Capítulo 4 ✔️ [Corregido]
Sexualmente me enloqueces,
Sentimentalmente me enamoras.
50 Sombras De Grey.💕
—Mi niña, ya no llores. Ya estamos aquí. —Intento dejar de llorar y limpio mis lágrimas al escuchar a mi madre hablar. En la puerta están mis mujeres favoritas, viéndome con compasión.
Odio esa mirada. Me levanto de la cama y camino hasta ellas para abrazarlas.
—Gracias por venir. —Ahora son lágrimas de alegría las que salen de mis ojos.
—No nos perderíamos el cumpleaños de nuestros nietecitos. —Sonrío feliz—. Ahora, vamos a arreglarte esa carita triste. —Mi abuela me empuja hacia el baño, lava mi cara y mi madre empieza a aplicarme ese poco de cremas y cosas que ni sabía que tenía.
Cuando terminan, no me reconozco, no estoy acostumbrada a verme así de maquillada.
Mis ojos lucen un hermoso sombreado en tonos tierra y mis labios van con un delicado labial rosa palo, me gusta como me veo. No hay rastro de haber llorado.
—¿Ya vieron a los niños? —les pregunto cuando salimos de la habitación.
—Están hermosos. Esos trajesitos deberían de llevarlo siempre. —Veo a mis bebés con sus disfraces de príncipe y Blancanieves, la sensación de felicidad es inexplicable.
Ya hay varias personas, entre ellas, los tíos de Ian, su nana, Rodolfo con Tony, su pareja, mi nueva familia, excepto por la hija de Albino, que según me enteré, está estudiando en Portugal. También están algunos compañeros de trabajo y sus hijos pequeños. Los saludo a todos y busco con la mirada a Ian, no lo he visto desde el intercambio de palabras.
—¿Estás bien? —Marcus llega a mi lado y coloca su mano en mi espalda baja, esa zona se calienta peligrosamente. Asiento dando un paso lejos de él—. ¿Qué sucede? —inquiere con el ceño fruncido.
—Debemos comportarnos —le recuerdo, Marcus asiente con su mirada un poco triste y se retira por unos tragos.
Mis mujeres hablan animadamente con sus parejas y yo estoy junto a mis pequeños, me cuesta mantenerlos despiertos, no están acostumbrados a dormir tarde, pero debo esperar que Ian aparezca para cantar el cumpleaños.
—Llegará, tranquila. —Acepto el trago que Marcus me ofrece y bufo.
—¿Y si no aparece en el cumplea... —La palabra queda en el aire cuando veo a Ian entrar de la mano con una mujer que parece no querer ir vestida...
Lleva un vestido lo suficientemente corto como para no dejar nada a la imaginación. Siento como la rabia se va apoderando de cada molécula de mi cuerpo y unas enormes ganas de abofetearlo hasta dejarlo sin rostro, me tientan.
Me levanto de la silla y camino hasta él, tomo su brazo y sigo derecho hasta el interior de la casa, lejos de los invitados.
—¿Qué demonios crees que haces? —Estoy tan alterada que me sorprende no haberle gritado.
—Venir al cumpleaños de mis hijos. —El hedor a alcohol me hace dar un paso hacia atrás.
—¿Con una prostituta? —inquiero.
—¡Oye, no soy prostituta! —se defiende la chica, el exceso de maquillaje que lleva puesto no me permite creerle.
—Disculpa mi desconfianza, pero así te haya sacado de una oficina, tu apariencia es de prostituta. —La chica alza la mano con intención de abofetearme, pero Marcus se lo impide. Ni siquiera sé en qué momento apareció—. Es mejor que te vayas de mi casa, ambos —recalco, viendo fijamente a Ian.
—¿Tu casa? Que yo recuerde, es la casa de mi padre, así que podría pasearme desnudo si me place. —Rio sarcástica, lo que lo hace torcer su rostro confundido.
—Y que yo recuerde, hace unas horas dijiste que no podías llamar padre a Marcus. ¿Ahora si es tu padre? —Lo que veo en la mirada de Ian, nunca lo había visto y confieso que asusta, es rabia en su estado puro. Casi odio, podría decirse.
—Eres una zorra. —Ya no me sorprende que me llame así, total, no es la primera vez, por lo que le coloco una mano en el pecho a Marcus cuando intenta defenderme. Yo sé hacerlo muy bien.
—Zorra tu acompañante, yo soy la madre de tus hijos. —La chica vuelve abrir la boca para defenderse, pero le alzo la mano para que se calle. Molesta, se da la vuelta y sale de la casa. Uno menos, falta otro.
—Eres la madre de mis hijos que se revuelca con el abuelo de mis hijos, sí, si eso no es ser zorra, entonces no sé qué puedes ser. —Respiro hondo para no abofetearlo, últimamente le he cogido un gran cariño a abofetear su estúpido rostro.
—Eso es lo que te duele, ¿cierto? —Tanto Ian como Marcus y mis mujeres favoritas que escuchan atentas, fruncen el ceño confundidos—. Que preferí meter a Marcus en mi cama que a ti, que prefiero tener sexo con alguien que no me mintió y que no pienso volver a caer en tus engaños, ¿es eso? —Ian se agarra el cabello frustrado.
—¡Maldición, no! ¡No te engañé! —Lo miro como si fuera idiota—. Está bien, sí lo hice, pero solo al principio, después te juro que me enamoré de ti. —Su voz suena derrotado y por un momento me permito sentir compasión por él, pero solo un momento, porque después recuerdo todo lo que sufrí y vuelvo a ser la misma Rose, fría que me ha costado tanto mantener.
—Yo también lo hice Ian, pero ya no lo estoy. —Ian me mira y seca rápido una lágrima que se resbala por su mejilla—. Debes seguir con tu vida y aceptar que estoy teniendo sexo con tu padre. —Mis mujeres se llevan la mano a la boca sorprendidas, sí, creo que olvidé contarles eso—. Si te sirve de consuelo, es solo sexo —concluyo, tocando su hombro.
—¿Por qué él? —pregunta viendo fijamente mis ojos. Ya no hay rabia, solo incomprensión.
—No lo sé. ¿Acaso no sientes la tensión sexual que siempre nos envuelve cuando Marcus y yo estamos en el mismo sitio? —Mis mujeres sueltan una risita que relaja el ambiente y hasta Ian, sonríe burlón. Marcus, en cambio, se puso rojo—. Es solo sexo Ian, no volveré a enamorarme de un Lombardi, lo juro. —Levanto la mano para dramatizar más y todos ríen.
—Ahora mientes —asegura Ian, frunzo el ceño y espero a que continúe—. Estás perdidamente enamorada de Jordy y Zoe, y ambos son Lombardi. —Sonrío recordando a nuestros bebés.
—Tienes razón, pero solo de ellos. Lo juro. —Sonrío genuinamente. Creo que necesitaba esto, necesitaba poder hablar con Ian, más de dos minutos sin querer asesinarlo, necesitaba que entendiera mis razones y no las juzgara.
—¿Qué les parece si volvemos al cumpleaños de los protagonistas hoy y dejamos todo esto atrás? —Le sonrío a mi madre y salgo de nuevo al patio, cogida de su mano. Le cantamos el cumpleaños a los bebés y las personas comienzan a irse, solo quedan Rodolfo con su pareja, obviamente mis mujeres favoritas, Rocío, Ian, Marcus y mi persona.
—Iré a acostar a los bebés —aviso, veo a Rocío levantarse y la detengo—. Iré yo, tranquila. —Tomo a mis bebés, uno en cada brazo y camino con ellos hasta su habitación, ambos restriegan sus ojitos, bostezando.
Es muy tarde. Falta muy poco para media noche, han estado despiertos demasiado tiempo.
Los coloco en su corral y los meso hasta que cierran por completo los ojitos, dejo la música de cuna que trae el corral, a un bajo volumen y me quedo sentada viéndolos dormir.
Aún recuerdo el miedo que sentí cuando me enteré que estaba embarazada, no estaba preparada, pero mis mujeres me hicieron saber que nunca se está preparada para tener un bebé, así esté planificado, siempre da miedo, siempre hay dudas, siempre hay esas preguntas que atemorizan como:
¿Seré una buena madre?
¿Sabré qué hacer cuando se enferme?
¿Qué pasará si debo criarlo sola?
¿Podré calmarlo cuando llore?
Todas esas preguntas y más, le preguntaba a mis mujeres mientras lloraba al otro lado de la línea, y a todas respondieron que sí, que siempre sabría qué hacer, porque el instinto de madre puede más que cualquier duda y tuvieron razón.
Cuando escuché por primera vez el latir de mis bebés, todas esas dudas se disiparon, ya no habían dudas, ya no habían llantos de desespero, solo ganas de ser la mejor madre para ellos.
Y ahora estamos aquí, ya tienen un año y siento que están creciendo tan rápido que quisiera detenerlos.
—¿Pasa algo, mi niña? —Niego con la cabeza y veo a Rocío.
—¿Qué pasará cuando crezcan y me dejen? —Las lágrimas se acumulan en mis ojos, pero no derramo ninguna. Rocío camina hasta mí y me envuelve en un abrazo.
—Eso no lo sabemos, solo debes criarlos, darles todo el amor posible y cuando crezcan, sabrán que el lugar más seguro y en paz, es con mamá. No podemos hacer más que eso. —Le sonrío, secando mis lágrimas que cayeron sin permiso.
Recuerdo que su hija estudia en otro país y verla a ella tan orgullosa de su hija, es mirarme a mí en unos años. Muchos años, espero yo.
—¿Volvemos afuera? —Sonrío y me alejo un poco.
—Vuelve tú, ya iré yo. —Rocío asiente y sale, dejándome con mis bebés. Me acomodo al lado de su corral. Sigo meciéndolos despacio, me quedo ahí hasta que Morfeo me seduce y me dejo ir en sus brazos.
Corregido: 20/04/21
Sé que no es un gran capítulo, pero quiero que vayan entendiendo todo lo que pasó durante el embarazo y pues, ¿Creen que Ian se calme ya o seguirá de idiota? Comenten porfiiiiis.
Bye .Jaja.
A🌙A
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro