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SIETE


Capítulo siete: A veces es difícil comprender a las personas.


Lo peor de tener una escayola en la pierna no es la incomodidad que puedo llegar a sentir o no poder caminar  bien, sino que todos quieren escribir en ella, primero fue Vanessa; segundo mi tía; tercero Drew, amigo y vecino; y ahora Hannah quien se dedica a dibujar algo, mientras Vanessa me hace un peinado. 

No sé quien les dijo a ambas que sabían dibujar o peinar,  las dos eran una mierda en ello.   

— ¿Hannah, falta mucho?— Pregunto.

Estaba cansada por estar tanto tiempo sentada de manera encorvada en la cama. Sentía que de seguir así, por muy suave que fuera la misma, quedaría sin nalgas y apostaba hasta que la raja del culo podría desaparecer. Sí, así de locos eran mis pensamientos.

— No Bradley, solo estoy finiquitando los últimos detalles    — Informa— , pero si dejaras de moverte ya hubiese terminado.

— Llevas rato diciendo lo mismo.— siento a Vanessa tirar de mi cabello y aunque maldigo, solo es mentalmente.

— Silencio Vanessa, me desconcentras — comenta — . Además, no veo que tu lo hayas hecho.

Las escucho discutir y quiero levantarme de mi cama y salir corriendo lejos de ambas, pero son ellas y sus discusiones o mi abuela y sus sermones; prefería la primera opción. No es que se lleven mal, pero Vanessa últimamente se trae un genio de los mil demonios ,supongo que por lo de su ruptura, y como Hannah nunca parece callarse termina por responderle y empieza Troya.

Han pasado cuatro días de lo ocurrido, sigo conservando las vendas en mi torso, y la escayola en mi pierna y aunque mi rostro ya no se encuentra hinchado sí con algunos moratones que dejaron los golpes como resultado, por ello no he podido asistir a clases o al trabajo. Además, mi abuela me había prohibido hacerlo dado que tenía miedo de que me cayera por las escaleras, y no contenta con ello también me prohibió las salidas hasta que me recuperara. Insólito.

— Terminé— comenta Vanessa y llevo mis ojos hacia el espejo para verme. Lo que dije, fue un error haberle confiado mi cabello—. No como otras.

— Pues el arte lleva tiempo, no como las mierdas de peinado que haces.

— Discúlpate conmigo por lo que has dicho.

— Jamás.

La discusión empieza nuevamente y ahora quiero lanzarlas por la ventana. Por suerte todo se calma, Vanessa se dedica a enviar mensajes — espero no sea a su ex— , y Hannah sigue dibujando hasta que veo la enorme sonrisa desplegarse en su rostro y sé que ha terminado.

— Listo. Ahora puedes ver lo que he creado con mis manos.— Pide. Hago lo que dice y posterior a ello me lanzo en la cama.

No sé cómo permití que Hannah pusiera sus manos en mi pierna, porque ahora tengo dibujado un enorme pene en ella y corría con el riesgo de que mi abuela se volviera loca con eso o le diera un infarto. Mi abuela tenía razón al decir que Hannah estaba loca.

— ¡Por Dios! — exclama Vanessa viendo el dibujo— El pene puede que tenga vellos al principio del tronco, pero en el glande ¿Es en serio?  

— Lo quise hacer más artístico. —es todo lo que responde colocando sus manos en la cintura. Cubro mis ojos con uno de mis brazos porque sé lo que vendría.

— Pues perdona pero eso no es arte, un poco más largos esos vellos y podría confundirse con barba y peluca  — declara— . A veces me da la impresión de que eres virgen.— Hannah ríe y yo igual.

— Eso es como decir que perder la virginidad no duele, falso. Prueba de ello es Brad, ella me encontró en pleno acto. — se mofa hasta de ello la puerca.

Les digo que no es nada agradable ver a una de tus amigas follando como conejo. No es lo mismo que te lo cuenten a verlo con tus propios ojos.

>> Admítelo, solo estás envidiosa por la mierda de peinado que has hecho.

— Me parece una falta de respeto tu comentario — reprende— . Yo no he llamado a tu dibujo mierda.

— Lo has pensado y lo insinuaste, es lo mismo. — asegura—. A ver Brad ¿qué prefieres, el dibujo o la mierda de peinado que llevas en tu cabeza?— No contesto.

— No entiendo cómo puedes estudiar abogacía cuando tu repertorio está lleno de la palabra mierda — muy cierto— .No te imagino en el juzgado, seguramente hasta llamarás de esa forma al juez cuando no logres ganar un caso.

— ¿Y tu qué? —  esto iba terminar mal. Conozco a Hannah y sabía que siempre era cruel con sus palabras.— Apuesto a que llorarás cuando pierdas un caso porque es lo único que haces cuando algo no sale como quieres.— Lo dicho. 

Llevo la mirada hacia Vanessa y me doy cuenta que se está conteniendo de no lanzarse sobre Hannah. Sus manos en puños y su labio inferior siendo capturado por sus dientes es prueba de ello. Si no quiero que esto termine con mis dos amigas agarrándose por los cabellos debía intervenir.

Ambas tenían razón en lo que dijeron de la otra, pero no pensaba ponerme del lado de ninguna porque me parece una tontería haber empezado a discutir por cosas sin sentido como lo hicieron. Rogaba porque escogieran diferentes ramas del derecho porque con lo competitivas que eran, de tocarles el mismo caso, éste podría durar una eternidad para que el juez diera el veredicto. 

— No elijo ni el dibujo ni el peinado— digo levantándome de mi cama y tomando las muletas, que se encargó mi tía de conseguir para que se me hiciera más cómodo caminar, y salgo de mi habitación con ellas refunfuñando detrás de mi por la respuesta dada — . Es una mierda de dibujo y de peinado— concluyo con el tema— . Ahora, vayamos a alguna parte antes de que este encierro me vuelva loca.

— Pero tu abuela ha dicho que no salgas de casa.

— Lo sé Vanessa, pero para eso estás tu y Hannah.

Esta última entiende mi señal cuando bajamos las escaleras con mucho cuidado de hacer el menor ruido posible con las muletas y va a hablar con mi abuela quien se encuentra en la sala bordando algo. No entiendo muy bien lo que le dice pero mi abuela niega una y otra vez, quizá debí enviar a Vanessa en vez de Hannah pero ya no había que hacer. Tenemos suerte de salir de  casa sin ser descubiertas y ahora tenemos que esperar que Hannah salga para irnos.

La señora Ebba, madre de Vanessa, la llama y ella va. Estoy empezando a creer que es una estatua pegada a la puerta ya que siempre se encuentra ahí. Las veo discutir, seguramente le está diciendo a su hija que no hable conmigo porque soy una mala influencia. 

Nunca he comprendido porqué me odia tanto. He tenido mis peleas con ella cada que me dice que me aleje de su hija. En este mundo hay madres que se sienten con el derecho de decirle qué hacer a sus hijos porque creen ser dueños de su vida, Ebba es una de ellas

— ¿Qué ha dicho tu madre ahora?— pregunto al verla llegar a donde estoy.

— Lo mismo de siempre — suspira pesadamente— . De verdad que no la soporto

Llegaba a comprenderla. Mi abuela, aunque no me prohibía con quien relacionarme, a veces se creía con el derecho de meterse en mis asuntos haciendo que me cruce la idea de irme de casa y empezar a vivir por mi cuenta muy lejos de ella. Si hasta ahora no lo he hecho es porque no tengo el dinero suficiente para alquilar algo y para qué mentirles, porque quiero ver a Sean el mayor tiempo posible, así fuera para mostrarle mi dedo medio porque a la final al lado de ese dedo él terminaría poniendo un anillo.

— Hannah ha tardado demasiado.— comento.

— Pues veamos que se encuentra haciendo nuestra querida amiga.— anima, empezando a caminar hacia la ventana y yo hago lo mismo.

Me doy un golpe en la frente con una de mis manos al verla bordando con mi abuela, ese en ningún momento fue el plan. A veces no sé qué pasa por la cabeza de Hannah para hacer lo que hace, pero estoy segura que algún problema tiene que haber en ella. Como sintiendo nuestras miradas sus ojos caen en nosotros, le dice algo a mi abuela que la hace reír y se levanta saliendo del lugar y llegando a nosotras.

— Envejecí esperándote.

— No empieces Vanessa.

Subimos a su auto, si es que puede llamarse siquiera así al escarabajo todo destartalado que posee, la pintura estaba cayéndose y solo la puerta del copiloto servía, para mi buena suerte, así que ellas tuvieron que entrar por las ventanas. En resumen, mejor están los autos de un deshuesadero que éste. Por lo menos es capaz de llevarnos a nuestro destino.

— Nunca he entendido como teniendo tanto dinero puedes conducir una chatarra como ésta— señala Vanessa.

Hannah empieza a conducir luego de unos segundos en que el dichoso carro no lograba encender.

—  Ya saben que perteneció a mi abuelo — asentimos aunque ella no pueda vernos ya que se encuentra con los ojos puestos en el camino— . Puedo ser loca, impulsiva, imprudente, algunas veces insensible al punto que muchos crean que no tengo corazón, solo es cuestión de ponerme una mano en el pecho para darse cuenta que ahí se encuentra uno que late con mucha fuerza. Claro, también pueden agarrarme una teta — Reímos. Hannah no sería Hannah sin los chistes malos que hace. — Pero ante todo aprecio lo que me dan y este auto es algo con mucho valor.

— Puede que sea un regalo importante, pero creo que tu abuelo dónde quiera que se encuentre no ha de querer que su pequeña maneje algo que puede llegar a contribuir a darle fin a su vida — argumento— . Admitamos que este carro está en pésimas condiciones y en cualquier momento empieza a fallar en los sitios menos esperados. Ya han pasado cinco años desde que tu abuelo te lo dio, ya hiciste tu parte de cuidarlo.

Por lo que ella misma se ha encargado de contarme era muy unida al señor Arthur, su abuelo, quien era de esas personas aventureras que salía de su casa a recorrer mundo y encontrar nuevas experiencias que lo hicieran sentir vivo, pero en una salida hace ya cuatro años se despidió y nunca más se ha vuelto a saber de él. Su cuerpo aún no se ha encontrado, lo buscaron por años y aún lo siguen haciendo por eso de a poco van perdiendo las esperanzas, aunque sé que muy en el fondo Hannah cree que sigue con vida y si no ha vuelto es porque algo se lo impide.  

— Eso es lo que siempre me repiten mis padres y sé que en cualquier momento terminará fallando, aún así pienso conservarlo aunque sea un poco más — indica—. También sé que lo que hace grande a una persona es saber admitir cuando se equivoca y yo admito que me he equivocado el día de hoy. — lleva sus ojos hacia Vanessa, quien se encuentra en los asientos traseros con las muletas que me encargué de depositar en sus piernas.— De verdad lo siento Vane, pero es que estabas insoportable. No podía hablar porque ya tu estabas contradiciéndome. Sé que estás pasando un mal momento, pero esa no es culpa nuestra.

— También lo siento — Ambas se sonríen y Hannah vuelve sus ojos a la carretera— . Por cierto, debo confesar que sí es una mierda de dibujo ese que hiciste en la pierna de Brad.— Hannah ríe.

—   Lo sé. La verdad es que traté de hacer un edificio porque sé que a Brad le fascina toda esa cosa de dibujar casas, edificios, mansiones, en fin, todo lo que conlleva a dónde posiblemente vivirá una familia— declara sin vernos—. No quise hacerlo como el típico edificio al que estamos acostumbrados a ver con el final plano, por eso quise agregarle la forma de esos palacios asiáticos. Pero claro, como no sé dibujar, en vez de puntiagudos, los bordes quedaron algo redondeados dándole todo el aspecto de un pene, mi creatividad despertó y pues, ahora tienes lo que traes en la pierna— niego divertida— . Espero que Baley no se vuelva loca.

Oh, por supuesto que mi abuela se volvería loca, pero estaba tan feliz porque todo estaba bien entre nosotras que ahora importaba poco la reacción de mi abuela. 

Nunca he llegado a discutir con Hannah, creo que se debe a que nuestras personalidades se asemejaban un poco; el caso con Vanessa era diferente, nuestras personalidades chocaban y eso conllevaba a que algunas veces, muchas en realidad, no logremos ponernos de acuerdo en algo y terminábamos un poco distanciadas, pero esa distancia se iba cuando nos disculpábamos. A veces hay que dejar el orgullo de lado por esa persona que quieres.

— ¿Saben cuánto las quiero?— Pregunto. Ellas niegan divertida porque no era de decir palabras de afecto tan abiertamente — No diré que sería capaz de dar la vida por ustedes porque no puedo dejar a Sean viudo, lo siento por ello chicas. — ríen—Pero siempre contarán conmigo para lo que sea, incluso si tenemos que matar a alguien; prometo cuidar de sus hijos cuando los tengan aun cuando no me gusten mucho los niños; seré su pañuelo de lágrimas cuando algo falle en sus vidas, en fin para todo. Así que la respuesta correcta sería que las quiero mucho, tanto que no puedo llegar a calcularlo.

— Eres algo linda de ver cuando te pones en modo perra sentimental — declara Hannah— . Algunas veces hasta he creído que, al igual que yo, no tienes corazón. 

—  Pues como tu misma dijiste, solo hay que tocar mi pecho y escucharás sus latidos.  — me defiendo.

— A ver— deposita una de sus manos en mi pecho, pero en vez de sentir se encarga de agarrarme el seno — . Lo dicho, también te pueden agarrar un seno. Además, ¿para qué sentir un corazón cuando puedo agarrar una teta?

 — Definitivamente estás loca.—  dice Vanessa riendo.—  Aún así, yo también las quiero.

 — No esperen que diga esas palabras. Ya saben, soy alérgica a decir palabras de afecto, pero saben que lo hago  — habla Hannah y sonreímos para ella—  y a todas estas, ¿a dónde mierdas iremos?

— Cualquier parte estaría bien — digo— . Solo quiero tomar un respiro.

Seguimos conversando hasta que estacionamos frente al edificio de Hannah. Es enorme y uno de los más modernos de todo el país; no me veía viviendo en lugares tan costosos como estos ,principalmente porque no tengo como pagar su alquiler. 

El camino es realmente corto dado que vive en el quinto piso y no tuvimos que esperar mucho para que el ascensor llegara; no me pasa desapercibido la forma apreciativa en que un chico, a quien le calculo por lo menos diecisiete años de edad, mira a Hannah. Pobre, si supiera que a ella no le van los chicos menores que ella dejaría esa fantasía que ha de tener.

Entrar al piso de Hannah hasta logra hacerme doler los ojos. Todas las paredes son rosas pastel ,como si hubiera sido vomitado por un unicornio, y eso me desesperaba un poco, agradecía por lo menos que el piso sea blanco y negro porque creo que hasta puedo llegar a volverme loca. Es realmente espacioso, posee dos habitaciones realmente grandes con baños incluidos, la sala es una de las más grandes que he visto, un baño para visitantes y una cocina. Tenía todo para vivir cómodamente. 

Pensar que pude haber vivido aquí porque Hannah me lo había ofrecido hace dos meses atrás, pero tuve que declinar su oferta porque no tenía cómo pagar y yo no quería estar viviendo a cuestas de alguien más, también porque, como lo dije, no quería dejar de ver a Sean.

— Siento que el rosa pastel no va con tu personalidad— le digo cuando llego a la cocina, ella se dispone a sacar palomitas de maíz de la alacena, mientras Vanessa se encarga de picar algunas frutas que ha sacado de la nevera  —. Te veo como alguien fuerte, y pues el rosa no es mucho de ello — sirvo agua en un vaso y me la tomo toda de golpe, como si hubiese ido al bosque y hubiera llegado deshidratada — Tal vez tienes complejo de princesa.

—  No soy una princesa— dice dándome la espalda y enviando las palomitas al fondo del microondas que empieza a hacer su función —porque de serlo, como dice Mica ¿dónde mierdas está mi corona?— río, sentándome en una de las sillas altas de la isla.

Micaela, Mica para lo amigos, era una loca obsesionada con el sentido de justicia que no se creía superior a alguien por el hecho de venir de una familia rica. Lograba romper con los estereotipos de que para ser popular se debe ser hermosa y con un excelente cuerpo, ella no era nada de esto y aún así gozaba de gran popularidad, no debido al dinero que ha de tener en su cuenta bancaria sino por su forma de ser. 

Era un poco baja y aunque no tenía un mal cuerpo, con los pantalones de bombachos, las enormes sudaderas, y los zapatos deportivos que estaba acostumbrada a vestir no lograba verse muy femenina, pero la chica era un poco hermosa con sus facciones delicadas, unos hermosos ojos verdes demasiado expresivos e inclusive con la maraña de cabellos rubios que parece nunca peinar. 

Solo he hablado con ella una dos veces ya que estudiábamos en la misma facultad y veíamos una materia juntas, pero solo eso, no eramos grandes amigas.

— Estoy segura que Mica no dice la palabra mierda— habla Vanessa enfocada en su tarea de pelar las frutas — . Esa ya fue obra tuya.

— Bueno, igualmente se entendió lo que quise decir.— es lo que dice.

El timbre suena y como ambas se encuentran en algo, voy a ver de quién se trata dejando las muletas apoyadas en la isla y dando saltos que al parecer me hacen ver graciosa ya que Hannah ríe. 

Me encuentro con la mirada inquisitiva del hermano de Hannah apenas abro la puerta —parece asombrado hasta de verme—, y una rubia quien todo lo que hace es darme una sonrisa que no devuelvo porque no era hipócrita y no conocía a la chica como para ser cordial con ella, no me nacía.

Pero yo que había sido bendecida en apariencia  no me costaba admitir que la rubia frente a mi era demasiado hermosa y que en cierto punto se asemejaba un poco a mi, con su cabello rubio , realmente alta, ojos tan azules que parecía el cielo, un cuerpo muy bien proporcionado y facciones muy bien marcadas. 

Si fuera hombre me enamoraría de ella, pero como no lo soy dejo mis locos pensamientos guardados en una parte de mi recóndita memoria y los invito a pasar.

La rubia no espera ni un segundo cuando se va corriendo y abraza a Hannah, lo que hace que mi amiga la aleje rápidamente y se concentre en su hermano que solo está observándome con ambas manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón. No le presto la mayor importancia dado que una llamada de mi abuela se asoma por la pantalla de mi celular, lo apago porque sé qué me dirá y aun no tengo ganas de volver a casa;  me siento donde estaba antes viendo a Vanessa todavía pelar las frutas. Dios, que frustrante.

— Hola hermanito, se me olvidaba que vendrías — saluda— . Veo que has traído chicle.

Rio por su comentario y no sé si la chica es estúpida o lo deja pasar porque al parecer no entendió lo que quiso decir con eso, sino que ríe como si hubiera sido la cosa más graciosa del mundo, dando hasta palmadas en la espalda a Hannahy eso hace que la veamos como un ser demasiado extraño. 

Tal vez su hermano presienta que su novia está acabando con la paciencia de Hannah porque se la lleva hacia el enorme sofá blanco que se encuentra en la sala, pero no logra retenerla ni dos minutos cuando ya la chica nuevamente se encuentra acosándola con preguntas. 

No quiero escucharla, por eso camino hasta el sofá grande y me siento en el importándome poco que Evan y la rubia se encontraran sentados ahí hace momentos. No era una opción sentarme en uno de los dos sofás individuales que se encontraban a cada lado de éste porque están un poco alejados de la mesita y necesitaba colocar mi pies sobre ésta.

— En verdad que te han golpeado fuerte.— Llevo mi vista hacia él y luego hacia el enorme plasma el cual enciendo para ver algún programa.

— ¿Cómo sabes que me han golpeado?

Es increíble que con tantos canales televisivos no estén pasando algo realmente bueno que llame mi atención, porque me encontraba cambiando constantemente de canal.

— Hannah me lo contó.

— Por supuesto que tenía que ser Hannah. — es todo lo que digo.

— Hola Evan — saluda Vanessa sentándose al otro lado del chico y comiendo la ensalada de fruta que supongo se encargó de hacer.

No sabía que lo conocía. Bueno era normal que conociera al hermano de Hannah, ambas estaban en la misma facultad y andaban para arriba y para abajo ya que veían casi todas las materias juntas, mientras que yo debía de andar sola porque estudiaba en otra facultad.  

— Hola Vane.  

Los escucho hablar entre ellos en lo que yo veo un documental sobre los leones. Esto no era para nada divertido. Creo que debí quedarme bordando con mi abuela, eso era más entretenido que lo que me encontraba viendo.  

Pasan largos minutos cuando veo a Hannah llegar con un enorme bol con palomitas y mirar fijamente a su hermano que se encuentra en medio de Vanessa y de mi, seguramente para que se quite ya que ese puesto es de ella.

— Levanta tu culo.— Ordena.

El chico no hace caso y decidimos sacarlo a fuerza de golpes. Bueno, yo y Vanessa solo le damos empujones por su espalda y Hannah es quien hace el trabajo sucio dejando el bol en la mesa y poniendo en sus manos el cabello de Evan que jala fuertemente. Él grita diciendo que lo dejen y finalmente se levanta.

— Soy tu hermano mayor Hannah, tienes que respetarme.— Exige.

Se nota que está cabreado pero no dice nada y se va a la cocina donde está su novia haciendo quién sabe que y por tal motivo no se enteró de nada de lo que sucedió en la sala. No le tomamos importancia y empezamos a comer palomitas de maíz mientras vemos el documental.

— Esto es aburrido.

— Ni que lo digas Vanessa.

— Veamos una película.

— No quiero nada de romance Hannah. Una de terror estaría bien.

— Oh, tengo una de zombies que es realmente buena. — dice entusiasmada levantándose del sofá y va hacia el plasma preparando todo para verla.

— No quiero una de zombies, son demasiado lentos y aburridos. Siempre es lo mismo.

— Estoy de acuerdo con Vanessa, más rápido es un caracol enyesado que un zombie.

— Silencio mortales— vuelve a sentarse junto a nosotros luego de haber colocado la película—. Esta es asiática, de Corea del Sur para ser exactos y son realmente rápidos.

— Alerta de Spoiler.— dice Evan llegando y sentándose en uno de los sofás individuales. La rubia se sienta en el otro y no trae nada en las manos.

¿Qué mierda estaba haciendo en la cocina, entonces? Pensaba preguntárselo a Hannah, yo no me quedaría con la duda.

— ¿Qué estaba haciendo la novia de tu hermano en la cocina que tardó tanto pero no hizo por lo menos algo para comer o beber?— Hablo muy bajo para que no me escuche.

— Se estaba lavando las manos luego de ir al baño. Aquí entre nos, creo que se dio cuenta que le había entrado mierda en las uñas.— Rio, ganándome la atención de todos por segundos, ya que nuevamente vuelven la vista a la película.

— Bueno, eso puede suceder pero igualmente es asqueroso. — Hannah se encoje de hombros restándole importancia.

— Por cierto, te confesé hace tiempo que mi hermano no tiene novia. Abby es solo una amiga a quien siempre le dice que no quiere nada con ella, pero es realmente insistente y no se da por vencida.

— ¿No te agrada la chica?

— También te dije hace tiempo que lo hace, es una buena chica. Pero es insoportable ver la forma en la que se ha convertido en la sombra de mi hermano.

Hago memoria y recuerdo que me habló de dos chicles en la vida de su hermano, uno de ellos era la rubia.

— Pues a él parece no molestarle.

— Si lo hace, solo no quiere herir sus sentimientos, supongo.

No contesto nada y nos disponemos a ver la película, cosa que no es fácil teniendo en cuenta que Hannah es el tipo de persona a quien parece encantarle dar spoiler de lo que sucederá en cada escena aunque no se lo pidan.

 — Mejor come palomitas.  —   digo, metiendo un puñado de éstas en su boca y rio al ver que se le dificulta comerlas.— Como sigas narrando todo nos iremos.


***

La película ha sido extraordinaria. Excelente guión, escenografía y ademas, el protagonista— quien Hannah aseguró se llamaba Juan Camilo, cosa que no es cierta porque dudo que un coreano se llame de tal forma—  era guapo. 

Mis felicitaciones para su creador, porque a todos pareció fascinarles la historia excepto a Vanessa quien se ha encargado de demostrar su descontento una y otra vez por el final, que a mi parecer fue el más adecuado y realista para una película de este género y que me dejo llorando.

— Has roto mi corazón Hannah— sigue Vanessa—. Eso es cruel.

— Oye, fue un gran final.— se defiende.

—  No, no lo fue. Me siento defraudada, es la primera película que veo los zombies son rápidos para que me vengan a salir con un final así.

Un ruido que da por finalizada la discusión llama la atención de todos y ese es el de mis tripas pidiendo comida.

— ¿Qué?— pregunto—No me vean con esas caras, tengo hambre.

— Yo también. Evan, haz la comida.— dice Hannah y se levanta del sofá.

— Ni se te ocurra— digo señalándolo con mi dedo y veo hacia Hannah—. Probé su comida y es realmente desagradable.

— Oye, las comidas de mi hermano no son nada de lo que dices, no podrá ser un chef pero son buenas. — Vanessa se levanta y va hacia la cocina seguida de Hannah y Abby, dejándome sola con el chico que se halla sentado con sus brazos cruzados sobre su pecho.

— Aquel día estaba un poco nervioso.— comenta ganándose mi atención.

— ¿Porqué lo estarías? — Pregunto, quitando mi pierna de la mesa y acomodando mi cuerpo en el sofá acostándome boca abajo; pego mi mentón de uno de los laterales del sofá y lo veo.

— Eso ya no importa.— Responde levantándose y  arrodillándose frente a mi. Demasiado cerca para mi gusto, pero no retrocedo. — Los hombres también nos ponemos nerviosos.— El leve sonrojo que adquiere sus mejillas es lindo de ver.

— Te has sonrojado.

— Y también podemos sonrojarnos, Bradley— dice levantándose—. Tengo derecho a ello.— Sin más camina hacia la cocina

— Es rarito.— musito para mi misma.

Opto por tomar una siesta y dejarlos preparar la comida. Intento dormir mas nada que concilio el sueño, aún así tengo mis ojos cerrados esperando que en algún momento este llegue a mi pero estaba inquieta y no sabía la razón de ello. Pasan largos minutos y nada que doy con el sueño por lo que abro mis ojos y me sorprendo al ver al hermano de Hannah demasiado cerca, su rostro a pocos centímetros del mio.

 — ¡¿Qué mierda pensabas hacer?!— me levanto rápido del sofá tomando el bol de la mesa que fue lo primero que se me cruzó y pensando seriamente en estrellarlo de su cabeza, pero Hannah llegando apurada y quitándomelo me lo impide.

— ¿Pensabas matar a mi hermano?— pregunta y las otras dos chicas llegan a nosotros.

— El muy idiota quería besarme mientras dormía — afirmo y el chico no dice nada.

— ¿Eso es cierto, Evan?— pregunta la que se cree su novia. Parece triste, seguramente ahora me odiará pese a que no he hecho nada. Bueno, poco importa.

— No. Sabía que estabas despierta, solo estaba esperando a que abrieras tus ojos para hablar contigo.— entrecierro mis ojos porque no creo lo que dice.

— Vamos Brad, no es para tanto.— Habla Vanessa y decido asentir y dejarlo pasar.

Me siento nuevamente en el sofá y mis dos amigas se sientan a mi lado. Escucho como la chica llama a Evan, él va hacia ella y los pierdo de vista.

— De verdad que me está dando miedo tu hermano. — echo mi cabeza hacia atrás mirando el techo que ahora parece ser lo más interesante.

— Mi hermano no es un chico malo, es cierto que ha roto algunos corazones pero lo ha hecho inconscientemente. Además, no es de esos que vaya por la vida besando a la primera chica que se le cruce en el camino, por lo mismo veo como imposible que te fuera a besar— escucho comentar a Hannah—. Aquí entre nos, hasta creo que es virgen el pobre.

— Oye, no necesitábamos saber eso. — le doy la razón a Vanessa.

— Bien, pero creo que lo es, ¿porqué no le hacen el favor?— Negamos rotundamente— vamos, ninguna tiene novio.

— No pienso acostarme con tu hermano.— Informo — Además, por lo que me dijo cuando cuidé a Mason no lo es.— agrego.

Eso despierta la curiosidad de Hannah quien ahora trata de sacarme todo, pero se rinde al ver que no diré algo más. No era asunto mio así que no pensaba seguir hablando de algo que no me concierne. Además, no sabía más nada.


***

Escucho al involucrado de los acontecimientos de hace rato decirnos que la comida está lista y nos dirigimos hacia la isla donde todos comemos en las sillas altas, no entiendo como es que Vanessa no cuenta en su departamento con un comedor. 

Debo admitir que aunque no era la mejor comida que había probado era buena, así como también agradecía que el chico no se dignara a verme en el transcurso comiendo y solo se dedica a hablar con Abby.

Enciendo mi celular, que apague desde que salí de casa, y me doy cuenta que tengo diecisiete llamadas perdidas y mi buzón de mensajes se encuentra saturado, todo producto de la insistencia de mi abuela de saber dónde me encontraba y que volviera a casa si no quería tener problemas con ella. Por Dios, jamás pensé que a mis diecinueve años tendría que rendirle cuentas a alguien sobre lo que hago.

— Tengo que irme.— digo terminando de comer.

— Como diría mi abuela, hiciste como San Blas, ya comiste y ya te vas.— Rio por el comentario de Hannah pero decido no responderle y en vez de eso tomo mis muletas y me levanto junto a Vanessa para irnos juntas ya que vivimos en el mismo vecindario.

El camino a casa es realmente largo dado que tenemos que esperar el bus y porque este decidió quedarse sin gasolina el día de hoy, por eso son pasada de las nueve de la noche cuando nos encontramos cruzando la puertas de nuestras respectivas casas. Escucho gritos de la casa de Vanessa y sé que es su madre discutiendo nuevamente con mi amiga por llegar tarde. Esa mujer era exasperante. Mi abuela puede llegar a alterarse pero ante todo nunca pierde el glamour que no posee y empieza a gritar como desquiciada como lo hace Ebba; ella con pocas palabras logra entenderse y hasta asustar un poco.

— Tu y yo vamos a hablar seriamente, señorita.— es lo que dice Baley, mi abuela, apenas me ve. Mi tía hace una mueca graciosa con su boca que dice que nada bueno me espera. 

Mierda, esto se pondría color de hormigas. Peor, cuando Sean se encontraba al lado de ella, a mi abuela poco le importaría dejarme en vergüenza delante del chico que me gusta.

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