Capítulo 9 ✔️ [Corregido]
"Te amo, y te amaré hasta que muera, y si hay una vida después de ésta, te amaré también entonces"
-Cazadores de Sombras.
Marcus cumplió su promesa y, al volver de la fiesta, me dio hasta por debajo de la cédula y ahora no puedo ni levantarme de la cama.
Apenas atravesamos la puerta de la habitación, me puso contra la pared, pasamos por el sofá, el suelo y terminamos en la cama, literalmente no puedo levantarme. Marcus ríe, le lanzo la almohada.
—Fuiste tú quién me provocó —se burla de mí, le saco el dedo del medio y ríe con más ganas, entrando al baño.
Cojo mi celular y le dejo un mensaje a Rocío recordándole el vuelo que debe tomar hoy. Muero por ver a los bebés.
Me levanto de la cama doliéndome hasta el alma, sonrío recordando la noche anterior, las palabras de Xavier vienen a mi mente y me niego a aceptarlas, no me estoy enamorando de Marcus, tengo muy claro que lo nuestro es solo sexo casual, nada más.
No espero nada de él y sé que él tampoco espera nada de mí. Marcus sale del baño con un paño amarrado a su cintura e intento mantener mi vista en sus ojos, realmente no estoy lista para otra sesión de sexo, aún siento mis músculos contraídos.
—Me gusta lo que veo, mi reina. —Muerdo mis labios, estoy acostumbrada a escucharle llamarme "mi reina" en italiano, pero en español, con ese acento suyo, suena aún mejor.
Dejo de delirar y recuerdo que estoy desnuda, aprovecho eso y camino hasta el baño pasando por su lado, muevo mi cintura y lo escucho gruñir. Sonrío para mis adentros.
Me entretengo en la tina pensando que haré con Marcus, sé bien que el dormir con él, no es bueno, tener tanto sexo tampoco, el salir de la mano, besarnos en público, tampoco lo es.
Para las personas que nos ven, es como si fuéramos pareja y eso, sin duda, no es lo que quiero. Creo que cuando volvamos a Italia debo poner distancia. Ya no más sexo, o bueno, sí, pero ya no tanto y nada de dormir juntos. Eso podría funcionar.
Termino de calzarme los tacones de aguja y me veo en el espejo satisfecha. Llevo puesto un jersey color rojo y una camisa cuello bobo, que deja el medio de mis senos al descubierto hasta mi ombligo, me veo profesional y sexy al mismo tiempo.
Los tacones son negro y el cabello lo llevo recogido en un moño, un labial rojo es lo que adoran mi cara y listo. Salgo de la habitación y Marcus deja la copa de vino a mitad de camino a su boca.
—¿Cómo esperas que no quiera desnudarte si te pones eso? —Sonrío, ante su extraño halago.
—Gracias por el cumplido —le digo burlona.
Paso por su lado y escucho como maldice y me sigue. Enrolla mi mano en su brazo y así llegamos al restaurante abajo. Ya Xavier nos espera en la mesa, después de la conversación de anoche, no hemos vuelto a cruzar palabra alguna.
—Buenos días, está usted hermosa, señorita Rose. —Le sonrío en agradecimiento y tomo asiento.
Ordeno tacos sin importar la mirada de Xavier y la sonrisa de Marcus, quién ordena lo mismo.
Todos estos días hemos estado comiendo pura comida fina, porque es Xavier quién orden. ¡Estamos en México, por Dios, quiero comer rico!
—Bien, ya mañana llega el arquitecto, entiendo que deben volver, yo me quedaré para manejar todo desde acá, mis empresas en Inglaterra están en buenas manos, si alguno quiere quedarse para estar en todo momento, no tengo ningún problema con eso. —Veo a Marcus y él hace lo mismo conmigo.
—Yo no puedo, mis hijos llegan hoy, pero no puedo recibir año nuevo acá, ya solo queda muy poco, pasé noche buena y ni siquiera lo notamos —recalco con cierta molestia en mi voz, ambos lo notan y asienten.
—Es cierto, lamento eso, es que no estoy acostumbrado a pasar navidades en familia, no es algo común para mí. Entiendo que deban irse entonces. —Niego con la cabeza al ver las intenciones de Marcus, pero él me ignora.
—¿Qué le parece viajar a Italia y recibir año nuevo con nosotros? —Suelto el aire de a poco y golpeo la pierna de Marcus por debajo de la mesa. Xavier pasea su mirada de Marcus a mí y la devuelve.
—¿Habla en serio? —Quiero decirle que no, que Marcus solo bromeaba, pero ¿qué tan perra sería si hago eso?
—Claro que sí, podría quedarse en un departamento que tengo en Florencia. —Abro la boca sorprendida.
¿Lo está invitando al departamento que solo nosotros conocemos?
¿Y eso por qué me molesta?
—Es un hermoso departamento, le aseguro que le encantará —comento con molestia. Marcus frunce la mirada, en cambio, Xavier asiente como atando cabos.
—Sería un gran honor, pero, ¿podría invitar a alguien? —Ruedo los ojos, no puede ser cierto. ¿De verdad recibiré año nuevo junto a él?
—Claro que sí, eso sería estupendo. —Pues, parece que así será. Las sonrisas que se dedican ambos hombres es horrible, Marcus me cae ahora mismo de la patada—. Si me disculpan, debo contestar. —Marcus se levanta de la mesa y se aleja un poco, mucho.
—Creo que alguien no tuvo sexo en la mañana y por eso está tan amargada. —¿Ven a lo que me refiero? No soporto a este hombre. Le dedico mi mejor sonrisa juguetona.
—En realidad es que no pudimos dormir toda la noche, Marcus casi me deja inválida. —Xavier suspira con pesadez.
—Algún día me encargaré de esa boca tan sucia tuya —promete.
—Sucederá el mismo día que me encargue de cerrarte la tuya, para que dejes de meterte en lo que no te importa —contraataco. Ambos nos miramos fijo, como si estuviéramos en una batalla de miradas y quién parpadee primero o la desvié, pierde. Sí, así de tonta soy.
—Eres insoportable —asegura cuando deja de verme, sonrío victoriosa.
—No más que tú, no más que tú. —Marcus llega justo a tiempo y también el mesero, que nos trae nuestra orden.
****
Al terminar de ver como va avanzando la remodelación de la tienda, recibo un mensaje de Rocío avisando que ya están abordando el avión. Espero que todo salga bien.
—¿Qué más falta? —pregunto, guardando el celular. Ambos hombres se miran entre sí para después verme a mí.
—Creo que por ahora, nada. ¿Tienen planes para hoy? —Xavier pregunta viéndonos a Marcus y a mí.
—Yo no —responde Marcus. Detesto tanto cuando simpatiza con Xavier, ese hombre me cae mal, demasiado.
—Yo sí. Si me disculpan, debo irme. —No espero que ninguno hable y salgo de la tienda.
Me subo al primer taxi que se detiene y le pido que me lleve a un centro comercial.
Quiero comprarle algo a mis bebés, además de que quiero también comprar un bonito bikini para Rocío y para mí, no dudo en lo absoluto en disfrutar de la playa con mis pequeños.
Le agradezco al señor y bajo.
Recorro todo el centro comercial y ya varias bolsas ocupan las dos sillas a mi lado, muero de hambre y tengo que aprovechar para poder almorzar sola.
Pido diferentes cosas y, a medida que voy probando, mi estómago ruge de acuerdo, está delicioso todo.
Me provoca cambiar mi color de cabello, pero en realidad, prefiero hacerlo en unos días más, para recibir año nuevo. Quiero un cambio un poco radical, aunque confieso que tiemblo de miedo de arruinar mi cabello.
— No puedo creerlo, estás aquí. —Volteo y me encuentro con Josegreys y Ryan con una enorme sonrisa. Me levanto y les sonrío algo incómoda.
—¿Cómo están? —digo lo primero que se me ocurre.
—¿Es todo lo que dirás? Vamos mujer, debemos ponernos al día. ¿Ya comiste? ¿Podemos sentarnos contigo? —Sin poder hablar, les indico con las manos que tomen asiento y me siento también.
—Yo acabo de comer, pero aun no ordeno postre —comento distraída.
—Fantástico, yo quiero un helado —chilla emocionada Josegreys, yo ordeno un Pie de Limón y Ryan una tarta tres leche—. Entonces, ¿qué haces acá? —Josegreys parece estar programada para hablar y nunca callarse.
—Estoy de viaje con Marcus por cuestiones de negocios —digo resignada. Josegreys abre los ojos, interesada.
—Me enteré de todo el cuento, es increíble que Ian haya hecho todo eso. Estoy sorprendida. ¿Cómo lo llevas? —Suspiro. Presiento que esto será largo.
—Bien, ya ha pasado mucho tiempo, he superado todo eso hace mucho. Estoy bien —le aseguro.
—¿Y los mellizos se parecen a él? —Asiento.
—Sí, uno se parece a él y el otro a mí, ya sabes que es típico. Acaban de cumplir el año la semana que pasó. —Josegreys sonríe reluciente.
—Enséñame fotos, vamos, quiero verlos. —Sonrío y busco en mi teléfono, una foto de su cumpleaños, Josegreys me arrebata el celular y vuelve a gritar al verlos—. Son preciosos, se ven tan adorables. ¡Woooow ¿éste es Marcus?! —Me enseña mi teléfono y los latidos de mi corazón los escucho detrás de mis orejas. Es una fotografía basándonos en la playa.
Me recuerdo que no debo darle explicaciones y solo asiento. Josegreys nota que no diré nada al respecto y continúa viendo fotografías.
El tiempo pasa lento, muy lento, no he dicho nada, solo respondo vagamente las preguntas que Josegreys hace de vez en cuando sobre mi nueva vida en Italia.
Me despido de ellos luego de un rato y vuelvo al hotel. Aprovecho y pido una habitación para Rocío, para cuando lleguen en unas horas, llego a la habitación y la encuentro completamente vacía.
Arrugo el entrecejo, de seguro Marcus a de estar con el idiota de Xavier.
Preparo la tina y me quito toda la ropa para desestresarme de la horrible tarde que tuve con Josegreys y Ryan.
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