Temblaban con gran ansia los cielos que envolvían al magno anfiteatro del Valhalla, bajo la luz del invicto sol y con un árido calor equivalente a mil desiertos era que se encendían los reflectores para una nueva masacre de bíblicas magnitudes.

—¡¡FINALMENTE LA RENOVACIÓN DEL ESTADIO SE HA COMPLETADO!!—clamó Heimdall, guardián del Apocalipsis, y ante mil y un espectadores se colocó sobre un alto pedestal para ser visto por el mundo—. LA OCTAVA RONDA DE LA LUCHA DE DIOSES CONTRA HUMANOS, CON TRES VICTORIAS PARA LOS DIOSES Y CUATRO VICTORIAS PARA LA HUMANIDAD. POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA LOS DIOSES PERMITIERON QUE LOS HUMANOS TOMARAN LA DELANTERA. PERO PARA DESHACERSE DE TAL HUMILLACIÓN ESTÁ ESTE DIOS...

Caían de rodillas y se apilaban los unos sobre los otros aquellos dioses sólo destinados a la servidumbre, formando con sus cuerpos cansados y sudorosos una pirámide que alzaba hasta los cielos en donde el sol incandescente refulgía con augusta intensidad, llamando todos a voz de grito al señor supremo que reinaba sobre todas y cada una de sus almas:

—¡¡Gloria al gran señor Ra!!

Y descendió desde los cielos, pisoteando a sus esclavos sin ápice alguno de compasión, el gran faraón de los dioses que con brillante oro adornaba su piel oscura y musculosa figura de luminosa presencia.

—Es... estoy muy agradecido y feliz...—balbuceaban sus servidores al verse usados como meros escalones para el avance de su rey.

—¿QUÉ HAY DE ZEUS? ¿QUÉ HAY DE ODÍN? LO QUE ENVUELVE ESTE CUERPO ARDIENTE ES UN MANTO MISTERIOSO QUE SÓLO LOS DIOSES PUEDEN USAR. ¡EL DIOS DEL SOL ES UN DIOS ENTRE LOS DIOSES! ¡ÉL ES EL VERDADERO AUGE DE LOS DIOSES!

"Observa bien Zeus"—pensaba sombrío el faraón, perdido en su propia furia, en la oscura malevolencia que residía en su luminoso ser—. "Este es el momento de demostrarles a todos en los cielos quién es el más digno para ser el verdadero rey"

Sonriendo en sus adentros, serio en su fas, se alzó digno y orgulloso el faraón, cruzado de brazos mientras la poderosa luz del sol eterno bañaba su divina figura.

¡EL REY DEL SOL!

¡¡RA-HORAKHTY!!

(EGIPTO)

Y para encarar al rey del alto y bajo Egipto, al faraón de los cielos y la tierra, Heimdall volvió su atención al extremo opuesto del escenario, en donde una puerta con el grabado de una bobina aguardaba con paciencia.

—¡¡AHORA, EL REPRESENTANTE DE LA HUMANIDAD QUE SE ENFRENTARÁ AL DIOS MÁS BRILLANTE DE LOS CIELOS, AL MISMÍSIMO SEÑOR DEL SOL RA, ES ÉL!!

Se abrieron las puertas con un sonoro chasquido, desplegándose múltiples paneles que se separaron hasta dar paso a la penumbra de un largo pasillo. No obstante, por larga que se hacía la espera no emergía humano alguno del túnel.

—¿EH...?

—¿Qué es eso?—se cuestionaba inquieto el público.

—¿Nadie saldrá?

Sólo entonces comenzaron los chispazos, los refulgentes rayos de luminosas descargas que brillaban desde la más absoluta oscuridad y se abrían paso hacia el mundo.

—¡¿QUÉ?!

Se desató pues una tormenta eléctrica que con tremendos rayos hizo temblar al completo el magno coliseo. Admirados, miraban al cielo encendido los espectadores, boquiabiertos ante la tempestad desatada desde las entrañas de la arena.

—¡UGH! Así son los humanos, todos ellos—maldijo Heimdall—. ¡¿Quieres hacerlo de una forma tan vistosa?! ¡¡Bien!! ¡¡Acepto el desafío!!

Mientras un camino de luces se encendía, iluminando entonces el pasillo de entrada para el gladiador de la humanidad, habló Heimdall con gran emoción haciéndose oír a través de cada rincón del cielo:

—NACIDO EN UNA NOCHE DE TORMENTA ELÉCTRICA, ES LITERALMENTE EL HIJO DE LA LUZ. ¡EL HOMBRE QUE ILUMINÓ AL MUNDO CON UN CEREBRO TAN BRILLANTE QUE VA MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES HUMANOS! ¡¡ES GRACIAS A ÉL QUE NACIÓ UN NUEVO TIPO DE MAGIA LLAMADA CIENCIA!!

Finalmente emergió el hombre desde las profundidades del suelo, envestido en luz y energía conforme se elevaba hacia las alturas con los brazos extendidos al cielo. Volaba entre rayos y centellas usando el sol para engrandecer su figura, y caía desde el cielo cual mesías a la Tierra, bañado en una densa lluvia de eléctricas descargas que con luminiscencia escribían su nombre en el aire.

—TODA CREACIÓN QUE PROVIENE DE SU IMAGINACIÓN ÉL LA MATERIALIZA CON UNA SIMPLE VISIÓN. ¡UN HOMBRE QUE INTENTÓ TRAER A LA HUMANIDAD MÁS CERCA DE LOS DIOSES! ¡¡CON ASOMBRO Y RESPETO LA GENTE LO LLAMÓ EL ÚNICO MAGO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD!!

¡EL HIJO DE LA LUZ!

¡¡NIKOLA TESLA!!

(IMPERIO AUSTRIACO)

Y se admiraron los hombres en los cielos, pues en donde su oponente vestía con oro y joyas Tesla llevaba una fuerte armadura de brillante apariencia cargada con toda clase de medidores, válvulas y bobinas. Sonreía Tesla y sonreían los humanos, dejándose maravillar por su inesperada excentricidad.

—¿Qué es eso?

—¡¿Es un robot?!

—Más que un robot, ¿no es un súper traje?

—¡¡Increíble!!

—¡¡Realmente genial!!

—¡Vamos, Tesla, tú puedes!

Así se cerraron las puertas y los túneles, encerrando a ambos hombres de brillante poder en aquel estadio del que sólo uno podía salir con vida. Se miran frente a frente, uno sonriendo, el otro sombrío, uno curioso, el otro altanero. Millones de ojos están puestos sobre ellos y la presión se siente en el ambiente.

—AHORA, EL BROTE DE ESPERANZA DE LA HUMANIDAD, ¿SERÁ TRAGADO POR LA INACABABLE LUZ DE RA-HORAKHTY? ¡¿O EL MAGO PODRÁ BRILLAR MÁS AÚN QUE EL MISMO SOL?!

"EL REY DEL SOL"

RA-HORAKHTY

VS

"EL HIJO DE LA LUZ"

NIKOLA TESLA

—¡LA OCTAVA RONDA DEL RAGNARÖK COMIENZA!

Y así, sin esperar segundo alguno, Tesla inicio su avance hacia su oponente, repentinamente muy serio, lento y pesado como un tanque cuya furia se antoja inevitable.

—¿EH...? ¡¿QUÉ PASA?! ¡¡NIKOLA TESLA SE APROXIMA LENTAMENTE HACIA RA-HORAKHTY!!

No obstante, nada más dar sus primeros pasos, el humano sintió una terrible sed que le aquejaba. Su cuerpo transpiraba a chorros y el aliento le faltaba.

—Maldito idiota...—habló Ra por primera vez—. ¿Quién te permitió acercarte a mí?

La taciturna fas de Tesla tembló brevemente, convirtiéndose en una amplia sonrisa conforme, antes de que el dios pudiese terminar de procesar lo que sucedía, Tesla comenzaba a girar a su alrededor con inusitada velocidad, mirándolo, observándolo, estudiándolo con gran esmero mientras Ra permanecía quieto, de brazos cruzados mirando al suelo.

—Bien... Oh... Es como si me hubieran arrojado a un desierto... todo este calor y sed...—el hombre se detuvo frente a su adversario, sosteniéndole directamente la mirada—. Así que tú eres el dios del sol... Mmh... eres diferente a lo que me esperaba...

Se inclinó sobre su adversario, sonriéndole afable con gran emoción.

—Espero que esta sea una gran pelea.

La ira de Ra no conocía límites, y la insolencia de aquel ser a quien consideraba tan inferior sólo hizo de Ra-Horakhty un enemigo aún más terrible de lo que el faraón de todo Egipto nunca fue.

—Asqueroso humano, te purificaré con mi abrasador calor hasta hacerte cenizas.

El hombre guardó silencio, sombrío una vez más, cruzándose de brazos en actitud reprobatoria.

—Y piensan ganar el Ragnarök para destruir a la humanidad, ¿no es así?—cuestionó—. No. Non. Nein. La destrucción no es más que algo muy absurdo, así como el abandono de una creación. Incluso la "inmadura" raza humana lo entiende. Con prueba y error nuestra gran voluntad nos permite visualizar el futuro dejando a nuestro paso grandes maravillas nacidas de nuestro conocimiento, y con esa determinación, nosotros, los humánanos, siempre seguiremos creando, y... ¡¡Ni siquiera ustedes pueden detenernos!!

Extendió Tesla sus brazos al cielo, bañando el sol su luminosa figura llena de inspiración.

La temperatura aumentó en el campo de batalla, con largas sombras que se extendían desde la fas del dios sol como rabiosas lenguas de fuego celestial.

—¿"Creación"? ¿"Avance"?—repitió desdeñosa la deidad, las venas marcándose en su rostro—. ¿Desde cuándo los cielos son tu maldito parque de diversiones? Esto es absolutamente ridículo. Pelear es completamente absurdo. El único resultado que habrá será mi victoria absoluta.

El terrible calor que azotaba el escenario incrementó más su intensidad. Por puro instinto Tesla se retiró con un veloz salto, resollando sonoramente, bañado de sudor.

—¡¿Q-QUÉ?!—preguntó Heimdall—. NI SIQUIERA HEMOS COMENZADO... ¡¿Y TESLA YA PERDIÓ EL ALIENTO?! ¡¿QUÉ CLASE DE MAGIA ES ESTA?! ¡¿CUÁL ES EL PODER DE RA?!

Tesla se miró las manos temblorosas, exhaló un suspiro y se esforzó por mantener la compostura, aun con el cabello pegado a la frente por el sudor.

—¿"Magia"?—murmuró, para acto seguido sonreír y apuntar con un dedo al aire—. No. Non. Nein. Eso no es magia. Es ciencia.