El dolor de cabeza me estaba taladrando el cerebro, no podía más con él. Abrí los ojos poco a poco encontrándome con el techo de mi habitación, el cual seguía teniendo esas estrellas que papá colocó cuando tenía 3 años.

De inmediato cuando desperté, vinieron a mí esos recuerdos de la noche anterior y me levanté asustada. Tomé mi teléfono de la mesa de noche y marqué el número de Rosé, supongo que ella fue la que me encontró y me trajo a casa.

Un timbre, dos timbres y responde.

- ¿Hola? - Dice una adormilada Rosé del otro lado de la línea.

- Rosie, ¿Dónde me encontraste anoche? - Pregunté desesperada.

- Hola, buenos días, yo estoy bien gracias ¿Y tú? - Bromeó.

- Rosie, por favor, es importante - Contesté.

- Bien, te encontré en un cementerio, ¿Puedes creerlo?, ¿En serio estabas tan borracha como para meterte en ese lugar?, ¡Que horror!. El cuidador nos dijo que te vio entrar y dejaste tu bolsa tirada en la calle, no fue difícil dar contigo - Me explicó.

- Y... ¿No había sangre o el cuerpo de alguien en el cementerio? - Pregunté extrañada.

- ¡Dios, no!, No había nada de eso, no que yo sepa, ¿Por qué? - La voz de intriga y desconcierto sonaba en mi teléfono.

- No por nada, gracias Rosie, te llamo después - Colgué el teléfono y me senté en mi cama.

- entonces lo soñé, ¿O lo imaginé? - Me pregunté a mi misma.

Fue tan real lo que ví, que definitivamente no puedo explicarlo.
Jamás en la vida me había puesto tan borracha y puede que lo haya imaginado debido a tanto alcohol, pero... Sigue pareciendo tan real ese escenario.

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Llegué a la preparatoria y no había nada, nada que indicara que Lalisa estaba muerta. Todo parecía haber sido un sueño loco mío, pero mi pregunta seguía siendo la misma... ¿Por qué soñé con Lalisa?.

No lo sabía, pero lo que sí sabía, era que iba a averigüar todo, no importa sí me equivoco o no, yo quiero saber si Lalisa está muerta o no.

Entré a mi salón de clase como siempre, todos jugaban, se lanzaban bolas de papel, se pintaban las uñas y hablaban de cosas tontas. Giré mi cabeza para ver el lugar de Lalisa y este estaba... Vacío.

Eso probaba que yo no estaba loca y que lo que ví en ese cementerio fue real, totalmente y absolutamente verdad. Lalisa murió, se disparó en la garganta.

Lalisa jamás faltaba a clases, ella siempre estaba ahí, al menos las veces que la ví siempre estaba en su pupitre, dibujando cosas en la madera de este o solamente con sus audífonos ignorando totalmente lo que decían los profesores.

Pero sí de verdad murió, ¿por qué nadie habla de ello?, ¿Por qué todos siguen con sus vidas?. Esto no podía seguir así.

En otro lado de la ciudad...

Son las 12:45 a.m. del 04 de marzo, el cadáver lleva aproximadamente 1 día sin vida. Causa de muerte: un disparo en la garganta que perforó el cerebro y causó derrame cerebral. Muerte inmediata.

12:46 a.m. comenzaré la descarga eléctrica con 780 voltios.

Primer intento: fallido.

De acuerdo, una vez más, 800 voltios.

Segundo intento: fallido.

Una vez más Lili, resiste. 900 voltios.

Tercer intento: fallido.

La decepción del señor Manoban era evidente, había dedicado toda su vida a los experimentos con electricidad, y estaba seguro que esto funcionaría, no quería perder a la única hija que le quedaba, no se lo permitiría.

Tres intentos fallidos, hora: 12:55 a.m.
Intentaremos con el proyecto X. Una máquina que es capaz de lanzar rayos electromagnéticos y causar ondas que llegan al cerebro o a la parte afectada del cerebro y, hacer que sus células se regeneren e incluso... Lleguen más fuertes que antes.

Cargando datos... Carga lista.

Muy bien, empecemos.

Las cámaras de seguridad estaban captando algo nunca antes visto, el cuerpo de la señorita Lalisa siendo atacado por rayos radioactivos y temblando debido a la energía.

Una escena simplemente horrorosa para algunos, fascinante para otros.

Carga al máximo.

- Vamos Lalisa, tu puedes - Susurró el señor Manoban.

La máquina Allen está sobrecargada, apaguela ahora.

Un momento de tensión para el señor Manoban, pues hacía esto sin ayuda y la máquina estaba sobrecargada, quería apagarla, pero sus ganas de que su hija se quedara con el, ganaron... No hizo caso a los límites.

Allen era el proyecto X, en el que el profesor Manoban trabajó toda su vida. 16 años para ser exactos. 16 años de investigación y solo había llegado a la teoría, jamás hizo experimentos, su hija era el primero y la fé del señor, era más grande que cualquier investigación.

La maquina comenzó a sacar humo, era momento de apagarla o pasaría una tragedia, una más grande que tener el cadáver de su hija en una fría plancha de metal. Esa máquina podría acabar también con la vida del señor Manoban si explotaba.

- Dos minutos más, es todo lo que necesito - Susurró entre lágrimas.

Misión fallida. Sin signos vitales.

La máquina terminó la oración y la mirada de decepción del señor Manoban fue notoria, apagó la máquina y se acercó al cuerpo de su hija, el cual aún seguía sin vida.

- Lo siento hija - Susurró - No pude salvarte a tí tampoco - Comenzó a llorar.

Recostó su cabeza en el pecho de su hija y escuchó un latido, que después se convirtió en dos, en tres y en cientos de latidos por minuto.

Misión exitosa. Señal de signos vitales.

El señor Manoban levantó la cabeza y vio a su hija abrir los ojos, la herida de la bala en su garganta ya no estaba y ese color de piel pálido, combinado con las puntas de sus dedos y labios morados, desaparecieron. Lalisa había vuelto a la vida.

- ¿Lalisa? - Preguntó su padre .

- ¿Padre? - Dijo ella mirándolo, divisando su alrededor poco a poco.

- E-Estás viva - Dijo en tono de evidente felicidad.

- N-No, yo debería de estar muerta... M-Me disparé - Su voz sonaba confundida.

- Hija, tranquila - El profesor Manoban notó que su hija de estaba alterando - Yo te traje aquí, no podía soportar que tú también te fueras - Comenzó a retroceder, pues Lalisa se acercaba a él con una mirada de odio.

- ¿Qué hiciste? - Balbuceó - Yo no quiero estar aquí, por eso me disparé, por eso me suicidé, ¡¿Qué parte no entendiste?! - Gritó y sin tocar a su padre, lo lanzó hasta que chocara con una pared.

- H-Hija, por favor, entiende... No podía dejarte morir, no a tí, eres lo único que me queda - Lloró.

Lalisa se acercó a él y sin tocarlo, comenzó a asfixiarlo.

- Hiciste algo que no debiste hacer padre - Dijo entre dientes - Me siento diferente, actúo diferente, hago cosas que no hacía antes... ¿Qué me haz hecho? - Preguntó molesta.

- A-Algo s-salió mal Lisa, l-la máquina falló y... Te convirtió en esto - Habló el profesor Manoban, casi sin poder hacerlo, ya que su hija lo estaba asfixiando.

- Tu... Me convertiste en un mounstro - Sollozó.

- Hija, por favor, perdí a Zack y a tu madre, no podía soportar perderte a tí también - Lloró el pobre hombre - No pude s-salvarlos a e-ellos, pero a tí si - Decía casi sin aire, estaba de un color rojo debido a la falta de oxígeno.

Lisa dejó de asfixiarlo y lo tumbó al suelo, pensando en lo que había hecho.

- Llévame a casa - Dijo sin más, retirándose de aquel laboratorio.