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6.

Saqué la llave de mi bolsillo y la introduje a la cerradura de aquella vieja bodega, estaba un poco dura la puerta, ya que tenía 3 años sin visitar este lugar, pero al fin logré abrirla.

Encendí la luz y una colchoneta vieja color azul llena de polvo estaba ahí, junto con un costal de box, un pequeño ring de pelea y varios pósters de peleas de exhibición que tuvo mi padre.

- ¿Qué es todo esto? - Preguntó Lisa detrás de mi, viendo todo fascinada.

- Mi padre era boxeador - Respondí cortante.

- ¿Tu padre era "kamikaze" Kim? - Su voz sonó sorpresiva.

- Sí, ¿Lo conocías? - Me dí la vuelta para encontrar a Lisa viendo un póster de la primera pelea profesional que tuvo mi padre hace algunos años.

- ¡Por supuesto que sí!, Kamikaze era un excelente boxeador, me encantaba ver sus peleas con Zack... - Bajó la cabeza y su expresión se volvió de nostalgia y ¿Tristeza tal vez?.

- Mi padre, me enseñó muchas cosas y cuando murió, él me dejó esto - Señalé la bodega - No he venido aquí desde hace 3 o 4 años, me trae muchos recuerdos - Bajé la cabeza recordando como mi padre me enseñaba artes marciales - Venía a entrenar aquí unas 6 veces por semana, pero ya no lo hago, solo voy a un gimnasio común - Expliqué.

- Bien - Me sonrió - Entonces... ¿Deberíamos empezar? - Me preguntó.

- Amm... Si claro, empezaremos por lo básico - Sonreí.

Me acerqué al costal de box y tomé los guantes que estaban en un costado, les quité el polvo que tenían y se los coloqué a Lisa.

- Muy bien, golpea ese costal como normalmente golpearías a alguien - Animé.

- Pero... Yo no golpeo personas - Me dijo.

- Solo hazlo Lisa - Reclamé.

Lisa dudosa, golpeo el costal y a penas logró moverlo por su golpe torpe y sin ninguna intención de lastimar.

- Necesitaremos más práctica de la que pensé - Dije cansada.

- Lo siento - Se disculpó.

- Mira - Me puse detrás de ella y tomé sus manos, guiando para que supiera como golpear el costal - Debes de golpearlo así, la mano con la que golpeas, jamás debe de ir recta, sino que debes doblarla un poco para que el golpe vaya directo a la zona que quieres golpear, de lo contrario, te dolerá más a ti el brazo por golpear incorrectamente, que al sujeto al que le des  el golpe, ¿Entendiste? - Pregunté.

- Si está bien - Me sonrió.

- Muy bien, ahora, con la mano izquierda haces guardia, pones tu puño aquí así - Tomé su brazo y lo puse en su mejilla - Esto evita que puedas recibir golpes en el rostro de tu contrincante, el podrá golpearte en el antebrazo y no dolerá, ahora, tu golpeas con la mano derecha y listo, inténtalo - Ordené.

Ahora, Lisa puso el brazo en guardia y le lanzó un golpe al costal de box, esta vez más fuerte, suficiente psra moverlo y mover la cadena que lo sostenía.

Me miró en forma de aprobación y yo solo murmuré un "muy bien".

En ese momento me di cuenta que Lisa llevaba un pantalón de mezclilla y una sudadera, así no podía hacer deportes.

- Lisa - La llamé.

- ¿Qué pasa? - Me preguntó.

- Debes cambiarte, no puedo enseñarte artes marciales mixtas con esa vestimenta, ve a cambiarte - Ordené.

- Pero... No traje más ropa - Dijo

- Venías a una clase de activación física y ¿no trajiste ropa deportiva? - Pregunté incrédula.

- No, solo... No lo pensé - Bajo su cabeza apenada.

- Dios, no lo puedo creer - Me rasqué la cabeza de frustración.

- Debajo de mi ropa... - Dijo y pude notar un ligero color rojo en sus mejillas - Tengo un top deportivo y un bóxer - Bajó la cabeza apenada - Nunca me ha gustado la ropa interior común - Subió su mirada hacia mí.

Yo me puse nerviosa al imaginar a Lisa así, en ropa interior y por alguna razón, mis mejillas se pusieron rojas igual que las de Lisa.

- B-Bien, quítate la ropa, trabajaremos con eso, msñana necesitas traer ropa deportiva ¿Si? - Dije nerviosa pero tratando de disimular.

- Está bien - Sonrió ligeramente empezando a quitarse la ropa.

Primero fueron sus tenis, en seguida si pantalón y por último la sudadera extra grande que llevaba puesta.

Las piernas desnudas de Lisa eran hermosas, largas y torneadas, al igual que sus clavículas, sus brazos y sus hombros anchos, tan linda y esbelta.

Carraspee y aparté mi vista de su cuerpo, pues mi ritmo cardíaco estaba acelerando y sabía que Lisa podía notarlo.

- Bien, sigamos con el boxeo - Dije.

3 horas después...

- ¡Vamos Lisa, tu puedes! - Animaba - 1,2,3 1,2,3 1,2,3 - Gritaba y así, Lisa daba un golpe cada que contaba.

Yo estaba sentada en el ring que había ahí, viendo como Lisa golpeaba aquel costal de box, su flequillo se pegaba a su frente debido al sudor, había recogido su cabello en una coleta alta desaliñada y los cabellos que estaban en su nuca, se pegaban a su cuello.
Sus piernas estaban colocadas en posición de pelea y daba esos pequeños saltos que hacían que su cuerpo rebotara lentamente, la miraba de arriba a abajo, admirando su esbelto cuerpo moverse, hasta que Lisa giró hacia mí.

- ¡Basta! - Gritó.

Mierda, pensé, pues creí que se había dando cuenta de la forma tan lasciva en la que la estaba viendo, imaginé lo peor, tal hez me dejaría de hablar por ser uns pervertida y bueno, tendría derecho a hacerlo.

- L-Lo siento... Y-Yo... - Traté de excusarme pero me interrumpió.

- Estoy cansada, necesito un descanso - Aflojó sus brazos y caminó lentamente hacia mí, se veía exhausta.

Solté un suspiro de alivio.

- Está bien, ven aquí - Palmeé el ring justo al lado de mi para que se sentirá ahí.

Lisa lo hizo, se subió al ring y se sentó al lado mío, se quitó los guantes de box y recostó su cabeza en mi hombro, cerrando los ojos.

- Perdón, estoy llena de sudor - Se disculpó.

- No te preocupes, está bien, es normal - Sonreí.

- ¿Puedo preguntarte algo? - Me dijo.

- Dime - Respondí.

- ¿De que murió tu padre?, Jamás lo dijeron en la prensa, solo dieron la noticia de que estaba sin vida - Su voz sonó miedosa, como si tuviera miedo de preguntar.

- Sobredosis - Respondí sin más.

- Ya veo... - Respondió.

Pude sentir como su respiración chocaba en mi cuello... Me puse nerviosa.

Miré mi reloj, eran las 10:30 p.m.

- Lisa, ya es tarde, deberíamos irnos - La miré y ella estaba casi dormida.

- Mmhh - Gimió con pereza.

- Lisa, vámonos ahora - La moví del hombro y al fin despertó.

- Está bien - Se talló los ojos.

Me bajé del ring para tomar la mochila de Lisa y acercarlé su ropa, fue cuando me di cuenta que como Lisa estaba medio dormida aún y dió un paso en falso, lo cual casi la hace caer al suelo, pero yo fui más rápida y la alcancé, tomándola entre mis brazos para que no cayera.

Fue en ese momento en el que Lisa me miró con sus ojos grandes y lindos, sentí como su cuerpo se estremeció y se puso caliente, al igual que sus mejillas. Sentí mi cuerpo igual también.

Bajé mi vista hacia sus carnosos y lindos labios, los cuales estaban entreabiertos, listos para ser besados, mi cordura se fue en ese momento.

Pero cuando al fin reaccioné, solté a Lisa y la dejé en una posición segura, fuera de mis brazos.

- Amm... - Rasqué mi nuca con nerviosismo - Cámbiate, te espero a fuera - Le dije, tomé mi mochila y salí de la bodega.

Abrí la puerta para salir, cerré la puerta y me recargué en ella, sintiendo mi corazón latir con fuerza, como si fuera a salirse.

¿Por qué Lalisa me hace sentir así?.

Tomé un cigarrillo de mi bolsa y comencé a fumarlo, en momentos así, un cigarrillo lo controla todo.

Pasaron los minutos y yo me recargué en la pared, esperando a que Lisa saliera y así lo hizo.

- Listo - Me dijo.

- Bien - Quité el cigarrillo de mi boca y lo tiré al suelo para después pisarlo.

Saqué las llaves de mi bolsa y cerré la puerta de la bodega.

- ¿Nos vamos? - Le pregunté y ella solo asintió.

Empezamos a caminar, Lisa pateaba las piedras que se encontraba en su camino, así fue todo el tramo hasta llegar a mi casa, la cual estaba cerca de la bodega, solo nos tomó unos 10 minutos llegar.

Se llegó la hora de despedirnos, ninguna habló de lo que sucedió en la bodega, no tuvimos el valor de hacerlo, así que Lisa solo se quedó en mi puerta hasta que me vio entrar a mi casa y cuando la cerré, pude oír como sus pasos se alejaban y sentí como mi corazón se detuvo y en un impulso, abrí la puerta de nuevo, viendo como Lisa se volteó confundida.

Corrí hacia ella y me detuve muy cerca de su cara.

- Jennie, ¿Se te olvidó algo? - Me preguntó confundida.

- Si, en realidad se me olvidó darte algo - Dije nerviosa.

- Amm, ¿Y que es? - Me preguntó.

- Esto - Tomé sus mejillas y la acerqué a mi, dándole un beso.

Lisa abrió los ojos como platos pero después los cerró, disfrutando del beso, el cual solo fue corto, uns unión de labios que las dos disfrutamos.
Me separé de ella, y aún tenía los ojos cerrados, esperando más, pero no le di el gusto.

- Nos vemos mañana Lili, buenas noches - Me despedí con una sonrisa y me fue corriendo de nuevo a mi casa, ví como Lisa se quedó estética, tocando sus labios, procesando lo que acababa de pasar.

Cerré la puerta de mi casa y me recargué en ella, sintiendo una felicidad enorme en todo mi cuerpo, sintiendo una sensación cálida en él.


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