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Dedicada a PremiosGemasPerdidas
Las campanas suenan. Siempre me ha gustado el sonido que producen cuando lo hacen. Sus toques tienen diversos significados y el de hoy viene con motivo de llanto.
En la noche de ayer, falleció el padre de la iglesia. Hoy se celebran sus honras fúnebres. Por eso el toque del instrumento es más pausado e intercalado. La iglesia no ha querido anunciar la causa de la muerte. La madre superiora no sale de su oficina y las monjas y novicias sólo están sentadas llorando. Se le hecha en falta al padre. Era un hombre justo, de bien corazón y, aunque no le conocí mucho le tomé aprecio.
Es un nuevo día en la parroquia. Todo ha vuelto a la normalidad, sin embargo anoche no concilie bien el sueño. Han anunciado que habrá otro encargado de las misas y las confesiones en la casa de Dios. Nos hemos animado mucho con la noticia.
Ya ha llegado. Se ha presentado, es un señor mayor con gran educación y a las nuevas muchachas que han decidido llevar a Dios en su corazón, les habla de su grandeza. Ha dicho que él ha vivido el milagro del señor.
Las campanas suenan en este día de misa, es el repique, los veinte campanazos hechos antes de comenzar con la sesión dominical. El coro es precioso, tanto como los recitales. El padre menciona el nombre de los difuntos, así como del que fue nuestro guía antes de él. Las personas, cómo siempre se van satisfechas y convencidas de que el señor todopoderoso está con ellas en cada momento.
Desafortunadamente ha muerto también el nuevo sacerdote, todos estamos nerviosos. No sabemos que ha sucedido, nos inquieta el no saber la respuesta a este nuevo deceso. El Vaticano va a reunirse para saber qué acción tomar ante tal situación. Y yo, yo he decidido confesar mis pecados.
Voy de camino a un pequeño pueblo no muy lejano de la ciudad. Me han dicho que ahí hay un templo en donde el cura que te ayuda a comprender y superar todos tus pecados. Que raro porque cuando le conté los míos simplemente se quedó en silencio. Puede que se hubiera asustado al igual que los dos anteriores de mi congregación. No puedo llegar a entender el motivo por el que se quedan pasmados, no tiene nada de malo el amor. No es pecado, no es pecado que me haya enamorado de un hombre y que este esperando a su hijo, por sólo ser monja. No tiene nada de malo que haya asesinado a su mujer e hija y las haya descuartizado. Es solo por amor. Deben entenderlo. Pero como no lo hace, a él, al parecer, voy a tener que desaparecerlo también.
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