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Capítulo 27 ✔️ [Corregido]


Te vi follar y fallar y no se cuando me gustaste mas;

si cuando te contemplé proclamándote diosa,

o cuándo te observé confesándote humana.

Libro: 43 Formas de Soltarse el Pelo.

Al despertar lo primero que hago es ver la hora, aún faltan más de media hora para que se despierten los demás.

Salgo de la cama con cuidado y cepillo mis dientes para luego salir por completo de mi habitación dispuesta a preparar hoy el desayuno para todos.

Como tampoco es que tenga mucho tiempo, saco un paquete de pan de rebanada, los unto con mantequilla y los voy tostando de dos en dos.

Mientras que la tostadora hace su trabajo, preparo huevos y como no tengo tocino, pongo a freír unas salchichas y preparo chocolate tanto caliente, como frío.

A Rocío y a mí nos gusta caliente, a Ian sé que le gusta el frío y, a Arianna no tengo idea.

Sirvo todo en la mesa justo a tiempo. Rocío es la primera en aparecer por el pasillo y se asusta al verme.

—Cariño, ¿qué haces despierta tan temprano? —pregunta cerrando bien su albornoz. Le sonrío.

—Preparé el desayuno. ¿Puedes ir a ver si los bebés ya se despertaron? Yo iré a ver a los demás —le pido. Rocio asiente y deja el respectivo beso en mi frente para devolverse por el pasillo.

Me asomo primero en mi habitación y ya Arianna no está en la cama, imagino que debe estar bañándose. Cierro la puerta y abro la puerta de la habitación de invitados. Ian me sorprende viéndome desde la cama sentado y vistiendo solo unos calzoncillos. Me pongo nerviosa.

—Buenos días —digo con la voz rasposa. Ian sonríe burlón.

—Buenos días, Rose. —Se levanta de la cama de lo más tranquilo y se da vuelta dándome una perfecta vista de ese trasero tan firme que se gasta. Coge su camisa y se la coloca despacio y yo aquí sigo babeando como una estúpida. Reacciona, Rose.

—El desayuno está listo —hablo al recobrar la cordura y sin esperar respuesta de él o que se de vuelta y me vea como boto la baba, cierro la puerta y regreso a la cocina con las manos sudando.

—Aún duermen. ¿Qué tienes mi niña? —pregunta Rocío al verme, niego con la cabeza para restarle importancia—. ¿Cómo no vas a tener nada si estás pálida, hija? —Suspiro, bendito idiota.

—Solo tengo calor, Rocío, no es nada —miento, o bueno, no es del todo una mentira.

—¿Calor? Pero si está helando afuera. —Golpeo mi frente cuando Rocío se asoma por la ventana y afuera todo está nublado. ¿Cómo le digo ahora que no es esa clase de calor?

—Tranquila, Rocío, lo que tiene Rose debe ser una calentura pasajera. —Ian interviene apareciendo. Lo miro mal y él me mira victorioso. Idiota.

—¿Te sientes con fiebre, Rose? —insiste Rocio. Tragame tierra y escupeme lejos, ¿si?

—Tranquila, Rocio, estoy bien, en serio. —Rocio asiente poco convencida y toma asiento. Ian y yo hacemos lo mismo y esperamos a Arianna unos minutos en silencio. Apenas llega se disculpa y comenzamos a comer.

—¿Lo has preparado tú? —inquiere Ian, a mitad de la comida. Asiento sin entender—. Ya veo —dice.

—Ya ves, ¿qué? —cuestiono curiosa—. ¿Hay algo malo con la comida? —pregunto esta vez para todos. Rocio y Arianna niegan.

—No hay nada malo con la comida, pero se diferenciar tu comida de las demás, le untas siempre mucha mantequilla al pan y preparas el chocolate más dulce que he probado en mi vida, a este paso sufriremos diabetes todos —explica. Lo miro mal por lo último que dijo.

—Me gusta dulce —me defiendo.

—Lo sé. —Noto que tiene la intención de decir otra cosa, pero no lo hace y sigue comiendo.

Terminamos de comer y le aviso a Arianna que iré a ducharme y nos vamos. Antes de ir a mi habitación, paso por la de mis bebes y ya están despiertos, les hago cariño y los saco de su camita, dejandolos en el piso con sus juguetes y voy a la cocina para buscar sus cremitas para que desayunen.

—Yo se las doy, ve a alistarte. —Me asusto al escuchar la voz de Ian a mis espaldas. Me doy vuelta y le entrego las cremas.

—Gracias. —Me alejo rápido de él y una vez en la entrada de la cocina me detengo y lo miro—. ¿Podemos cenar hoy? —suelto de una. Ian me mira sorprendido y confundido. No responde durante un rato.

—¿Ah? —Sonrío por su notable confusión.

—¿Podemos cenar hoy? —repito. Ian ladea la cabeza.

—¿Quieres cenar conmigo? —El muy tonto parece no salir de su asombro. Asiento—. ¿A qué hora? —pregunta. Me encojo de hombros.

—Escoge tú la hora y el lugar, pero avísame a tiempo por favor. ¡Ah!, y que sea un lugar privado. Necesitamos hablar —aclaro. Ian sigue luciendo confundido, pero asiente. Le sonrío y me doy vuelta para alistarme.

***

Ian.

17:48hrs: A las 19:30hrs. Pasaré por ti a tu casa.

Leo el mensaje que me llega de Ian y le respondo con un ¨OK¨ y sigo trabajando.

Hoy no he hablado con Xavier, le envié el mensaje de buenos días en la mañana y aun no me contesta. Ni siquiera me aparece como si se hubiera conectado hoy en el Whatsapp, no sé qué sucede y no quiero escribirle Marcus para preguntarle por él.

Esperaré para ver si me escribe más tarde. Quizás estén ocupados y por eso no han podido escribirme.

En todo el día me la he pasado muy nerviosa por la cena de hoy con Ian, aún estoy intentando organizar en mi cabecita lo que diré y créanme, mi cabeza no deja que organice nada.

Arianna me ha recomendado escribirlo en una hoja y así no olvidaré nada, pero es que ni siquiera sé qué escribir.

—Terminamos esto y nos vamos —le aviso a Arianna, ella asiente y seguimos trabajando.

Exactamente a las 18:12hrs terminamos y acomodamos todo para irnos. Me despido de Rodolfo y el resto del personal que aún queda en la empresa y subimos al auto.

—¿Ya te dijo a qué hora se verán? —pregunta Arianna cuando vamos de camino.

—Sí, a las 19:30hrs —le cuento.

—Bien, nos da chance de llegar, arreglarte y que prepares todo en una lista. —Asiento poco convencida de que lo de la lista funcione—. ¿Nada que Xavier aparece? —pregunta. Niego sin dejar de ver la carretera—. Es muy raro, a mí tampoco me ha escrito, esperamos en la noche a ver. — Asiento sin decir nada.

Llegamos a la casa y lo primero que hago es saludar a mis bebes, juego un rato con ellos hasta que Arianna me dice que solo tengo 40 minutos antes de que Ian pase por mí, me acelero.

Me doy una ducha rápida, me coloco un conjunto interior de seda para que no se marque con el vestido tan ajustado que Arianna escogió para mí, me lo coloco con su ayuda, de verdad es muy ajustado.

Me calzo unos zapatos con poco tacón y me peino el cabello. Lista.

De maquillaje solo levantador de pestañas y un labial rosa palo que de seguro no durará nada por la comida.

Arianna me entrega una hojita con solo una palabra: SUERTE. La abrazo mientras le agradezco y salgo cuando Rocio me avisa que Ian llegó.

Cojo aire antes de atravesar la puerta de salida y miro una vez hacia atrás, Rocio y Arianna me miran desde la entrada del pasillo y me sonríen alentadoras.

Salgo de la casa de una vez, arrepintiéndome de no haber agarrado un abrigo, intento ignorar el frío y subo al auto de Ian.

***

No se cuando parar de escribir jajaja.

Sigamos....

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