—Piensas en todo.
—Solo pienso en ti, tú lo eres todo.
"La Redención de Gabriel"
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Ya casi termina la primera semana de Enero y todo ha vuelto a la normalidad.

Estos días Rocío ha compartido con su hija, aunque ahora está destrozada, pero sé que a la vez feliz y conforme porque hoy debe volver Alexandra a Inglaterra para seguir su carrera.

Por otro lado, mis mujeres favoritas también regresaron a España, recordemos que dejaron a sus hombres allá desde hace mucho, pero están bien. Además, ellas se encargaron de llevarles todo tipo de chocolates y postres de acá, ¿quién no estaría contento comiendo dulces?

Xavier, bueno, aún faltan unos dos días para que regrese a Cancún junto a Marcus, yo me quedaré acá. Aún hay muchas cosas que debo hacer aquí, he descuidado mucho mi trabajo y vamos, Rodolfo sin mí se vuelve loco. Más que loco, deberían ver el desastre que hallé en mi oficina al volver.

De Ian, ¿qué puedo decir? Lo he estado evitando desde la noche con las chicas.

Esa noche volví a la habitación y actué lo mejor que pude y terminamos la noche entre risas y pizza. Todo bien. Pero, por algún motivo que no quiero detenerme a pensar, cada vez que veo a Ian, solo se reproducen en mi mente las palabras de Alexandra y sé que debo hablar con él, pero ¿qué le diré?

No puedo simplemente decirle algo como: Oye, quizás no lo sepas pero tendrás una pretendiente y, ¿adivina qué? Eso me aterra, porque soy una perra egoísta que durante este tiempo me he acostado con tu padre, besado y salido con Xavier, pero ¿no puedo permitir que hagas tu vida?

Solo de decirlo en mi mente quiero golpearme.

—Rose, cariño. —Parpadeo repetidas veces para volver a la realidad y veo a Rocío en la puerta de mi habitación, sabe que me sucede algo desde hace días, pero lo ha ignorado y lo agradezco.

—¿Si? —Le dedico una sonrisa para no verme tan tensa.

—Ya la comida está lista —me avisa. Asiento y me levanto de la cama dejando mi portátil a un lado. Quería hacer una videollamada con mis mujeres, pero creo que eso tendrá que esperar.

Llego a la mesa y saludo a Arianna que juega con mis bebés. Deposito un beso en sus cabecitas y saludo a Xavier con un asentimiento de cabeza, para luego sentarme en mi sitio.

Tengo dos días tratando a Xavier un poco distante y aún me pregunto por qué diantres hago eso.

Es solo que... Es solo que nada. No sé por qué lo estoy haciendo.

Rocío se sienta a mi lado después de dejar una jarra con leche tibia. Le agradezco por la comida y comemos.

—¿Qué harás hoy? —pregunta Arianna, levanto la cabeza para ver si me habla a mí, pero ella está mirando es a su hermano. Xavier se limpia la boca con la servilleta antes de responder.

Ingleses, yo aún no me acostumbro a hacer eso. A veces, hasta respondo con la boca llena. Lo sé, soy una maleducada.

—En realidad, aún no lo sé —le responde Xavier.

—Yo estuve investigando en internet y me encantaría conocer el barrio El Trastévere. Según leí, es precioso y muy entretenido, al parecer es tan maravilloso, que el día pasaría muy rápido y aún no acabaríamos de recorrerlo. —Arianna habla con tal entusiasmo, que hasta a mí me ha provocado ir a ese barrio.

La verdad es que nunca he ido.

En realidad, hay muchas partes de Roma que aún no conozco.

No he visitado hasta ahora, el primer museo y Roma está rodeada de Museos. ¿Irónico? La verdad no tanto, si trabajas, no tienes mucho tiempo libre.

—Me interesa eso, cuéntame más. —Ya sé, que no estaba hablando conmigo, pero ya sabemos también que soy maleducada, ¿cierto? Así que como dice mi abuela: ¿Qué es una raya más para un tigre?

—Pues, no sé mucho, solo lo que leí.—Arianna se acomoda en su asiento y coloca un mechón de pelo detrás de su oreja—. Pero créeme, lo que leí es fascinante —asegura realmente convencida de eso. Y yo le creo.

—Entonces, terminemos de comer y vayamos a ver ese espectacular barrio. —Arianna se mete toda la comida que quedaba en su plato en su boca y se levanta de la mesa en un dos por tres. Todos reímos por su emoción y ahora ya veo que no soy la única maleducada.

Punto para nosotras.

Termino rápido también mi comida, para darle chance a Rocío de que disfrute su comida como se debe, mientras yo preparo una pequeña maleta de ropa y yogures para los bebés, durante el día.

Me cambio la ropa de casa que tenía puesta, por una vestido veraniego suelto, que me llega unos cuatro dedos por encima de la rodilla, es blanco y la parte de abajo tiene un bello estampado de césped y el resto del vestido es floreado.

Después de colocar la dirección en el GPS, llegamos al Barrio El Trastévere, y bueno, desde que bajamos del auto, solo hemos recorrido una calle, pero todo hasta ahora ha sido muy pintoresco, mis bebés en sus cochecitos no dejan de señalar a todas partes emocionados.

Ni hablar de Arianna, ella está que da brincos y pega gritos, quiere tomarse fotos en todas partes.

Rocio creo que es la más sensata, junto a Xavier, van delante, no sé de qué charlan, no logro escuchar, pero se ven muy entretenidos y eso me alegra.

—Xavier fue el que más le afectó la muerte de mamá, la verdad era muy pequeña cuando sucedió, pero él sí lo recuerda todo y eso creo que lo atormenta. —Arianna llega a mi lado y me cuenta eso, no sé muy bien si debería preguntar cómo murió su madre, es un terreno que sé que a nadie le gusta tocar, pero vamos, acaba de picar mi curiosidad, no puede simplemente dejarme así.

—¿Puedo preguntar de qué murió tu madre? Presiento que si le pregunto a tu hermano, nunca me lo dirá. —Arianna suspira antes de verme.

—Tampoco es un secreto de estado, además, he visto como te mira Xav, te estima —asegura y yo solo me pregunto si ese estima, es un: te quiere. No creo que pueda quererme, aún no me conoce y, seamos sinceros, la manera en la que me conoció, "Acostándome con el abuelo de mis hijos", sí, no creo que sea la mejor forma de conocer a alguien.

»—De todas maneras, mamá y papá muriero en un accidente automovilístico. —Una risa sarcástica, pero carente de diversión brota de los labios de Arianna, y yo pues, yo no sé qué decir, no esperaba eso—. Ese día fuimos de excursión y cuando nos enteramos, ya era muy tade. Xavier se culpó siempre, él fue el que planeó la excursión. Cree que de no haber salido de casa ese día, quizás mamá y papá, aún estuvieran vivos —Arianna termina y suspira melancólica.

—No fue su culpa, es más, ni siquiera tiene porqué culparse de eso. Esaa cosas pasan todo el tiempo. —Una repentina rabia comienza a inundarme por dentro.

Saber que Xavier se culpa por eso, me molesta, me molesta que pasen esas cosas y me molesta que esté molesta. Lo sé, estoy loca.

—Intenta decirle eso a él, se ha convencido durante todos estos años de que es su culpa, ya ni siquiera intento convencerlo de lo contrario, cuando lo intento, solo logro que se moleste conmigo y se cierre como por una semana y no quiero eso, es mi hermano, es lo único que tengo —confiesa.

Yo crecí sin hermanos, pero con mis mujeres favoritas, darme cuenta de que hay quienes nacen en cuna de oro, como ellos y pierden a sus padres desde pequeños, no sé, no quiero pensar lo difícil que tuvo que haber sido para Xavier pasar de niño a adulto en un santiamén.

—Me encargaré de demostrarle que no fue culpable de nada —le aseguro, pero lo hago más para mí que para ella.

—Yo solo quiero que no lo lastimes, no sé en qué andan, no sé si tienen algo o es solo un coqueteo sano, pero no había visto a mi hermano tan ilusionado con una chica desde Isabella, y eso fue hace más de seis años, así que por favor, no lo lastimes —repite Arianna, ya me entro la curiosidad de saber sobre Isabella, pero entendí muy bien el mensaje de Arianna.

—No lo haré, al menos no tengo intención de hacerlo —confieso.

—Pues bien, solo quiero que me seas sincera, ¿te gusta? —Ok, ahora creo que el hecho de que Ian y Marcus no tuvieran hermanas, me ahorró estos momentos incómodos.

—¿Qué te digo? Xavier se sale de todo lo que pensé que me gustaba de un hombre, físicamente hablando, claro —aclaro. Arianna asiente—. Ahora, sentimentalmente hablando, no lo sé, Xavier me ha propuesto cosas muy diferentes a las que acostumbraba. ¿Sabías que antes de tener citas con Xavier, solo tuve como dos o tres citas antes de él? —Arianna ríe bajito.

—Fue chapado a la antigua, cree mucho en el poder de las citas, según él: es la mejor manera para ver cómo se comportan las personas en diferentes situaciones. —Ahora ambas reímos. Rocio y Xavier voltean a vernos y nosotras les dedicamos una sonrisita inocente.

—Es lindo, me gusta eso de salir y tomarnos el tiempo para conocernos. ¿Sabias que no hemos tenido sexo? —Arianna se pone rojita, pero ríe.

—Demasiada información —asegura—. Pero, si eso es cierto, ¿por qué pasaron la otra noche juntos y cuando fui por él, andaba en calzoncillos? —Ahora la que se sonroja soy yo.

—Me enorgullece decir que solo dormimos. Nos confesamos muchas cosas ese día, pero nada paso. Solo dormimos. —Arianna asiente.

—Eso suena como Xavier. Te aseguro que cuando vayan a estar juntos, él se encargará de que todo sea perfecto. Es demasiado detallista —asegura y yo solo sigo poniéndome cada vez más roja.