Capítulo 40 ✔️ [Corregido]
Solo se ve bien con el corazón;
lo esencial es invisible a los ojos.
-El Principito.
Narra Rose.
Estoy más que emocionada. En unas horas llegarán Rocío, Arianna, Rodolfo, mis bebés e Ian. Este último se vio obligado a venir porque no querían dejar venir solo a los niños, cosa extraña, porque en diciembre nada de eso sucedió, pero equis. Lo importante es que llegan hoy para la inauguración que será esta tarde.
¿Por qué de tarde? Ni idea, pero así ha sido planeado, varios invitados de Rodolfo han prometido que vendrán a conocer su nuevo negocio e incluso clientes de Xavier y Marcus también han prometido asistir, lo único que me temo es que nos quedemos cortos de espacio para todos.
El negocio ha quedado fantástico, realmente se ve mucho más amplio con los espejos de fondo y el color rojo en la pared da esa sensación de cómo el pulso se te acelera y te entran ganas de lucir algo sexy y atrevido...
Hablando de sexy y atrevido, Marcus se ha estado comportando muy extraño, me coquetea, pero muy sutilmente, tipo: una sonrisa de lado, una mirada furtiva con un guiño acompañado, cosas así que me calientan las bragas.
Xavier sí ha estado más ausente. Me ha regalado flores y chocolates, aunque me vi en la penosa situación de confesarle que no soy fanática de los chocolates, pero sí ha estado más ausente y a la vez presente con pequeños detalles.
Ya por lo menos, las horas de comida no son incómodas y Laura ya no observa a Marcus.
¡Aleluya!
Volviendo al tema, ahora mismo estoy de nuevo pidiendo en recepción tres habitaciones más, una para Rodolfo, una para Ian y otra para Rocío y Arianna que aseguraron que ellas dormirán juntas.
Los bebés está de más decir que dormirán conmigo, los extraño demasiado.
Marcus me ayudó ayer a mover mi cama para pegarla a una pared y así acostar a los niños de ese lado sin que suceda nada. Claro está que pedimos permiso antes al encargado del hotel y aseguró que no había ningún problema.
Tampoco voy a mencionar lo difícil que fue tener a Marcus y la cama tan cerca.
Veo de nuevo el vestido negro que escogí para hoy, es de mangas tres cuartos y me llega unos centímetros por debajo de la rodilla, tiene un pronunciado escote en V en el medio de los senos, pero solo eso. Es sencillo y sofisticado. Espero que esté a la altura.
No tengo idea de quién venga hoy y eso me tiene nerviosa, si son personas del mismo nivel social que Xavier y Marcus, entonces serán personas con suficiente dinero en los bolsillos, no quiero parecerles poca cosa.
Suspiro alejando esos pensamientos de mi mente y bajo para desayunar. Al llegar, ya ambos están en una mesa platicando a gusto.
—Lamento la demora —me disculpo y me siento donde siempre: frente a los dos.
—No hay problema. Después de comer, iremos a buscar a todos al aeropuerto, imagino que irás. —Asiento ante las palabras de Xavier.
—Por supuesto que sí, pero creí que llegarían en unas horas más —comento leyendo la carta.
—No, deberían estar aterrizando en poco más de cuarenta minutos —explica Xavier. Asiento. Laura llega a la mesa y todos ordenamos lo mismo.
—Mejor aún, estoy muy ansiosa por ver a los mellizos —confieso feliz.
—Yo igual, ya quiero verlos a todos —habla por primera vez Marcus, asiento sonriendo. La comida llega y esta vez comemos más rápido de lo habitual y sin hablar, imagino que todos estamos ansiosos por ir al aeropuerto.
Xavier paga la cuenta y salimos del hotel con rumbo al aeropuerto. Llegamos justo cuando el avión de Xavier está aterrizando y mi corazón se acelera al pensar que en solo minutos volveré a besar las cabecitas de mis pequeños.
Minutos después, Rocio es la primera que cruza la puerta de desembarque con Zoe en brazos, la sigue Arianna con Jordy también en brazos y por lo que veo, son los hombres quienes vienen con las maletas.
Rodolfo e Ian cargan con todas las maletas detrás de ellas. Rio por eso y me acerco a Rocío para tomar a Zoe y llenarla de besos, sin soltarla beso también la cabecita de Jordy, que aún lo tiene Arianna en brazos. Marcus las saluda y le quita a Jordy de los brazos a Arianna para que pueda saludar a su hermano.
Saludo también a Rodolfo que apenas llega me quita a Zoe de mis brazos.
—Damela, no me han dejado tenerlos en todo el viaje, son unas víboras —le reclama a Arianna y Rocío que se ríen de él. Rio y beso su mejilla.
—También te extrañé, Rodo —lo saludo. Él me sonríe de oreja a oreja.
—Sabes que te extrañé, Arianna no chismosea conmigo —se queja. Arianna rueda los ojos y reímos.
—Ya lo haremos en un rato —le prometo. Me acerco a Ian que me mira sonriente y beso su mejilla.
—¿A mí también me extrañaste? —Sonrío por el tono de niño bueno que utiliza y asiento.
—Muy a mi pesar, así fue —confieso juguetona. Ian ríe—. ¿Tienen hambre? —pregunto para todos y niegan.
—Comimos hace poco —dice Rocío. Asiento.
—Vamos entonces al hotel, para después no sé, ¿qué quieren hacer luego? —pregunto viéndolos.
—Yo aún no tengo qué ponerme —confiesa Arianna.
—Yo tampoco —añade Rocío.
—Bien, iremos de compras, entonces. —Xavier e Ian bufan al mismo tiempo mientras que Rodolfo chilla de emoción, él ama las compras y Marcus ríe por las reacciones de los hombres—. No tienen que ir todos, será un día de chicas y Rodolfo —aclaro viendo como hace puchero. Sonríe satisfecho.
Todos caminamos al auto, ayudando Marcus y Xavier con las maletas, no entiendo porqué han traído tanto, solo durarán aquí unos pocos días, cuando mucho unos tres días y nos iremos.
Apenas llegamos al hotel les entrego las llaves de las habitaciones a cada uno y les indico en cuál piso están, en mi piso está la de Rodolfo justo al frente.
Pensé en dársela a Rocío y Arianna, pero tiene razón, necesitamos chismosear y lo que tengo que contarle, dudo mucho que a Arianna o a Rocío le agrade.
No pasa mucho tiempo para que nos reunamos todos en la entrada del hotel, Arianna, Rocío, Rodolfo y yo.
Ian dijo que él se quedaría con los bebés para que no los volvamos locos con nuestras compras. Quise negarme porque él ha estado con ellos todos estos días, pero a la vez creo que es mejor así. Las chicas podrán estar concentradas en escoger un vestido y no en los mellizos. Cogemos un taxi y llegamos al centro comercial.
Después de unas dos o tres horas, ya es hora de almorzar. Ya Arianna eligió un vestido rojo con toda una pierna descubierta y sin mangas, precioso cabe resaltar, Rocío prefirió un vestido menos atrevido, pero igual de hermoso. Es de color azul rey y tiene varias piedras en el cuello y cintura, dándole el aspecto de un collar y un cinturón de perlas. Le llega hasta la rodilla y se ve divina, nunca la había visto con un vestido más hermoso que ese.
Les reservé una cita en la peluquería para maquillaje y peinado y para mí, solo maquillaje, porque la verdad aún tengo el cabello muy corto para hacer algo con él.
Volvemos al hotel después de almorzar y apenas llego a mi puerta, Rodolfo entra conmigo a mi habitación.
—Cuéntamelo todo, mujer. ¿Qué tal es el pelirrojo en la cama? —Río por lo directo que es Rodolfo y niego.
—No te mentiré, es magnífico —confieso. Rodolfo se muerde el puño acostándose dramáticamente en la cama. Reímos—. Pero no hemos repetido —le advierto. Rodolfo me mira mal desde abajo—. No me mires así, estoy confundida —me excuso. Rodolfo se sienta de nuevo y me mira atento.
—Confundida, ¿por qué? Mejor dicho, ¿por quién? —cuestiona. Miro hacia la ventana.
—Marcus. —Es lo único que digo. Rodolfo suspira lento.
—¿Hasta cuando Marcus? No me malinterpretes —explica cuando volteo a verlo mal—. Me refiero a qué, ¿para cuándo se casan? Porque mi niña, ese tira y afloja que se traen ustedes, debería terminar en boda. —Niego riendo.
—Pero, ¿qué cosas dices? —le pregunto riendo. Realmente está loco.
—Hablo en serio, Rose. Si no importa a cuantos hombres pruebes porque igual terminarás pensando en él al llegar la noche, algo debe significar, ¿no crees? —pregunta serio. Trago saliva.
—Significa que soy muy mala para dejarlo ir —declaro, restándole importancia.
—Quizás no estás destinada a dejarlo ir, quizás están destinados a estar juntos —argumenta. Bufo.
—Eso es imposible. —Cuando tengo planeado decir otra cosa, tocan la puerta—. Deben ser Rocío y Arianna —le digo. Rodolfo asiente y me coloco de pie para abrir, del otro lado quién está es Marcus y tiene una caja rectangular y larga en sus manos.
—Hola —dice tímido. Se fija en que Rodolfo está en la cama y también lo saluda.
—Pasa —lo invito y Marcus entra, pero no se mueve de la puerta.
—Te traje algo —confiesa aún apenado. Le sonrío alentador.
—¿Qué? —pregunto emocionada. Marcus me entrega la caja y camino hasta la cama para colocarla sobre ella. Rodolfo se hace a un lado.
Antes de abrirla, miro a Marcus sonriente, él mira al piso.
Saco un vestido largo color piel, es suelto y en la parte de atrás tiene varias tiras para amarrar dejando la espalda descubierta. Lo aprecio varios minutos y mientras más lo veo, más me gusta.
—Es precioso, cariño —le agradezco caminando hasta él y beso su mejilla. No lo había llamado cariño en años y no me di cuenta al hacerlo.
—¿De verdad te gusta? —pregunta dudoso. Asiento sonriente—. Lo mandé a diseñar especialmente para ti —confiesa, eso me encanta aún más y vuelvo a besar su mejilla. En realidad son sus labios los que quisiera besar, pero no puedo.
—Gracias, es realmente hermoso. Me lo pondré hoy —le prometo. Marcus sonríe contento y se despide apenado para luego irse.
—¿Qué decías? —cuestiona burlón Rodolfo apenas Marcus sale de la habitación. Le saco la lengua feliz.
—Sabes que no se puede —le recuerdo.
—Rose, no puedes ver a tus hijos como un impedimento para estar con quién es claro: es el amor de tu vida. Ellos no son un error, son tus hijos y lo entenderán cuando crezcan —asegura, niego con la cabeza.
—No veo a mis hijos como un impedimento, Rodo. Los veo como el principal motivo de que lo nuestro no será bien visto por nadie. ¿Qué dirán los padres de sus amigos cuando sepan que tengo una relación con el abuelo de mis hijos? ¿Qué dirán ellos mismos al enterarse? —cuestiono con miedo.
»—No puedo arriesgarme a que mis hijos me tengan rabia por no estar con su padre, pero sí con su abuelo. Antes de ser mujer soy madre —aclaro. Rodolfo bufa.
—Tienes razón, pero a ti solo debe importarte lo que tus hijos piensen y te aseguro, preciosa, que cuando ellos vean el brillo en tus ojos y la sonrisa en tus labios cuando estás con Marcus, lo entenderán. —Niego
—No todo es tan fácil como lo pintas, Rodolfo. No sabremos cómo reaccionarán o qué dirán hasta que estén grandes y puedan entenderlo —argumento.
—¿Y mientras tanto qué? ¿Te quedarás sola arriesgándote a que Marcus se enamore de alguien más y tú te quedes sola por el resto de tu vida? —Trago saliva, la sola idea de que Marcus se enamore de alguien más me aturde. Rodolfo lo nota y se acerca hasta mí—. Preciosa, discúlpame, ¿si? Ya sabes que me altero, Marcus solo tiene ojos para ti —asegura, viéndome fijo.
—Tienes razón, quizás me arriesgue a quedarme sola toda la vida, pero no puedo estar con Marcus sin saber qué pasará con mis hijos al crecer —confieso cabizbajo. Rodolfo suspira y me abraza.
—Vale, hablaremos de eso luego. Ve a ponerte ese vestido y modelamelo —me apura. Sonrío feliz viendo el vestido y asiento. Camino hasta el baño y me lo coloco, la verdad es aún más divino puesto.
Necesito la ayuda de Rodolfo para terminar de acomodarlo en la espalda y al verme al espejo me encanta mi reflejo. Faltan dos horas para la inauguración y en una hora debo estar en el spa para que me maquillen.
—¿Me lo quito o voy con él al spa? —le pregunto a Rodolfo sin dejar de verme al espejo. Él me sonríe.
—Yo creo que deberías ir con él, robaras miles de miradas y además no sabemos cuánto tiempo se demore esa chica en dejarte lista y si te dará tiempo de venir y cambiarte de nuevo —argumenta. Concuerdo con él.
—Vale, me lo dejo puesto entonces. Cuéntame de ti ahora —le pido sentándome en la cama.
—Me pidió matrimonio —dice tranquilo. Muy tranquilo.
—¿Qué? —pregunto asombrada. Rodolfo se carcajea en mi cara—. Eres un idiota —digo mientras golpeo su pierna.
—Pero sí le pediré matrimonio al volver, aún no sé qué haré. Deberás ayudarme tú —advierte. Chillo feliz, mi amigo se casará.
****
Amores, ya falta poco para el final.
¿Ya tienen un favorito?
¿Seguimos o paramos?
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