Cap. 13
Código Magenta
(Jack)
Yo había sido el primero en ser reclutado por El Jefe para ser parte de los Jinetes, por ende, tuve que aprenderme muchas cosas antes de enseñarle a los demás como actuar en el campo.
En el equipo teníamos varios clases de códigos para facilitar el trabajo a la hora de informar; algunos de estos eran el código indigo (amenazas numerosas), el código canario (objetivo localizado), el código esmeralda (trampas) o el código carmín (Jinete herido).
Pero un código magenta no me agradaba para nada. «Intrusos en el perimetro», eso es lo que significaba. Alguien, de alguna forma, había conseguido llegar hasta nosotros, a la puerta de nuestra base, pero eso, al menos si pensamos lógicamente, era imposible.
Nos encontrábamos en medio de un área vacía de la ciudad. No había nada a miles de millas de distancia, solo carreteras abandonadas y una que otra mina sin uso. Estábamos bajo tierra y por eso casi nunca nos preocupabamos que alguien nos encontrara, hasta ahora.
Teníamos radares alrededor, ellos habían detectado, según lo que me dijo Reed al llegar junto a él, a tres individuos posiblemente hostiles. Aunque un radar era inexacto, el tamaño de las señales era demasiado grande como para ser un zorro o algún ave. Eran personas, personas que estaban muy lejos de sus casas.
Estábamos en la sala de armas, la cual estaba continua a la salida del lugar. Los puntos en el radar no se habían movido, y eso me preocupaba. La única razón por la cual no se habrán movido era que esperaban algo…o a alguien.
—Okey, no sabemos quienes son los que están allí afuera. — Dije poniendo una pistola en la funda de mi cinturón. — No sabemos si son hostiles o solo son personas que se perdieron y llegaron hasta acá. De cualquier forma, debemos evitar que información de nuestro paradero salga de este lugar.
—¿Cuál es el plan entonces? — Preguntó Reed colocándose su máscara habitual.
—Matarlos a todos. — Respondió Helen sonriendo malisiosamente.
—No. — Dije y ella me miró mal. — No podemos matarlos hasta que nos digan la razón por la que estan aquí.
Tobi nos pasaba las armas mientras hablábamos. Sus manos temblaban y pude notar como su ojo derecho se movía levemente (sus tics estaban tomando poder sobre él). Puse mi mano en su hombro y él me sonrió.
Helen se nos acercó con una pistola y se la ofreció a Tobi.
—Agarra chiquito. — Dijo Helen. Tobi la tomó temblando. — La vas a necesitar allá afuera.
—¿Y-Yo voy a salir con ustedes? —Preguntó viéndome.
—Ya eres un Jinete oficial, ¿No lo recuerdas?— Helen le respondió.— Además, esto solo sería como un entrenamiento; son tres sujetos, no es nada para nosotros.
Tobi solo veía el arma fijamente.
—No tienes que hacerlo si no quieres. — Le dije. No quería forzarlo mucho a algo que no era obligatorio para él.
—Tienes que dejar de sobreprotegerlo, Jack, ya no es un niño. — Helen me miraba con severidad en sus ojos al hablar. — Si quiere ser un Jinete, debe poder sobrellevar esta clase de situaciones.
—Cuando tú llegaste nadie te presionó. — Le respondí y ella se tensó. — Nadie te obligó a nada, entonces es mejor que te calmes.
Ella volteó los ojos, se puso su máscara y dándose la vuelta se alejó de nosotros. Supongo que la Helen que me intentó consolar hace rato era demasiado buena para ser duradera.
—Entonces…
—Lo haré. — Me dijo Tobi guardando la pistola. — Helen tiene razón. Tengo que aprender a manejar estas situaciones.
—No tienes por qué hacerlo.
—Esta es mi vida, Jack, claro que tengo que hacerlo. — Me miró y estoy seguro que pudo ver la duda en mis ojos, porque dijo: — Tranquilo. No vamos a matar a nadie si no es completamente necesario, ¿Verdad? No entraré en crisis allá afuera, no te preocupes por mi.
Se veía seguro de lo que decía pero aún así yo no estaba convencido. Aún así no podría detenerlo, era decisión suya salir al campo o no. Se alejó de mí para tomar una de sus hachas que se encontraba en la mesa, poniéndola en su espalda en una clase de funda que tenía colgada.
Ya estando preparados para salir, me coloque mi máscara y tome una pistola ametralladora del arsenal.
Empezamos a caminar hacia la salida. Ninguno decía nada, no había razón para hablar igualmente. Cuando llegamos a la puerta los miré a todos. Podría ser difícil ver sus miradas a través de la máscara, pero yo estaba muy seguro de que ellos estaban listos. Eran mi equipo, estaban listos para todo.
Abrí la puerta y uno a uno salimos, quedando a la interperie rodeados de pura tierra árida y rocas que habiamos colocado como barricadas que protegieran la entrada. Pequeñas partículas de polvo y tierra pasaban a través del orificios de la máscara, pero ni me inmute.
El sol ardiente de la 1:00 resplandecía en el cielo y ninguna nube se dignaba en cubrirlo. El calor del ambiente me hacía sentir ardor en mi piel por causa de la chaqueta que traía, por eso abrí la cremallera dejando al descubrierto el chaleco antibalas que me había puesto.
Nos detuvimos unos metros de la entrada con nuestras armas en mano. Helen y Tobi traían dos pistolas 9 mm, Reed traia su escopeta habitual, mientras que yo aseguré mi agarre en la ametralladora que traía.
Con mi mirada inspeccione nuestros alrededores, encontrándome solo con la vacía interperie que tanta seguridad nos habia dado. En algún lugar un tanto más lejano se encontraba nuestro garaje, el cual se conectaba con la base de forma subterránea…por eso era imposible ver autos o algo parecido, aunque al parecer no lo era tanto.
Una camioneta oxidada se veía a lo lejos y frente a ella, tres sujetos. Vestidos con ropas viejas, llenas de tierra y tirones que dejaban ver partes de su cuerpo, daban la impresión de ser personas normales a pesar de todo; pero lo que llamó mi atención fueron las máscaras que cubrían sus rostros. Todas eran iguales, simples y de un color blanco algo sucio. Ninguno se movía, solo nos veían, o al menos creo que nos veían ya que las máscaras no dejaban ver nada de sus rostros obviamente. Me alarmó que trajeran armas consigo, así que les di señal a los Jinetes para que apuntaran, pero sin disparar.
Los muchachos hicieron caso a mi mandato, apuntando al objetivo, listos para cualquier movimiento amenazante.
—Estos no son turistas, Jack— Me susurró Helen. — Tengo un mal presentimiento.
—Yo también. — Confesé. La verdad esto no olía bien. — Cualquier movimiento en falso, disparen al corazón.
Ella asintió y yo di dos pasos hacia delante. Los individuos no se movieron, ni siquiera reaccionaron ante nuestra presencia, solo estaban allí, como estatuas sin vida.
Las armas que traían consigo eran armas de alto calibre, ametralladoras súper potentes de grado militar. ¿De dónde habían conseguido armas así? Ni idea. ¿Serían terroristas buscando venganza? Habíamos eliminado una célula terroristas en Estambul hace unos meses…puede que habíamos dejado algún cabo suelto.
—¡Buenas tardes, caballeros! — Hablé dirigiendome a ellos. No reaccionaron. — Les aviso que están en territorio privado, por lo que les agradecería que se identifiquen o desalojen el lugar.
El silencio que tenían me preocupaba, más aún la ausencia de reacciones…humanas. Cómo si estuvieran dopados, como si no hubiera conciencia en sus mentes se mantenía de pie como si una cuerda los tuviera levantados, tal como si fueran marionetas dirigidas por un titiritero.
Entrecerré los ojos desconfiado cuando una mala corazonada atravesó mi pecho. Algo no estaba bien aquí.
Levanté mi arma, apuntandola al sujeto del medio.
—Les daré tres segundos para que digan quienes son…o me veré con la obligación de disparar.
No reaccionaron, ni se movieron, solo estaban allí ausentes de toda emoción. Pude escuchar como Reed y Helen agarraban sus armas con más fuerza, preparados para el tirón del disparo…
—1…
Mi torrente sanguíneo parecía estar preparado para la acción que efectuarían mis manos armadas, ya que pude sentir el calor de mis venas transportando sangre ardiente a mi pecho, y mi corazón palpitaba a la velocidad de un motor en un auto de carreras, a mil por hora.
—2…
Me puse en posición para disparar. Perfeccioné mi puntería, entrecerré los ojos aún más para que mi visión se enfocara en el objetivo y que el polvo no me afectara. Me preparé mentalmente para el golpe de la ráfaga de tiros que saldrían de la ametralladora…toda la vibración recorrería mis músculos sin compasión, pero nada comparado con lo que sentiria el objetivo de todas mis municiones.
Los sujetos no se movían, ¿Creían que no íbamos a disparar? ¿No nos creían capaces? Su orgullo les costaría la vida, estoy seguro…pero mi mente no lograba descasar de la duda del por qué no reaccionaban de ninguna manera. No había miedo, no había orgullo ni ira…era como estarle apuntando a maniquíes.
—3.
Todo en un segundo. Una ráfaga de balas encendidas por el calor del arma atravesaron la distancia que nos separaba a mi y a mi objetivo. La vibración de los disparos se sintió en todo mi brazo, pero de igual manera me mantuve herguido soltando la cantidad de disparos que me permitía un segundo de acción. Todos impactaron en el pecho del objetivo, pude ver cómo se le doblaba hacia atrás y su cuerpo caía como un árbol recién talado influenciado por la gravedad y la inestabilidad de su centro de balance…sin contar, claro, la debilidad de sus piernas al su cerebro dejar de funcionar.
El sujeto cayó justo en el momento en que yo dejé de disparar, dejando una nube de polvo en el aire rodeando a sus compañeros. Yo volví a mi posición original y miré a mis compañeros, los cuales no habían bajando la guardia. Regresé a ver a los otros dos que seguían de pie…y admito que me sorprendí al ver que tampoco habían reaccionado ante su compañero muerto.
Okey, entendía que no les importara la vida de su compañero, pero…¿Ni siquiera voltearon? ¿Qué clase de personas eran?
Sonreí al ver cómo lentamente ponían su vista en el cuerpo que había en el suelo. La lentitud de sus acciones me desesperaba pero debia controlarme, era el líder, no puedo perder la cabeza en un momento como…
Callé mis pensamientos al instante cuando noté algo. Movimiento. La mano del “cadáver" empezó a moverse ante mis ojos. Primero creí que eran ilusiones mías, algun efecto de la luz del Sol ardiente que nos cubría…pero cuando movió el brazo y lo apoyó en el suelo supe que esto era real.
Lentamente se levantó del suelo y se sentó. Su pecho había quedado desecho, observé con asombro todos los agujeros sangrantes que habían quedado y aún así ahí estaba…vivo.
Pero si no fuera poco el hecho de que su torso estaba agujereado y aún así me miraba fijamente, con vida; sino que también tomó el arma que se le había caído al suelo y la recargó frente a mi, como si nada le hubiera pasado.
—Pero que mierda…— Escuché la voz de Reed. La consternación de su voz me hizo saber que no estaba alucinando, lo que veía era real.
Había visto muchas cosas en los años que tenía siendo un Jinete…pero era la primera vez que veia a un muerto levantarse y que me viera fijamente. Esto no era para nada normal.
Los sujetos que estaban al lado del “muerto” nos apuntaron de repente y ahí tuve que reaccionar.
—¡CUBRANCE! — Grité y todos corrimos a las barricadas de piedra. Dando la vuelta empecé a escuchar disparos y a sentirlos a mis alrededores. Por suerte estábamos cerca y nos lanzamos, evitando así que las balas atravesaran nuestra piel.
Escuché como los disparos chocaban con la roca, la cual nos protegía milagrosamente. El polvo empezó a cubrirnos y tuve la sensación de que se acercaban cada vez más. Saque rápidamente mi cabeza y antes de que me dieran un tiro, empecé a lanzar una ráfaga de disparos sobre ellos, a los que pudiera. Logré darle a dos de ellos, en el pecho y en el abdomen, pero ellos seguían caminando y disparando.
Volví a cubrirme e ignoraba como es que estoy podía ser posible. Comprendería que pudieran resistir un disparo, dos incluso, pero ya los habían atravesado como cincuenta balas en los últimos quince minutos. Esto estaba fuera de mi compresión y mi duda de quienes eran ellos no me dejaba pensar en paz.
—Maldita sea, ¿Que mierda es esto? — Dijo Reed sacando la cabeza y disparando con su escopeta dos veces. Incluso de dónde estaba escuché como los perdigones hacían volar la carne de los individuos. Volvió a cubrirse cuando volvieron a disparar. — Aún cuando les damos en el blanco siguen caminando, ¿Cómo esto es posible?
Helen también empezó a responder el fuego, pero inclusive ella se veía confundida de la resistencia de los desconocidos.
—No se caen por nada. — Dijo ella. — Parece que fueran super soldados o algo.
—No importa quienes sean. Tenemos que evitar a toda costa que lleguen a nuestra posición. — Dije.
Flashbacks vinieron a mi mente mientras ideaba un plan de ataque. El que había secuestrado a Nina había estado muerto, aún así, según ella, estuvo a punto de asesinarla de la peor manera. ¿Cómo era eso posible? Los muertos no se podían levantar…pero acababa de ver cómo un cadáver me miraba fijamente y me apuntaba con un arma.
Mi pensamiento lógico me daba muchas explicaciones. Un chaleco antibalas, o que había fallado al objetivo…pero ví la sangre en su cuerpo, ví como su cuerpo estaba agujereado como queso suizo. La lógica no me iba a ayudar en estos momentos, porque definitivamente nada de lo que estaba pasando ahora parecía tener lógica.
¿Quienes eran y por qué estaban aquí? Y una respuesta dislumbró en mi mente como rayo vespertino: Ellos estaban aquí por Nina. No sé por qué, pero algo me hacía sentir que la habían venido a buscar. Lejos de hacerme sentir tranquilo al saber la respuesta a mis dudas, mi intranquilidad aumentó. No podía permitir que ninguno llegara a la puerta, no podía permitir que le hicieran daño.
Le había prometido que estaría segura, y yo siempre cumplo mis promesas.
—¡Sigan disparando!— Ordené saliendo de mi escondite y lanzando otra ráfaga contra los sujetos.
Fui acompañado por los muchachos, pero seguían siendo inútiles. Aunque la carne de sus pechos ya parecían picadillo, seguían marchando armas en mano hacia nosotros. Disparé a las piernas, pero no les pasaba nada. Me estaba quedando sin opciones…y cuando creí que no había esperanzas, me hicieron saber que si habían…pero porque me las quitaron de golpe.
Nuevos vehículos habían llegado frente a nosotros. Tres específicamente, cada uno con cinco hombres enmascarados vestidos de igual forma que los que ya habían recibido disparos. Cuando estos bajaron y abrieron fuego contra nosotros, no pude evitar pensar que esto solo era una trampa, que habían esperado poder indetificarnos para poder atacar como era.
Y nosotros habíamos caído redonditos.
Miré a un lado como Tobi se mantenía sentado, cubriendose de los disparos. Creí al principio que estaba sufriendo un ataque de nervios, pero no estaba temblando o teniendo tics, sino que tenía un revolver algo nuevo en sus manos y los estaba cargando.
—¿Tobi? — No supe que más decir. Él mismo se levantó, apuntó el arma hacia uno de los sujetos y disparó, solo una vez, dándole directo en el cráneo.
El objetivo quedó quieto por un momento…pero después siguió caminando como si nada. No me sorprendió, estaba a punto de seguir disparando a los demás cuando frente a todos nosotros la cabeza del maldito explotó en mil pedazos, dejando una nube de sangre en el aire, la cual cayó como rocío.
Todos miramos a Tobi, incluso los súper soldados se quedaron quietos. Tobi solo se encogió sobre si mismo con el revolver en manos.
—¿De dónde sacaste esa arma? — Pregunté atónito. Jamás había visto que alguien terminara con la cabeza hecha nube solo con un disparo.
—Pues…estaba en la armería. Solo hice que las balas fueran explosivas. — Respondió como si no fuera nada.
—¿Y por qué mierda ninguno de nosotros tenemos un arma así? — Dijo Helen igual de impactada que los demás.
Mientras discutían sobre el arma regresé mi mirada hacia el que había terminado con la cabeza desechecha. Su cuerpo estaba en el piso, y aunque esperé que se levantara, nada pasó. Solo era aún cuerpo en el suelo, y sonreí al saberlo.
—Tobi, tal vez no lo sepas, pero nos acabas de salvar la vida. — Dije y todos me miraron confundidos. Los extraños seguían acercándose a nosotros armas en mano. — ¡Disparen a la cabeza! ¡Hagan que sus cabezas exploten!
Un talón de Aquiles para lo que sea que fueran estas cosas. Empezamos a disparar al cráneo de cada uno de los objetivos y efectivamente caían como aves de presa. Cuando sus cabezas quedaban hechas puré por la cantidad de disparos, sus cuerpos permanecían como simples muñecos de trapo.
Un sudor frio recorrió mi nuca porque todos estaban cada vez más cerca. Quedaban ocho. Disparé como pude a las cabezas antes de quedarme sin municiones. Usualmente era facil para mí, pero estás cosas eran demasiado rápidas incluso para mí.
Recordé cuando mi madre nos llevó a mi hermana y a mi a la feria de primavera, en dónde habían puestos de tiro al blanco…a esa edad consideraba que los objetivos iban tan rápido que cuando le atiné a uno y gane el peluche para Rachel, me sentí el mejor francotirador de la historia.
—¡Jack! ¡Cuidado!
El grito de Tobi me devolvió a la realidad justo a tiempo, supongo, porque uno de los enmascarados estaba frente a mi. Apunté rápidamente a su cabeza pero cuando jalé el gatillo no salieron balas, solo el ruido seco del tambor chocando con el vacío.
Mierda, me quedé sin nada justo ahora.
El enmascarado saltó sobre la barricada y me lanzó hacia atrás. Me tomó por el cuello apenas tuvo oportunidad y yo terminé perdiendo la ametralladora que tenía en la mano. De igual manera no me servía para nada. Su agarre era fuerte, en poco tiempo sentí como la presión en mi cráneo aumentaba ya que estaba obstruyendo de forma efectiva el torrente sanguíneo de mi cerebro.
En una fracción de segundos lo miré directo a sus ojos…pero no pude ver nada. No había vida, no había emoción, no había ira…solo había un vacío infinito en el cual se perdía toda conciencia.
¿Qué era está cosa?
Antes de poder contestar está pregunta por mi mismo, la cosa cayó hacia un lado cuando un disparo le atravesó la cabeza. Dejando libre mi cuello, tomé el aire que necesitaba sin hiperventilar, tranquilamente.
—Te estás oxidando, mandamás. — Me dijo Helen pistola en mano, pero sin verme, ya que todos tenían su atención en la cosa que había sido “eliminada”.
—Me agarró desprevenido. — Tobi me dió su mano y me levanté de un tirón. Sacudí mis ropas y observé a la figura que estaba tendida en el suelo.
Un charco de sangre muy oscura rodeaba su cabeza y su cuerpo estaba en una posición inhumana, como si hubieran dejado caer a un muñeco en el piso. Impactos de bala recorrían su torso, y en algunos lugares se podía apreciar con claridad como la carne estaba al rojo vivo.
—Ese es el punto. — Siguió Helen. —. A ti nadie de agarra desprevenido, ¿Qué te paso?
No tenía idea. Hombres a prueba de balas, las cuales los atraviesan y siguen corriendo como si nada. ¿Era esto siquiera posible? Me acerque con cautela hacia el “muerto” del piso y sin pensarlo mucho le arrebaté la máscara que aún cubría su rostro.
Sus facciones eran completamente normales. Un hombre caucásico, más o menos de mi edad. Su cabello negro se pegaba a su sudada frente y habían algunas imperfecciones en su piel mostrando una mal desarrollada pubertad. Aunque no fue en eso que me concentré, sino que mi atención recayó en sus ojos.
Negros, como dos cuencas vacías. Lo que había visto a través de la máscara no había sido una ilusión, efectivamente solo habia vacío. No eran mayas ni tampoco alguna clase de máscara, eran sus ojos, los cuales estaban enegrecidos al máximo.
—Creo que ya lo he dicho mucho hoy pero…¿Qué mierda? — Dijo Reed a mi lado. — Tiene los ojos…
—Si. — Respondí viendo el cuerpo. Me sentía en el preludio de una película de terror, o de ciencia ficción. — Tobi. — Capté la atención del chico. — Tú y Helen lleven el cuerpo a la sala de autopsias.
—¿Tenemos sala de autopsias? — Preguntó Tobi confundido.
—Ahora si. — Respondí mientras me dirigí a la puerta y desaparecí de sus miradas.
El olor a putrefacción impregnó mi nariz apenas entré en la habitación. Todos estaban con cubre bocas observando como Tobi inspeccionaba el cuerpo que empezaba a tomar un color oscuro inusual.
—Huele como si estuviera recién salido de las alcantarillas. — Dijo Helen con cara de asco. — Es desagradable.
—Si es desagradable para ti, imagínate como será para mí que lo estoy manipulando. — Respondió Tobi inyectando uno de los brazos del sujeto, haciendo que un chorro de fluidos corporales saliera de su piel. Era asqueroso.
Observé como el cuerpo se descompuso tan rápido, aún cuando solo había pasado media hora desde que falleció. La piel estaba empezando a presentar úlceras desagradables y el olor a cadáver era cada vez más fuerte. Era como si al matarlo hubiéramos activado un mecanismo de pudrición dentro de él.
—Solo han pasado unos minutos. — Dijo Reed con los brazos cruzados. — ¿Cómo es posible que esté en este estado?
—Es lo que trato de averiguar. — Tobi pasaba de un lado a otro con tubos de ensayo diferentes. No sé que mierda hacía, pero prefería no intervenir.
Se habían quitado sus máscaras y aún si tenían cubiertas sus bocas, sus ojos mostraban realmente como se sentían ante todo esto. Tobi estaba muriendo de los nervios, sus ojos color avellana se movían de un lado a otro viendolo todo, incluyendo al cadáver, por si se volvía a levantar; Helen, por otro lado, veía solo al sujeto muerto de la mesa mientras jugaba con su navaja, dispuesta a apuñalarlo si había algún movimiento indeseado; y Reed, él solo me veía a mi.
—¿En qué piensas, Jack? — Me preguntó. — Estás más callado de lo normal.
—Estoy analizando todo esto. — Respondí y era cierto. Trataba de unir los puntos, y en mi mente poco a poco estaba tomando sentido…
Ya tenía una teoría, pero me inquietaba un poco.
—¿Sabes lo que está pasando? — Siguió preguntando.
—Tengo mis teorías…
—¿Podrías compartirlas?
Miré a todos y todos me miraron con atención. Suspiré tratando de darle algún orden a mis pensamientos desorganizados, buscando la respuesta en medio del desorden al final.
—Esa cosa…no pudo ser humana; y si lo era, no era un humano común y corriente. Las balas dieron en órganos importantes y aún así siguió caminando hacia nosotros, corriendo incluso, pudiendo saltar la barricada sin problemas. — Empecé a dar datos…tratando de explicar mi teoría. — Pude ver cuando me agarró el cuello que tampoco tenía la fuerza de alguien regular…era demasiado fuerte si vemos su cuerpo.
Entiendo que había personas que aparentaban ser débiles y aún así eran fuertes al pelear, pero este sujeto estaba en los huesos, no tenía ningún músculo desarrollado y aún así no tardó en inmovilizarme allá arriba.
—Fuerza y resistencia sobrehumana, eso ya lo sabemos. — Dijo Helen. — Pero no estamos en un comic o serie de acción, a lo mejor es solo entrenamiento.
—Entrenamiento es que puedas correr más rápido de lo usual, o poder pelear con tipos más grandes que tú; pero levantarte y correr después de que una ametralladora vaciada sus municiones en tu pecho…— Tobi habló viendo el cadáver por décima vez consecutiva. —…eso ya es otro nivel.
—¿Manipulación genética? — Propuso Reed. — En tiempos de guerra siempre han tratado de que los soldados sean cada vez más imparables, pero esto ya es…
—Inhumano. — Completé sus palabras. — Nunca había visto algo así hasta el día de hoy. Además, parece no tener ojos.
—En realidad…si tiene ojos. — Tobi se acercó al tipo y con un bisturí pinchó su ojo derecho, levantando el artefacto y dejando ver una viscosa estela de baba negra. — Solo que están recubiertos por una extraña membrana. Ignoro por completo su función, pero adentro…muy adentro…están sus globos oculares, creo.
—¿Por qué alguien le haría esto a un grupo de personas? — Preguntó Reed más para si mismo que para otra persona, aún así, yo respondí.
—Para tener armas. Estás personas ni siquiera están vivas realmente.
Todos me vieron confundidos, no era para menos, ya que mis palabras empezaban a sonar como locura digna de psiquiátrico.
—¿Qué estás diciendo? — Helen fue la primera en protestar. — ¿Dices que son zombies?
—No exactamente, pero si que estuvieron muertos en algún momento. Esa podría ser la explicación a la descomposición apresurada. — Respondí. — Les puedo apostar lo que quieran a qué los cadáveres de allá arriba están igual de podridos que este.
—Esto está más allá de cualquier gobierno…traer gente de la muerte solo para usarlos de marionetas…¿Quien haría eso? — Reed me miró a los ojos y de alguna forma supo su respuesta. Él era igual de bueno que yo leyendo a las personas, y yo no trataba de ocultar mi preocupación. — Esto no fue ningun gobierno que conozcamos, ¿Cierto?
—Lo dudo. Esto es un trabajo independiente, y uno muy bien hecho.
—¿Y por qué tantas molestias? ¿Por qué gastar todas sus fuerzas en nosotros? ¿Qué buscaban aquí? — Las preguntas de Tobi me hizo ver a Reed, el cual parecía comprender mis pensamientos en ese instante.
—Nina. — Fue lo único que dijo y yo asentí. — Alguien la está cazando.
—Alguien que ya sabe que está con nosotros.— Respondí.— Y tengo la sospecha de que es el mismo que controlaba al sujeto que la secuestró.
—¿A ese tal Monty? — Helen parecía no comprender. — ¿Pero por qué tanto drama por ella? Se ve que es una chica normal.
—Lo es, pero para él o ella, debe ser de gran valor. Se están esforzando mucho para rastrearla y lo están logrando. Ahora la pregunta es…¿Por qué? ¿Qué tiene de valioso que mandaron un ejército para llevársela?
—¿Has hablado con ella? — La pregunta de Reed me hizo pensar. — ¿La has investigado bien?
—He investigado todo su expediente de vida y nada me hace creer que ella puede tener algo oculto. Huérfana de padre y madre, pasó su infancia en un orfanato, la adoptaron dos veces…
—¿Por qué la devolvieron por primera vez? — Preguntó Helen intrigada.
—Asesinaron a toda la familia adoptiva que la cuidaba…un asesino serial. — Respondí y un «Carajo» en coro fue soltado por mi equipo. — No habían familiares que quisieran recibirla así que permaneció a manos del estado hasta que la adoptaron por segunda vez.
—¿Todo esto tendrá algo que ver con esa parte de su vida? ¿Con aquel asesinato? — Propuso Tobi desde su lugar.
—Todo es posible…pero nada ganamos con especular. La realidad del asunto es que no sabemos nada. Concentremonos en lo que ya sabemos.
—Lo primero es que vienen por ella…todo conecta. — Empezó a decir Reed. — No sabemos la razón, pero es el objetivo de esto y por tenerla aquí, nos volvimos daño colateral.
—No sabemos con quién vamos a pelear, ni que tan poderoso es. — Siguió Helen. — Podría ser un simple criminal con ayuda de alguien…o una persona muy poderosa que viene contra nosotros.
—Estamos caminando completamente a ciegas…— Tobi empezó a sobar sus manos compulsivamente. Su párpado derecho empezó a temblar. — No tenemos ni idea a qué nos enfrentamos. Es como si estuviéramos boxeando contra el hombre invisible.
—¿Ya le has dicho algo al Jefe sobre esto? — Preguntó Reed y yo asentí.
—Le comenté por encima la situación y me dió una orden para que fuéramos ganando terreno.
—Y esa orden es…
—Investigar a fondo este caso, que nos concentremos en encontrar al responsable. Seamos o no el objetivo principal, sigue siendo un ataque directo y no podemos quedarnos con los brazos cruzados.
—Eso es obvio.— Helen sonrió dandole una vuelta a su navaja sobre su mano, con una habilidad impresionante.
—Además…— No sabía como decirlo.
Usualmente seguia todas las ordenes del Jefe, pero esto no era de mi agrado para nada. Iba a objetar, pero me dejó en claro que el que mandaba era él, no yo. Me sentí como un simple soldado de nuevo. Maldita sea.
—Además…¿qué?
—Le informé de mis sospechas sobre la conexión de Nina y este ataque…y me dijo como proceder con ella.
—Y…— Reed parecía impaciente ante mi respuesta.
—Solo dos palabras. — Dije bajando la cabeza. — Código Perla.
Los tres respondieron de forma distinta ante el nombramiento del color.
—Carajo. — Dijo Reed apoyándose en la pared y pasando sus manos por el rostro.
—¡¿Qué?! — Fue la respuesta de Tobi, el cual parecía estar a punto de tener un ataque.
—Esto será divertido…— Y eso fue lo que expresó Helen con una divertida sonrisa.
Yo me ergi frente a ellos y trate de mantener la compostura aunque la noticia a mi también me afectaba. No quería esto, pero órdenes eran órdenes aunque fueran una condena…
—Si. Nina se volverá una Jinete.
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