Prólogo.
La pelirroja abrió los ojos de repente, no tenía idea de cómo había llegado a ese lugar, ni de por qué se encontraba allí.
Ése era un terreno desconocido para la chica de ojos marrones, miró a su alrededor, pero se sorprendió al darse cuenta de que estaba en un lugar lúgubre, oscuro y aterrador.
Oyó unas voces –que parecían estar lamentándose– y observó todo el territorio, tratando de localizar a aquellas personas, pero estaba sola.
O eso era lo que ella creía.
Dizzy tocó el anillo de compromiso que seguía usando después de aquel incidente.
La pelirroja empezó a caminar, no sabía a dónde estaba yendo, lo único que quería saber era por qué se sentía tan confundida y perdida; como si no tuviera el control de su propio cuerpo.
— ¿Mal? ¿Evie? ¿Jay? ¿Carlos? ¿Alex? —Gritó, buscando a las personas más importantes que habían llegado a su vida. — ¿Dónde mierda estoy? ¿Y mi familia?
—Estaba esperando a que preguntaras eso, hermanita. —Habló una voz a sus espaldas, ella se volteó inmediatamente al reconocer la voz de Danielle, pero su gemela no estaba por ningún lado. —No es a mí a quien viniste a buscar al Inframundo, lamentablemente.
— ¿Qué hago aquí? —Preguntó la hija de Drizella, siendo consciente de que probablemente ya estaba volviéndose loca, porque no podía estar hablando con un espíritu. — ¿Acaso yo estoy...?
— ¿Muerta? Me encantaría decir que sí, pero esa sería una mentira. —Contestó su hermana gemela, quien ahora apareció frente a ella, logrando que la última se sobresaltara. —Viniste a hacer un trato con él, pero tienes que cruzar el río Aqueronte para llegar a su hogar, así que sígueme. —Dicho esto, Danielle comenzó a flotar, y su pariente no dudó en ir tras ella.
Caminaron por varios minutos hasta que aquel fantasma se detuvo y Dizzy observó que, frente a ambas, había un inmenso río lleno de agua.
—El agua está... ¿llorando? —Inquirió la VK, frunciendo su ceño, se acercó un poco a la orilla y se asustó al darse cuenta de que el agua estaba repleta de espíritus que trataban de llamar su atención, entonces retrocedió. — ¡Por todas las tinturas de mi abuela!
—No te pongas a gimotear como una bebé, por Lucifer, que me das muchas ganas de vomitar. Solo... no te caigas al agua porque si eso pasa, no regresarás a tu hermoso Auradon. —Pidió su pariente/espíritu/fantasma/lo que sea. —Conozco a alguien que te ayudará a cruzar al otro lado, se llama Caronte, debes obedecerlo.
Su hermana siguió aconsejándola pero Dizzy dejó de prestarle atención, respiró hondo para llenarse de valor y entonces volvió a acercarse a la orilla del río.
Y entonces, entre todas las almas en pena que nadaban a través de aquellas aguas oscuras, la reconoció.
— ¿Audrey? —Murmuró la pelirroja, shockeada.
— ¡Mi pequeña malvadita! —Exclamó la descendiente de Aurora, quien seguía usando el mismo vestido que le habían colocado para su funeral. —Tienes que salvarme, solo tienes una oportunidad más. —Suplicó, empujando a varias almas que se interponían en su camino, pues necesitaba llegar hasta la orilla.
— ¡Este no es tu destino! ¡Te salvaré! —Prometió la pelirroja, cuyos ojos se habían llenado de lágrimas al volver a ver al amor de su vida tan débil y asustada, la sobrina de Mal le sonrió débilmente. — ¡Esto no se ha acabado!
—Tienes que sacarme de aquí ahora, o será muy tarde. —Exigió Audrey, estirando su mano para que su prometida pudiera sacarla. —Ayúdame, solo así estaremos juntas.
—Ella no necesita ser salvada. —Intervino una nueva voz femenina que acababa de aparecer, parecía que había corrido una gran distancia para llegar a tiempo.
— ¿Celia? ¿Qué haces aquí? —Dudó Dizzy, girándose para ver a su mejor amiga.
—Te lo puedo explicar cuando salgamos de aquí, pero debemos hacerlo ahora mismo, antes de que... —Comenzó a hablar la pequeña estafadora, que había sido abandonada por todos hace años, incluso por su propia hermana... que también está muerta; pero ya conocen esa historia.
— ¿...Antes de que yo llegue? —Habló una voz potente que hizo temblar todo el lugar, una nube de humo azul se formó delante de la VK y entonces el mismísimo Hades apareció frente a las dos muchachas. —Hey, ¿estas tratando de robarme a una de mis chicas malas favoritas? Porque nadie le roba al Señor de las Tinieblas. —Se quejó él, cuyo cabello comenzó a prenderse fuego debido al enojo.
— ¡Dizzy, sácame de aquí! —Masculló la castaña, captando la atención de su amada, quien al miró por encima de su hombro.
—Oh no, entraste aquí sin estar muerta pero ahora vas a desear estarlo...—Le advirtió el Dios del Inframundo, furioso. —... no deberías haber venido aquí.
La pelirroja sintió como su corazón latía velozmente debido al miedo que sentía y cerró los ojos, deseando tener una muerte rápida y para nada dolorosa.
[...]
Dizzy despertó sobresaltada, otra vez había soñado con su princesa perdida.
Desde su habitación en Auradon, suspiró hondo al ver la fotografía en la que estaba junto a Audrey en su mesa de luz y la tomó con la mano en la que aún llevaba puesto aquel anillo de compromiso que ella le había dado hace bastante tiempo.
—Voy a salvarte, o moriré en el intento. —Murmuró.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro