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11

Nadine creía que estaba tomando la decisión correcta.

Ya no tenía nada que perder, o por qué luchar.

Su mundo anterior había acabado y lo único que podía hacer era conocer el nuevo.

—Aquí es —Stan llevó a Nadine a un área alejada de las alcantarillas. Una en la que para entrar se requería cruzar un túnel largo, húmedo y sucio cuyo camino los conducía directo a un escenario escondido entre la tierra—. ¿Qué opinas?

—¡Es enorme!

—Cuando lo conozcas veras que es mejor que el bonji.

El campo media treinta metros de largo, treinta de ancho y estaba repleto de casillas que medían tres metros. Había diez hileras que conducían a cualquier punto cardinal y diez que descendían; todas vacías, sin paredes y divididas por barras metálicas.

—Nadine te presentó la pista de obstáculos. Emily y William la construyeron, durante su primer año, para entrenar a los reclutas.

—Se ve increíble, aunque... Un segundo dijiste que ellos la hicieron todo esto en un año... ¿Solos?

—Cuando cuentas con el poder de las sombras puedes trabajar con mayor velocidad —Stan no se sorprendió ante la incrédula mirada de Nadine.

—Pero eso es imposible, esto fácil le pudo tomar a una constructora profesional unos dos o tres años..., es enorme.

—Yo también pensaba así, hasta que logré recorrer todo nueva york en diez minutos —Nadine recordó que ella también hizo algo parecido.

>> Delante de nosotros hay treinta casetas que conducen a cualquier punto cardinal; algunas pueden tener atajos y otras no. Lo que debes hacer es elegir una línea, correr hacia el final, tocar la campana del fondo y regresar.

—Pero hay diez campanas. ¿Acaso puedo tocar la que quiera?

—Si puedes, pero el camino de regreso será difícil con las trampas.

— ¿Trampas?

—Sí, Nadine.

>>Las casetas contienen pasillos y trampas que intentarán desviarte. Debes llegar al final y tocar la campana que coincide con la caseta que hayas elegido, de esa forma las trampas se desactivaran, los accesos quedarán desbloqueados y tu podrás salir sin problemas, pero sí tiras de la campana incorrecta las trampas y lo demás se activarán en cuanto tu regreses —Nadine imaginó que todo esto podía relacionarse con la noche anterior.

>>Esta prueba te ayudará a medir tus reflejos. Recuerda que puedes usar tus poderes, pero no correr entre las sombras.

—Y ¿qué tipo de trampas son?

—Hay una gran variedad; cuerdas, fuego, desviaciones, residuos, las opciones son ilimitadas y se activarán al momento que entres o te acerques de la caseta. Las únicas casetas que no tienen trampas son la primera y la última, las novenas cuentan con una media pared que las cubre la mitad que da acceso con la décima línea y solo podrías tocar una campana por ronda.

—Y ¿qué pasará sí me lastimo, o sí me caigo?

—Tendrás ayuda para eso.

—¿Acaso tú vas a ayudar?

—Él no —Madison apareció de entre las sombras—. Pero yo sí —usando una ropa que provocó duda en Nadine—. Esta es una de mis pruebas favoritas y no te pongas celosa, traje algo de ropa para ti.

—¿Para mí?

—Te sugiero que la uses. Es ligera y cómoda

—Y demasiado ajustada.

—No sé de qué te quejas —continuó Madison— los jeans son muy cómodos y la blusa es ligera, espero que no te moleste el verde militar —Nadine odiaba el verde.

—Te verías muy linda. Bueno, volviendo al tema Madison te ayudará en las situaciones riesgosas, lo demás deberás hacerlo tú. No puedes dejar rastros, marcas y cuando llegues al final, aunque Madison no esté contigo, toca la campana. Sí tocaste la equivocada Madison te ayudará a salir solo durante las primeras veces, después deberás de hacerlo sola.

Nadine sintió que debía de meditarlo.

Esa prueba podía superar cualquier cosa otra cosa que ella hubiese enfrenado en su vida pasada.

—Así que estás preparada.

Pero esa vida ya no existía.

—Sí, hagámoslo.

* * *

El haber visto a Ted derribando a Sara en el momento que William estaba cerca de escapar era una triste señal de decepción.

—William —la salida estaba a solo un alcance y ver a Ted arrebatándosela era como creer que el mundo podía estar perdido...—. Recuerda que eres de los buenos; ustedes no manipulan a los débiles.

...o tal vez no.

—Le ha funcionado a otros. Además todavía me duelen los brazos por la prueba anterior, ¿no pudiste ser más sutil?

—Tenía que hacerlo; de lo contrario Demetri me asesinaría.

El haberlo arrojado a una celda o sujetarlo con firmeza mientras que Demetri lo torturaba no fue suficiente para destruir la extraña amistad que William y Ted mantenían en secreto.

—Y hablando del rey de roma, ¿crees que esa tonta esté bien?

—Vivirá; solo le arrojé un Lumia en la espalda. Cuando estas desprevenido duele más, aunque no puedo decir lo mismo de ti viejo.

—Sabes que no diré lo que Demetri quiere.

—Y quien dijo que venía por eso, sí lo que me interesa es el trato.

—Ted no lo he olvidado.

—Yo tampoco —Ted veía en William una amistad, como también una deuda que todavía no estaba resuelta—. ¿Cómo está mi hermana?

—Bien; Madison todavía no sabe la verdad.

—Y ¿alguien más lo sabe?

—Solo tú y yo.

William y Ted se conocían desde los treces años. En ese entonces William ya era del mundo de las sombras su gran curiosidad por las cosas mundanas lo ayudó a conocer al chico que sería su mejor amigo.

Durante esos años William tenía poco tiempo de haberse convertido en un Hijo de las Sombras, salía en las noches y no podía ser visto por ningún ojo humano, o al menos eso pensó la noche que conoció a Ted, un niño de trece años que siempre jugaba videojuegos.

Esa noche, mientras que William vigilaba las calles, encontró a Ted jugando HALO 2 a plena media noche y como nadie podía verlo William se confió de su poder para entrar al cuarto y espiar a Ted, imaginando que nada iría a delatarlo o al menos eso creyó William al aplastar por una lata vacía.

Ted reaccionó al momento, notando que detrás de él había un chico de ojos dorados y piel brillosa que reaccionaba con temor al ver que alguien podía verlo.

William no supo cómo pasó. Era la primera vez en dos años que un ser humano podía verlo y gritar de miedo.

Ted estaba solo y no sabía qué hacer al oír a un desconocido diciendo que solo quería verlo jugar videojuegos, más que correr a la puerta y golpearse la cabeza contra uno de los anaqueles de la esquina.

Ted empezó a sangrar y a gritar de dolor sin ver al chico dirigiéndose a él, tan rápido que no se dio cuenta, colocándole su mano sobre la herida. En unos segundos Ted dejó de sentir el dolor e imaginó que el chico podía ser una buena persona.

William le explicó que estaba de paso y que quería jugar. Ted le permitió estar esa noche en su cuarto hasta que su tía regresara de trabajar. Él vivía con ella, después de que su padre murió y sabía que era muy especial con las visitas imprevistas. Dos noches después William regresó a la alcoba, esperando ser recordado, y Ted lo recibió con la alegría de saber que estaba hablando con un ser vivo en lugar de un fantasma.

Las noches continuaron y ambos chicos se fueron conociendo mejor.

Se contaban secretos y momentos de su vida, creando una amistad que fue deshecha en la noche que Jared siguió a su hermano a la casa de Ted. En ese entonces Jared había entrenado lo suficiente para derrotar a su hermano sin problemas y llevarse a su único amigo. Creando un recuerdo que seguía viviendo en su mente, porque sabía que fue esa amistad la que atrapó a Ted en el mundo de la sombras.

—No sabes cómo desearía decirle a Madison la verdad.

—Eso la pondría en peligro, además recuerda que fue tu madre la que asesinó a su padre y de no ser por tú tía nunca habrías sabido ese secreto.

—Por eso extraño a mi tía. Ojala que Jared algún día pague por haberme raptado.

—Puede hacerlo, siempre que Demetri no sepa lo de Nadine.

—Él ha sospechado de que es la Nacida, pero no ha encontrado pruebas.

— ¿Y tú?

—Lo confirme la noche que ella y Stan nos emboscaron en el sueño de un niño pero no le dije nada a Demetri.

—Te lo agradezco. De lo contrario esos tres años que Emily y yo estuvimos rastreándola abrían sido desperdiciados. Y hubieran sido más de no ser porque Jared nos encontró. ¿Crees que Demetri esté experimentando algo en él?

—No me extrañaría. Sí en los últimos meses Jared no ha salido a cazar y con la excepción de las vigilancias que te hizo él no se ha separado de Demetri. Quizá podría estar...—antes de terminar William y Ted notaron una voz que se oía entre los pasillos pidiendo ayuda.

— ¡Suéltenme, por favor! ¡Yo no he hecho nada!

Ted recuperó mirada fría, al ver a Kevin sujetando a una nueva recluta.

—Mira lo que me encontré.

La chica tenía rasgos asiáticos, estaba vestida como camarera y gritaba sin tener una respuesta.

William la reconoció, era la amiga de Nadine.

—Muy bien, y estas seguro de que es la que Demetri quería —Ted la miró una vez más, mostrando un gesto de desagrado.

—Lo es; fue ella la que respondió el mensaje.

— ¿Fuiste tú el que me mando el mensaje? —Ling se alertó ante las palabras—. ¿Quién les dio mi teléfono?; ¿mejor dicho quiénes porque me textearon del teléfono de Nadine? ¿Quiénes son ustedes?

—Nosotros haremos las preguntas, niña. Y si quieres seguir con vida te recomiendo que no hables y hagas lo que se te dice

Kevin la encerró en una de las celdas, notando como su deseo de rebeldía era más fuerte que su lógica.

Ted arrojó un Lumia contra ella, al momento que se levantó.

—Te sugiero que no hagas una tontería, o sino pregúntale a tu compañero de celda —Ling reaccionó con temor al ver que su compañero era un cadáver—. Buen trabajo Kevin, ahora llévate a Sara. Se durmió en horas de trabajo —Kevin obedeció dejando a Ted y William a lado de un posible un testigo ocular—Luego hablaremos tu y yo.

Teniendo a esa rea cerca William tuvo que conformarse con oír la voz de Ted ante un susurro.

* * *

Teniendo puesta la ropa que Madison le dio, Nadine se sentía preparada, o al menos eso parecía.

—¿Tienes miedo?

—Un poco.

—No tienes por qué tenerlo, recuerda que aquí nadie va a dejar que mueras —Stan tomó su mano, con delicadeza—. Además ahora eres inmortal, tienes todo el tiempo que necesites.

Aunque Stan estaba cerca Nadine no dejaba de imaginar lo que podría pasar sí tocaba la campana errónea; Alguna caída, explosión, era lo que pasaba por su mente, recordando que así fue como ella perdió aquel niño.

—Descuida —Madison también intentó calmarla—, yo cuidaré de ti—pero esas palabras no suscitaron el ánimo que Nadine necesitaba.

—Muy bien chicas; entran en 3..., 2..., 1... ¡Ahora!

Nadine y Madison corrieron a la línea 4, siendo recibidas por la primera trampa de la caseta dos.

—Eso es fuego.

—Lanza llamas para ser precisos. Pasará delante de nosotras cada cierto tiempo o cada vez que intentemos cruzar.

—Entonces ¿cómo...?

—Puedes cruzar por otra entrada y volver ahí; algunas casetas tienen trampas y otras no. Depende del nivel. —Nadine miró a la entrada, notando que la llamarada aumentaba su tamaño—. Entonces qué eliges.

La respuesta fue inmediata.

— ¡DERECHA!

Cruzar la primera caseta no fue difícil, lo difícil fue la segunda...

— ¡NADINE! —Madison tomó a Nadine de los hombros antes de una gigantesca piedra cayese sobre ella.

La derecha tampoco era una buena elección.

—Descuida, todos nos equivocamos, ahora dime ¿cuál caseta crees que es la correcta? —Nadine miró a la izquierda y sin pensarlo dos veces corrieron a ella.

La caseta estaba libre.

—Eso estuvo cerca.

— ¿Qué vamos a hacer ahora?

—Recuerda que aquí hay muchas trampas, pero también atajos.

— ¿Cómo cuáles?

—Esos los debes de descubrir tú, yo solo puedo ayudarte con las trampas.

Nadine dirigió su mirada a la entrada de la caseta original, notando que el fuego continuaba emergiendo. Entonces comprendió que no se activaba cada vez que uno intentaba entrar sino cada lapso de tiempo y se apagaba en uno corto.

—Ya lo tengo —corrieron a la caseta principal, viendo que el fuego se incrementaba—. Lista a la de tres. Una dos tres. Ahora ¡SALTA!

Ambas chicas corrieron al momento que el fuego se disipó.

Un segundo que para ellas fue eterno.

—Bien hecho, ahora qué vas a hacer.

La tercera caseta no tenía ningún rastro de fuego o roca.

Estaba libre.

Nadine y Madison cruzaron, notando que las aberturas se cerraron en cuanto ambas entraron.

— ¡Qué! —Cada abertura fue bloqueada por una puerta de acero—. ¡Estamos atrapadas!

—Pero no por mucho, algunas trampas pueden ser desactivadas.

— ¿Cómo?

—Usa tus sentidos, recuerda que ellos nunca te fallarán.

Los sentidos no, pero la confianza sí.

Nadine creía que era como estar atrapada en una prisión de puertas firmes resistentes a cualquier impacto; o al menos eso parecía.

—No lo puedo creer —la puerta derecha tenía una diferencia a las demás. Se sentía frágil.

—Te ayudaré —Madison la derribó de un golpe, dejándola caer hacía un abismo— ¡CUIDADO!

La caseta no tenía piso, pero sí una esquina que conectaba con la siguiente.

—Por aquí —las chicas se dirigieron a la esquina, teniendo cuidado de que su pie no tuviese contacto con alguna otra trampa— ¡Ahora!

Tocaron un piso firme, sintiendo el poder de la adrenalina bañando su ser...

— ¡AGACHATE! —...junto con una llamarada que protegía la parte central de la caseta—y justo hoy que traje mis zapatos nuevos.—Madison se quejó como una chica debilitada por el poder de las ofertas, esperando a que su compañera diese la orden de cruzar hacía una caseta que por fuera se veía libre de fuego—. Nadine, también estoy usando mi blusa favorita, así que sí no es mucha molestia podrías decidirte.

Nadine optó por arrastrarse en el piso, ignorando el fuego. Cuando sus cuerpos tocaron la superficie las chicas vieron que la siguiente caseta estaba protegida por tres bardas que desprendían una corriente eléctrica.

—Recuerda, puedes usar tus poderes.

Su sentido de sensibilidad le ayudó a saber que la barda era grande y que la solución era saltar.

— ¡AHORA! —al descender las chicas fueron recibidas— ¡AHH!—por una inesperada bienvenida— piso resbaloso.

—Uno nunca sabe en donde puede caer; Emily pensó en todo cuando construyó esta pista.

La caseta tenía una trampa doble, pero el piso resbaloso también fue una buena herramienta para deslizarse a la séptima.

—Listo, ¿ahora qué? —las puertas de la caseta se cerraron— ¿es en serio?

—Algunas trampas pueden repetirse

Afortunadamente, Nadine sabía qué hacer en una forma natural, instintiva....

Tocó las puertas con detenimiento, sintiendo que la ganadora fue la izquierda...

— ¡CUIDADO!

...una puerta que las recibió con rocas descendiendo del techo.

Las otras aberturas no tenían respuesta.

Ambas corrieron hacía la caseta, tomando de inmediato la novena que las recibía sin una trampa para llegar a la correcta. Una caseta que le faltaba un pequeño detalle.

— ¡No puede ser!

Sí Nadine se hubiese ido directo ella no habría tenido problemas de cruzar una caseta que tenía una tabla de madera colocada en el centro como única superficie, a lado de dos bardas que la alejaban de la esquina.

Un salto podía ser una buena opción, pero ella debía de tocar la tabla o de lo contrario caería.

—Trata de concentrarte. Sí lo haces tus poderes te ayudarán.

La respuesta parecía fácil, pero Nadine creía que no podía.

En su interior solo había miedo, desesperación y una voz que le decía.

Salta Nadine, tú puedes hacerlo.

Nadine miró una vez más el objetivo, imaginando que sería un balón sobre una cesta de basquetbol.

— ¡AHORA!

Saltó, sintiendo el vértigo corriendo en su ser e imaginando que su peor suerte sería no tocar el piso que sintió.

—Bien hecho Nadine, ahora apaga las trampas.

Nadine corrió hacía la última caseta, tocó la campana y contempló la acción. Todas las trampas fueron desactivadas, se abrieron las puertas y los pisos se auto-repararon, dejando una línea recta que las conducía a la salida.

—¡Sabía que lo lograrías! —Nadine se sentía tan emocionada que no sabía qué decir—. Y en buen tiempo.

— ¿De qué hablas?

—Por lo general uno no tarda lo que tú tardaste. A Ethan casi le tomó seis horas tocar la campana. A ti te tomó dos horas y media.

— ¿Es enserio?

—Sí, cómo te sientes.

—Increíble. Fue una sensación maravillosa.

—Me alegra saberlo porque dentro de poco vas a volver ahí.

— ¿Para qué?

—Necesitas cubrir los diez niveles para dominar el reflejó. Este fue el primero y lo hiciste bien, pero para pasarlo debes tener un tiempo menor a los diez minutos. Así que descansa que en cinco minutos vas a volver.

La emoción fue tanta que Nadine no supo qué decir, excepto...

— ¡Hagámoslo!

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