Capitulo VI
El joven capitán de ausente tripulación huyó dejando solo a Buggy frente a Mihawk.
—¡Vista! Padre nos ha ordenado que nos aseguremos de que el hermano menor de Ace salga vivo de aquí —la voz de Marco llega desde unos metros de distancia, Mihawk siguió intentando atacar a Luffy luego de que Buggy sea atacado por una bomba propia. Cuando el espadachín estuvo cerca de atacar al joven, es interceptado por el capitán de la quinta división. La sonrisa y ansias del tripulante de Shirohige aumentaron al estar nuevamente frente a ese gran oponente.
Luffy aterrizó de bruces contra el suelo evitando el ataque, se dio la vuelta viendo como los otros dos hombre empezaban a luchar con sus espadas. Sin darle más vueltas al asunto se levanta por completo y sale corriendo a la misma dirección que ha intentado llegar desde que arribó en el lugar.
"No es por habilidad o alguna clase de truco..."
Mientras intercambiaban estocadas los dos espadachines, los aliados de Luffy lo animaban a que siguiera adelante, eran todo tipos de personas. Todos unos personajes dentro del mundo y que seguramente quedarían en los libros de historia en un futuro.
"Va convirtiendo a todos que encuentran es sus aliados."
Muy a lo lejos y por el rabillo del ojo pudo encontrar la imagen de una tripulación reuniéndose con su capitán. Sus presencias no ignoradas imponían sobre el suelo de la guerra, recién llegaban y ya estaban causando problemas y sin contar que tres de ellos sin dudar se fueron contra personas de las más fuertes. Volvió su vista al frente con su oponente.
"Este chico posee el poder más terrorífico..."
Personas, muchas personas lo apoyan, no importaba su estatus, su fuerza, si se acaban de conocer, que antes fueran enemigos, su raza, nada importaba. Ahí estaban del lado del joven aprendiz del mar. Su flaco cuerpo cargaba con la confianza de muchas personas. Y ahí seguía corriendo en dirección a su objetivo.
"... que existe en todo el océano."
El pensamiento de Mihawk quedó en la historia sin saber cuán verídico serían esas palabras.
. . .
Los mugiwaras finalmente se reunieron, ignoraban a medias las batallas a su alrededor y evitaban a quienes les atacaban, sus metas eran claras, de ser todo esto real, seguirían a su capitán sin importar el qué o el cómo.
Robin estaba siendo atendida por un preocupado Chopper mientras los demás seguían llegando, Zoro no le dio importancia a su herida a pesar de verse profunda, sabía que al final el doctor le obligaría a reposar, pero mientras no se entere no es ilegal.
Ya estando todos reunidos se mantuvieron en silencio esperando a que alguien tomara el inicio de la conversación. En un principio esperaban unas palabras de parte de Luffy, pero se dieron cuenta al instante que este no era su momento. Así que el único que estuvo en la primera guerra a parte de Luffy habló.
—Viendo la batalla y el estado de Shirohige, los Pacifistas llegarán en cualquier momento. Hay que estar preparados, van a acorralar a los piratas desde la playa. De ahí empezarán las desconfianzas hacia Shirohige de parte de sus aliados y luego vendrá la traición de uno de ellos, desde ese punto Shirohige ya no se quedará quieto y atacará.
—Entonces, tenemos que evitar que los Pacifistas nos acorralen primero, ¿no?
—Yo SUUUUPERRR me ofrezco a pararles —El rostro de Franky mostraba un deseo puro de querer mostrar sus armas contra las de la marina.
—Te lo dejamos en tus manos entonces. Yo iré a hablar y advertirle a Shirohige sobre la traición y lo que vendrá después. Es inútil intentar hablar con el Luffy de este tiempo, él no nos escuchará por estar al pendiente de Ace —Fue un movimiento arriesgado el mencionar el nombre, pero es lo que tenían que hacer. Están aquí de nuevo y esta vez podrán cambiar el rumbo de la historia. No pueden detenerse a pensar en sentimentalismos en ese momento por más que pueda doler. Pero fue inevitable, todos sintieron una punzada en el corazón y el remordimiento los empezó a carcomer.
Zoro apretó sus puños alrededor de la empuñadura de sus espadas. Se suponía que él era considerado el vice-capitán de la tripulación y aún así no pudo hacer nada cuando separaron a la tripulación en Archipiélago Sabaody. Se suponía que él debió de estar presente en ese momento para su capitán, apoyarlo sin ninguna duda. Se suponía, se suponía, se suponía. Se suponía, pero no estuvo.
Nami se mantuvo en completo silencio, no sonreía, su flequillo ocultó sus ojos. Su rol era guiar a su capitán hacia el rumbo que él quisiese. Tuvo que haberse quedado con él. Tuvo que haberle hecho caso en cuanto dijo se huyeran y no pelearan. Tuvo que haber estado con él en ese momento tan crítico. Tuvo, tuvo, tuvo. Tuvo, pero no hizo.
Usopp miraba hacia el frente sin querer ver a su capitán directamente, todo de él iba dirigido a él, pero sus ojos, las supuestas ventanas del alma, no se atrevieron a verlo. Cuando despertó en una isla sin su tripulación quiso volver donde ellos rápidamente. Quiso estar junto a su capitán en cuanto se enteró de la muerte de su hermano. Quiso apoyarlo. Quiso, quiso, quiso. Quiso, pero no pudo.
Sanji prendió un nuevo cigarrillo y lo dirigió hacia su boca y le dio una gran calada llenando sus pulmones, antes de alejarlo de su boca, tensó sus mandíbulas y como consecuencia mordió el cigarrillo. Esperó que en cuanto se separaron, que volverían a estar juntos nuevamente en poco tiempo. Al enterarse de la noticia de la guerra, esperó poder estar junto a él. Esperó poder llegar a tiempo y apoyarlo. Esperó, esperó, esperó. Esperó, pero no pasó.
Chopper vio directamente hacia la dirección de su capitán, se guardó todas las ganas de llorar y en cambio se quedó con un semblante serio. Como doctor de la tripulación, tenía que estar en todo momento por cualquier emergencia. Tenía el deber de velar por la seguridad de todos, ya sea por problemas físicos, emocionales o mentales. Tenía que estar junto a él en ese momento. Tenía, tenía, tenía. Tenía, pero no estuvo.
Robin intentaba quedarse en calma para ser de apoyo tranquilizador de ese momento, como siempre. Ellos estuvieron para ella en todo momento, sabía que tenía que devolverles el favor, así que cumplía su rol como investigadora para ayudarles en cualquier momento necesario. No era una obligación, pero sabía que no tenía que hacerlos explícitamente por ellos, si no que por ella misma. Sabía que tuvo que estar ahí en ese momento para él. Sabía que no la había pasado bien. Sabía, sabía, sabía. Sabía, pero no pudo hacer nada.
Franky mantenía su ceño totalmente fruncido, no quería hacer ningún movimiento brusco, así que intentaba quedarse quieto. Él hacía inventos que ayudaban en la aventura de su capitán para llegar a la meta. Hacía que el ánimo de varios subieran con sus inventos nuevos por la emoción que causaba. Hacía lo que podía. Hizo lo posible para volver con ellos y ayudarle. Hacía, hacía, hacía. Hacía, pero no ayudó.
Brook alegraba a todos tocando música, pero ese momento no era adecuado. Si pudiera, no estaría sonriendo, pero su condición de calavera no le permitía cambiar tanto su expresión. Tocó melodías que alegraron a muchos de sus fans. En el fondo, tocó notas tristes. No se contuvo y tocó desesperado al enterarse de las noticias de la guerra. Tocó hasta el cansancio. Tocó por y para él. Tocó, tocó, tocó. Tocó, pero no le llegó.
Jinbe se quedó con su semblante serio. Él sabía que estuvo presente, pudo haber hecho algo en esos tiempos. Pudo haber evitado que se llevaran al hermano, haber luchado en la celda antes de que toda la guerra se desatara. Pudo haber luchado con más fuerzas en la guerra. Pudo haber evitado que lo mataran. Pudo haber ayudado más en la recuperación de su actual capitán para que no haya sufrido tanto. Pudo, pudo, pudo. Pudo, pero no fue posible.
Luffy se mantuvo inquietantemente en silencio y sin mirar hacia una dirección en concreto. Se suponía que él estuvo en la guerra, tuvo que haber hecho algo más por su hermano, quiso ayudarlo, esperó con todas sus fuerzas que el doctor que llegó donde él lo pudiera salvar, tenía que salvarlo, en el fondo sabía que ya no había vuelta atrás, hizo todo lo posible por él, pero lo tocó con su cuerpo y este se volvía cada vez más frío a pesar de su fruta ardiente, pudo haber hecho algo más. Pero ningún esfuerzo fue suficiente.
Sin embargo.
Los Mugiwaras ahora tenían una segunda oportunidad.
—Ahora tenemos dos opciones —cuando Robin empieza a hablar todos la ven y escuchan atentamente ante el plan que seguirían.
. . .
Luffy alzó la mirada y después de todo este tiempo de negarse, el negro hizo colisión, las sangres malditas, los deseos de libertad y respuestas conectaron.
—Vamos.
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