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Capítulo 33 ✔️ [Corregido]

El Futuro no está establecido, no hay destino. Solo existe el que nosotros hacemos.

-John Connor. Película: Terminator 2.

Antes que nada, lean la parte del capítulo despues de los asteriscos (***) mientras escuchan la canción. Va con esa parte y así pueden entender mejor. 

Pd: Amo esa canción y es tan de ellos dos que me puse a llorar cuando la oí por primera vez, jajajaja. 

Narra Rose.

Apenas llegué a la casa, Rocio comenzó a darme una charla más o menos del tamaño de toda Europa. Si intento recordar todo lo que me dijo, es imposible hacerlo, simplemente hablaba sin parar y tal parece que su filtro lo dejó guardado en su closet, porque hasta malas palabras mencionó, gracias a no sé quién, ya está tranquila.

Logramos cenar en paz, sin mas regaños de por medio y ahora me encuentro en mi baño dispuesta a tomar una merecida ducha en la tina. La lleno casi hasta arriba y vierto sobre ella muchos tipos de shampoo, me encanta la espuma que forma, la toco para ver si está tibia el agua y satisfecha con el resultado, me quito la bata de baño y entro.

Apenas el agua toca mi cuerpo, automáticamente me relajo, cierro los ojos disfrutando la sensación.

Después de unos minutos, mi teléfono comienza a sonar, me muevo un poco para cogerlo de la repisa y primero me seco bien las manos, es una videollamada de Xavier, los nervios me invaden.

Contesto la llamada sosteniendo el celular fuera de la tina, lo último que me falta es que se moje también.

—¿Duchándote sin mí? —pregunta coqueto, le sonrío igual de coqueta.

—No pretenderás que me quede sin bañarme hasta que vengas, ¿o sí? —Cojo la esponja de baño y comienzo a limpiarme el pecho, la espuma no permite que se vea mi cuerpo desnudo por debajo del agua, pero si se aprecia el comienzo de mis senos.

—No, pero sí deberías llamarme cada vez que vayas a hacerlo, es una lástima no ver esas maravillas tuyas. —Xavier coloca un dedo sobre sus labios, le sonrío.

—Bueno, ya tú lo estás haciendo. ¿Ahora qué quieres que haga? —Bajo el tono de voz un poco para ser más sensual, veo como Xavier coge aire y sonrío satisfecha.

—Para empezar, deberías salir de la tina —pide.

—¿Y entonces como me ducho? —pregunto haciéndome la tonta. Xavier muerde su labio enviando corrientes eléctricas a mi sexo.

—Si haces lo que quiero que hagas dentro de la tina, quizás te irrites. Sal —ordena, me levanto y cojo una toalla, pero Xavier vuelve a hablar—. Sin cubrirte. —Abro la boca con la intención de protestar, pero callo y dejo la toalla en su sitio.

»—Siéntate sobre el retrete y abre las piernas. —Sus órdenes me tienen a mil, hago lo que me dice, pero no coloco la cámara enseñando mi sexo, sino que la dejó mostrando solo mis senos y mi rostro—. Tócate —ordena. Niego con la cabeza.

—No sé hacerlo —confieso. Nunca lo he hecho. Xavier sonríe de lado.

—Tócate como te gustaría que lo hiciera yo —pide. Cojo aire y dirijo mi mano libre hasta mi sexo y comienzo a hacerlo, al principio no siento nada y se lo hago saber—. Concéntrate, Rose. Imagina que estoy besando tu cuello mientras sigo bajando por tus senos y con mi mano te doy placer, sin penetrarte. —Cierro los ojos e imagino la escena y entonces comienzo a mover mis caderas en sintonía con mi mano. Jadeo.

»—Eso, muñeca, así, disfrútalo. Siente como te introduzco un dedo y ahora mi lengua juega con tu botón mágico. ¿Lo sientes? —pregunta, asiento sin dejar de jadear—. No te escucho. Vamos, dilo —me alienta.

Abro los ojos y lo veo, sus ojos están dilatados y encendidos en fuego, imagino que los míos están igual

—Sí, lo siento —gruño desesperada, necesito aumentar más para llegar.

—Ahora me separo de tu sexo y me coloco de pie para desvestirme y sin esperar a que estés lista te penetro duro. —Jadeo fuerte imaginandolo, si me concentro lo suficiente puedo sentirlo de verdad, introduzco un segundo dedo y sigo con los movimientos.

Me estremezco cuando estoy cerca de llegar y se lo digo.

—No esperes más y córrete, vamos. —Sus palabras son el detonante para que lo haga y grito al llegar. Apoyo la cabeza en la pared intentando regular mi respiración, mis dedos están empapados de mis fluidos y siento mis mejillas arder. Abro los ojos despacio y veo a Xavier sonreír—. Gracias por esto, muñeca. —Niego con la cabeza.

—Gracias a ti, lo necesitaba —confieso—. ¿Y tú? —pregunto queriendo saber si él no va hacer nada. Xavier ríe.

—Dejé de hacer eso hace muchos años atrás, tranquila, me lo debes para cuando estés aquí —aclara. Muerdo mi labio mientras sonrío.

—¿Ya tienen fecha exacta? —cuestiono emocionada. Xavier niega.

—Aún no, pero creo que necesitarás venir antes de lo previsto para que resuelvas unas cosas de la decoración que todavía no están muy claras. —Noto que se coloca nervioso, pero no le doy importancia.

—¿Para cuándo tendría que viajar, entonces? —inquiero. Xavier se encoge de hombros,

—Quizás este lunes o el domingo, la verdad Marcus es el que se encargará de hablar con Rodolfo sobre eso. —Asiento, aunque lo sigo sintiendo extraño.

—Te veré antes, entonces —comento. Xavier asiente sonriendo.

—Sí, y más te vale estar preparada, porque ahora dormirás conmigo. —Rio por sus palabras y por cómo sube y baja sus cejas de manera sugerente.

—Lo veo muy confiado, sr. White —lo reto. Xavier me mira sin sonreír, pero no del todo serio, sus ojos demuestran diversión.

—Lo estoy, srita. Alsina —contraataca. Ambos sonreímos.

—Me alegra que lo esté, porque estoy ansiando tenerlo nuevamente de frente —confieso.

—¿Para qué, señorita? —Seguimos tratándonos de usted y la cosquilla en mi estómago coge fuerza.

—Para que me haga en persona, todo lo que me ha dicho hace un momento. —Xavier cierra los ojos suspirando. Al volver a abrirlos, en ellos solo veo fuego. Ya no son grises, ahora son de un negro muy oscuro.

—Estoy ansioso por tenerla aquí —dice con tono ronco.

—Pídele a Marcus que hable pronto con Rodolfo entonces, quiero estar allá para el domingo —le digo. Xavier sonríe satisfecho.

—Como ordene, mi capitana. Deberías dormir, ahí ya es tarde. —Asiento, son casi las 22:00hrs. Me despido y rio al colgar.

Dejo el celular sobre la repisa de nuevo, para ahora si lavarme bien. No me toma mucho tiempo y al salir me seco bien con el paño y me coloco una blusa larga.

Enciendo el secador para no acostarme con el cabello mojado y unos tres minutos después, ya estoy lista para dormir.

Me acuesto pensando en lo extrañas y diferentes que han sido mis últimas noches y no sé si sentirme sucia por eso o solo no pensar en ello.

El domingo amanecí con Xavier, el lunes dormí con Arianna para que Ian durmiera en su habitación, ayer dormí con Ian y hoy dormiré sola, pero relajada después de haber tenido un orgasmo por videollamada gracias a Xavier.

¿Qué clase de vida estoy viviendo?

***

Me despierto sudando tras el horrible sueño que acabo de tener. Tomó mi celular de la mesa de noche y veo la hora: 04:27hrs.

Sin pensarlo mucho, entro en Whatsapp y no hace falta que busque el chat de Marcus, lo tengo fijado junto al de Rodolfo y mis Mujeres Favoritas. No me hagan pensar el porqué, solo es así.

Entro y comienzo a escribir un mensaje.

Yo.

04:29hrs: No me acosté con Ian.

Lo borro y comienzo a escribir otro. Mis manos tiemblan en el proceso.

Yo.

04:29hrs: No tuve sexo con Ian.

Lo vuelvo a borrar.

Es que no sé cómo decirle que no lo hice sin tener que contarle todo para no confundirlo. Es decir, no puedo solo escribirle algo así y suponer que él va a entenderlo. Es estúpido. Pero lo que soñé no deja que deje de pensar en Marcus creyendo que lo hice.

Yo.

04:31hrs: Solo nos besamos. Lo juro.

¡Joder, ¿por que es tan difícil?! No se me hizo difícil decírselo a Xavier. Incluso dejé que él creyera qué tuve sexo con Ian. ¿Por qué sí me afecta que Marcus lo crea?

La respuesta llega como un baldazo de agua fría...

Porque no lo hiciste por él.

No me acosté con Ian, no por Xavier. No, no lo hice fue por pensar en Marcus. Porque pensaría en él en todo el tiempo que durara.


Yo.

04:34hrs: No tuvimos sexo. Solo fueron dos besos.

Ese sí lo envío y escribo otro al segundo.

Yo.

04:34hrs: Perdón.

Cuando las dos rayitas se colocan en azul y arriba dice Escribiendo, siendo el corazón aporreandome la caja torácica.

Marcus.

04:35hrs: No es a mí a quien debes pedir perdón, la mia regina. Pero lo agradezco.

Paso saliva.

Yo.

04:35hrs: Eres tú quien me importa que lo sepa.

Escribiendo...

Marcus.

04:35hrs: Gracias. Escuchala, es para ti.

Además de eso, envía el enlace de un vídeo en Youtube. Entro y apenas la canción comienza a reproducirse, las lágrimas no tardan en bañar mis mejillas.

Al terminar de escuchar la canción de Alejandro Fernandez, en la que me pide que no bese y toque a nadie como lo hacía con él, ya parezco una magdalena.

¿Qué tienen los Lombardi con Alejandro Fernandez?

Yo.

04:39hrs: Nunca lo he hecho ni lo haré.

Le prometo en el mensaje.

Marcus.

04:40hrs: Ni yo.

04:40hrs: No podría.

04:40hrs: Nunca.

Los mensajes llegan uno tras otro sin ninguna diferencia de minuto o segundo entre cada uno. Mis lágrimas se intensifican.

Yo.

04:41hrs: Descansa, tesoro. Gracias por creerme.

Marcus.

04:42hrs: Descansa, la mia regina. Siempre lo haré, lo sabes.

Le envío un corazón y limpio mis lágrimas después de dejar el teléfono de nuevo en su lugar. Aunque sé que no podré volver a dormir, pero lo intento.

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