En la mayoría de las historias de amor siempre existe una sola versión: La de la chica buena, porque al parecer aunque todo conspire a favor de las villanas, estas no tienen cabida en ellas. Y entonces todo se centra en la buena, porque siendo quien todos dicen odiar pero terminan amando y quien se queda con el protagonista, es la única digna para contar una buena historia capaz de derretir corazones. 

Pero han de aprender algo: ya que la historia es narrada a su antojo, por supuesto hará que le tengan lástima por todo lo que a según ella sufre.

Siendo así, ¿por qué no escuchan la versión de la chica mala? Esa que todos dicen amar pero en realidad detestan, la que no es capaz de conquistar a nadie por su podrido corazón o la que aseguran no sufre porque no posee uno.

¡¿Qué pasa conmigo entonces?!

Aún teniendo las características de antagonista puedo ser quien se quede con el papel principal, porque sin necesidad de querer conmover puedo obtener mi historia de amor. Y la conseguiría pese a que todo conspira en mi contra. 

Si se van a dar el lujo de ponerse del lado de la santa, por lo menos vean el otro lado de la moneda y saquen conclusiones luego. Por lo mismo, primero debo contarles mi vida:

La mayoría de quienes me conocen dicen que soy una perra pretenciosa, así que quiero empezar diciendo que tengo un castillo, porque como esta es mi historia voy a empezar mintiendo. 

Siempre llego como una reina a cualquier lugar, es decir, en los mejores autos que existen y los cuales cambio día a día. Igualmente, vistiendo con el último grito de la moda, porque puedo cumplirme todos los caprichos que se me antojen.

Siguiendo, soy la líder de las porristas y por lo tanto es casi una obligación hacer fiestas en mi enorme mansión, en donde aprovecho para acostarme con los chicos que quiera. 

Agreguemos que soy la novia del irresistible capitán del equipo de fútbol, quien me correspondía hasta que llegó la chica tonta de la historia y por una bendita apuesta cupido flechó su corazón y se enamoró de ella y eso, sumado a la desatención que recibo por parte de mi familia, es la razón por la que soy tan perra y hago sufrir a todos. 

Y como dije en un principio, todo es una mentira.

Esta chica el único cambio que hace para llegar a un lugar es cuando decide qué medio de transporte usar:  metro, tren, taxi o, sencillamente, un bus. La que puede llegar vistiendo de marca, mas el único grito que le pega la moda es cuando la mayoría de los días uso la misma ropa de temporadas pasadas o las que compro en rebajas, y todo por la sencilla razón de que no nado en dinero.

Además, no soy tan libre al punto de salir cuando quiere, porque a pesar de ser mayor de edad vivo con mi abuela y como es su casa ella impone sus reglas. Menos hago lo que se me venga en gana al punto de acostarme con todos los que quiera, aunque en realidad no veo el problema en hacerlo. 

Y no, no estoy enamorada del capitán del equipo de fútbol, aunque sí lo estoy de un chico normal. Pero por supuesto que para que esta sea una buena historia él debía tener novia y que esa no podía ser otra más que la santurrona y mosca muerta chica escuálida, más buena que un pan, tan buena que estaba a punto de ser beatificada; era incapaz de romper un plato, aunque yo estaba segura que era capaz de romper la vajilla completa.

La mayoría la adoraban; mi caso era diferente. Todos llevamos demonios dentro y ella no era la excepción a la regla. A mí, por el contrario, me odiaban, porque en esta historia soy la culpable de hasta si a la protagonista se le quiebra una uña. 

Soy la mala, pero ¿quién dijo que para serlo se necesita ser la líder de las porristas? Yo no lo soy, puedo asegurar que ella tampoco es buena y él tampoco es el capitán del equipo de fútbol por el que la mayoría de las chicas suspiran, solo somos chicos comunes que harán lo posible por cumplir lo que se han propuesto. O por lo menos de mi parte será así, aunque para ello tenga que deshacerme de aquella que se adueñó del papel principal y de un maldito chucho que apareció en el camino.

Si te diste cuenta, aquí no existe un castillo, una princesa de larga cabellera y un príncipe azul que la rescate del horrible dragón, eso mejor lo dejamos para los cuentos de hadas. Tampoco hay una perra rubia tonta que es la líder de las porrista y novia del capitán del equipo de fútbol,  porque sencillamente aunque americanos esto no es una película.  Menos existe la nerd que cubre la mayor parte de su cuerpo y de la noche a la mañana cambia de look y el chico popular se enamora de ella.

No está siquiera la chica fría quien decidió alzar muros de protección para no ser lastimada por un viejo amor y luego cuando se enamora dicho amor vuelve por ella ni esos dos grandes amigos quienes se enamoraron. 

No hay tampoco chica buena capaz de unificar naciones, tal vez sí la chica mala quien, quizá, te hará perder la fe en la humanidad.

En efecto, hago el papel de villana. Y como hay que echarle la culpa a alguien de porqué soy así, tan cruel, entonces la culpable es la jodida sociedad, esa que me impuso la etiqueta de mala por hacer llorar a la protagonista y a ella de buena por sonreír.

Mas sepan algo, una santa ríe lo que una perra llora. Y hablando de ello, tampoco soy... Ni tan perra ni tan santa.

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En el anterior apartado no pude presentarme, pero en este sí lo haré. Soy Christianne. Espero de todo corazón que la historia que comienza sea de su agrado y has de saber que si decides quedarte conmigo ya tienes mi cariño incondicional.