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Capítulo 31 ✔️ [Corregido]

Cuando te miro, puedo sentirlo. Te miro y ya estoy en casa.

Película: Buscando a Nemo.

 Narra Rose.

El día ha transcurrido con normalidad, al llegar todos se me quedaron viendo y me sentí un poco incómoda por llevar parte de mi estómago al aire, pero ya no me afecta.

Hemos estado ocupados y ahora más, que Rodolfo se encuentra en una reunión y le pedí que se llevará a Arianna para que aprenda también con él.

La verdad es que necesitaba estar sola un momento, aunque no veo cuando me mira, siento su mirada algunas veces y eso me incomoda.

Entiendo que aún no está muy contenta conmigo y no la juzgo. Cojo el celular cuando suena y me sorprende ver que es una vídeo llamada de Marcus, no lo pienso dos veces y la acepto con el corazón martilleandome en el pecho.

Al otro lado de la pantalla quién me saluda no es Marcus, sino Xavier. Una punzada en el pecho me duele. creí que de verdad sería Marcus, tal parece que sigue firme en su idea de alejarnos.

Una enorme sonrisa dibuja su rostro y yo se la devuelvo, aunque el nudo que se formó en mi estómago no deje que sea sincera.

—Hola —le digo tímida, él sigue sonriendo.

—Luces radiante —habla alto para poder hacerse escuchar por encima del ruido que hay de fondo.

—Gracias, deberías salir de ahí para hablar bien —propongo alzando también la voz para que me escuche. Xavier asiente, le dice algo a Marcus que está a su espalda y este asiente, Xavier camina y entra en el baño.

—¿Cómo estás? —pregunta ya con su voz normal.

—Bien, gracias. ¿Y tú? —Xavier no deja de sonreír.

—Mucho más que bien, los trabajadores han aceptado y en poco más de una semana estarás viajando para acá, para que escojas los últimos diseños y poder hacer la inauguración —comenta feliz. El nudo en mi estómago se hace más grande a medida que habla, pero sonrío igual de contenta que él, de verdad me emociona mucho la inauguración de este nuevo proyecto. Seré socia, ¿Cómo no estar emocionada?

»—¿Qué tienes? —pregunta sin sonreír esta vez. Cojo aire.

—Debo decirte algo —comienzo, Xavier arruga el entrecejo.

—¿Qué paso? ¿Arianna está bien? ¿Los niños? —¡Ay, Dios! este hombre es un amor. Niego con la cabeza.

—No es nada malo, ellos están bien —lo tranquilizo. Xavier asiente. Cojo aire nuevamente antes de hablar—. Anoche cené con Ian. —Xavier asiente esperando a que continúe—. Arianna me aconsejó que lo hiciera para ya darle fin a lo que tuvimos. —Vuelvo a callar y él vuelve a asentir.

»—Terminamos besándonos y durmiendo juntos —suelto, el rostro de Xavier se mantiene inexpresivo—. Lo siento, de verdad lo siento. No lo hice con la intención de lastimarte, fue solo que no pude negarme, no quise negarme —aclaro. Xavier suspira.

—Está bien, Rose, no hay problema. Gracias por ser sincera. —Solo eso dice.

¿Qué significa eso?

¿Está molesto?

¿Está dolido?

¿O ambas cosas?

—Por favor, perdóname. Realmente quiero intentarlo contigo —hablo bajo, las lágrimas acumuladas luchan por salir, pero no quiero hacerlo, no quiero manipularlo. Xavier me mira.

—No tengo nada que perdonarte, tú y yo no somos nada, Rose. Aún eres libre de hacer con tu vida y tu cuerpo lo que quieras, no seré yo quien te impida estar con Ian o con Marcus si es lo que quieres. Eres libre, Rose. —No sé que duele mas, si que me llame solo por mi nombre, el que asegure con tranquilidad que entre nosotros no hay nada o que diga que soy libre.

Lo cierto del caso es que todo junto es una bomba que estalla en mi interior y no puedo seguir aguantando las lágrimas.

—No quiero serlo, Xavier —le digo entre lágrimas, para este entonces ya he pausado mi vídeo para que no me vea llorar, pero si puedo seguir viéndolo a él. Xavier pasa una mano por su rostro.

—Entonces, ¿qué quieres, Rose? Por qué no lo entiendo. Quieres estar conmigo, pero también te acuestas con Ian apenas me voy, no puedo entenderlo. —Xavier coloca su cabeza hacia atrás viendo el techo del baño. Yo permanezco hecha un mar de lágrimas. Las limpio y respiro varias veces para controlarme.

Creo qué eél tambien cree que tuve sexo con Ian. La cosa es que no sé porqué no me molesto en aclararlo.

—No lo sé, Xavier. Me gusta estar contigo, lo disfruto, soy feliz cuando te tengo cerca, pero no lo sé. Ayer en la cena, hablamos muchas cosas, aclaramos otras tantas y no quise negarme a su petición de pasar la noche juntos —admito. Xavier se mantiene viendo el techo.

»—No quería faltarte el respeto, por sí es lo que crees. Te fallé y lo sé. —Seco mis lágrimas y sorbo mis mocos con un pañuelo.

—No me fallaste a mí, Rose. Te fallaste a ti misma, si no estabas segura de lo que sentías por Ian, no debiste estar conmigo y confundirte a ti y confundirme a mi. —Asiento, aunque no pueda verme—. Quiero estar contigo, Rose. La pregunta es: ¿Tú quieres estar conmigo? —Vuelvo a asentir y recuerdo que no puedo verme.

—Sí —sentencio. Xavier asiente.

—¿Cómo puedo confiar que lo que dices es cierto y no volverás a estar con Ian mientras yo estoy acá? —contraataca y es muy válida su pregunta.

—Tienes todo el derecho de dudar de mí, pero si te sirve de algo, Ian quiere que tenga una relación contigo y prometió que después de anoche no volvería a insistir —le cuento. Él ríe sin ganas.

—Es muy raro que tus ex's quieran que tengas una relación conmigo, ¿no crees? Pero, volviendo a lo importante, no me importa si Ian prometió no insistir, él no te obligo a estar con él anoche, ¿o si? —Niego con la cabeza y recuerdo de nuevo que tengo el vídeo pausado, vuelvo a activar mi vídeo y vuelvo a negar. Xavier asiente. Sigue creyendo que me acosté con Ian.

—Entonces no depende de él, si vuelven a estar juntos, depende de ti. Necesito que te comprometas conmigo, si de verdad quieres estar conmigo, necesito que no tengas dudas. No soy un niño, Rose, soy un hombre que sabe lo que quiere y ahora mismo te quiero a ti, pero no quiero que tú me veas la cara de niño y juegues conmigo, porque no estoy para eso —zanja, lo miro atenta y sé que tiene toda la razón en lo que dice.

»—Tienes este tiempo que falta para que vengas, para que decidas si quieres o no intentarlo conmigo o le darás otra oportunidad a Ian. —Xavier calla, asiento. —Pero, Rose, sin juegos. Si vienes para acá y me dices que quieres estar conmigo, entonces iremos con todas, no a medias —advierte. El nudo en mi estómago poco a poco me consume y me cuesta respirar. Asiento. Xavier me regala una sonrisa tranquilizadora, supongo que para que me relaje, no funciona, pero intento cambiar mi cara de susto y le sonrío.

»—¿Estás bien? —pregunta. No respondo, ni yo sé cómo estoy—. Tranquila, muñeca, la decisión que tomes será la adecuada. ¿No has oído que lo que decides es lo mejor? —Niego con la cabeza.

—Esa frase es muy falsa —comento y él ríe. Lo imito.

—Sirve para excusar nuestras culpas y metidas de pata —argumenta. Asiento y sonrió esta vez más relajada.

—¿Qué paso con tu teléfono? —inquiero entrando en un tema más neutral. Xavier comienza a reír como loco.

—Esa es una buena pregunta. —Me mira aún riendo, pero ya más calmado—. Ayer desperté en la madrugada para darte los buenos días, fui a orinar y como aún estaba medio dormido intentando escribirte y orinando al mismo tiempo, el celular se me cayó en el retrete. —Xavier vuelve a reír a carcajada y yo solo rio bajito imaginando la escena, ignoro el dolorcito en mi corazón al saber que me iba a escribir siendo de madrugada allí, solo para darme los buenos días y yo estaba durmiendo en los brazos de Ian

¿Qué clase de mujer soy? Sin duda no una que valga la pena.

Porque a pesar de qué no tuvimos sexo, él así lo cree. Realmente todos lo creen. Si no le hubiera contado la verdad a Arianna, ella seguiría creyendo que soy una zorra.

—Estuvimos ocupados todo el día y no me dio tiempo de comprar uno, Marcus prometió acompañarme hoy después de almorzar —me cuenta. Yo asiento, allá aún es de mañana y acá ya falta poco para que nos vayamos.

—Nos preocupaste, tanto Arianna como a mí se nos hizo muy extraño tu ausencia —confieso, él me sonríe.

—¿Me echaste de menos, muñeca? —La cosquilla que recorre mi cuerpo cada vez que me llama muñeca, hace acto de presencia y siento mis mejillas arder, Xavier sonríe.

—Sí —confieso.

Arianna entra en la oficina con una sonrisa de oreja a oreja, le hago señas para que venga y su sonrisa se agranda cuando ve a Xavier al otro lado de la pantalla.

—Hermano, no te imaginas cuanta falta me haces. ¿Por qué no me has escrito? —le reclama Arianna agachándose a mi altura. Le entrego el teléfono para buscar otra silla y sentarme a su lado.

—Larga historia. ¿Cómo has estado? ¿Qué tal te portas? ¿Has aprendido algo? —Xavier hace pregunta tras pregunta y Arianna rueda los ojos, pero sonríe.

—Estoy muy bien, gracias por preguntar, ¿y tú? Me estoy portando bien, como siempre y sí, he aprendido un montón y aún queda por aprender, pero ya sabes que tu hermana es muy inteligente. —Xavier ríe y continúan hablando un rato más hasta que Xavier le dice que debe irse, se despiden y Arianna me devuelve el celular advirtiendo a Xavier que le escriba.

—Es muy intensa, ¿no? —pregunta Xavier sonriendo. Asiento para que Arianna no me escuche y Xavier ríe—. Te llamo a penas compre un nuevo celular, ¿si? —propone. Asiento.

—Estaré esperando la llamada. —Xavier sonríe y cuelga la llamada. Suspiro ante la atenta mirada de Arianna. Estoy segura que muere por saber—. Le conté todo —confieso, Arianna abre la boca y la vuelve a cerrar.

—¿Qué te dijo? —pregunta interesada.

—Muchas cosas, pero en conclusión que tengo estos días para decidir si quiero estar con él o no —le cuento.

—¿Por qué todos los hombres en tu vida no se molestan de que hayan más y te dejan escoger tranquila? Hacen ver que las novelas son dramáticas —se queja Arianna burlona. Rio y ella me acompaña.

—Son buenos hombres, supongo —digo mientras me encojo de hombros. Arianna bufa.

—Ojalá y el mío también sea igual de comprensivo. —Rio.

—Ojalá que tú no te compliques con tantos hombres —comento, Arianna asiente sonriendo.

No sé que hacer con Rose, jajajaja.

¿En que lió la metí?

Aixa🌙

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