[Final alternativo]

Meg sólo había sufrido un desmayo y Fred sólo tuvo por unos momentos la presión bastante baja, cosa que casi volvía a dejarlo en coma, con eso ya serían tres en menos de un año, cosa bastante peligrosa.

En fin, el morir se había vuelto una pesadilla recurrente en Meg, cosa que Fred intentaba hacerle superar mientras él mismo luchaba por recuperarse de aquella situación.

Y lo logró.

Dos años después, ambos podían ver a su pequeño hijo crecer sin problema alguno, aunque claro, al azabache le llegó un gran regaño cuando la albina escuchó la primera palabra de su hija.

Golden sólo pudo reírse de aquello, mientras que Freddy intentaba mantener la clama. ¿Como no, si su primera palabra había sido "jodida lampara de mierda"? Bueno, era más de una sola palabra, pero había sido lo que había dicho el niño.

—¡Feliz cumpleaños número cinco hijo!—Exclamaron Meg y Fred, riendo levemente, dándole la vista libre al pastel sobre la mesa y otros regalos en una mesa algo distante.

Fue uno de los mejores cumpleaños del menor, adoraba a su familia, aunque era pequeña, su padre era bastante cariñoso y protector, mientras que su madre era más de cariño estricto.

Al menos, ahora si podían tener una buena vida, tranquila, feliz y unida. Ya no había nada que pudiera llegar a ser un problema para ellos, habían superado la enfermedad del azabache juntos, los momentos de susto y miedo que habían pasado.

Ya nada de eso importaba, sólo el ayudar a su pequeño niño a estar feliz y sonriendo, ayudarlo a superar los obstáculos de la vida y demás.