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Capítulo 2 ✔️ [Corregido]

Y una cosa puedo jurar:
Yo, que me enamoré de tus alas,
jamás te las voy a querer cortar.💕
Hush Hush❤

—Buenas tardes, mi nombre es Xavier White, soy empresario en el Reino Unido y ahora me gustaría expandir mis empresas a Cancún. —El hombre al otro lado de la pantalla es tal como el doctor me lo recetó: pelirrojo, con barba —mucha más que Marcus— y de ojos grises, sin embargo, ni cosquillas me hace.

—Buenas, ellos son mis socios: el Sr. Marcus Lombardi y la Srta. Rose Alsina. —Xavier me mira tan intenso que me remuevo incómoda en mi asiento.

Tanto Rodolfo como Marcus, lo notan y ambos colocan sus manos en diferentes lugares de mi cuerpo, Rodolfo en mi hombro y Marcus sobre mi mano que está encima de la mesa, el hombre lo nota y carraspea.

Cuando la videoconferencia termina, el alma me vuelve al cuerpo y me permito respirar con normalidad, la mirada de ese hombre me intimida, me desarma y me quedo muda.

¡Y yo no soy muda nunca!

—Eso fue muy extraño —comenta Rodolfo, sí que tiene razón.

—Ya lo creo, debo irme. —Me levanto y me despido de Rodolfo con un beso en la mejilla, mientras que con Marcus solo un asentimiento de cabeza. Al llegar al estacionamiento, Marcus viene detrás de mí.

—Rose, ¿cenamos? —Veo la hora en mi móvil y van a ser las ocho, es temprano. Necesitamos hablar del beso y si lo hablamos en un sitio donde haya más gente, creo que será mejor.

—Llamaré a Rocío para avisarle. —Marcus asiente y yo tecleo el número de la casa—. ¿Estás bien? —pregunto primero apenas Rocío contesta la llamada.

—Claro que sí, preciosa, ya los bebés duermen y la cena está lista, solo te espero para cenar y dormir. —Muerdo mi labio, sé que se tomará esto por otro lado. Cuando le conté sobre el beso, gritó y bailó por toda la casa. Está loca.

—He, si quieres cena tú sola, Rocío, yo iré a cenar con Marcus. Llegaré temprano —le aviso. Rocío no dice nada, pero la imagino sonriendo y haciendo ese bailecito loco que tanto le gusta.

—Tú tranquila, yo nerviosa, puedes llegar tarde si quieres. —Lo último lo dice con voz ronca, seductora, juguetona. Como dije: Está loca. Río bajito.

—Vale, nos vemos en un rato —sentencio. Responde con un "ujum", y cuelgo. Marcus espera pacientemente recostado en su auto—. Bien, te sigo en mi auto. —Marcus niega.

—Vayamos en el mío. Mandaré a Steve, por tu auto. ¿Te parece? —Aunque la idea no me convence del todo, asiento.

Subo a su auto después de él y cuando estamos saliendo del edificio, me entran los nervios. Es cierto que ya hemos ido a cenar muchas veces, a almorzar e incluso de copas, pero no nos habíamos besado y casi siempre los bebés estaban presentes.

—¿A dónde vamos? —pregunto inquieta. He encendido y apagado la radio un par de veces solo por no sé, ¿nervios?

—Tengo un amigo que inauguró hace poco un Restaurant Bar, aún no lo conozco, pensé en ir allí. —Asiento. El resto del camino lo pasamos en silencio, no un silencio incómodo, más bien un silencio expectante.

—Bienvenidos. Adelante, por favor. —El lugar es completamente en tonos marrón y azul rey, creo, las luces son tenues para dar privacidad, supongo.

Recuerdo que Marcus dijo que era un Restaurant Bar. Parece más bien un club nocturno.

Sí, es cierto que hay mesas por doquier, pero hasta ahora no he visto la primera familia comiendo en una de ellas, solo parejas y algunos amigos donde hay más de dos. Marcus coge mi mano, envolviendola con la suya y seguimos a la chica. Nos lleva hasta una mesa al fondo y se retira, entregándonos la carta.

Marcus suelta mi mano después de sacar una silla para mí. Le agradezco con un susurro.

—¿Qué quieres comer? —interroga Marcus, al ver que dejo el menú sobre la mesa.

—Lo mismo que tú, ya sabes que no se me da bien escoger en este tipo de sitios. —Marcus sonríe y asiente. Levanta la mano y la misma chica vuelve. Marcus le indica nuestro pedido y se retira.

—¿Estás emocionada por el viaje? —Por fin respiro, ese es un tema neutral, no tengo que estar nerviosa. Sonrío genuinamente.

—Estoy sorprendida. ¿Por qué ese hombre me querría como socia? Es decir, ni me conoce, hasta ahora solo soy una asistente y ya. —Marcus me mira mal. Frunzo el ceño sin entender.

—¿Una asistente y ya? Permíteme explicarte, Rose, que ni para Rodolfo ni para mí ni para ese hombre, eres solo una asistente y ya. Has hecho un trabajo fenomenal durante estos quince meses trabajando con Rodolfo. Nos has ayudado de mil maneras diferentes y eso es algo que se nota. Quizás ese hombre lo notó y por eso te quiere como socia. Aunque también creo que le gustas. —Eso último lo dice con enojo.

—¿Qué le voy a estar gustando yo? Ni siquiera me conoce —replico.

—Créeme, debe conocerte. —Marcus iba a seguir hablando, pero la chica regresa con nuestro pedido, lo acomoda todo muy bien sobre la mesa y sirve el vino en las copas—. Gracias. —Aunque la luz es muy baja, puedo ver como la chica se sonroja, no la culpo, Marcus causa esa misma reacción en todas. Inclusive en mí.

—Bueno, ¿y tú estás emocionado? —Marcus empieza a comer, traga y luego responde.

—Sí, pero me temo que no por los mismos motivos que tú —confiesa.

—¿Entonces, por cuáles? —Estoy curiosa.

—Pues, es bueno expandir el negocio hasta allá, jamás pensé salir de Europa, y mira, ahora se extenderá hasta Cancún, eso sin duda es una bendición. Por otro lado, estoy feliz de no tener que viajar con otra persona que no seas tú. ¿Te das cuenta que será la primera vez que viajemos juntos? Y Cancún tiene unas playas hermosas. —Y aquí estoy yo, roja como un tomate y eso que no traigo maquillaje.

—No creo que nos dé tiempo de visitar las playas, iremos por trabajo, ¿lo recuerdas? —Sigo comiendo, la pasta está para chuparse los dedos.

—Siempre hay tiempo, la mía regina. —Asiento y sigo comiendo. Me tomo la copa de un solo trago, estoy sedienta.

No sé en qué momento empezamos a tomar tragos de Vodka, pero solo veo como traen y traen más, ya todo empieza a darme risa, pero me recuerdo que debo volver a casa.

—Debo irme. —Mi voz suena rasposa, el vodka empieza a hacer efectos. Marcus asiente y se levanta, dejando el dinero sobre la mesa. Nunca entenderé porqué hacen eso, otro puede tomarlo. Marcus sube al auto y creo que no está en condiciones de conducir—. Deberías llamar a Steve para que venga. —Marcus niega.

—Van a ser las doce de la madrugada, ya debe estar durmiendo —explica, asiento, a mí tampoco me gustaría que me levantaran a esta hora para buscar a un par de borrachos. Subo al auto y me abrocho el cinturón. Marcus enciende el motor y conduce despacio, muy despacio.

—Rose, despierta. —Abro los ojos poco a poco y veo a Marcus muy cerca de mi rostro, sus ojos se ven más azules y su boca está entreabierta, invitándome a besarlo, y es lo que hago, no me importa nada, estoy borracha, tengo justificación para mañana.

Marcus no tarda en corresponderme el beso, deja mis labios y comienza a besar mi cuello, me desabrocho el cinturón y abro la puerta.

—Vamos adentro. —Marcus me mira dudoso, pero tiro de su mano y sale del coche para seguirme.

Entramos riendo bajo porque no podía encontrar la cerradura de la puerta, me da vuelta pegando mi espalda contra ella y me besa intenso, enrollo mis piernas alrededor de su cintura y comienza a caminar conmigo.

Le indico que vayamos a la habitación y me lanza contra la cama cuando llegamos, volvemos a reír bajo. En la habitación de al lado están los niños y Rocío.

Estoy borracha, pero sigo siendo madre.

Marcus sube sobre mí, acariciando mis piernas, enrolla despacio mi vestido y yo ya estoy temblando, sin poder contenerme, mis manos viajan a su cabello y juego con él, veo que tiene intención de darle atención a mi feminidad, pero estoy desesperada por tenerlo adentro, así que lo beso.

Marcus termina de quitar mi vestido y yo hago lo mismo con su camisa, he perdido práctica y esta vez me cuesta un poco desabotonar los botones.

Muerdo mi labio cuando se levanta y se termina de quitar los zapatos junto con su pantalón, hago lo mismo y me quito mis tacones, vuelvo a la cama y Marcus me desarma con su mirada, recorre cada parte de mi cuerpo y por donde va pasando, yo voy sintiendo fuego consumirme.

Me da vuelta de golpe, dándome una nalgada en el proceso, doy un grito ahogado de sorpresa. Eso fue excitante.

—¿Tienes tiempo sin tener sexo? —Asiento avergonzada.

Marcus besa mi espalda y mueve mi panty rosa a un lado, juega con sus dedos en mi clítoris y yo comienzo a jadear descontrolada, introduce un dedo y chillo un poco, un ardor molesto se instala, introduce otro y se intensifica, comienza a moverlos despacio y poco a poco va disminuyendo la invasión.

Me acostumbro y la sensación de molestia desaparece para darle paso al placer, mis chillidos son reemplazados por jadeos y gemidos, Marcus saca los dedos y sin esperar, me penetra de golpe, grito de sorpresa y a la vez de satisfacción, siento como mis músculos lo atrapan y la sensación es alucinante.

Marcus se mueve rápido, sin piedad, coge mi cabello y lo jala hacia atrás, haciendo que arquee mi espalda. Jadeos y gruñidos se apoderan de la habitación, el sudor recorre mi cuerpo como si el aire acondicionado estuviera apagado.

Marcus se acuesta de pronto, quedando yo sobre él de espalda, me cuesta entender el cambio, pero cuando lo hago, apoyo mis manos en sus rodillas y comienzo a moverme.

Tener el control me descontrola, me muevo rápido, las cosquillas me recorren por todo el cuerpo. Marcus aprieta mi trasero con fuerza, haciendo que las cosquillas aumenten.

—Voy a correrme —aviso entre jadeos.

—Hazlo, la mia regina —No espero más y me corro, Marcus me sigue, levantándome una vez y dejándome caer de golpe contra él.

Caigo desplomada a su lado y él pasa el brazo por encima de mí, abrazándome a su cuerpo. Aunque tengo calor, no me quejo.

Corregido: 18/04/21

Mis amores, antes de juzgarme, recuerden que nunca nada es lo que parece.

Los amo❤

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