Panecillos viajeros
Café Koppe, Seúl
— Un cold brew por favor con mucho hielo— pedí en la ventanilla y me senté en la esquina del café en el que estábamos solo un anciano y yo.
Miré a la pared continúa donde había un letrero tamaño oficio que invitaba a personas para un evento de café en mi nombre, le tomé una foto porque me pareció tierno pero la cámara leyó el QR que tenía en un extremo llevándome a un video de youtube que sonó a todo volumen en mi teléfono
https://youtu.be/X16JtKxPwO8
— Sorry— dije guardando mi teléfono mirando al anciano que estaba en la mesa del lado.
Una chica se acercó a dejarme mi café pero no era Heejin y me empecé a impacientar así que tuve que sacar mi personalidad.
—Hola, estoy buscando a HeeJin, ¿Está aquí?— pregunté y continué bebiendo de mi café.
—¿Para qué o qué?— preguntó ella mirándome de pies a cabeza.
—Quiero hablar con ella nada más, es importante.
La chica me quedó viendo y miró el cartel tras de mi donde había una foto claramente de mi cara.
—Te daré un autógrafo si quieres— sonreí amable.
—Heejin te busca un chico afuera— entró SonHee con un papel en la mano y lo guardó en su bolsillo.
—Las propinas se comparten— la miré con desagrado— ¿Qué chico?
—Está sentado afuera bebiendo café— apuntó a la puerta —Lamentablemente tienes que limpiar ese desastre así que tendrá que esperar un tiempo.
—¿Que desastre? acabo de limpiar todo— miré el piso con cuidado.
—Este— vertió un café con crema y caramelo —Dame otro pedido de crema caramelo por favor— gritó a la ventanilla.
La miré con desagrado y comencé a limpiar. Para cuando terminé el sol se estaba ocultando y ya no había nadie en la cafetería así que retiré con mi paga del dia como otro sábado por la tarde.
Caminaba por las calles rumbo al apartamento que compartía con Rubí, una chica australiana que trabajaba en el hospital de enfermera pediátrica, tenía turnos horribles asi que casi no nos veíamos.
—HeeJin— escucho hablar tras de mi —¡Heejin!— dicen nuevamente y me giro.
Un chico de gorra y lentes se acercó rápidamente caminando como de puntitas y me tomó del brazo para moverme de la vereda.
—Hola, ¿Te acuerdas de mí?—se quitó la gorra y los lentes.
—Hola, no— lo miré con detención para luego salir corriendo, seguramente quería robarme.
—Heejin espera— alzó la voz.
Para mi mala fortuna no había nadie en las calles y nisiquiera habia una estación de metro cercana, solo eramos él y yo corriendo el uno tras el otro.
—¡Heejin soy J Hope!, el chico de anoche en el bar— se detuvo luego de gritar eso y yo frené más adelante.
Me giré y lo miré a unos pasos de mi, tenía el rostro rojecito y figurado apoyado en sus rodillas mirando sus zapatos y luego a mi.
—Las nike personalizadas— dije en alto mientras me acercaba —Estabas en el SPA hoy—.
—Te estoy siguiendo desde la mañana— respiró con dificultad.
—¿Y por que no te acercaste a mí para hablarme?— le ayudé a pararse.
—Porque fue imposible—se limpió el sudor, miró su teléfono y cuando lo desbloqueo sonó un ruido como de una risa muy escandalosa —Aish!— se quejó y apagó el teléfono nuevamente.
—¿Qué necesitas?— pregunté.
—Mis llaves, las llaves de mi Porsche —se colocó los lentes otra vez volviendo a su glamour —¿Me las das por favor?— estiró su mano hacia mi.
—No las tengo acá, seguramente están en el apartamento, en mi delantal del Bar— pensé —Vamos— lo animé.
—¿Podemos pedir un taxi?, no quiero caminar, no estoy acostumbrado a esto— se tocó el pecho dramáticamente.}
Viajamos en un taxi juntos sin hablar mucho hasta bajarnos en el edificio que arrendaba, el cual no era el lugar más acomodado pero tenía buen precio para ser una sola pieza para mi y lugares compartidos.
Ingresamos al lugar que permanecía limpio y muy ordenado gracias a Rubí, era un agrado estar ahí y ahora que había oscurecido las luces de la sala te daban la calma que necesitaba. Como decía anteriormente no era el mejor piso pero era uno bueno.
—Necesito beber algo de agua— el chico se precipitó a decir una vez dentro del apartamento.
—Bien, la cocina está ahí— le apunté tras la mampara que divide el living y la cocina, se dirigió hasta allá mientras yo iba por las llaves.
—¿Tienes algún cargador que me prestes? me quedé sin batería— alzó la voz.
—Sí, en la caja que está junto a la mesa, hay muchos cables— ya me sabia la casa de memoria.
Busqué entre la ropa sucia y no lo encontraba, estaba comenzando a preocuparme porque al parecer era algo muy importante, tanto como para que me siguiera todo el dia en mis múltiples actividades diarias un dia sabado. Di con ellas en mi cuarto, las llaves estaban en la mesita de noche.
—Listo, acá están— se las entregué y me senté a su lado.
—Gracias— las cogió y se las guardó en el bolsillo y dejó su teléfono cargar —Esperaré a que llegue a 40% y me marcho—.
—Tranquilo, no hay problema— se levanté por un vaso de agua.
—Tomé un panecillo de la cocina, tenía mucha hambre— alzó la voz y yo busqué de dónde los había sacado.
Miré los 5 panecillos que estaban en una bandeja cubiertos por un mosquetero y no sabia de donde habían salido, no eran mios asi que tenia que rendir cuenta por ello.
Cuando volví a la sala vi que el chico estaba parado mirando el techo sin moverse, me paré junto a él y miré en la misma dirección donde había una mancha de humedad en tonos café claros, parecía una gran mancha de café en un mantel blanco que jamás saldría.
—Es una mancha de humedad—dije pero el no parecía prestarme atención.
—Parece un perrito— lo dibujaba con su dedo —Oh ¿Qué le pasa a mis manos?—se las miraba con detención —¿Qué le pasa a tu cara?— me tocó con sus dedos —¿Qué está pasando?— se miró sus manos nuevamente.
—¿Por qué no te vas a sentar mientras hago una llamada?—lo guié al sillón y saqué mi teléfono para llamar a Rubí.
—Hola, se que estas trabajando pero necesito saber que tienen los panecillos que dejaste en la cocina— pregunté mirando como el muchacho se miraba las manos y al techo una y otra vez, pestañeaba demasiado para aclarar su vista.
—¿Te comiste uno?— se burló —Hay unos con hongos alucinógenos y otros de marihuana, ¿Cual tomaste?—.
Caminé a la cocina y vi que tenían unos toppings, unos tenían chispas de colores y otros unas nueces, tres de nueces y dos de colores.
—Uno de colores— respondí contando los panecillos.
—Es uno de hongos, son buenisimos, no te comas otro o te vas a desesperar, no salgas de casa y toma agua cuando vuelvas del trance, nos vemos mañana por la mañana— me cortó la llamada.
—HeeJin ¿Que me esta pasando? Esto no es gracioso—se tomó la cabeza con sus manos.—Me siento mareado—.
—Vamos al baño, tienes que vomitar o algo— lo alcé para que se levantara.
—¿Que tenía ese panquecito?— preguntó algo afligido.
—Hongos alucinógenos pero el efecto ya debería pasarse en una hora o menos—dije mojándole la cara.
—¿Mi rostro se ve así?— se tocaba la cara frente al espejo.
—No, no se vé así—respondí preocupada, nunca había consumido hongos asi que no sabía como se estaba sintiendo este chico famoso.—Dime que no te vas a morir acá por favor—lloriqueé.
Se sentó en la taza del baño y me miró mientras yo estaba frente a él apoyada en sus rodillas.
—¿Cómo te llamas?— le pregunté para analizar su estado de consciencia.
—Jung Ho Seok— respondió cerrando los ojos.
—¿A qué te dedicas?—.
—Soy Rapero, bailarín, compositor, modelo e inversionista en Hybe label—.
—¿Quien soy yo?— lo miré, parecía estar sudando.
—La chica linda del bar, que tiene las llaves de mi auto—respondió.
—¿Crees que soy linda?— sonreí
El suelo del baño tenia vomito y también mis pantalones, Ho Seok había vomitado hasta lo que comió ayer supuestamente y yo tenía que limpiar este desastre.
—¿Estas bien?— lo miré sentado en el pasillo con un vaso de agua fresca en las manos.
—Algo mareado pero mejor— suspiró —Perdón por lo del vomito, estoy muy avergonzado, te enviaré una alfombra nueva para el baño
—No te preocupes, la lavaré ahora mismo.
Lo invité al sillón para que estuviera más cómodo mientras colocaba la lavadora con la alfombra y cuando volví lucia un poco mejor. Me senté a su lado y eso es lo último que recuerdo.
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