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Extra 3 ✔️ [Corregido]

¿Qué pasó con Xavier?

Hay errores que parecen ser aciertos.
El enamorarnos de la persona equivocada, por ejemplo.

Xavier. Aixa de Alsina🌙

Narra Xavier. 

Inglaterra, mi adorada Inglaterra. Sin embargo, desde que llegué  a Londrés hace unos días, no siento la misma emoción que antes.

¿Por qué? No lo sé, quizás sea que no he estado de humor para ver las cosas buenas, buenas.

Ahora mismo todo me da igual, bueno o malo, no tiene diferencia o importancia alguna para mí.

Suspiro con pesadez y me obligo a salir de la cama para tomar una ducha y asistir a la reunión que mi amigo y hermano, George, organizó por mi regreso.

Ya le he dado muchas excusas estos días, si no asisto, estoy seguro que vendrá personalmente y no será muy amigable.

Me coloco un blue jean oscuro con una camisa azul celeste, me arremango las mangas hasta los codos y me calzo unos zapatos de vestir.

Ya debería darle forma a mi barba, busco la máquina y me pongo manos a la obra. Quince minutos después ya estoy listo y perfumado. Le respondo el mensaje a George asegurándole que en veinte minutos estaré en el bar y me responde con una amenaza. Sonrío.

Cojo las llaves de mi coche y salgo de casa. Conduzco un par de minutos y estaciono el auto justo detrás del de George.

Bajo, cerrando todo y cojo aire antes de entrar al bar. Al hacerlo, el hedor a alcohol me alcanza y justo eso que tanto aborrezco, hoy parece agradarme e incluso quiero impregnarme de ese olor.

Localizo a George, James, Anton y Sergio, en una mesa al fondo, camino hacia ellos y Anton es el primero en verme.

—Hermano, es bueno verte. —Se levanta para saludarme chocando los puños y un abrazo con palmada incluida. Sonrío genuino.

—Lo mismo digo, ya hacía mucho tiempo sin verlos. —Termino de saludar a todos con puños y cojo asiento junto a James.

—¿Cerveza? —pregunta Anton, levantando su vaso. Niego.

—Mejor que sea algo más fuerte —pido. Todos alzan las cejas sorprendidos—. Lo sé, no soy de tomar, pero hoy lo necesito —confieso. Hace años dejé de tomar como siempre lo hacía. Los motivos fueron mayores que las penas que me conducían a hacerlo.

—¿Qué sucedió? —cuestiona George, haciéndole señas al mesero para que nos atienda. Espero que el chico venga, le doy mi orden y se retira.

—Se casó. —Todos abren la boca formando una O, no necesitan que diga nombre, saben de quién hablo.

Me encargué de hablar de Rose, dos putos meses antes de conocerla en persona, de mi boca solo salían palabras halagando lo hermosa y perfecta que era, que es, porque el que se haya casado, no le quita lo preciosa.

Es jodidamente perfecta esa mujer, y ahora duerme en los brazos de Marcus. Cojo aire y lo suelto lento. El chico regresa con mi whisky y enseguida me bebo medio vaso.

—Cógelo con calma, bro, a ese paso en unas horas no recordarás ni como te llamas. —Le sonrío triste a George.

—Eso quiero —sentencio y me termino el resto del trago. Levanto la mano llamando al cantinero y no demora en venir—. Me traes la botella, por favor —le digo, el chico asiente y se retira—. Hablemos de otra cosa, mejor —propongo.

—No, creo que deberías contarnos todo, solo así te podrás desahogar. —Sugiere Sergio. Niego con la cabeza.

—Lo que quieres es que les cuente lo que sucedió. —Intento bromear, todos sonríen y asienten—. Bien. ¿Qué les puedo decir? Es la mujer más perfecta, encantadora, seductora, sexy y complicada que he conocido en mi vida. —Paro cuando el chico llega, le agradezco y lleno nuevamente mi vaso.

»—Desde que llegué a su vida ya ella tenía los ojos puestos en otro hombre y por más que intente que se fijará en mí, lo logré, pero no fue suficiente para que dejara de pensar en él. Ese hombre fue más importante que todo lo demás. —Bebo de mi vaso ya con más calma que antes. Los chicos no dicen nada, me están dando mi tiempo y lo agradezco.

»—No tengo palabras para explicarles lo cálida y acogedora que se sintió en mis brazos, los sonidos que hace, como suaviza su rostro al llegar a un orgasmo y lo maravilloso que fue oírla pedirme que le hiciera el amor. —Suspiro y bebo todo lo que queda en el vaso—. No tienen idea de lo que se sintió verla caminar al altar de brazos del papá de sus hijos para casarse con otro que no era yo. —Me sirvo de nuevo y me lo bebo todo a fondo blanco.

—Lo lamento mucho, hermano, pero creo que deberías enfocarte en que por lo menos la conociste, pudiste verla y estar con ella. Que sí, no tuvo el final que esperabas, pero si el inicio. —Boto el aire que tenía acumulado y asiento a las palabras de George, pero no es suficiente para hacerme sentir mejor.

—Siendo sincero, hubiera preferido no haberla conocido —confieso. Todos me miran atentos esperando a que explique. Bebo un trago antes de hablar—. Si no la hubiera conocido, no me hubiera enamorado de sus manías, de sus sonrisas, de la manera en que me miraba y sonreía, no me hubiera enloquecido por su figura y la manera en que se desenvuelve cuándo se entrega en la cama.

»—No me hubiera encariñado con los mellizos, con sus amigos y, sin duda, no estuviera extrañándola cómo lo hago y no sentiría este dolor en el pecho que me impide respirar con tranquilidad. —No soy consciente de que estoy derramando lágrimas hasta que veo como una cae sobre mi trago.

Me seco las lágrimas derramadas y me termino de beber lo que queda en el vaso, para servirme de nuevo y bebérmelo también.

—Bro, para, ¿si? A este paso terminarás mal en menos de una hora. —James coloca su mano sobre mi vaso, cojo aire y me recuerdo que lo hace por mi bien y así controlo mi rabia. Asiento—. Creo que deberías conocer a otra persona, no fue la indicada esta vez, pero ya llegará. —Intenta levantarme el ánimo, pero sus palabras no tienen ese efecto en mí.

¿Para qué otra?

¿Cómo fijarme en otra mujer, si ya conocí la perfección en su piel y la eternidad en sus besos?

¿Cómo no compararla en otra?

¿Cómo no buscar que otra mujer tenga todo lo que ella tiene?

Es imposible. Sería mentirme a mí y mentirle a la que se interese en mí.

—Eso no creo que sea posible, al menos por ahora —añado para que no empiecen a darme lata. Todos asienten y cambiamos de tema para contarles de mi nuevo negocio y ellos me cuentan cómo han estado los negocios que deje acá.

***

Wey, me dolió horrible escribir esto. Lo prometido es deuda y aunque demore, cumplí.


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