Capítulo 42 ✔️ [Corregido]
Hay para mí más peligro en tus ojos, que en afrontar veinte espadas desnudas.
-William Shakespeare.
Narra Rose.
Llegamos al hotel alrededor de las 23:30hrs, quizás más tarde, para cuando bajamos del auto, mis pies me duelen horrores y ya los niños están dormidos. Utilizamos dos autos para volver todos.
—Suban ustedes primero, nosotros subiremos en el otro —habla Rodolfo.
Al ascensor entramos: Rocio, Arianna, Ian, Xavier, mi persona y los bebés, y vamos todos apretados. Las puertas se abren primero en el piso de Xavier y este sale, después se abre en mi piso y hago malabares para cargar a los bebés.
—Yo puedo quedarme con Jordy, si quieres —propone Ian. Lo pienso un segundo y asiento, solo porque no quiero que me acompañe hasta mi habitación y no puedo con los dos al mismo tiempo.
Le entrego a Jordy y salgo, las puertas se cierran y camino hasta mi habitación, saco la tarjeta de mi bolso de mano y entro.
Coloco a Zoe en la cama y, con cuidado de no despertarla, le quito el vestido y la acomodo bien, colocando varias almohadas a su alrededor. Le doy un último vistazo antes de caminar al baño, mi recorrido se ve interrumpido por unos golpes en la puerta.
Camino rápido para que no despierte a Zoe y abro. Marcus me mira y detrás de él veo la sonrisa satisfecha de Rodolfo antes de entrar a su habitación.
Bastardo.
Vil traición.
—Hola —dice tímido.
—¿Qué sucede? —pregunto bajo, de verdad no quiero despertar a Zoe.
—Yo. —Marcus calla sin saber qué decir, recuerdo sus palabras en el negocio y mi cuerpo se eriza. Lo nota—. No sé qué hago aquí —confiesa con vergüenza.
—Sí sabes —acuso—. Viniste para quitarme el vestido con los dientes —aseguro. Veo el cambio de color en los ojos de Marcus y muerdo mis labios ansiando que lo haga.
—¡Joder, Rose, no lo digas así! —me regaña. Rio bajito.
—Entonces, ¿estoy equivocada? —cuestiono. Marcus suspira mientras niega con la cabeza.
—Fue una mala idea —sentencia y da vuelta. Lo tomo de la mano.
—Marcus —lo llamo para que me mire y lo hace—, me encantaría que lo hicieras —confieso—. Pero no estoy sola —explico. Marcus mira por encima de mi hombro y ve a la cama donde Zoe duerme tranquila.
—Lo lamento. Descansa, la mia regina. —Besa mi frente y suelta mi mano para irse. Cierro la puerta recostándome junto a ella.
Este hombre me volverá loca un día de estos.
Retomo mi camino al baño y me quito el vestido lento, cierro mis ojos e imagino que es Marcus quién me lo esta quitando, puedo sentir sus labios recorrer mi cuerpo a medida que lo baja y, joder, abro los ojos para no seguir por ahí o terminaré bajando a su habitación y pidiéndole que me de muy duro.
Muy, muy duro.
Así como le gusta darme.
Y como me gusta que me dé.
Me quito el maquillaje y vuelvo a la cama.
***
Despierto por el ruido de la alarma, lo apago y me fijo en que Zoé no se haya despertado.
Hoy es domingo, no necesitamos despertar temprano, además, dudo que alguno esté despierto a esta hora después de lo tarde que nos acostamos todos anoche. I
ntento volver a dormir, pero la bendita puerta suena. Ruedo los ojos, fue mala idea darle a Rodolfo la habitación de al frente, estoy segura que es él.
Me levanto y abro la puerta, pero quién me recibe son dos pares de ojos del mismo color. Azules. Ian tiene a Jordy en brazos, quién apenas me ve, deja de llorar.
—Lo siento, se despertó hace rato y creo que tiene hambre, no deja de llorar —dice Ian con la mirada preocupada, sonrío y tomo a Jordy.
Lo acuesto en la cama junto a su hermana y enseguida Jordy se encarga de despertarla. Zoe tiene la intención de llorar, pero cuando ve a su hermano, se ríe.
Sonrío y busco en el bolso que Rocío me entregó, unas cremitas para dárselas. Se las doy en sus biberones y ellos solos se las toman mientras miran al techo y mueven sus piernas.
—Son perfectos, ¿no? —pregunta Ian colocándose a mi lado.
—Lo son. —Volteo para mirarlo—. Gracias por regalármelos. —Eso es algo que nunca le había dicho. Ian sonríe.
—Gracias a ti por hacerme padre. —Reímos—. Creí que estarías durmiendo con Xavier. ¿Qué sucedió? —cuestiona. Arrugo el rostro y abro la ventana, para después sentarme en el sofá junto a ella.
—-Nada, solo no creo que sea lo correcto —confieso. Ian me mira confundido y camina para sentarse a mi lado.
—¿Por qué? Pensé que este viaje sería el detonante de que comenzarán una relación —argumenta. Suspiro.
—Yo igual, pero no puedo hacerlo —sentencio. Ian me mira confundido—. No puedo dormir con Xavier frente a la habitación de tu padre —explico. Ian coloca los ojos en blanco.
—¿Es en serio, Rose? Dormías con mi padre cuando yo también dormía en la misma casa, ¿y no puedes dormir con Xavier frente a la habitación de mi padre? —cuestiona con ironía. Bufo.
—No es lo mismo —contraataco.
No sentía por ti lo que por Marcus.
Obviamente no diré eso.
—¿Por qué? ¿Por qué a mi no respetabas, no me deseabas y a mi padre sí lo respetas y lo deseas? —Esta vez lo pregunta con notable rabia en su voz. Niego con la cabeza.
—No es eso, Ian. No lo tomes por otro lado, es solo que no me siento bien hacerlo y te pido perdón por haberte lastimado. —Ian cambia su mirada molesta por una sorprendido. No esperaba que me disculpara.
—Discúlpame tú a mí, no soy quién para decirte a quién debes respetar y desear, y si no te sientes cómoda con Xavier, tampoco debes forzarte a sentir algo por él. Tómate tu tiempo, Rose, define tus sentimientos y actúa en base a ellos —aconseja. Asiento.
—Gracias, eso haré —aseguro—. ¿Te fijaste si había alguien más despierto? —cuestiono minutos después. Ian niega—. ¿Desayunamos? —propongo. Ian asiente y me coloco de pie para cambiarme el pijama.
Me visto con un pantalón de jean oscuro y una blusa suelta blanca, mis infalibles deportivas blancas y salgo del baño después de cepillarme los dientes y cambiarme.
Ian juega con los niños a las cosquillas, ya ha cambiado a Zoe, colocándole un hermoso enterito corto sin mangas.
Qué bueno, porque el calor de Mexico es abrumante.
Salimos de la habitación teniendo yo en brazos a Jordy e Ian a Zoe. Al llegar al restaurante, busco la mesa en la que siempre me siento y acomodamos a los niños a nuestro lado.
Laura no tarda en llegar y me mira extraña, imagino que por los niños e Ian, pero no quiero que se confunda y vuelva a tratar diferente a Marcus, así que le sonrío como siempre.
—Hola, Laura, déjame presentarte a mis hijos: Zoe y Jordy, y él es Ian, el padre —le cuento. Laura le sonríe alegre a los niños y mira educada a Ian—. Mi esposo aún duerme, podrías traer de desayuno el especial del chef, por favor. —Laura alza las cejas sorprendida, no sé si de que mencioné la palabra esposo o porque por fin le dije por favor. Anota y se retira.
—¿Tu esposo aún duerme? —cuestiona Ian con una sonrisa de guasón. Rio bajito.
—Es una larga historia, pero te la resumo: Laura le estaba coqueteando a Marcus y yo le di a entender que él era mi esposo —explico riendo. Ian no se ríe.
—¿Algún motivo en especial por el que hiciste eso? —interroga serio. Niego, porque ya sé a dónde quiere llegar y no fueron celos.
—No, solo me cayó mal desde el principio, ignoró mi presencia por solo coquetearle a Marcus, ¿puedes creerlo? —le cuento divertida. Ian relaja su rostro y sonríe, eso está mejor, lo último que necesito es que me reproche algo.
—Pobre de ella tener que aguantarte todos estos días —comenta con burla. Lo miro mal y más rie.
La comida llega y comemos mientras Ian me cuenta como estuvo estos días en Roma mientras no estaba, asegura que Rocío y Arianna iban a volver loco a Rodolfo porque no querían que cargara a los bebés y Rodolfo les peleaba eso a cada rato.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro