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Capítulo 1.

Un año después.

Alex.

 Era otro maravilloso día en Auradon, el reino de las oportunidades, el cual gobierno desde hace 12 largos meses.

  Mi vida era perfecta, tenía todo lo que necesitaba: una familia que me quería, unos mejores amigos maravillosos, un pueblo que me respetaba y podía conseguir lo que quisiera.

 Pero no todo fue siempre de esta manera, pues no hace mucho tiempo había sido secuestrada por mi prima –que en paz descanses, Audrey– pero cuando mamá pudo solucionar ese problema; una villana se robó su vida de cuentos de hadas.

  Mal estuvo doce años encerrada en el Upside Down, hasta que Dizzy, Uma y Jane armaron una estrategia para liberarla y –con ayuda de Evie, Carlos y Jay– construyeron una máquina para salvarla; y como si eso no fuera poco, todo Auradon había sido hechizado para que nadie sospechara dónde se encontraba la verdadera reina.

 Resulta que la hija de Aurora formó una alianza con Ariana para destruirlo todo y quedarse con la corona, pero las cosas no salieron bien para ellas porque ambas terminaron muertas.

  Salí de mis pensamientos cuando escuché pasos que bajaban las escaleras y se dirigían hacia la cocina en la que yo estaba, por lo tanto dejé el último plato sobre la mesa justo antes de que mis padres y mi hermano aparecieran.

— ¡Buen día familia! —Los saludé con una enorme sonrisa en mi rostro para luego señalar la mesa en donde ya había servido toda la comida. —Siéntense, les hice sus desayunos favoritos.

— ¡Hola bonita! —Exclamó mi progenitor, quien fue el primero en besar mi mejilla, al igual que mi madre lo hizo apenas unos segundos después. Jace simplemente me saludó con su mano y los tres tomaron asiento, por lo tanto hice lo mismo. —Gracias por hacer esto, aunque no era necesario.

—A menos que sea una fecha especial y no la recuerde, al igual que como olvidé uno de nuestros aniversarios, amor. —Bromeó la mujer de cabello morado, mirando de reojo a su esposo, antes de comenzar a comer. — ¡Esto está delicioso!

—Tú no te levantas temprano para preparar todo esto para nosotros a menos que quieras algo, así que habla de una vez. —Pidió el príncipe de Auradon, señalándome con el dedo.

— ¿Acaso no puedo hacer algo lindo por ustedes sin que piensen que debo contarles algo muy importante? —Pregunté, alzando una ceja, sin embargo los tres me conocían perfectamente así que no podía seguir engañándolos. Bebí un poco de mi batido de fresa y observé por la ventana hacia esa pequeña cárcel que se encontraba en medio del mar, dejé el vaso en la mesa y suspiré hondo. —Mi próxima proclama como reina será destruir la barrera de la Isla de los Perdidos y liberar a todos.

  Todos dejaron de comer e intercambiaron miradas entre ellos, luego me observaron.

— ¿¡Qué vas a hacer qué!? —Me gritaron al unísono, lógicamente aún estaban sorprendidos.

—Haré lo que dicta mi corazón, tal y como ustedes me enseñaron. —Respondí simplemente, aunque la verdad era que los nervios me carcomían. —Durante los últimos doce meses, hemos tratado de mejorar las vidas de los villanos, pero enviar más comida y construir algunos edificios no es suficiente.

—No puedes llevar a cabo una decisión tan drástica como esa. —Se opuso Ben, negando con la cabeza. — ¿Dónde vivirían? ¿Y si no todos tienen buenas intenciones?

—Los VKs que tú trajiste no las tenían al principio, pero los perdonaste por traición a la Corona, luego Uma y Harry secuestraron a mamá y las dos viven aquí ahora. Dizzy también los engañó pero se redimió. Todos merecen oportunidades, tenemos que dárselas, ¡es mi deber mejorar las vidas de mis ciudadanos! —Repliqué, cruzándome de brazos, entonces miré a mi progenitora. —La Isla es tu hogar, no podemos seguir ignorándolos, nos necesitan.

—Alex, sé que tus intenciones son las mejores, sé que quieres rescatarlos a todos tal y como tú me salvaste a mí... pero esta decisión no nos corresponde únicamente a nosotros. —Intervino ella. —Harás lo correcto cuando sea el momento indicado.

—El momento es ahora, no podemos perder más tiempo, hay que cambiar la manera en la que la historia es contada. —Insistí.

—Ella tiene razón, debemos hacer lo que es mejor para todos. —Habló mi hermano menor, quien tomó mi mano por encima de la mesa. —Yo te apoyo.

—Por favor... deben confiar en mí. —Supliqué, mirando a mis padres. —Hay que cambiar sus vidas para siempre, hay que unir a nuestra gente.

—Ben sí tiene razón en algo: es una decisión muy arriesgada y bastante drástica, pero creo que podremos manejarlo, aún así esto no es algo que solo la familia real deba discutir. —Masculló la mujer de ojos verdes para luego sonreírme con orgullo, ya que sabía que anhelaba esto con todo mi corazón y que tenía razón. —Voy a llamar a los demás para que vengan más tarde, es hora de que los nuevos miembros del Consejo Real decidamos el destino de la Isla de los Perdidos.

Dizzy.

 Desperté sobresaltada, no podía creer que aquella maldita pesadilla todavía seguía atormentándome.

  No entendía por qué, todas las noches desde Halloween, seguía viendo a esas personas en mis peores sueños.

—Puedes sacar a la chica de la Isla, pero no a la Isla de la chica. —Susurré mientras intentaba normalizar mi respiración, miré la foto que había en la mesa de luz, en la que estaba con Audrey. —Buenos días, amor... donde sea que estés. —Le hablé al retrato e inmediatamente recordé su voz rogándome que la salvara en aquella pesadilla, sacudí la cabeza tratando de olvidar lo que había escuchado, pues intentar analizarlo solo me causaría más dolor.

 Perder a la hija de Aurora había sido demasiado difícil para mí, jamás podría olvidarme de ella... por eso aún seguía usando el anillo de compromiso que ella me había dado.

— ¿Otra vez estás hablando con las fotos, prima? —Habló Annie, la observé solo para darme cuenta de que ella estaba recargada sobre el marco de la puerta. —Creí que seguirías dormida, por eso venía a despertarte, ya casi está listo el desayuno así que levántate y vístete. —Añadió, caminando hacia mi cama.

— ¿De nuevo me estás espiando? —Le recriminé antes de incorporarme de la cama, caminé hacia el armario y lo abrí para empezar a buscar algún conjunto de ropa. —Yo lamento romper tu corazón pero las pesadillas no me dejan descansar, a veces siento que voy a terminar atrapada en la Isla de nuevo.

—No es mi culpa que tú dejes la puerta entreabierta cada noche. —Replicó la pelirroja, encogiéndose de hombros, entonces tomé las primeras prendas que encontré y las dejé sobre la cama. Ella tomó mi mano para guiarme hacia el tocador en donde me hizo sentarme y se dedicó a peinarme el cabello. — ¿Sigues viendo a Audrey en tus sueños? Ya han pasado cinco años desde que ella se fue y no sé por qué piensas eso pero no vas a volver a menos que desees ver al resto de la familia.

—Lo hago porque necesito tener un poco de luz para poder dormir tranquila. —Me justifiqué inmediatamente y suspiré hondo al escuchar aquella pregunta. —Sí, pero ahora todo es diferente. Durante el pasado he tenido sueños hermosos sobre ella, pero desde Halloween he visto cosas diferentes. Audrey, Hades e incluso Celia Facilier están en mis más horribles pesadillas, y no puedo evitar pensar que eso puede significar algo... —Admití, nerviosa, pues no sabía cómo reaccionaría mi pariente ante la confesión que acababa de hacerle.

—Durante este último tiempo no has podido descansar tranquila, lo sé porque te oigo desde mi cuarto. —Intervino Annie, quien terminó de peinar mi cabello y se mordió el labio inferior. —No pasa nada, son solo sueños, no significan nada. —Masculló ella, sonriéndome para calmarme.

—Lamento si te despierto durante las noches. —Murmuré algo avergonzada, bajé la mirada hacia mis manos. —Cuando vi a Mal en el Upside Down, también estaba soñando... pero ella realmente estaba atrapada en ese horrible lugar.

—No tienes por qué disculparte, de hecho eso me hizo recordar cuando Danielle te molestaba por las noches para que no pudieras cumplir con el trabajo en la peluquería familiar. —Exclamó la descendiente de Anastasia, las dos sabíamos que había tenido discusiones muy estúpidas con mi hermana gemela cuando estábamos en la Isla, pero su expresión cambió cuando continué insistiendo con mi sueño. —Eso fue diferente y es tiempo de que lo aceptes, prima. Vístete y ven a desayunar, si no estás en la cocina en cinco minutos le diré a Anthony que venga a buscarte. —Sentenció antes de retirarse de mi habitación.

—Alguien se levantó con el pie izquierdo de la cama. —Dije mientras me levantaba del tocador y tomaba la ropa que había dejado sobre mi cama, me dirigí hacia el baño de mi cuarto y cerré la puerta, recargué mi espalda sobre la misma. —Algo muy extraño está sucediendo y voy a descubrir qué es, no me importa cuán alto sea el precio que deba pagar para averiguarlo.

Uma.

  Por la tarde, todos nos encontrábamos en la sala de reuniones del castillo de los Beast, ya que Mal había pedido que viniéramos aquí para decidir si la próxima proclama de su descendiente se realizaría.

—Les agradezco a todos por haber venido a esta reunión del Consejo Real, no quiero quitarles mucho tiempo así que han sido convocados para debatir sus opiniones con respecto al futuro de la Isla de los Perdidos. —Habló la reina, quien lucía bastante tranquila. —Yo creo que tenemos que destruir la barrera, necesito gobernar a todos por igual, no quiero que haya diferencias entre nosotros.

  Observé a Mal, Jay, Carlos y Evie al oír aquello, la chica de cabello morado lucía seria y nerviosa, pero los demás parecían bastante esperanzados.

— ¡Bibidi babidi no! —Se opuso el hada madrina, horrorizada. —Fueron encerrados por una razón, Su Alteza.

—Sí, para mantener a todos los villanos controlados, fomentando el rencor y la necesidad de venganza. —Intervino la dueña de Evie's 4 Hearts, cruzándose de brazos.

—La Isla era una prisión gracias al ex rey Bestia. —Exclamé, no me importaba que los padres de Ben estuvieran presentes, yo solo estaba siendo honesta. Él me gruñó pero lo ignoré. —Afortunadamente yo escapé hace años, pero el resto de mi gente no, siguen encerrados y no deben estar conformes con lo que les damos.

—Adam hizo lo necesario para proteger a quienes merecen tener una vida digna y tranquila, después de todo el daño que nos han causado sus padres y las demás personas que aún siguen atrapadas. —Se quejó la ex reina Leah. —Tú escapaste para secuestrar a mi hijastra, sigo sin entender cómo lograste huir junto con ese pirata.

 Y eso no te incumbe, vieja chismosa, pensé.

— ¿Y quiénes somos nosotros para decidir quién merece tener una vida feliz y sin limitaciones? —Replicó la descendiente de Mulán, cruzándose de brazos. Su esposo le sonrió con orgullo al escucharla defender a quienes no tenían voz. —Hay que dejar ir el pasado, porque si Uma sigue aquí es porque ha tomado buenas decisiones, ahora es tiempo de que pensemos en el futuro de todos.

—Temo que, si les damos la libertad que tanto anhelan, quieran destruirlo todo. —Dijo Bella. —Nosotros hemos pasado por eso y ustedes también, todos conocemos lo que los villanos son capaces de hacer.

—Nacimos siendo malos, y si los cinco pudimos cambiar, los demás también son capaces de hacerlo... solo debemos darles la motivación adecuada y alejarlos de sus raíces malvadas. —Exclamó el hijo de Jafar, señalándome a mí y al resto de su pandilla.

—No podemos arriesgarnos a que haya otro villano suelto. —Sentenció Bestia. —Cada vez que abrimos la barrera, nos exponemos al peligro.

—Cada vez que abrimos la barrera, estamos uniendo a nuestro pueblo. —Replicó Alex, seria. —Y quiero ser una reina que avanza, abuelo.

—La última vez que alguien abrió la barrera, terminaste secuestrada. —Le recordó su madre, incómoda, podía ver en sus ojos que recordar el pasado aún le dolía. —La manera en la que quieres avanzar es demasiado peligrosa, cariño.

—Maléfica, Harry, Gil, Danielle... —Comenzó a enumerar Ben.

— ¿Y sabes qué tienen ellos en común? —Dudó Stefan, alzando una ceja. —Que todos están muertos.

— ¡Papá! No seas tan directo e insensible, por favor. —Lo regañó la Bella Durmiente, indignada.

—Si quieres continuar con el Programa para VKs, yo creo que hay una solución menos drástica y más segura para nosotros y para la gente de la Isla. —Habló Jane. —Tal vez, en lugar de romper la barrera mágica, podríamos llevar a cabo una celebración en honor a los VKs; así les daríamos una oportunidad de seguir su propio camino sin restricciones. De esa manera les demostraríamos que confiamos en ellos, que serán escuchados y que todos van a tener la oportunidad de mejorar sus vidas.

—Así sacaríamos a algunos al principio, basándonos en unas solicitudes que les daremos para que ellos completen, y así muy pronto... estaremos todos juntos de una vez por todas. —Prosiguió el chico de cabello blanco y negro. —Podríamos llamarlo el Día VK.

—Deberíamos llegar a un acuerdo con respecto a la proclama que ha presentado Su Majestad antes de proponer sugerencias. —Intervino el hada madrina.

—Creo que ya hemos escuchado bastantes argumentos. —Exclamó la primogénita de los Beast. —Quienes estén a favor de aprobar la proclama, levanten las manos. —Pidió, entonces lo hizo, al igual que yo; Dylan, Evie, Carlos, Bella, Jay, Lonnie y Jane.

  Nueve votos, era un buen número, luego de unos segundos bajamos nuestras manos.

—Quienes estén en contra, levanten las manos. —Dijo nuevamente la reina, todos vimos con decepción y pena como Mal, Ben, Aurora, Doug, el hada madrina, Stefan y Leah la obedecieron inmediatamente. —Ok, tenemos 9 votos a favor y 8 en contra; eso significa que...

 Pero la chica no pudo terminar de hablar ya que la puerta de la oficina se abrió en ese preciso instante.

— ¡Lamento llegar tarde! —Se disculpó el príncipe de Auradon, apenado. — ¿De qué me perdí?

—Tu hermana quiere liberar a toda la Isla de los Perdidos. —Le explicó mi esposo con calma. —Levanta la mano si estás en contra y no hagas nada si piensas que lo correcto es romper la barrera mágica para siempre.

  Todos lo miramos expectantes, y el muy imbécil –hijo de Ariana tenía que ser– levantó su mano.

— ¿Por qué haces esto, Jace? —Le recriminó su hermana, tan frustrada como decepcionada. — ¿No te das cuenta de todas las familias a las que estas condenando sin ninguna razón?

—Porque me gusta llevarte la contraria. —Respondió él, se encogió de hombros y luego rió sin gracia. —Deberías haber pensado eso cuando enviaste a mi madre a quien sabe dónde, Alex. —Respondió con cinismo, apretando los puños.

—Hey, la culpa no es solo de ella, también es mía, de Jane y de Mal. Las cuatro hicimos lo que teníamos que hacer para proteger Auradon. —Intervine, cruzándome de brazos, entonces miré a la chica que había sido hechizada por Maléfica hace años. — ¿Y si cambias tu voto, querida?

—De ninguna manera. —Se opuso la rubia, indignada. —Voté que no porque de la Isla salió una maniática que se llevó la vida de mi hija, no voy a dejar que las tragedias continúen afectando a mi familia. —Dijo ella, seria, pero estaba esforzándose por no llorar en público.

—Pero nosotros también venimos de la Isla... —Le recordó la chica de cabello azul, tratando de hacerla entrar en razón.

— ¿Y quién confiaba en ustedes cuando llegaron? —Dudó Leah.

—Tu propia hermana es de la Isla, tía. —Masculló la reina, mirándola con desaprobación. —Además, Audrey no necesitaba de Ariana para enloquecer. Ella solo la llevó a su límite, pero mi prima tuvo lo que se merecía.

— ¡Alex! —La regañó Ben.

—Todos lo estábamos pensando. —Se defendió ella, encogiéndose de hombros, luego suspiró hondo. —Ya que la votación sigue siendo un empate y nadie está dispuesto a cambiar de opinión, creo que debemos posponerla hasta la próxima reunión. Confío en que todos pensemos en lo que es mejor para Auradon y lleguemos a un acuerdo muy pronto, ahora pueden retirarse.

 Mientras todos nos levantábamos de nuestros asientos y tomábamos nuestras pertenencias para marcharnos, había algo que me inquietaba mucho.

  Uno de los votos me desconcertó bastante, pensé, tendré que averiguar la razón antes de que sea muy tarde.

Alex.

Tres horas después de la reunión del Consejo Real, y luego de muchísimas discusiones con mis padres y mi medio hermano –nunca había deseado más que se perdiera en donde sea que esté su madre biológica–, aún seguía molesta pero más decidida que nunca.

  Por eso le había pedido a Lumiere que lanzara un comunicado oficial para que todas las personas del reino vinieran a presenciar el anuncio que deseaba dar.

Así que salí al balcón de mi habitación y sonreí al ver a todas las personas de Auradon en el patio delantero del castillo, expectantes. Entre toda la gente, pude visualizar a mis mejores amigos –con quienes había hablado hace menos de una hora, por lo tanto ya sabían lo que diría y habían venido a demostrarme su apoyo incondicional– junto a sus familias, también reconocí a los Tremaine y mis abuelos junto con mi tía.

  Al percatarse de tanto alboroto fuera del palacio, los ex reyes y Jace salieron para ver qué pasaba, hice una seña y todos se callaron.

— ¿¡Cómo están, Auradon!? —Empecé a hablar, mis súbditos se pusieron a gritar y levanté la mano para pedir silencio nuevamente, lo cual funcionó. Todos me miraron, la prensa me grababa con sus cámaras, pues había pedido que transmitieran esto en vivo para que la gente de la Isla se enterara de mi proclama al mismo tiempo que quienes habían podido venir. —Los cité aquí para decirles que ¡el Programa para VKs que mi papá comenzó hace tiempo se reanudará! ¿Y qué mejor que comenzar esta nueva etapa de unión que con una celebración en su honor? ¡Gente de la Isla de los Perdidos, esta es su oportunidad de venir a Auradon, todos pueden participar; el Día VK comenzará en dos días! Antes de las próximas 48 horas enviaremos las solicitudes para que ustedes las completen con sinceridad! Y yo, como su reina, les aseguro que Auradon los recibirá con los brazos abiertos. ¡Gracias a todos por escucharme y que tengan una excelente semana muy productiva! —Dicho esto, me di la vuelta y regresé a mi cuarto, sabiendo que había hecho lo correcto... a pesar de que la mitad del Consejo Real no crea en mí.

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