos los últimos momentos en que había estado conciente. El dolor, la visión borrosa, su sonrisa y su voz. Negué con la cabeza frustrado.
Percibí esa presencia que no podía ignorar, una sensación que pesaba en la mente y que se sentía como el miedo que sentías en las noches cuando no alcanzabas a ver luz cercana. Vi hacia un lado y no me sorprendió cuando me lo encontré.
Sus ojos dorados se veían claramente en medio de las penumbras y su sonrisa se camuflaba, viéndose más tétrica de lo que ya era. No me asusté por verlo, ya estaba acostumbrado, solo que mi alma lo percibía y temblaba como si estuviera en la presencia del mismo diablo.
Pero a pesar de las veces había rezado para ahuyentarlo, él jamás se iba.
—¿Tuviste una linda siesta, Lester?—preguntó sin moverse, con los dedos entrelazados y las piernas abiertas, sin miedo, sin vergüenza, con el conocimiento de que tenia el control.
—Pudrete.
Se que tenía el control, pero bien sabía que no importaba que tanto le molestara mi presencia, no me podía asesinar. Tenía información valiosa para él, era una mina de oro la cual no podía desperdiciar.
Se que le afectó mi comentario, no le gustaba que le faltaran el respeto. Se consideraba el profeta máximo de un dios que desconocía su procedencia, solo tenía claro que no era cristiano o de alguna cultura que conociera. Se que lo que sea que fuera él, no era humano, no era de este mundo siquiera.
No solo era un monstruo, era un monstruo demasiado poderoso.
Pero a la vez que era poderoso, también era débil en ese cuerpo, ignorante de todo lo que le rodeaba. Tenía limitaciones, yo lo sabía bien, y en el fondo de su alma tenía miedo de que descubrieran que no era tan poderoso como decía.
Había una forma de vencerlo, ojalá pudiera gritarla a los cuatro vientos.
—Mientras dormías, yo hice algo de tarea—dijo levantándose de ia silla, allí me di cuenta que traía una carpeta en sus manos—. ¿Te suena el nombre de: «Sector 0»?
De inmediato reconocí el nombre. El sector 0 era una ciudad abandonada que fue tomada por mi antigua organización. La usábamos para hacer pruebas de campos, estudiar algunas criaturas algo peligrosas y además, entrenar a nuestros oficiales. Recuerdo que en mis primeros años fui muchas veces, pero al caer la base principal supongo que había quedado sin uso…
—Si, me suena—dije sentandome en la orilla de la cama.
—Pues tengo razones para asegurar que en unas horas usarán ese sector para hacer una prueba de habilidades.
—¿Quiénes?
—Los famosos «Jinetes» de Miller.
Me tensé al escuchar aquel apellido.
—¿Cómo sabes eso?—pregunté.
—Por ti, obvio no— Abrió la carpeta y leyó frente a mi—. Mientras dormías, intervine las comunicaciones de estos Jinetes. La mayoría tenían una defensa muy extensa, menos uno, el pequeño Miller, el cual usaba una tecnología meramente cavernícola.
—Entonces…
—Van a probar las habilidades de…—Una sonrisa atravesó sus labios—…la pequeña hada.
Ese apodo. Tantas veces lo había escuchado y todas las veces me daba ganas de vomitar. No deje de mirarlo, atento a sus movimientos; se desplazaba en la habitación con suma libertad.
Espera, ¿La iban a probar? Pero si cuando me había desmayado apenas la iban a empezar a entrenar…
—¿Cuánto tiempo estuve ausente?—pregunté.
—Unas tres semanas y media, más o menos.
Hacia tiempo que no quedaba tan ausente, y eso me preocupaba. Había logrado desenvolverse sin necesidad de que yo le auxiliara, eso significaba que estaba siendo menos dependiente de mi, y a su vez, me estaba volviendo más obsoleto. Menos útil para su causa.
—No te preocupes, Lester, pude hacer todo sin tu ayuda— Me dijo como si hubiera escuchado mis pensamientos—. Volviendo al tema, pretendo mandarles un lindo mensaje a aquellos muchachos.
Levanté la mirada y su mirada mostraba pura maldad.
—¿Un mensaje?
—Si, un mensaje. ¿Qué tan listo está el proyecto Perceo?
Tragué grueso.
—A-Aún le falta mucho que desarrollar, y necesita experiencia cuerpo a cuerpo—dije notando que estaba empezando a temblar—. Su ADN aún está muy inestable y el factor curativo no ha sido probado.
—La experiencia es lo de menos— Aseguró—, lo que yo quiero saber es que si está listo para pelear.
—No sabria decirte, aún no hemos visto sus capacidades físicas, es imposible dar una respuesta certera con…
—Irá mañana, y les dará un mensaje a los Jinetes— No dejó que terminara de hablar, ni tampoco responder, porque se fue de la habitación.
Obviamente lo seguí atravesando los pasillos del lugar. Habían muchas puertas a los dos lados, y la luz daba mucho que desear, pero eso no era lo importante aquí. Lo seguí hasta que llegamos a una clase de gimnasio, donde se encontraba nuestro «Perceo».
De aproximadamente unos 1.86 de alto, musculatura tonificada y aires de que te podría partir en dos si lo deseara. Venas de un color violáceo atravesaban su piel blanquecina, era tan pálido que en cualquier otras circunstancias uno consideraría que estaba infectado por una enfermedad terminal. Su cabello castaño claro le llegaba a las orejas y de manera desordenada se movía con cada golpe que le daba al saco de boxeo. Pensé al principio que era un saco de arena, pero al escuchar los golpes y ver el estado de sus manos, las cuales estaban empezando a sangrar, supuse que le había puesto como relleno algo más sólido.
Apenas llegamos a una distancia considerable de él, dejó de golpear el saco y nos miró por encima de su hombro. Sus ojos color dorado, tal y como los de su creador, le daban un aire incluso más terrorífico.
Una de sus obras maestras: Perceo.
Nacido del deseo demente de Sonrisas de crear al hombre perfecto, un soldado implacable y obediente en todos los sentidos. Un alma en blanco, preparado para manejado como una marioneta. Sin compasión, empatía o algún sentimiento que me pudiera hacer difícil el cumplimiento de su deber. Era una máquina con coraza de piel.
La versión definitiva de sus experimentos, era como un hijo para él, y Perceo consideraba a Sonrisas como su señor. Era un arma poderosa que había caído en las manos de un monstruo, y lo que más me atormentaba es que yo lo había ayudado a crearlo.
—Señor—dijo Perceo dirigiéndose a Sonrisas, ignorandome por completo. Siempre me ignoraban. Era invisible ante sus ojos, un simple fantasmaa al lado del monstruo que me había dominado.
—Mi muchacho— Sonrisas extendió sus brazos de forma fraternal, y Perceo sonrió—, ¿Interrumpo tu entrenamiento?
—Usted nunca interrumpe. ¿Necesita algo, mi señor?
—Si. Necesito que le envíes un mensaje a unos posibles adversarios de nuestro credo, para que sepan que no están enfrentándose a unos simples idiotas.
—¿Qué necesita que haga?
—Busca a la chica, se llama Nina Jhonson— Sonrisas le mostró una foto a Perceo y este la vió con detenimiento, guardando cada detalle en su memoria—, ella estará en uno de los edificios de la ciudad, solo tienes que saber en cuál.
—Tendré que hacer vigilancias.
—Eres listo.
—¿Y que quiere que haga con la chica?
—Traela si es posible. Probablemente oponga resistencia, pero es débil, la podrás someter con una droga cualquiera. El problema es que posiblemente te encuentre con los que la están protegiendo. Ellos serán tu verdadero enemigo.
—¿Tengo algún límite con ellos?
—Hazlos sufrir, humillalos, pero dejalos con vida. Quiero jugar un poco con sus voluntades y hacerles saber que no morirán a manos de cualquiera.
—Será un placer, mi señor— Perceo se inclinó haciendo una sutil reverencia, y pude ver claramente una sonrisa en su rostro, disfrutando la satisfacción de que por fin se le había soltado la correa.
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Buenas, buenas. ¿Qué les ha parecido el capítulo y el extra? Espero que les haya agradado.
Perdón por haber estado ausente, es que empecé el instituto y me está absorbiendo un poco (un poco bastante), pero en cada momento libre trato de escribir. No desesperen (lo digo como si muchos me leyeran XD).
Ya sin más nada que decir, se les quiere. No sé olviden de votar y comentar para ayudar a este pobre escritor que solo quiere compartir su esquizofrenia, digo, sus historias. Gracias por leer, hasta el próximo capítulo :D.
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