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La albina mantenía la mirada fija en los oscuros ojos del mayor, sus mejillas pálidas no podian estar más rojas, su corazón latía rápido, más de lo que podría y le gustaría admitir. El azabache en cambio no comprendía, ¿No que esa chica de mechón rosa que siempre cubría uno de sus ojos era fría y era extremadamente dificil hablarle? O bueno, eso era lo que le habían contado.


Ignoró el que su hermano estuviera por irse junto con aquel riquillo de cabello rubio avellana en una limusina, toda su atención y todos sus sentidos estaban fijos en aquella chica que tenía entre sus brazos. La curiosidad llegó a él, ¿Como seria oírle cantar? ¿Se vería igual de hermosa con el cabello suelto?

¡Espera! ¿Estaba apresurando mucho las cosas?

A penas hoy había llegado a la escuela, ya había conocido (y coqueteado) con la mitad de la escuela, no podía simplemente quedarse con la primera chica que se quedase sin palabras y que hiciera su corazón latir... Aunque, sentia sus labios secos... ¿Como sería besarla?

Pero, lastimosamente para le azabache, el tiempo de adoración de su "musa" había finalizado, Meg volvió en si, y aunque le doliese tener que arruinar la belleza negra delante de ella tenia una reputación que mantener.

Luego de darle un golpe en la cabeza, acomodarse el uniforme y suspirar dándole una advertencia comenzó a caminar rápidamente hacía la salida de la escuela. Su corazón seguía al mil por hora, no podía creerce que a penas con unos minutos de conocer a aquel chico hubiera deseado que le besara y que le invitase a una cita... ¡Ugh!

-No... ya cálmate, esta bien que... sea guapo... y su cabello... ¡NO!-discutía consigo misma camino a su casa, jalandose el cabello con frustración y suspiró.

Necesitaba ayuda, pero... ¿De quien?

Por otro lado, Fred estaba tocándose la mejilla sentado fuera de la escuela y apoyado en una pared, esperando el autobus que lo llevaría a su casa. Ese golpe le dolía y bastante, pero no podía demostrarlo.

El orgullo no le permitia aceptar que con aquellos segundos mirando el ojo visible de la menor se había enamorado, osea, no enamorado del todo. Él no creía en esas cosas, más bien sus hormonas se alborotaron por su cuerpo, si, eso sonaba mejor, sonaba más a algo que podía decirle a sus amigos y familia.

-¿Estas bien?- una (para él) dulce pero molesta voz le llegó a los oidos, al lado suya se inclinó una rubia de ojos azules, con una trenza y liston rosa.

Rosa...

Se estaba volviendo un hermoso color, igual que aquel dorado de sus ojos...

Sin poder evitarlo un suspiro enamorado salió de sus labios, tomo el pañuelo que le ofrecia aquella chica y se levanto para ponerlo en donde le habían dado aquel golpe.

-Si, si, descuida preciosa...-dijo rápidamente, por alguna razón, no se sentía tan bien como antes el coquetear con chicas.

-Vi que mi amiga te... golpeo... ¿Seguro que todo bien?-seguía y seguía insistiendo aquella desconocida.

El azabache chasqueó la lengua por dos razones

1-¿De verdad su nuevo objetivo de conquista era tan dificil de alcanzar? Aunque, más que molestarlo, lo impulsaba más a sacar todos sus conocimientos de consquista para tenerla.

y 2, ¿De verdad alguien como ella tenía de amiga a esa rubia con aquella voz tan chillona?

Le molestaba, por no decir que sentia sus oidos doler un poco. //Recuerden que Fred NO soporta la voz de Joy// Suspiró para responder.

-Claro que estoy bien... Si no te molesta... ¿Puedes decirme como se llama?-preguntó y cambió de tema por uno que si fuera de su interés.

-Se llama Mangle, pero de cariño le decimos Meg... ¡Por cierto, soy Joy! ¿Y tu?

Maldición... deja de gritar... mis oidos sufren niña...

-Fred... si la ves... dile que no me voy a rendir- una sonrisa apareció nuevamente en su rostro, no sólo por pensar en la expresion de aquella chica cuando escuchara su mensaje, sino porque su autobus había llegado.

Antes de responder algo que dijese la rubia subio rápidamente, pagó su pasaje y se fue a casa, suspirando con alivio mientras comenzaba a pensar en algunas cosas que deberia averiguar antes de siquiera acercarse de tal forma a ella nuevamente.

Al parecer se habia sentido atraida por sus ojos y cabello, miró su reflejo en la ventana, él los veía normal.

¿Que podría ser, entonces?


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