Capítulo 18 ✔️ [Corregido]
Amar es como ir a la guerra,
Jamás se regresa siendo la misma persona.
Ron Israel.
Narra Marcus.
Estaciono el auto y medito unos minutos antes de bajar, sobre si estoy haciendo lo correcto, si tomé la mejor decisión al hacer esa cita o si solo estoy exagerando todo y debería cancelarla y volver a mi casa.
Suspiro y bajo del auto. Yo no soy de los que se acobardan.
Con mi saco en el brazo, entro al pequeño edificio y camino directo hasta la recepcionista, hay varias personas en las sillas de esperas, pero no les dedico atención.
—Buenas tardes. Tengo una cita con el Dr. Steven. Me llamo Marcus Lombardi. —La mujer teclea algo en el computador y me mira.
—El Dr. Steven está indispuesto, no vendrá hoy. ¿Le molestaría ser atendido por la Dra. Sally? —Acaricio mi barba de unos días con cierto desespero. No sé si sumarle esto a mis ganas de no querer entrar y largarme de una vez.
—Hice una cita con el Dr. Steven. ¿Para cuándo estará disponible nuevamente? —Intento librarme de esto de una manera discreta y que no noté mi desespero por irme.
—No sabría decirle señor, hasta que se recupere no creo que venga. Pero si me permite, la Dra. Sally es socia del Sr. Steven y está igual de capacitada para atenderlo como el mismísimo Dr. Steven. —La mujer insiste y yo me contengo las ganas de decirle que eso me importa un carajo, pero soy un hombre y soy educado, por lo que contrario a lo que quiero decir, asiento.
—Bien, ¿a qué hora está disponible esa Dra. Sally? —No consigo lograr que mi voz no salga malhumorada.
—Puede entrar de una vez, está libre ahora mismo. Déjeme avisarle. —Asiento y ella hace una llamada, después de unos segundos, me indica a dónde debo ir.
La obedezco y cojo aire nuevamente antes de tocar la puerta.
Una dulce y delicada voz al otro lado de la puerta me da permiso de entrar y eso hago. Lo primero que noto al entrar me hace sonreír, las paredes están pintadas de un verde manzana muy claro y tiene unos detalles de flores en diferentes partes, el color me hace recordar el pequeño apartamento de Rose en España y solo ese recuerdo me agita el alma.
—Mucho gusto, mi nombre es Sally. —Parpadeo y centro mi atención en la pequeña mujer menuda que me extiende su mano, la estrecho.
—Un placer, soy Marcus Lombardi. —La pequeña mujer de ojos oscuros y cabello castaño atado en una cola alta, me mira fijo a través de sus largas pestañas. Es muy bajita, aún más que Rose. Bien, necesito dejar de pensar en ella.
—Tome asiento, por favor. —Ubico el mueble color champange a mi lado y hago lo que me dice, acomodo el saco en el posa brazo y espero paciente mientras la mujer busca algo en su escritorio y regresa hasta mí, tomando asiento en el mueble de al frente—. Dígame por favor, ¿qué lo hizo tomar una cita con nosotros? —Ya perdí la cuenta de cuántas veces he suspirado desde que llegué a este lugar, pero vuelvo a hacerlo.
—No consigo dormir. —La mujer frunce el ceño.
—¿Tiene problemas para dormir? Podría recetarle unas pastillas para ayudarle a dormir —sugiere. Niego.
—No, quiero que me ayude a dejar de pensar en todo. —Busco en mi mente las palabras adecuadas para explicarme—. Estoy enamorado de la madre de mis nietos. —Es la primera vez que reconozco que sigo enamorado de Rose y por la mirada que me dedica la Dra, supongo que suena igual de mal que en mi mente.
»—No me mal interprete, ella no tiene ninguna relación con mi hijo y en teoría, primero fue mi mujer antes de ser la de mi hijo. —La Dra, alza las cejas y joder, hablar de esto es más difícil de lo que esperaba.
—Bien, vayamos por parte, primero cuéntame cómo empezó todo y como es que terminó teniendo una relación con tu hijo y teniendo hijos de él —sugiere, asiento y me pongo cómodo, desabotono los gemelos de mi camisa y subo un poco las mangas hasta la mitad de mi brazo.
—Todo empezó en España, tengo varias empresas y quería emprender una allí. La conocí porque ella era la mesera y camarera del hotel donde me hospedaba, apenas la vi, me cautivo, es esa clase de mujer que con solo sonreír hace que le prestes atención y quieras bajarle el cielo. —Le resumo lo mejor que puedo toda la historia con Rose.
Bebo agua un par de veces y me detengo otras tantas para sonreír al recordar momentos, como cuando le hice el amor por primera vez y como temblaba bajo mis brazos esa noche.
»—Tuve que volver a Italia por mi hijo, no supe más de ella en mucho tiempo. Después mi hijo se desapareció un largo tiempo, el cuento es que mi hijo se fue a España buscándola en específico a ella para vengarse de mí, pero realmente le creo cuando dice que se enamoró de ella, porque es imposible estar con ella y no hacerlo. —Vuelvo a tomar agua y la Dra. me ve atenta.
No deja de tomar nota y morder su lapicero como si estuviera fascinada de mi historia.
»—Al ella enterarse de eso, lo dejó, le ofrecí mi casa acá en Roma, a los meses ella me busco y mi sorpresa es verla con una barriga más grande que esa mesa. —Señalo la mesa ratonera del medio y la Dra. sonríe imaginándola, supongo, yo sonrío no de imaginarla, sino de recordarla.
»—Estuve con ella durante todo el embarazo, serían dos, ¿puede imaginar la sorpresa que tuvimos al saber eso? —La Dra. niega. Lo imaginé—. Los niños nacieron, mi hijo estuvo presente y hasta ahí, todo bien. El problema vino después, hace unos meses, cada vez que nos veíamos queríamos desnudarnos. —Carraspeo un poco para controlarme.
—Empezamos algo así como una relación de nuevo, solo era sexo, el problema fue que de sexo pasamos a dormir siempre juntos, a hacer el desayunos juntos entre besos y ese tipo de cosas. No teníamos problema con eso, mi hijo estaba al tanto y aunque no le gustaba, tampoco podía hacer nada para impedirlo. Pero todo cambió hace un mes. —Recuerdo la conversación que tuve con Xavier y continuo contándole a la Dra todo.
»—Hace un mes atrás, nuestro nuevo socio en un proyecto en Cancún, fue sincero conmigo al decirme que estaba interesado en Rose y quería que yo lo supiera. —Me callo un momento.
—¿Qué sucedió, Marcus? —pregunta interesada la Dra. Sonrío triste para continuar.
—Me alejé de Rose, desde entonces no hemos vuelto a tener sexo, ni besarnos, ni dormir juntos. Creo que ella merece vivir esta nueva oportunidad junto a Xavier, es un joven que puede ofrecerle muchas cosas buenas que tanto mi hijo como yo, quizás no podemos hacerlo. —Suspiro—. Lo malo es que aún sabiendo eso, no me es posible conciliar el sueño en las noches sin desear que ella esté a mi lado —concluyo. La doctora asiente.
—Solo te haré una pregunta, Marcus. ¿Rose te pidió que te alejaras de ella para salir con Xavier? —Niego—. Entonces, la decisión la tomaste tú solo, te alejaste como lo hiciste la primera vez, no le diste explicación en aquel momento y tampoco ahora de tu alejamiento. ¿Te has preguntado si ella quería que te alejaras? ¿Qué tal si ella también estaba enamorándose de ti de nuevo? —Analizo todas las preguntas que me ha hecho la Dra y realmente no tengo respuesta para ninguna.
Es cierto, jamás me pregunté si eso era algo que Rose hubiera querido. Si he visto como mira a Xavier, pero eso fue después de alejarme, no antes, antes de alejarme, ella solo me miraba con ese brillo a mí. ¿Qué hice?
—Quiero que pienses en eso y para dentro de dos días, nos volvemos a ver y platicaremos al respecto, ahora te pregunto de nuevo: ¿seguro que no quieres que te recete algo para dormir? —Medito unos segundos y decido que después de estas preguntas ahora tengo más que pensar, será mejor que tome algo para dormir, por lo que acepto y la Dra. me da una receta.
Me despido y salgo del consultorio queriendo encontrar las respuestas a todas esas preguntas. Mi celular suena y lo saco para ver el mensaje que acaba de llegar.
Como si la hubiera invocado, es un mensaje de Rose.
La Mia Regina.
17:32hrs: Necesito verte.
Trece letras, dos palabras son suficientes para que mi corazón se acelere y mi mente se haga ilusiones.
Yo.
17:33hrs: Yo igual.
Tras responderle, subo a mi auto ahora con mi cabeza hecha una maraña, pero una sonrisa en mis labios solo de saber que voy a verla.
Díganme por favor que siguen amando a Marcus como yo lo hago.
Preguntaaaaa...: ¿Que están haciendo? Jajajaja.
Aixa🌙
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