Akim
Semanas después…
No fue posible quedarse con Nikolái, los tres tenían esposas que cuidar e hijos que estaban por venir al mundo y no querían perderse ese grandioso momento. Su hermano y amigo, estaría en el hospital del pueblo, hasta que estuviera en condiciones de viajar. Después de lo cual, sería trasladado a la ciudad. Vryzas se encargaría que así sucediera.
Fue él quien se hizo cargo del hospital, desconocía como se enteró de su secuestro. Les había llamado cuando lo habían rescatado, mencionando el peligro, luego de saber su estado, colgó para contactar con el hospital.
No había sido posible hablar sobre como lo supo. La condición delicada de Nikolái y finiquitar negocios con Ludov, se lo había dificultado. En cuanto a él, no le hizo gracia ayudar a ese miserable, pero no tuvo de otra.
Era una promesa que Noah había hecho y debían cumplir. Ludov aseguró que su comportamiento era por su hermana, su padre había sostenido, la tenía escondida y si no ayudaba le dañaría. Fue el mensaje que envío con Elijah, lo que hablaba cuando le dispararon y el principal motivo por el cual no dijo la verdad.
Fue fácil descubrir que por primera vez no mentía, lo movía la desesperación por encontrar a su hermana y recuperar el rancho de su madre. Según Vass, el único lugar en que la tendrían era allí, pero no fue hallado rastros de ella en ese lugar. Devolverle sus propiedades fue fácil, faltaba encontrar a su hermana. Una tarea que parecía cada vez más difícil.
Los Edevane en cabeza de Ana Lucia estaban al pendiente de Nikolái, algunos vecinos de la familia con los que hizo amistad, también. No estaría solo, estaba en las mejores manos, aun así, a Akim se le hizo difícil no estar allí.
Se había perdido la llegada de Mika y cuatro años de su vida, prometió eso no volvería a pasar. Lissa tenía la cirugía programada, cumplirle a ella y a sus hijos era una deuda de honor que no se pensaba quebrar.
Allí estaba, intentando no derribar la puerta por donde se la han llevado y parecer tranquilo frente a los demás. Su hijo está sentando al lado de su tío Stan, el que, por otro lado, no se ve nada feliz por su nerviosismo.
—¡Me mareas! —le advierte Stan, hastiado de verle pasearse de un lado a otro —te esposaré si no te controlas —amenaza.
—Si papá, siéntate —Mika le da palmadas a la silla a su lado mientras le sonríe —mamá y mi hermano estarán bien.
—Debería avergonzarte —se mofa Stan sosteniendo el móvil en sus manos y viendo a su sobrino —Tu hijo es más valiente.
Se burla de él, pero no guarda el móvil y marca a Mia cada cierto tiempo. En unos días será él quien ocupe su lugar y quiere ver si es tan valiente como se lo está exigiendo.
Habían prometido estar para apoyar a Lissa durante este día, pero todas habían presentado problemas al despertarse. Mia con pesadez en el cuerpo, Jazz con pies hinchado y Alexandra su madre le prohibió salir de casa.
Stan había dejado a Mia en casa de Jazz y Noah, llamándole cada cierto tiempo para saber de su estado. Akim le había insistido en que fuera con ella, pero aseguró tener todo bajo control.
—¿Has pensado en el nombre? —le escucha preguntar a Mika.
—Sí, pero no te lo diré.
Apoya su cuerpo en la pared, justo al lado de su hijo, y le observa ver a su tío con diversión. Saben que es una niña, contrario a Mia y a Jazz, Lissa y Alexandra quisieron saber el sexo de su bebé.
—¿Por qué no? Pensé que no teníamos secretos…
—Lo diré cuando esté con nosotros y mamá haya despertado.
Los Wells lo ha mantenido al tanto de todo lo que sucederá, incluso le ha puesto videos infantiles que hablan al respecto. Cassy y Sergio, siguen haciendo de guías para su pequeño y lo agradece.
Él no tiene ni puta idea de la mitad de sus interrogantes y el servicio Google o Wikipedia, ha descubierto que no es de fiar.
—¿Y si te doy los nombres de mi hijo o hija? —su pequeño le ve de manera fortuita, luego a su tío antes de cruzar sus brazos y pensarlo un poco.
—De todas formas, lo sabré —reflexiona un poco —no es algo que se pueda ocultar de por vida, eso dice mi tía.
Stan gruñe algo ininteligible que ocasiona risas en el pequeño. Tendría que espantarse por ver tanto de Cassandra Cole, en Mika, pero solo logra sonreír. Su cuñada puede ser un grano en el trasero la mayor parte del tiempo e insoportable hasta para su esposo. No obstante, que Mika heredara parte de su temperamento le resulta alentador.
Si es niña se llamará Mae (Amada de Dios), un nombre que buscó en la web y del que se enamoró por el parecido con Mia. El caso se complicaba si era niño, era difícil no asociar cualquier nombre con algún criminal del pasado. Mia quería que se llamara Stan, no Estanislav, sino Stan, algo que a él parecía agradarle.
Buscando desesperadamente no ver la hora o que estas viajen más rápido, toma el móvil y marca a Ana. Hasta esta mañana Nikolái estaba en cuidados intensivos, su condición era estable y no se tenía fechas de viaje.
—Señor Akim —escucha la voz decir del otro lado —¿Ya salió?
—Aun no—responde desesperado y la mujer del otro lado suspira —¿Cómo está él?
—Abrió los ojos, pero no habla —solloza —los médicos dicen que le dé tiempo y sea paciente.
—Posee la fuerza de una bestia, le juro que saldrá de esta y le hostigará como antes.
—Eso espero…—siente la respiración del otro lado larga antes de volver a escuchar su voz —¿Sabe el número de Ava? Me gustaría darle las gracias.
La tensión que le produce escuchar ese nombre le hace empujar su cuerpo en la pared y sostener el móvil con fuerza. Ella hace parte de un pasado que no desea revivir, de ninguna manera le tiene rencor o le desea mal.
Solo no desea caer en los vicios de antes.
—¿Darles las gracias?
—Sí, fue ella quien alertó a Anker y este a su vez se lo dijo a su padre —explica —gracias a eso, Nikolái fue atendido con rapidez —ríe —llegué a sentir celos de ella cuando le llamaba. Asocié que era una mujer y sus estudios universitarios.
Que Nikolái le reciba llamada resulta una sorpresa en un inicio, después de pensarlo un poco ya no. Vryzas le narró a Ana, todo lo que sucedió ese mañana, la desesperación por no encontrarnos y como fue Terek quien le dijo donde estábamos, cosa que lo tranquilizó.
—Según, le restringen las llamadas —le confiesa —sobre todas las que corresponden a los Borch y tú ya lo eres.
—Entiendo —ella parece decepcionada, pero es lo mejor. —tengo el móvil de Nikolái, puedo esperar que ella llame.
—Debo colgar…
La puerta del quirófano se abre y aleja su cuerpo de la pared al ver a la enfermera con un pequeño bulto rosa en sus brazos. Mika toma la mano de su padre, sudorosa y tiembla. Akim sonríe, tiene mirada tranquila, pero por dentro está tan o más nervioso que su padre.
—¿Listo? —le pregunta cuando sus miradas se cruzan y afirma con solemnidad.
Él no lo está y duda que alguna vez lo esté, con el temor de hacerle daño estira sus brazos para recibirle.
—Yo primero.
Stan, le hace a un lado con sus hombros y se ubica en su lugar, lo observa tomarla en brazos y retirarle la cobija. Permanece allí, sin poder moverme y pendiente a sus facciones. Sonríe y empieza a hincarse ante Mika para que sea el segundo en tenerla en brazos.
Desde esa posición puede ver el rostro de quien sé desde ya, será su ángel de la guarda. Un rostro redondo rosado, cabello negro y muy arrugada, ese es su hija en ese instante.
Mika logra sostenerla, con ayuda de Stan y se queda en silencio, viéndola a ella retorcerse en sus brazos. Sonríe y sus ojos se humedecen, lo que le obliga a limpiarse con su antebrazo mientras lanza un sollozo.
—Es linda —comenta pasando sus nudillos por sus mejillas —se parece a papá.
Stan alza el rostro, Akim tiene sus ojos empañados, el corazón arrugado y la vista borrosa. Le resulta difícil respirar y ver con claridad. Asi su vida dependerá de hablar, resultaría difícil en ese instante.
Hace mucho tiempo se privó de esa experiencia con Mika, si la vida no le hubiera puesto traspié, hoy, tendría la experiencia para tomarla en brazos sin temor. Ingresa las manos en los bolsillos y las hace un puño bajo el temor de tomarla y hacerle caer.
—¿Es normal que sea tan pequeña y frágil? —pregunta con temor.
—Crecerá —le calma su hermano levantándose con ella en brazos, con una destreza que no sabe de dónde mierdas la obtuvo. —de ser fuerte nos encargaremos todos —promete.
—¿Cómo puedes tenerla con facilidad?
—El pequeño Terek —le recuerda—tengo cierta destreza gracias a él. —sonríe —te ayudo… Lo haremos bien—afirma con el nudo creciente en la garganta.
—¿Cuándo podremos ver a Lissa? —le pregunta a la enfermera que espera paciente por la niña en un vil intento de no pensar en el nudo de sentimientos que lo rodea en ese instante.
—Aún no es posible, está bajo los efectos de la anestesia. Podrán verla cuando la lleven a piso.
Los trotes por el pasillo, las voces le dicen que Cassandra y todo su ejército ha llegado. Estaba de turno, los niños en la escuela y su esposo en un juicio. Pero prometieron estar allí cuando ella se despertará y tal como sucede siempre, cumplió.
—Quiero verla —no es una orden, es más un ruego e imagina, obedece a la emoción del momento.
—Se parece a papá…
—Es todo lo que tendrá de él —llora y solo por eso lo deja pasar.
—Yo también espero que sea más Cole que Borch —susurra entregándosela en brazos.
Tiempo después, cuando toda la familia se ha ido y quedaron solos con sus hijos, ambos en silencio Akim los veía a todos como si de una fantasía se tratara. Mika dormía en la camilla junto a su madre, minutos antes de dormir dio el nombre de su hermana.
Xia Borch Cole.
Por su parte, ella, envuelta en un mono rosa y cubierta con una cobija blanca, duerme como el ángel que es. Se quedó dormida luego de succionar los pechos de su madre hasta que se hartó. Akim solo podía verlas a ambas con adoración y una sensación de opresión en su pecho que no se quitaba.
—¿Te sientes bien? —le pregunta ante su silencio y afirma —no eres tú.
—Pensaba… —se aclara la garganta antes de seguir —en lo frágil que es y en….
—¿Es por Mika verdad? —afirma torciendo los labios al darse cuenta de que no puede ocultarle nada —no fue tu culpa…
—Eso no retira de mis entrañas la culpa —confiesa viéndolos a uno y a otro. —Son lo mejor que tengo y no deseo defraudarles.
—Estás aquí con nosotros, te amamos y es en todo lo que debes pensar —le calma apretando las manos y sonriéndole —no vivamos en el pasado cuando tenemos un futuro tan maravilloso.
La observa sonreírle, sus mejillas están más llenas, su cuerpo ha cambiado, ha sufrido daños de todo tipo. Aun así, le sonríe y le brinda apoyo, cuando debería ser lo contrario.
—Lo siento, no puedo evitar sentir que esto es demasiado para mí. —se excusa acercándose a ella dejando un beso fugaz en sus labios —te amo ¿Pídeme lo que desees?
—A ti —le sonríe —todos los días…
—¡Hecho! —Se aleja al sentir una vibración en su celular y lee los mensajes.
Mia y Jazz han empezado a tener contracciones...
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