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From Gwanju

Gwangju, 18 de Febrero 2022

—¡Mamá!— alcé la voz al entrar en casa, nada había cambiado desde la última vez.

—¡Aquí estoy! — Respondió asomándose desde la cocina con su característico delantal de cocina de florecillas y las manos húmedas por estar cocinando —Mi bello hombre— se acercó y me besó la mejilla —¡Tan delgado que estas!— me tocó los brazos y la cara —¿Jiwoo te ha llevado la comida?

—Siempre Mamá— sonreí.

Mamá miró la mampara que dividía el patio con el comedor viendo como algunas personas hablaban con papá y traían sus cámaras.

—Serán algunas tomas hoy, super breves y el último día por la mañana ya que me iré con ellos— apunté —Es para el documental que te dije — vi a Mickey en el sillón recostado y luego alzó su cabeza sintiéndome —¿Me reconociste vejete?— me acerqué a el con cuidado ya que su visión era muy reducida y lo acaricié.

—El almuerzo estará en un momento, si quieres te sirvo sopa de algas— sonrío  —Sopa de algas para el cumpleaño, es tradición— habló caminando a la cocina.

—No quiero llegar rodando a Seúl, Mamá — me senté junto a Mickey en el sillón.

—Limpié tus estantes arriba y la cama tiene sábanas limpias, también ventilé— caminó hacia a mi con un potecillo con sopa de algas muy fragante— Toma cariño, iré a preguntar si esa gente tiene hambre— caminó a la mampara y salió a saludar.

El llegar a casa me hacía sentir reconfortado, sobretodo si había comida de mamá y ese calorcito, me agradaba ver a mamá con esa sonrisa característica, los abrazos calurosos y los besos apretados que te dejaba marcado por semanas con su labial, su cabello corto y espeso que los últimos años mantenía del color castaño y sus anteojos colgando en su cuello los cuales se colocaba solamente para ver cosas de cerca.

—¿25 cierto? — Papá entró y me apuntó en el sillón.
— ¡Ojalá! — dejé el potecillo ya vacío en la mesa de centro y me levanté para saludarlo.
—Cada año me haces sentir más viejo— dijo en medio del abrazo —Ahora, fuera de broma, son 27 ¿O no?

—¡28 papá! —reí —Apuesto que si sabes los de Jiwoo— lo miré desafiante.

—Mi princesa dejó de cumplir años a los 8— caminó a la cocina  —Ahora que el cumpleañero tomó los primeros sorbos de sopa podemos comer todos— sacó un plato de la alacena y se sirvió.

—Vi la piedra cuando entré — sonreí  —Te pasaste esta vez —miré la roca que decía Hope World con letras rojas.

— Jiwoo la vio y ahora quiere una con su nombre, pero más grande— rió.

—No se la hagas, déjame ser el único en algo papá— bufé.

—Le diré que no hay piedra que alcance para un nombre tan hermoso— sonrió.

Pasé aquella tarde empotrado con mamá viendo TV recostado en sus piernas mientras me acariciaba el cabello como de niño y luego salí a dar una vuelta por la ciudad e hice fotos, debía hacerlo por el contenido del documental.

Para cuando se hizo de noche mamá preparó una cena y Jiwoo con su esposo llegaron con el pastel y cantamos, hicimos las tradiciones de todos los cumpleños.

Cuando estamos en medio de un juego de póker épico entre el esposo de Jiwoo y papá sentí mi teléfono vibrar por lo que me retiré de la zona donde habían muchos gritos de impresión y molestia.

—¿Diga?—contesté sin mirar la pantalla quién llamaba, había recibido muchas llamadas hoy por el motivo de mi cumpleños por lo que deduje que era por lo mismo.

— ¿Qué tal famoso tienes que ser como para que tu ciudad te haga un mural increíble?

Su voz me causó un nudo en el estómago así que me alejé aún más para conversar con ella.

—Somsatang, ¿Cómo estás?— sonreí como un idiota tras la línea.

—Tengo un poco de frío pero el asiento está cómodo— contestó dulce — Me gusta este lugar, es muy J Hope

—¿De qué hablas?— me extrañé al sentir algo de viento en el micrófono.

—¿Como cuanto te demoras en llegar?— Pregunto como para saber si estaré muerta cuando llegues acá—rió —No, no es una broma por si te lo preguntas

—Bueno quizás unos 20 minutos pero no estoy seguro de poder salir, recuerda que soy el centro de atención— miré a la mesa del comedor donde todos parecían atentos a la jugada.

— ¿Pero una escapadita no le hace mal a nadie o sí? No será mucho tiempo—.

—Bien, estaré en 20 minutos— corté la llamada y miré el auto del esposo de Jiwoo quien siempre dejaba las llaves puestas.

Con el ruido que tenían adentro y la música de mamá no escucharían que me ausentaría.

Me estacioné y caminé bajo las luces de las farolas nocturnas, la vi a la distancia llevaba una sudadera negra y su cabello rosa ya algo deslavado.

—¡Jay!— se levantó del asiento y la vi correr hacia mi con ánimo y la recibí en mis brazos calurosamente.

—¿A qué vienes?— me bajé la mascarilla

—Ven— me tomó de la mano y me guió al haciendo donde había una cajita y su bolso.

Se giró y sacó de la caja un mini pastel y encendió la vela con dificultad por el frío que hacía en la zona.

—¡Cumpleaños, Feliz...!—comenzó a cantar mientras yo me acercaba, llevaba la mano acunando la llama de la vela y con la otra sosteniendola con gran habilidad. —¡Pide tus deseos!—sonrió sin quitarme la vista de encima haciéndome sentir cohibido.

Tomé el pastel y soplé la vela sonriendo internamente porque creía que mi deseo se estaba cumpliendo.

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