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FINAL ESPERADO INESPERADO ✔️ [Corregido]

Hay despedidas que son como los remedios: Amargas, pero necesarias para hacernos más fuertes.

-Aixa de Alsina.🌙

Quiero terminar este libro con mi canción favorita. Por favor, escúchenla mientras leen. La coloque subtitulada.

Narra Rose.

Oscar Wilde afirma que: "Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame".

Mi pregunta es: ¿Cómo puede una mujer ser feliz? Porque ahora mismo, no solo mis ojos lloran, sino el resto de mi cuerpo: mi corazón, en primer lugar e incluso el alma, esa parte del cuerpo que no sabemos su ubicación exacta, ni podemos sentirla si nos tocamos, hasta eso siento que llora a mar abierto.

He perdido noción del tiempo, la última vez que vi la hora en mi celular, iban a ser las 03:00hrs, eso fue hace mucho ya. Es solo que el día de hoy sé que será el final a mi antigua vida y duele, duele dejar atrás todo lo que soy/fui, sobre todo los sentimientos. Duele.

Y sí, sé muy bien qué es lo mejor, que tome la decisión correcta y que nadie más que yo sufrirá por mi elección, pero, ¿qué tal y me equivoco? Las personas suelen decir que la decisión que tomas es la correcta, pero he visto muchas contradicciones a esa absurda frase.

Para empezar, la decisión de Marcus de dejarme esa noche, la mía esa misma noche al no querer venir con él a Italia cuando me lo pidió, nos hubiéramos ahorrado tantas lágrimas.

Quién sabe si hubiéramos sido la pareja más enamorada del mundo, pero por lo menos lo hubiéramos intentado.

Mi decisión de salir huyendo esa noche cuando Ian me confesó lo de su padre, pero no dejé que terminara su historia, quizás hubiéramos seguido juntos de haberlo escuchado, pero, si basamos nuestra vida en un quizás, jamás llegaremos a nada, ¿cierto?

Cierro los ojos por enésima vez en lo que va de noche, aunque es inútil, la alarma suena a mi lado indicando que ya son las 07:00hrs y yo debería de estar despertando, pero en realidad no he podido dormir.

Me Levanto de la cama y camino hasta el baño con el poco ánimo que me queda, al mirarme en el espejo me entran más ganas de llorar. Está no soy yo, estoy aún peor que cuando Marcus me dejó, mis ojos están tres veces más grandes que su tamaño habitual y están enrojecidos por el llanto.

Todo mi rostro está hinchado por lo mismo y he perdido todo el color. Suspiro y lavo mis dientes sin volver a verme en el espejo. Me baño con la ducha helada para despertarme, aunque ni dormida estoy, solo necesito infringirme un poco más de dolor para recordar que aún puedo sentir más, que esto no es el final.

Coloco el paño sobre el espejo largo del closet para no verme y me coloco un jean azul claro con una blusa negra larga, no me pongo sandalia de tacón, sino que me calzo unas deportivas negras.

Mi cabello lo peino normal y no me echo ni una gota de maquillaje, cojo los lentes de sol que compré en México y salgo de mi habitación tomando mi bolso de mano y cerciorándome de que no hay nadie afuera.

Escucho la voz de Arianna y Rocio en la cocina, por lo que camino sigilosa y salgo de casa antes de que lo noten. Subo a mi auto al mismo tiempo que ambas se asoman por la puerta. Levanto la mano en forma de saludo y arranco.

Falta poco más de media hora para entrar a trabajar, por lo que decido hacer otra parada antes. Estaciono el auto frente al apartamento de Rodolfo y bajo.

Cojo aire varias veces antes de entrar y me recuerdo una y otra vez que Rodolfo debe estar con Tony y deben estar feliz por la decisión que tomaron ayer, pero realmente necesito que él sea la primera persona en saber mi decisión. Después de todo, es mi jefe.

Respiro profundo y toco el botón de su apartamento, cuando activa el micrófono hablo y enseguida la puerta de metal se abre dejándome entrar. Subo por las escaleras, solo porque necesito más tiempo. Llego a su puerta sintiendo el cansancio que provoca subir siete pisos por la escalera. Rodolfo abre la puerta y enseguida su sonrisa se borra al verme.

—Princesa, ¿qué pasó? —pregunta realmente preocupado. No aguanto más, me quito los lentes oscuros y vuelvo a llorar.

Rodolfo sale del apartamento y me abraza. Acaricia mi espalda mientras susurra en mi oído que todo estará bien.

Quiero creerle.

Después de unos minutos, controlo mi llanto y me invita a pasar. Tony me saluda desde la cocina también con el semblante preocupado cuando ve mi rostro. Le sonrío tranquilizadora.

—¿Qué paso? —Vuelve a preguntar. Suspiro.

Sam Smith se escucha de fondo y no pudo elegir mejor canción que esa.

—Tomé una decisión —empiezo. Luego de contarle todo a Rodolfo, me ha asegurado que no habrá problema y que él estará ahí para mí en todo lo que decida, me advierte que se casa en mes y medio y que si no estoy allí, me irá muy mal.

Desayunamos sintiendo un peso menos encima, le envío mensaje a Marcus de la hora y el lugar donde nos veremos y responde que allí estará.

Con eso ya listo, Rodolfo insiste en que me quede con él en su casa, que él tampoco irá a trabajar y tendremos un día de chicas. Sonrío, pero niego. Necesito la distracción del trabajo, sino me volveré loca. Rodolfo asiente y se alista para ir conmigo a la empresa.

Arianna ya tiene su propia oficina, cosa que agradezco, porque no necesito su cara de lástima todo el día.

El día pasa rápido y para cuándo me doy cuenta, ya son las 17:23hrs. Cierro todo en la computadora y camino hasta el baño para verme en el espejo. La hinchazón del rostro ya disminuyó un poco, sin embargo, no del todo.

Salgo de la empresa despidiéndome de todos y subo a mi auto, Rodolfo dijo que llevaría a Arianna.

No regreso a casa, conduzco directo a mi destino: La Fontanone dell'Acqua Paola, desde que leí de ella, supe que quería ir a ese sitio con alguien especial. ¿Qué mejor momento que este?

Mi corazón se ha saltado varias pulsaciones y los nervios pueden conmigo. Llegaré tarde, espero que no les moleste esperar. Subo por la colina y al llegar arriba veo porqué decía que la vista era una hermosura.

Cuando llego a donde debo llegar, bajo del auto y camino unos cuantos pasos para adentrarme y ahí los veo. Xavier, Ian y Marcus hablan entre ellos con notable confusión en sus rostros.

Camino hasta ellos con el corazón en la mano.

—Hola —saludo, los tres hombres fijan su atención en mí. Ian es el primero en hablar.

—¿Qué sucede, Rose? ¿Por qué nos has citado acá? —Coloco mi cabello detrás de la oreja con nerviosismo y me acerco a él por ser el primero en hablar. Levanto mi mano para acariciar su rostro. Ian cierra los ojos y suspira lento.

—Quiero darte las gracias. Gracias por regalarme a mis hijos, gracias por sanarme las heridas cuando no podía hacerlo sola —comienzo, Ian abre los ojos y yo le sonrío para seguir—. Gracias por decirme la verdad, gracias por no utilizarme, gracias por darme más de lo que merecía, gracias por regalarme unos hijos maravillosos. —Paro para coger aire. Siento las miradas confundidas de Marcus y Xavier sobre nosotros, pero no dejo que me coloquen más nerviosa de lo que ya lo estoy.

»—Gracias por demostrarme que en mi corazón no cabe el odio. Solo hay una cosa que quiero pedirte y te pido que no me la niegues —suplico. Ian me mira esperando—. Ya lo sabrás —le aseguro y dejo un beso en su nariz colocándome de puntitas.

Me alejo de él para acercarme a Xavier.

—¿Qué puedo decirte que no te haga verme como una zorra mal agradecida? —Xavier abre la boca para responder y dejo que lo haga.

—Nada me hará creer eso —asegura. Sonrío agradecida y lo abrazo. Al separarme, cojo su mano y lo miro a los ojos.

—Gracias, gracias por querer darme un amor bonito, gracias por estar dispuesto a quitar partes de ti para completar los pedazos que me faltan, gracias por regalarme una hermana. —Sonrío recordando a Arianna. Xavier también sonríe con pesar—. Gracias por enseñarme que puedo fijarme en otros hombres. —Xavier sonríe viendo a los Lombardi a nuestro lado. Rio bajito.

»—Lamento que hayas llegado en un momento en el que mi corazón estuviera ocupado, ojalá pudiera hacer algo para que deje de estarlo —le confieso sin dejar de ver sus ojos que me miran con algo parecido a amor.

—Te esperaré —promete. Seco la lágrima que escapa de mi ojo y sonrío.

—Ese es el problema, no puedo asegurarte que algún día deje de estar ocupado —explico. Xavier cierra los ojos con pesar y vuelve a abrirlos—. Te quiero —confieso—, pero no es suficiente —sentencio. Xavier se agacha y dejo un beso en su mejilla.

Suelto su mano y me acerco a Marcus. Suspiro frente a él.

—Marcus, mi Marcus. —Las lágrimas se aglomeran en mis ojos y se me hace más difícil controlarlas. Marcus coge mi rostro con sus manos y las seca antes de que incluso caigan. Pongo mis manos sobre las suyas—. Te amaré siempre, no lo olvides —le pido. Marcus asiente y besa mi frente. Cierro mis ojos disfrutando el contacto.

»—Pero tampoco puedo estar contigo. —No contengo más las lágrimas y dejo que salgan. Marcus intenta limpiarlas, pero se lo impido llevando sus manos unidas con las mías hasta abajo—. Sabes que no creo en el destino, pero por alguna razón nos grita que no podemos estar juntos. —Cojo aire necesitando más del que respiro.

»—Gracias por enseñarme lo bonito que es amar, gracias por darme momentos inolvidables, por robarme el aliento en un solo beso y devolvérmelo en una caricia. Gracias por amarme y enseñarme a amar. Gracias por llegar a mi vida —concluyo. Dejo un beso en la comisura de sus labios y me doy vuelta para verlos a los tres.

Se escucha el agua caer de la cascada, dándole un toque natural a este tenso momento.

—Me iré —les cuento. Los tres se miran un momento para volver a verme a mí—. Ya compré un ticket de avión para mañana. —Ian no me deja terminar.

—¿A dónde irás? —pregunta dando un paso adelante. Niego con la cabeza.

—No puedo decirles —zanjo—. Necesito que por favor firmes la orden para poder llevarme a los mellizos. —Intenta hablar pero alzo la mano para que me deje explicar—. Sera solo un mes, volveré para la boda de Rodolfo —explico. Ian asiente igual que el resto.

»—Solo necesito alejarme de ustedes un momento para poder encontrarme a mí misma. Me he concentrado tanto en ser una diferente con cada uno, en sentir cosas diferentes por cada uno, que ya no sé que siento por mí, al llegar la noche no sé con qué versión de Rose estoy durmiendo —digo sincera. Vuelvo a llorar. Seco mis lágrimas y los veo una vez más.

—¿Tienes los papeles? —pregunta Ian. Asiento.

—Están en el auto —digo. Ian asiente.

—¿Esto es el final, entonces? —cuestiona Xavier. Suspiro.

—Por ahora, es un hasta luego —concluyo viéndolo a los ojos. Xavier asiente despacio—. ¿No dirás nada? —le pregunto a Marcus. Él suspira viendo al suelo.

—¿Qué puedo decirte que ya no sepas? —inquiere levantando la vista y clavando en mí, sus océanos azules, esos en los que tanto me gusta ahogarme.

Quiero decirle que puede decir que me ama, pero no caigo tan bajo y asiento.

Doy vuelta para irme esperando que Ian me siga para firmar los papeles, una mano se aferra a mi brazo y veo como Xavier e Ian pasan a nuestro lado. Cierro los ojos.

—¿Qué quieres que te diga Rose? ¿Qué te llevas mi vida contigo? ¿Qué te amo incluso más de lo que llegué a amar a la madre de Ian? Dime, ¿qué puedo decir para hacer que te quedes? Que te quedes conmigo —súplica.

Vuelvo a llorar sintiendo como los pocos latidos que le quedaban a mi corazón, dan su último adiós. No lo miro, me suelto de su agarre y corro lejos de él.

Después de todo, soy experta en salir huyendo, ¿no?

Fin...

***

Mis amores, no sé si nos les gusta. Entenderé si alguien quería algo diferente, pero después de pensarlo mucho, decidí que este fuera el final que quería para la novela, más no para Rose. En el epílogo lo sabrán. Veamos si les gustará el epílogo y extras.

Subiré primero el epílogo, los extras, y luego los agradecimientos, espero también lleguen a esa parte, se sorprenderán.

Recuerden que los amo y gracias por haber hecho de esto una hermosa experiencia.

Aixa🌙

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