Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Alumnas

Nikolái me contactó con una de sus amigas, Alexandra O'hurn, prometida de su exjefe. Es ella la que ha tomado el control hizo preguntas sobre lo que ofrecía y en que lugares era correcto las clases. Ginger me había ofrecido hacerlo en el club en el que ella trabajaba en las horas de la mañana o tarde. Horarios en los que estaba cerrado y la dama en cuestión estuvo de acuerdo.

Alexandra, Jazmín, Mia y la doctora Cole, serían mis primeras estudiantes. Ansiosa y con los nervios de punta, vi llegar el día. Nikolái me mostró a las mujeres en imágenes de su celular junto a sus esposos. Mujeres hermosas, distinguidas que dudaba necesitaran de esos detalles para mantener a sus parejas con ellas.

—En dos horas Ginger pasará por mí —susurro y el sudor corre por mis manos.

La hora en mi reloj marca las seis de la mañana cuando cargo mi segunda taza de té y regreso a la ventana. Salió en la noche con Dante y no regresó, el estrés de la primera clase me impidió conciliar el sueño. Aumentó con no verlo regresar y el miedo a que sus hermanos le gastaran otra broma me impidió calmarme.

Me siento en el sillón con vista a la puerta de su casa y le doy un sorbo a la bebida. Mi móvil se ilumina varias veces y lo tomo apresurada al notar que no registra un número.

Me han enviado una captura de pantalla de una transferencia. La cifra detallada está casi llegando al salario en mi antiguo empleo. Otras tres capturas le siguen a la primera y confundida busco el nombre de quien hizo la entrega. Me topo con una firma O'hurn, es el apellido de Alexandra, por lo que imagino fue ella quien consignó.

"—Buen día, querida, hemos decidido que el pago sería individual. Alguna requeriremos tus servicios privados y ello amerita tiempo extra para ti."

Vuelvo a leer lo que ha escrito y lejos de tranquilizarme por tener dinero para las cuotas atrasadas y enviar a mis padres, todo esto aumenta mi estrés. ¿Qué tal si no superaba sus expectativas? Es posible que sepan bailar mejor que yo, en cuyo caso solo me quedaba el pole dance.

Verifico la transferencia y en los siguientes minutos dejo de ver por la ventana concentrándome en los pagos atrasados. Mis padres desconocen que estoy sin empleo, no deseo preocuparlos. Les he dicho que he tenido problemas con mi salario que estoy solucionando.

Ni siquiera que Ludov regresó a mi vida he sido capaz de confesar. Saben que Ludov salió libre y me alertaron al respecto, nada más. No tiene sentido proporcionarle más preocupaciones. Ellos no están para solucionar mis problemas, todo lo contrario. Soy yo la que debo ayudarles.

Media hora después, estoy al día, pero sigo estando desempleada. Si bien, esto aliviara mi situación, es un paño de agua fría que calmara un poco mi agonía. La realidad sigue estando allí, y debo buscar soluciones.

—Un paso a la vez, Ana.

El ruido de una puerta de auto, ser azotada y los ladridos de un perro son el anuncio inconfundible que ha llegado. Su andar es lento y por momentos en zigzag, sostiene en sus manos el saco, la camisa por fuera y ajada. El rastro de una noche de copas y excesos le rodean.

Aprieto los labios con fuerza y me incorporo del sillón, enfadada. Él solo estaba de fiesta con mujeres, yo preocupada pensando en que sus hermanos le hicieron algo. Una mirada fugaz muestra a Dante acercarse al jardín y a él lanzar maldiciones intentando impedírselo. ¿Por qué me enojo? Es un hombre soltero que puede hacer con su vida lo que le dé la gana.

Llego al pie de las escaleras con los ladridos de Dante y las maldiciones de él. La bola de pelos está acostumbrada a que a esa hora le abra la puerta, se sienta a mis pies y me acompaña a tomar el té.

Hoy no deseo su compañía, le dará un motivo a su dueño para ingresar y no quiero verle. Empiezo el ascenso al segundo piso ignorando los ladridos de Dante exigiendo ingresar. Tengo unas clases que dar y una vida a la que me es imprescindible tomar el control.

—¡Ven aquí! —le escucho decir —¡Ahora!

Su voz fuerte rompe el silencio y acelera mi corazón al notar rastros de ira en ella. Me detengo al pie de las escaleras con el miedo corriendo por mi sistema y sin poder entender por qué ese tono de voz me causa tanto miedo.

—No tienes que estar acosándola todo el maldito tiempo. —se escucha decir en tono más bajo.

Los ladridos cesan y los pasos se alejan del porche de la casa. Respiro aliviada al constatar, ninguno de los dos está en mi jardín. Al único que veo es al correo dejar cosas en su buzón y hacer lo propio con el mio.

Tengo el tiempo justo para vestirme y llamar a mis padres. Sobre lo que haré el día de hoy, se encuentra conocerlas, saber lo que cada una o el grupo desea y exponer lo que hago. Ginger tiene razón al decir que es necesario hacerlo bien, ellas tienen amigas, hermanas, madres a las que hablaran bien o mal dependiendo del éxito de mis clases.

—Tú puedes Ana, debes hacerlo por papá y mamá —hablo al despojarme de la ropa e ingresar a la ducha.

Dentro de ella me distraigo recordando la lista realizada y dando un par de anexos. La idea era no pensar en Nikolái besando o acariciando a mujeres, algo que a duras penas pude lograr.

****

Vestida y un pequeño maletín en mis manos con lo necesario para el día de hoy, espero la llegada de Ginger en el porche. Mientras lo hago, le marco a mis padres y me siento en la única silla dispuesta en el lugar.

—Cariño —saluda mi madre del otro lado —¿Te habías olvidado de que existíamos?

—Jamás mami, me avergonzaba llamar sin darle buenas noticias. —me excuso.

—Suponer eso, es decir que te queremos por lo que das y no por lo que eres —me riñe y sonrío —¿Cómo estás, cielo?

—Extrañándolos —confieso —ya pague las cuotas atrasadas y les envíe un poco de dinero.

—¿Solucionaste las cosas? Espero no te hayas endeudado, tu padre y yo estamos haciendo lo posible para quitarte esa responsabilidad...

La preocupación en su voz es genuina y me enternece ver que ellos sigan pensando que no es mi culpa, cuando lo es. La crisis que están pasando es desde mi ataque, lo saben, lo sé y nada gano con ocultarlo.

—Es mi responsabilidad mami ¿Cómo está, papá?

—¿No deberías estar en el trabajo o rumbo a él? —me reprende —¿Ana?

—Hoy ingreso una hora tarde ¿Y papá? —insisto y en el horizonte se dibuja el auto de mi amiga.

—Antes que nada, quiero decirte que nos asesoramos ...

—Mamá, ¿Qué sucede? —me incorporo asustada y le indico a Ginger no hacer escándalos.

—Están comprando los terrenos aledaños —suspira.

—¿Quién, por qué? ...

—Tu padre no quiso vender, es todo lo que tenemos —solloza y aprieto con fuerza mi móvil avanzando hacia el auto. —Tu padre y yo creemos que son los Vass... Ludov tiene el control del rancho, su llegada coincidió con ese extraño sujeto comprando los terrenos.

El silencio que sigue no me gusta, me siento de golpe en el interior del auto y observo a mi amiga sin saber qué decir. ¿Hasta cuándo? Acaso no le fue suficiente con todo el daño que nos hizo. Es increíble la manera en que fui engañada por él, lo inocente que fui.

—¿Qué sucede? —me susurra al ver mi rostro gris y le indico guardar silencio.

—¿Mamá? ¿Estás ahí?

—Si cielo, aquí estoy —su voz es casi inaudible y cierro los ojos al escuchar su lamento —ayer le llegó una invitación, ese hombre quería hablar con él por ser el único que se ha negado a vender y nuestras tierras están en el centro de las suyas.

—¿Y me lo dices ahora? No debieron dejarlo ir solo. Esta misma tarde me iré.

—No fue solo, linda —me interrumpe —Gustavo fue con él. No me gustaría que te toparas con ese infeliz, es posible que lo vea como provocación. Además, tu hermana limpió la vieja escopeta y se fue detrás de ellos. Me dejó a los niños a mi cuidado.

La risa de mi madre se mezcla con su llanto y oprime mi pecho. Me pide no hacer nada hasta tanto no sepamos lo que desean ese hombre. Gustavo era el esposo de mi hermana, bastante inteligente y daba buenos golpes, en caso de que se requiera la fuerza. Aunque, esperaba que no.

—Nada bueno puede existir en todo eso —le advierto —nos encerraron mamá, se hicieron a todas las fuentes hídricas ¿Qué será de nosotros?

—Esperemos —insiste —no vamos a preocuparnos antes de tiempo, tu padre dijo que podía llegar a un acuerdo. Ellos tienen el río, pero nosotros la única salida por tierra. Te llamaré en cuanto tenga noticias, ve a trabajar.

No espera por respuestas y cuelga. Ginger enciende el auto y empieza el descenso en silencio, sabe que son malas noticias y me permite calmarme antes de hacer preguntas.

—Compraron los terrenos alrededor de mis padres...—confieso al fin.

—¿Los Vass? —chilla y me encojo de hombros —son los que tienen acceso al agua.

—Papá se negó a vender y en estos momentos intenta llegar a un trato con ellos.

—¡Imbéciles! Deberías decirle a tu chico que les dé unos cuantos golpes...

—¡No es mi chico! —mi voz sale más alta de lo común y ella nota mi molestia —no lo es —repito en tono más bajo.

—Aún no —comenta divertida y la veo un instante —lo que sea hace con su vida no debe darte celos.

—¿Qué te hace pensar que estoy celosa?

—Estás celosa —me interrumpe aún más divertida —lo que es extraño en ti, pero lo estás.

—¡No lo estoy!

—Y yo soy virgen...—se mofa de mí. — es un hombre libre. Cuando sea de tu propiedad puedes castrarlo... ¡Antes no!

Divertida por las miradas que le lanzo, guarda silencio hasta llegar al club y se detiene en la entrada principal. Me da el nombre de quien me recibirá y ayudará a acondicionar el lugar.

—Careces del control de los problemas en el pueblo, concéntrate en el aquí y ahora —aconseja —tarde que temprano los Vass pagaran por lo que te hicieron. Puedes comerte al mundo Ana, solo si así lo deseas. —me anima.

Ginger sacude mis hombros y sonríe con picardía, hace esas tres cosas que me ha ayudado en los momentos de crisis. Apoyar, sonreír y darme ánimos. Mi familia la adora al punto que la consideran una tercera hija, mientras yo no sabría lo que sería de mi vida sin su ayuda.

****

El miedo se disipó después al verlas a todas, fueron amables, divertidas y me acogieron rápido a su círculo. Por más que insistí no era la pareja de Nikolái, no me lo creyeron y siguieron tratándome como si lo fuera.

Salvo un par de meseras limpiando el lugar, no había nadie en el lugar, tal como Ginger lo prometió. Puede sonar estúpido el miedo a que me vean semidesnuda en la barra, no obstante, han pasado mucho tiempo y mi cuerpo no es el mismo.

Se han quedado en silencio luego de explicarles de lo que se tratan las clases. Hay dudas en sus rostros, es notable en todas los interrogantes y ruego que acepten o estaré perdida.

Ya me he gastado todo el pago y no hay manera de devolverlos, no por ahora.

—Si los chicos se enteran de que Nikolái es protagonista de esto, estará en problemas —advierte Mía —ya saben cómo son.

—¿Por qué te preocupas tanto por él? —se queja Alexandra —es igual a ellos, incluso peor.

Afirmo en silencio recordando su imagen esta mañana borracho y vuelto un asco saliendo del auto.

—Estaba con ellos anoche... ¿Lo olvidaste? —recrimina Jazmín, paleontóloga de profesión y madre de un niño que me mostró en fotos. —¿A qué hora llegaron los suyos?

—Seis...—hablan en coro.

—Quien sabe en donde diablos los tenía y solo por desquitarse —comenta Alexandra —esto también lo hace por lo mismo, que no se les olvide. Solo nos usa para su desquite.

—Igual, Noah no necesita de un baile para funcionar —se queja Jazmín.

—¿Crees que Angelo, ¿sí? —reclama Alexandra divertida —pero admite que es buena idea.

—Yo ni siquiera sé bailar un vals —la voz de Mía intenta salir molesta, pero acaba en una risilla nerviosa al toparse conmigo —tendrás que darme clases extras. ¿Es igual a la escuela? —me pregunta.

—¿Qué quieres decir? —estoy sentada en la tarima, ellas en una mesa con varios cocteles en su haber.

Desconozco como lo hicieron, pero lograron que les atendieran pese a que fueron claros en que solo me prestarían el local, no habría servicio especial.

—Ya sabes, los lentos se quedan al final de clases para reforzar temas y no atrasar a los listos —sonríe encogiéndose de hombros y señala sus pies —tengo dos pies izquierdos, tropiezo hasta descalza.

—Y Stan adora esa parte de ti —le riñe Lissa —no intentes cambiarla o nos irá mal.

—¿Temor? —Alexandra sonríe llevándose la copa en los labios y decido intervenir.

—Es más sentido común, nadie debe cambiar por agradar, quien te quiere deberá hacerlo con todo y tus defectos. — comento y todas guardan silencio al verme —¿Por qué hacen esto?

—Vryzas se niega a casarse y los chicos apoyan la moción —responde Jazmín —no sé a ustedes, pero a mí me está costando esto, sobre todo cuando el objeto de mi deseo se pasea desnudo por toda la habitación y mueve ... Ya saben.

—Ojalá Angelo me divirtiera la vista de esa manera —sonríe negando —desnudo sí, pero se lanza a la cama, la espalda y ni buenas noches.

—Stan ha decidido no dormir conmigo —se queja Mia y todas ven a Lissa que ha guardado silencio sin dejar de reír.

—Lo siento —se excusa moviendo sus manos en el rostro —me quede en la imagen de Noah desnudo moviendo a su amigo delante de Jaz...

Las risas no se hacen esperar y yo empiezo a darle sentido al término que Nikolái les tiene "Psicóticas." El ambiente de camaradería me hace perder el miedo y me deshago de las ropas con ellas gastándose bromas entre sí. Mia es señalada como la que romperá el celibato muy pronto.

Busco a la chica que encargada de la música e indico el número a reproducir en el CD que le entregué. Hay quienes aseguran que lo que bien se aprende no se olvida, espero eso, aplique para mí. El sonido de la música las hace callar y buscarme en el escenario.

La música solía tener un efecto tranquilizador en mis emociones, hoy día es contradictorio lo que me produce. Sigue teniendo ese efecto, algunas veces les llegan imágenes de aquel bosque y ocurre lo contrario.

Solo el rostro de Mía se ilumina y sonríe al verme, ha sido honesta al decir que no sabe bailar por lo que su curiosidad se triplica. Las demás adquieren ese porte seguro y serio al ver mis movimientos, que ocultan el temor de no poder replicarlo. Lo mejor de todo es que ninguna se muestra sorprendida en la cicatriz, todas se centran en mi rostro y movimientos.

Mi cuerpo adquiere el ritmo, cierro los ojos y me concentro en la música, olvido donde estoy y con quien. La música apodera de mí y en los siguientes diez minutos solo somos ella y yo. La música cesa y el silencio se apodera del lugar, lo que me hace abrir los ojos y verlas a todas en silencio.

En la entrada del sitio se asoma la figura de una mujer, está a contraluz y todo lo que puede verse es que es alta.

—Dime que puedo hacerlo —susurra Lissa empezando a sonreír.

—A mí también...

—Nunca pensé que podía decirlo, pero quiero aprender —jazmín habla entre diente, aunque divertida. —ya me las pagará ese exhibicionista.

—Me llegan imágenes de alguien esposado y yo bailando de esa manera —susurra Alexandra emocionada —¡Estás contratada!

—Es un alivio —respondo regresando la vista a ellas —Me gasté el dinero y no tengo como desembolsarlo, sino de esta forma...

—¿Qué dinero? —preguntan en coro.

—El de las clases...

—Nosotras no hemos pagado linda. —habla Alexandra.

—Usted me envío las capturas de la consignación, era una firma con su apellido...

—Fui yo.

Habla la mujer de la entrada que avanza y noto que cojea, una mirada a su pierna me da los motivos. Es una chica alta, de cabello rubio, con un rostro que he visto en algún lugar. Los dos hombres que se ubican en la entrada me hacen vestirme a toda prisa y cubrirme. Se detiene frente a Alexandra quien no se ve feliz por verla allí y sonríe.

Hay cierto aire de superioridad y maldad en esa risa angelical que no logro describir.

—¿Qué haces aquí?

—No me interesa ser tu enemiga a muerte Sasha, pero nuestros hombres opinan distinto. —responde sin dejar de sonreír —tu hermano se ha unido al grupo, no te hablo, no tendré sexo contigo a menos que... —su sonrisa se amplía y el cuerpo de todas se tensa —y al igual que a ti e incluso un poco más, odio los sobornos. Somos más de producirlos. ¿Cierto?

Gira su rostro a cada una de las que nos hemos quedado en silencio viéndola. La única que la ve con curiosidad soy yo, en todas las demás hay rabia contenida al verla. Cuando su rostro se topa con el mío sonríe, mira la cicatriz en mi pierna y regresa a mi rostro.

—Tú debes ser Ana —comenta y afirmo —Soy Emma O'hurn Frederick, la manzana de la discordia en esta historia ¿Cierto, cuñada?

Su sonrisa se amplía al ver la incomodidad de Sasha y se sienta en una silla bastante relajada.

—No pienso tener tratos contigo.

—Ninguna de nosotras quiere tu amistad —corrige Jaz y ella chasquea la lengua divertida.

—¿Quién hablo de tratarnos? Yo deseo a mi esposo de vuelta, ustedes casarse —describe —podemos hacer una tregua y fingir que tienen el control. Después —nos ve a cada una sin dejar de sonreír —cada una puede vengarse conforme le dé la gana y con base en lo aprendido aquí.

—Tiene sentido... —la voz de Lissa rompe el silencio y la recién llegada le hace un guiño.

—Espero que tengas algo para mujeres sin una pierna —me sonríe y en esta ocasión no hay rastros de odio en ese gesto —o tendré que desempolvar un par de trucos.

—Mueres por ello... —le recrimina Alexandra.

—En realidad por quien muero es por mi hijo, mis padres y esposo, pero nunca podrás creerlo y yo no tengo tiempo para ti.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro