2
Espejito, espejito.
—Espejito, espejito, dime una cosa: ¿Quién de todas es la más hermosa? —Preguntó Reina frente al espejo de su habitación.
—Reina —Respondió el espejo—, es innegable tu belleza.
Reina sonrió con suficiencia.
»Sin embargo, hay otra chica que te supera.
Su sonrisa se borró al instante.
—¿Quién es? Dime su nombre.
—La más bella de todas se llama Nieves Blanco.
La declaración le cayó como un balde de agua fría. No podía creer que Nieves teniendo tan solo quince años de edad, fuera más bella que ella.
—Reina, ya llegué —Nieves había vuelto de la escuela.
Reina bajó al patio a encontrarse con su hijastra.
—Que bueno que llegaste. Alguien vendrá a visitarme hoy y quiero que limpies el patio, puedes sacra El agua del pozo.
Nieves asintió y después de subir a su habitación y dejar sus cosas se fue al patio. Ya estaba acostumbrada a hacer las tareas del hogar y para no aburrirse cantaba en el proceso. Su melodiosa voz comenzó a entonar las notas de Stone cold.
Rastrilló las hojas de la grama , limpió las orillas del pozo y estaba por retirar la espuma del suelo. Se acercó al pozo y con un poco de esfuerzo sacó agua sin dejar de cantar la canción.
Caminó un poco, aventó el agua y...
—¡Ah! Está fría.
—¿Florian? ¿Qué haces aquí?
—Estoy bien, gracias, solo tengo un poco de frío.
—Oh, lo siento.
Nieves tomó una manta que reposaba sobre una de las sillas del pequeño juego de jardín. Reina tomaba el té allí todas las tardes.
Florian puso la manta sobre sus hombros y empezó a frotarse los brazos en busca de calor.
—¿Qué haces aquí? —Volvió a interrogar Nieves.
—Mi papá vino a visitar a Reina. Estábamos en la sala, pero te escuché cantando y quise venir a ver. No sabía que se trataba de ti.
—Por favor, no le digas a Reina de esto —Pidió Nieves.
Florian rió.
—No le diré, pero estoy seguro de que se dará cuenta cuando vea que estoy mojado. Te puedo ayudar con esto.
—¿Con qué?
Ella se había quedado embelesada con el sonido de su risa y al escucharlo hablar salió de su ensimismamiento.
—Con esto —Dijo señalando el patio.
Un poco de ayuda no le vendría mal ¿O sí?
—Puedes ayudarme sacando agua del pozo.
Florian se acercó al pozo y empezó a hacer lo que Nieves le pedía.
—¿Eres hija de Reina?
—Soy su hijastra.
Él vertía el agua en el piso mientras Nieves lo cepillaba.
—Con razón no te pareces en nada a ella. Reina es hermosa, pero tu belleza es más... —La observó con detenimiento.
Su tez clara, sus mejillas rosadas, sus labios rojos y su corto cabello negro.
»Inocente —Concluyó entonces él.
—Linda forma de decir que parezco una niña.
Ella no se veía muy feliz con la comparación.
—Me gustan las niñas.
—Sí, eso mismo me dijo el pedófilo que vive debajo del elevado.
—No te debo llevar ni dos años, Nevada.
—Es Nieves —Corrigió.
—Lo sé —Respondió con una sonrisa ladeada.
—Tengo quince —Informó ella.
—Yo dieciséis.
—¡Florian! Te estábamos buscando —Dijo Reina haciendo acto de presencia en el patio—. ¿Qué haces con la sirvienta? Ya tu padre se va.
Florian asintió.
—Fue un placer conocerte, Reina. Te veo luego, Nevada.
Nieves se despidió de él con una sonrisa.
—Vete a tu habitación, Nieves —Ordenó Reina cuando Florian y se padre se hubieron ido.
—Aún no termino con...
—A tu cuarto dije —Alzó su voz.
Nieves obedeció como siempre lo hacía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro