Capítulo 32 ✔️ [Corregido]
No se trata de como te vea, sino de cómo te trate.
Pelicula: La Bella y la Bestia.
Está si es mi película infantil preferida 💕
Narra Xavier.
Apenas cuelgo la llamada con Rose, por mi mente no deja de rondar sus palabras. No quiero imaginar su cuerpo desnudo junto al de Ian, no quiero recordar lo perfecto que se sintió estar acostados el uno junto al otro y pensar que su cuerpo encaja también con el de Ian.
Me recuerdo que no debo torturarme de esta manera, pero me es imposible no hacerlo. Esa mujer acabará con mi vida.
Le entrego el celular a Marcus y le agradezco.
—¿Todo bien? —Asiento, Marcus me escanea un momento y continúa hablando con un trabajador.
Salgo a recibir aire fresco, camino hasta la tienda de la esquina y me compro una Coca-Cola. Rose con su amor por esta bebida me ha contagiado. ¿Hasta cuándo esta mujer?
Me planteo la posibilidad de regresar a Roma y sacarle cualquier duda que pueda tener, pero no puedo abandonar esto aquí sin saber si lograré algo o solo perderé el tiempo.
No puedo obligarla a que esté conmigo, ella debería desearlo tanto como yo.
No sé en qué momento perdí la cabeza por esa mujer que hasta decidí incursionar en un negocio que nunca me había llamado la atención, pero esa era mi única oportunidad para conocerla. Desde que la vi ese día en la foto que Salomón le comentó a Rodolfo, supe que la quería conocer, que debía conocerla y enamorarla.
Esa sensación de egoísmo que me invadió al verla, el no querer que nadie más la mirara, la hiciera reír o la tocara, esa misma sensación fue la que me advirtió que esto sería mi perdición.
¿Cómo detenerme ahora que ya la he probado?
Que he probado lo dulce de sus labios, que he quedado fascinado con los ruidos que hace al hacer el amor.
¿Cómo darme por vencido ahora, si ya he probado la recompensa que me espera si logro ganar su corazón? No puedo.
Esa mujer me ha atrapado y francamente no quiero que me suelte.
—¿Rose? —Volteo y veo a Marcus a mi lado, le pide una cerveza a la chica y esta se la entrega.
—¿Por qué piensas que estoy pensando en ella? —cuestiono. Me acomodo en la silla y Marcus sonríe.
—Es el mal de los que caemos en sus encantos. Se nota cuando pensamos en ella por cómo sonreímos, negamos y miramos hacia abajo constantemente —explica, da un trago largo a su botella y ahora a mí se me ha antojado una.
Le pido una a la chica y la trae, aunque apenas son las 11:00hrs del día, es mejor hablar con una cerveza en el sistema. Más si se trata de Rose.
Igual como siempre he dicho con mis hermanos en Londres: En algún lugar del mundo ya son las cinco de la tarde. Como en Roma, por ejemplo.
—Me vuelve loco —confieso viendo mi cerveza. Marcus sonríe.
—A todos —aclara.
—¿Cómo puedes renunciar a ella con tanta facilidad? Yo ni siquiera puedo verla sin querer besarla. —Marcus ríe y vaya que no lo había escuchado reír así, es una risa carente de emoción, pero a la vez sincera y contagiosa.
—No renuncio a ella porque quiero, lo hago porque la amo —dice, niego con la cabeza.
—¿Cómo puedes amarla y no querer estar con ella? —No lo entiendo. Marcus me sonríe esta vez triste.
—Quiero estar con ella más de lo que quiero estar sin ella, pero no puedo estar con ella sin pensar en el daño que le hago a las otras personas, como a mi hijo, por ejemplo, o a ti —explica. Callo un momento.
—¿Por qué te importa el daño que puedas hacerme a mí? A Ian lo entiendo porque es tu hijo, pero, ¿por qué a mí? —inquiero confundido. Marcus se termina su botella y ordena otra.
—Eres un buen hombre, Ian es mi hijo, pero ya tuvo su oportunidad con Rose y no la aprovecho, al igual que yo. Tengo fe en que seas tú el que la haga feliz lo que le quede de vida. —Restriego mis manos sobre mi rostro totalmente confundido.
—Se acostó con Ian —suelto con rabia. Marcus suspira con pesadez, imagino que debe sentir lo mismo que yo, solo que se empeña en mantenerlo escondido.
—No le des vueltas —aconseja.
—¿Cómo? —pregunto desesperado. Marcus coloca una mano en mi hombro.
—No te amargues pensando en lo que hizo con él, concéntrate en hacerle sentir que contigo puede tener más. —Suspiro.
—No quiero entrar en una maldita competencia por su amor —explico. Marcus asiente.
—Y no lo harás, si Rose te contó lo que sucedió con Ian, es porque te respeta y en mi experiencia con ella, ya te eligió a ti por encima de mí o de Ian —asegura. Niego.
—Ustedes le han empujado a que me escoja a mí, pero, la pregunta es: ¿Ella quiere escogerme? —pregunto lo que me carcome. Marcus ordena otra cerveza aún teniendo la suya por la mitad y me la ofrece, la acepto y doy un trago.
—Si algo conozco muy bien de Rose, es que nadie la obliga a hacer algo que no quiere, créeme —zanja. Quiero creerle, de verdad quiero hacerlo—. Si quieres estar más tranquilo, te tengo buenas noticias, Rose puede estar aquí en menos de una semana si le pido a Rodolfo que la mande con la excusa de modificar el diseño y esas cosas que a ella tanto le gustan —propone. Le sonrío agradecido.
—Si sabes que el simple hecho de tener esta conversación contigo es muy raro, ¿no? —Marcus ríe con ganas.
—Tranquilo, conocí a alguien hace poco y creo que puede ser una buena persona para mí. —Alzo las cejas sorprendido ante la confesión de Marcus.
—Me alegro mucho por ti, Marcus. Te lo mereces —lo aliento y palmeo su pierna.
—Gracias. De verdad espero que puedas hacer feliz a Rose, pero si me entero que la lastimas, entonces conocerás mi lado malo —advierte.
—No tengo intención de hacerlo. —Marcus asiente y paga la cuenta antes de levantarse.
—Vayamos a comprar ese nuevo celular para que puedas llamarla —propone. Asiento y me coloco de pie también.
Tomamos un taxi que nos lleva hasta un centro comercial y caminamos un rato hasta encontrar una tienda de celulares, compro el mismo modelo que ya tenía y me advierten que debo ponerlo a cargar durante un mínimo de ocho horas, pero no hago caso y apenas nos sentamos en la mesa para ordenar algo de comer, lo saco de la caja y lo enciendo. Marcus ríe.
El primer contacto que agendo es el de Rose, seguido por el de mi hermana, si no le escribo, me castrará cuando me vea de nuevo.
Yo.
12:02hrs: Muñeca.
No escribo más nada, espero que reconozca que soy yo quién le escribió, espero ser el único que la llame de esa forma.
Muñeca.
12:05hrs: Hola. Veo que ya compraste celular. Buen provecho, por cierto.
Sonrío como un idiota al leer su mensaje y Marcus ríe. Lo ignoro.
Yo.
12:05hrs: Gracias. ¿Qué haces?
Rose no tarda en responder, pero no leo el mensaje porque traen nuestra orden. Le agradecemos al chico y se va.
—Provecho —le digo a Marcus. Él agradece y comienza a comer.
Muñeca.
12:05hrs: Mientras espero que me llames, estoy aguantándome la cantaleta de Rocío por lo de Ian.
Sonrío imaginando la escena.
Yo.
12:09hrs: Es agradable saber qué quieren que sea yo quien este contigo.
Esta vez demora más en responder y aprovecho para comenzar a comer los tamales que Marcus ordenó para ambos.
Muñeca.
12:12hrs: A mí me vuelven loca, pero lo merezco.
Yo
12:12hrs: Ya se les pasará. Te llamo al rato, muñeca.
Termino de comer y nos levantamos para seguir.
Muñeca.
12:14hrs: Ojalá. Estaré esperando la llamada.
Sonrío como idiota al subir al taxi.
—Cuando te conocí no sonreías ni por cortesía, ya ves lo bien que te hace quererla —comenta Marcus, me concentro en su última frase y sí, es cierto, me hace muy bien querer a esa mujer, porque vaya que sí la quiero.
***
Sin comentarios..
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro